Camisetas para la historia. Irlanda del Norte, años 70, George Best

Pues acabamos de vivir una de esas casualidades que me hacen que a veces os tenga miedo. Supporter (y luego igesar) va y cita una frase de George Best en el post anterior… cuando el de hoy es un artículo relacionado con esta leyenda. Juro que es pura casualidad. Este artículo está pensado desde hace meses. Os lo dejo tal y como pensaba comenzarlo ayer: Hace ya tiempo saqué en esta sección la camiseta del Nápoles de la época de Maradona. En esta ocasión, voy a sacar otra camiseta de ese tipo, vamos, que es más famosa por quién la llevó que por el equipo que representa.

Irlanda del Norte, como sabéis, es una selección que tuvo épocas mejores. Desde 1986 no se asoma a un Mundial de fútbol. Y antes, tuvo algunos presencias. Por desgracia para ellos y creo que para el fútbol en general, no estuvo en ningún Mundial entre 1958 y 1982, justo en la época en la que destacó el que sin lugar a dudas fue el mejor jugador norirlandés de todos los tiempos: George Best.

La verdad es que Best tampoco destacó especialmente en la selección. Jugó 37 partidos y metió 9 goles (cuatro de ellos en el mismo partido), pero más allá de sus condiciones como jugador, George Best fue un icono para un par de generaciones.

Por eso, la camiseta que os traigo hoy (con el 11 a la espalda) es para muchos símbolo de aquellos años entre finales de los 60 y principios de los 70 en los que un tipo con el pelo largo y sin afeitar, bebedor y mujeriego, anárquico y rebelde, hacía las delicias de Irlanda del Norte y de Manchester.

Best

George Best, por cierto, estuvo cerca de poder jugar un Mundial, el de España 82, ya que el seleccionador de entonces, Billy Bingham, estuvo a punto de convocarlo, habida cuenta de su enorme talento. Pero al final no fue así, porque por aquel entonces, Best ya tenía serios problemas con el alcohol, una adicción que, finalmente, le llevaría a la tumba.

Así que ya sabéis, si queréis darle un toque hippy a vuestro armario deportivo, la camiseta norirlandesa de George Best es una buena elección.

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