Quién fue… Ringo Bonavena (por igesar75)

El señor igesar75, por fin, se anima a escribir un artículo. Es, como no podía ser de otra forma, de boxeo. Está muy bien escrito y la historia es muy buena. Os la dejo tal cual:

Ante las presiones del presidente de este nuestro blog, pierdo la virginidad con un «quién fue» dedicado al que algunos llaman «noble arte del boxeo», y a un país con gran tradición en este deporte como Argentina. Y además es un post para fardar con vuestros amiguetes, como diría el presi, porque es sobre un boxeador que (aunque se enfrentó con los más grandes) no llegó a ser campeón del mundo, y que tal vez no sea demasiado conocido… en España. Porque en Argentina está elevado casi a la categoría de mito como lo pueden ser Maradona, Gardel o Fangio. Fue un tipo muy especial y que intentó hacerse un hueco en Estados Unidos, donde pelean los mejores, y que desgraciadamente tuvo un trágico final… bueno, ya no me enrollo más. Os presento a Óscar ’Ringo’ Bonavena.

Óscar Natalio Bonavena nació el 25 de septiembre de 1942 en el barrio bonaerense de Boedo y fue el octavo de nueve hermanos. Ya desde pequeño no demostró demasiado interés por el colegio, así que no tardó mucho en dejar la escuela y dedicarse a todo de tipo de oficios: repartidor de pizzas, empleado en una carnicería, picapedrero, etc. Y también le encantaba el deporte. Empezó jugando al fútbol en las categorías inferiores de San Lorenzo de Almagro pero no prosperó: tenía los pies planos, era demasiado grande y pesado… y demasiado rebelde. Se pasaba el día peleándose con sus rivales, con sus compañeros, hasta con los entrenadores, así que le expulsaron del equipo y le aconsejaron que canalizase esta agresividad a través de otro deporte tal vez más adecuado para ello: el boxeo. De esta forma, ingresó en la sección de boxeo del Club Atlético Huracán en 1958.

Su progresión fue insólita y tan solo un año después se proclamó campeón amateur de Argentina, y en los años siguientes, varias veces campeón sudamericano. Su primer combate realmente importante tuvo lugar  en 1963 contra el norteamericano Lee Carr, en la final de los Juegos Panamericanos de Sao Paulo, pero no tuvo demasiada suerte: ante el castigo que le estaba infringiendo Carr, Bonavena le mordió en un pezón y fue descalificado. Por ello fue sancionado por la Federación Argentina de Boxeo con dos años de suspensión sin boxear en Argentina. Pero lo que pudo ser el fin de su carrera pugilística, sin ni siquiera haber debutado como profesional, él lo aprovechó como una oportunidad: ya que no podía pelear en Argentina, ¿por qué no hacerlo en Estados Unidos, la meca del boxeo? Dicho y hecho. Gracias a unas cartas de recomendación de diversos entrenadores y managers con contactos en Estados Unidos, desembarca en la tierra prometida. Marvin Golberg, un manager muy conocido en aquella época, viendo las extraordinarias posibilidades del Argentine Strong Boy (así empezó a ser conocido en Estados Unidos), decide llevar las riendas de su carrera. Debuta como profesional en nada más y nada menos que el mítico Madison Square Garden de Nueva York el 3 de enero de 1964, y no le pudo salir mejor: ganó por KO en el primer asalto a Louis Hicks.

Es en esta época cuando los americanos le empiezan a llamar con el apodo que le acompañaría el resto de su carrera: ’Ringo’, debido a su flequillo estilo beatle y aprovechando un juego de palabras con la palabra ring. Sigue su carrera en Estados Unidos de forma aplastante, hasta que en su primera pelea vamos a  decir seria, pierde a los puntos contra un ya veterano Zora Folley, uno de los mejores pesos pesados de aquella época, el 28 de febrero de 1965.  Tras esta primera derrota decide volver a Argentina, aprovechando que su sanción había terminado. Encadena una buena racha de victorias hasta que le llega el primer gran triunfo de su carrera el 4 de septiembre de 1965, cuando arrebata a Goyo Peralta el título argentino de los pesos pesados ante más de 25.000 personas que abarrotaban el pabellón Luna Park de Buenos Aires.

Pero a pesar de estos éxitos en su país natal, nunca abandonó la idea de seguir peleando en Estados Unidos. Vuelve de forma arrolladora el 24 de junio de 1966 al ganar en Nueva York al canadiense George Chuvalo, un boxeador de mucho cartel por aquellos años. Esta gran victoria le ofrece una oportunidad única, aunque sin ningún título en juego: enfrentarse a Joe Frazier, una de las mayores leyendas de este deporte y uno de los mejores pesos pesados de todos los tiempos. El 21 de septiembre de 1966 tiene lugar el combate en el Madison Square Garden deNueva York, y ante la sorpresa general el bravo boxeador argentino tumba no una, sino dos veces, a Frazier, y ambas en el segundo asalto. Era la primera vez alguien mandaba a la lona al gran boxeador norteamericano, momento que recordaría  Ringo posteriormente en la simpática fotografía que ilustra el post. Pero no pudo ser. El gran ’Smokin’ Joe’ impuso su mayor superioridad técnica y ganó a Ringo a los puntos por decisión dividida.

