Era machista a más no poder, un chulo, un macarra, un tío maleducado e insoportable pero no podía evitar troncharme de risa con Ford Fairlane, el detective rockanrolero. Y eso que su película, estrenada en 1990, se comió los mocos, hablando en su propio argot.
La culpa de que Ford Fairlane se convirtiera en un personaje mítico y su película, un título de culto en España, la tuvo el cantante y actor Pablo Carbonell.
Su delirante doblaje, un trabajo que le cayó del cielo debido a una huelga de doblaje, terminó convirtiéndose en una biblia de frases célebres.
La culpa de su catastrófico descalabro en Estados Unidos la tuvo su protagonista, el cómico Andrew Dice Clay, y su desafortunado monólogo en un programa de la MTV donde soltó obscenidades, gracietas homófobas, racistas y machistas como si no hubiera un mañana. Por si fuera poco, acabó insultando al público. Increíble-ble.
No dejó títere con cabeza y como es lógico cavó su propia tumba: el escándalo fue nacional, organizaciones de todos los palos se pusieron en pie de guerra y boicotearon su película. MTV le echó de la cadena de por vida, su estudio no quiso saber nada más de él, le vetaron en todas partes y su carrera de actor y cómico se fue ‘al carajo’, como él mismo diría.
Fue un descenso meteórico a los infiernos, uno de los más épicos de la industria del espectáculo. ¿Qué fue de Andrew Dice Clay después de aquello?