Había iconos de los ochenta, y luego estaba Brigitte Nielsen.
Nielsen, nacida danesa en 1963, impresionaba fácilmente con su 1,85 de estatura y, tras dejar de estudiar a los 16 años, trabajó como modelo con grandes diseñadores como Armani, Versace y Gianfranco Ferré.
Fue en 1985 cuando Dino de Laurentiis se fijó en ella y la eligió para ser la pareja ficticia de Arnold Schwarzenegger en El guerrero rojo (Red Sonja en su versión original, que me parece un dato muy a destacar teniendo en cuenta que ella era, precisamente, Red Sonja).
A esta pareja ficticia (fue la comidilla) siguió un romance real con Schwarzenegger que tuvo la increíble duración de dos semanas enteras.
Puede que hubiera pasado muy desapercibido si no fuera porque, muy poco tiempo después, Sylvester Stallone se separaría de su primera mujer para casarse con Nielsen. Su matrimonio duró dos años, y fue precisamente en dos de sus películas (de él) donde ella consiguió destacar como actriz (Rocky IV y Cobra).
Aunque no solo en películas de su marido actuó: la vimos también en Superdetective en Hollywood 2, por ejemplo y, de hecho, dicen que fue la insistencia de la prensa rosa (o amarilla, no estoy segura) en endosarle una aventura con Eddie Murphy lo que acabó por romper la relación con Stallone. Un show.
Os voy a contar una cosa: yo nací en 1983 y, para cuando yo nací, Hulk Hogan ya era una puñetera leyenda de la WWE.
Carismático, popular y diferente, cuando en los ’80 regresó de hacer carrera en Japón se convirtió en uno de los luchadores más queridos por el público. Su rivalidad con André el gigante era un clásico de la lona, en aquella época en la que los espectadores del mundo aún nos creíamos que todo aquello era real xD
Entre los ’90 y principios de los 2000, Hogan acumuló cinco cinturones de peso completo y dos victorias en Royal Rumble, seis cinturones de peso completo en la World Wrestling Championship y, en su tercer regreso a la World Wrestling Entertainment, se hizo al fin con el título de campeón mundial de la WWE, que abandonó en 2002 y a cuyo salón de la fama llegó años después, tras limar asperezas con Vince McMahon.
Os cuento todo esto por no dejar cojo el post, porque ya sabéis que las glorias deportivas os las cuenta mi compañero Edu Casado en su blog Qué fue de, pero, como seguro que os imagináis, yo me lo traigo aquí para hablaros de su faceta no deportiva. Y es que, igual que sucedió con André el gigante (La princesa prometida) y en los inicios de una tradición que se mantiene hasta nuestros días (no hay más que ver a The Rock, a Bautista o a John Cena), Hogan, subido a la cresta de su popularidad, apareció en verdaderos clásicos del cine y la televisión de su época.
Sin duda todos lo recordamos interpretando a Thunderlips en Rocky III.
Y, además de ser estrella invitada en grandes éxitos como Los vigilantes de la playa o los mismísimos Muppets (nadie se escapa de las garras de los títeres más queridos del mundo), su cameo en la segunda entrega de Los Gremlins (con cuya imagen abría este post) es algo que, si recordáis con cariño, mejor no lo volváis a ver, porque igual os lleváis un chasco de lo mala que era la peli y el cameo…
Mucho ojo, que llegó a protagonizar algunas cintas. Y en cuanto a protagonismos se refiere, pues bueno… Dejémoslo en que no todos pueden ser The Rock.
Cartel de ‘Mr. Nanny’, 1993
Ya, ya sé que se me ve el plumero. Qué queréis que os diga: todo es mejor con The Rock 🙂 Pero es que a ver: Hogan hace de Mr. Nanny y mal. Vin Diesel hace de Un canguro súper duro y mal. Dwayne Johnson hace de «el hada de los dientes» en Rompedientes y eso es una maravilla de ver, por diosa.
…
Sí, se me ve el plumero mucho. Qué le vamos a hacer.
Mr. Nanny fue una de las «grandes» apuestas por Hogan en pantalla, salvando, a finales de la década, Arma final y su aparición en Los Teleñecos en el espacio como estrella invitada, aparte de algún episódico por ahí, como en Walker, Texas Ranger o su doblaje de Terrafirminator en Gnomeo y Julieta. Amén de un reality con su persona como protagonista en el que las cámaras seguían su vida profesional y personal en su día a día: Hogan Knows Best. Fueron cuatro temporadas, entre 2005 y 2007.
Como veis, los de marketing solo conciben una postura para Hogan… El croissant
¿Volveremos a verlo pronto en una peli? Pues sí y no, amiguis. Tal vez muchos lo sepáis ya, aunque probablemente a la mayoría se os haya escapado la noticia, ya que no ha tenido demasiado bombo, pero ya a principios de este año se hizo público que… Tatata-chán!! Habrá biopic de Hogan en Netflix. ¿Pero qué es lo mejor del biopic de Hogan? Pues el actor que interpretará al luchador. Os animo a hacer un ejercicio: cerrad los ojos inmediatamente y pensad ¿cuál sería el mejor actor posible para encarnar a la leyenda rubia?
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¡SÍÍÍÍÍÍ! Chris Hemsworth, el incansable Thor, es el elegido para el papel. Y no es de extrañar, porque el parecido entre ambos es realmente asombroso. No es que haya sido yo nunca muy fan de Hogan (porque, a ver… Yo era de André), pero mira, el biopic sin duda no me lo voy a perder.
Le vimos actuar con su padre cuando solo era un chaval, en Rocky V. Para muchos es la entrega más odiosa y cursi de la saga, y no llegó a cubrir los costes, pero la historia tenía su aquel, con el famoso campeón de boxeo en sus horas más bajas, arruinado y perdiendo la relación con su hijo. Sylvester Stallone trajo al rodaje a su propio hijo, Sage Stallone, para interpretar el papel de Rocky Jr., Robert Balboa. Entonces tenía 14 años, fue su primera película y no fue la última.
Pero el destino tenía otros planes para él. Este es uno de los homenajes que dedico a actores que se fueron a hurtadillas, sin que muchos lo supieran.
Sylvester Stallone y su hijo Sage Stallone como Rocky Balboa y Rocky Balboa Jr. en la película ‘Rocky V’ (1990). (GTRES)