Es en esta segunda etapa americana cuando Ringo empezaba a ser tan conocido fuera de los rings como dentro de ellos, tanto en EE.UU como en  Argentina: realizaba polémicas declaraciones a la prensa (en una entrevista llegó a decir que Frazier olía mal), lanzaba continuas bravuconadas a sus rivales, rompía cámaras de fotos a los periodistas gráficos, etc, y gracias a su carácter extrovertido y a su simpatía se codeaba con estrellas de Hollywood, cantantes y celebrities de todo pelaje y condición. Todos querían conocer a la nueva estrella argentina.

Habría una revancha con Joe Frazier y le llegaría el 12 de diciembre de 1968 en ’casa’ de Frazier, el Spectrum de Philadelphia. Y esta vez ya con el título mundial en juego. En un combate durísimo Ringo le volvió a plantar cara pero volvió a perder, también a los puntos y por decisión dividida.

La tercera pelea histórica de su carrera tuvo lugar dos años más tarde, y además contra el más grande de entre los grandes: Muhammad Ali. Era la segunda pelea de Ali tras su sanción por su negativa a ser alistado para la guerra de Vietnam, y Bonavena era una buena piedra de toque para que fuera cogiendo forma. Aunque tampoco había ningún título en juego, Argentina entera se paralizó para la cita, hasta tal punto que a día de hoy sigue siendo el segundo evento deportivo televisado con más audiencia de la historia del país, sólo por detrás de la final del mundial de Italia 90. Pero la pelea ya había empezado mucho antes. En la rueda de prensa tras el pesaje, Ringo no paró de provocar a Ali acusándole de «gallina» por no haber ido a Vietnam, insultándole con todo tipo de lindezas como «maricón»,  y lo que es peor: llamándole por su nombre de nacimiento, Cassius Clay, algo que a Ali le sacaba de sus casillas. «Mi nombre es Muhammad Ali y te voy a noquear en el noveno asalto, payaso». Ringo no se achantó: «Y yo a ti en el séptimo, Clay», respondió en su macarrónico inglés… no acertarían ninguno de los dos. Ringo tumbó a Ali en el octavo asalto aunque no llegó a  noquearle, y Ali no pudo con Bonavena hasta el 15º y último asalto, en el que tumbó a Ringo en tres ocasiones consecutivas, y por lo tanto, el árbitro decretó el K.O técnico a favor del norteamericano  (no sin polémica, ya que Ali no fue enviado por el árbitro a una de las esquinas neutrales tras cada caída). Sería la primera y única vez que Bonavena perdió por K.O en toda su carrera.

Ringo siguió su carrera combatiendo entre Estados Unidos y Sudamérica. En 1975 conoce a un promotor llamado Joe Conforte, un oscuro mafioso de origen siciliano que le ofrece una serie de  combates en el estado de Nevada. El acuerdo parecía bueno… pero Ringo cometió un grave error. Aunque estaba ’felizmente’ casado se encaprichó de Sally Conforte, la mujer del mafioso, y 26 años mayor que Ringo. Este affaire le costaría carísimo. Una tarde, Bonavena acude a un burdel propiedad de Conforte llamado Mustang Ranch, situado en Reno, Nevada (que como curiosidad, fue el primer prostíbulo legal de la historia de Estados Unidos). A la salida del mismo es asesinado de tres tiros en el pecho por uno de los guardaespaldas de Conforte, enterado del romance entre su esposa y el boxeador. Era el 22 de mayo de 1976 y Óscar Natalio Bonavena tan sólo tenía 33 años. Dejó un récord de 58 victorias (44 de ellas por K.O.), 9 derrotas y un nulo. En una manifestación de duelo pocas veces vista en Argentina, 150.000 personas desfilaron ante el cadáver de Ringo Bonavena en la capilla ardiente instalada en el Luna Park de Buenos Aires, el templo del boxeo argentino.

Su recuerdo aún sigue vivo en la capital argentina. Una de las gradas del estadio de Huracán, equipo del que era apasionado seguidor, lleva su nombre, y tiene un monumento dedicado a su figura en Parque Patricios, el barrio donde se crió. Y como curiosidad, os dejo este típico video de homenaje  dedicado a Ringo Bonavena (https://www.youtube.com/watch?v=Fa4FiYHylAc). La curiosidad no está en las imágenes, sino en la música: es una canción para niños llamada Pío pío que grabó el mismo Ringo Bonavena en 1968, y que aún hoy sigue siendo tremendamente popular en Argentina. Y además de cantante, también fue actor: participó en numerosas obras de teatro (su gran pasión además del boxeo), en programas de variedades «estilo José Luis Moreno» jejeje, y en tres películas. Espero que os haya gustado.

Lo mismo digo, espero que lo hayáis disfrutado. Y niego rotundamente haber sometido a presión alguna al autor del artículo.

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