Juan Carlos Escudier

Archivo de octubre, 2007

¿Pedirán perdón los necios de la conjura?

Fue una célula islamista y no ETA. Ninguna mano negra llenó de objetos la Renault Kangoo que fue encontrada en Alcalá de Henares; ningún ser tenebroso esparció cadáveres de islamistas por el piso de Leganés para distraer la atención; la mochila de Vallecas no fue colocada por otra mano tan oscura como las anteriores sino que procedía de la Estación de El Pozo; lo que estalló en los trenes fue dinamita plástica “tipo goma”, que procedía totalmente o en parte de Mina Conchita y no de los arsenales de ETA. Así de contundente es la sentencia del11-M que, sin embargo, no identifica entre los condenados a ningún autor intelectual de los atentados y absuelve a uno de los acusados Rabei Osman, alias Mohamed El Egipcio, en virtud del principio de ‘non bis in idem’, por lo que no podía ser condenado dos veces –ya lo está en Italia- por pertenencia a organización terrorista.

Como si de una hormigonera se tratara, la sentencia del 11-M ha cerrado sin piedad todos los supuestos ‘agujeros negros’ del proceso y ha enviado al INEM a los impulsores de esa teoría de la conspiración en la que cabía todo, desde la autoría etarra a la de un comando del planeta Krypton, en connivencia con el PSOE y con los servicios secretos marroquíes que pasaban por allí.

Aunque acogida con decepción por algunas asociaciones de víctimas, que confiaban en condenas más duras para los acusados, la sentencia es demoledora para los medios de comunicación y los partidos políticos –llámese PP- que han propalado una suerte de conjura universal y que, alternativamente, trataron de provocar la nulidad de la instrucción judicial, lo que hubiera dejado en la calle a varios de los asesinos de 192 personas.

La sentencia no resuelve todo pero aclara bastante. Una de las frases del fallo podría resumir el comportamiento de estos agujerólogos disfrazados de contumaces periodistas de investigación o de intachables políticos que querían saber la verdad, pero sólo si aventaba la idea de una joint-venture entre Josu Ternera y Bin Laden: “Como en muchas otras ocasiones a lo largo de este proceso, se aísla un dato –se descontextualiza- y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligació de la valoración conjunta (de la prueba) que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y de la experiencia”.

En efecto, la lógica se emplea bastante en la sentencia. Gracias a ella, se determina que el tipo de explosivo que estalló en los trenes fue dinamita plástica “tipo goma”, que toda o en gran parte fue robada en Mina Conchita. “La falta de determinación exacta de la marca de la totalidad del explosivo no impide llegar a conclusiones jurídico-penalmente relevantes respecto de la intervención de los procesados en los hechos enjuiciados y su correspondiente responsabilidad criminal”.

Y también gracias a la lógica se sabe que esta dinamita plástica no era el titadyne usado por ETA, en la medida en que ni los informes sobre vínculos entre etarras e islamistas ni los estudios sobre los explosivos usados por ETA en los últimos diez años ni el informe pericial sobre sus teléfonos móviles, ni las declaraciones judiciales de tres etarras y de toda la cúpula policial avalan la tesis de que esta organización terrorista pudiera cometer los atentados.

Los pretendidos enigmas, creados por medios como El Mundo o la COPE para vender más periódicos o ganar audiencia a costa de esa verdad que decían perseguir y que eran simples insultos a la inteligencia, se disuelven en la sentencia como vulgares azucarillos. Ocurre con la mochila de Vallecas, una pieza clave porque su anulación como prueba hubiera arruinado el proceso ya que fue la tarjeta telefónica hallada en el móvil que debía activarla la que dio pie a toda la investigación posterior. El interés de estos buscadores de la verdad se centró en desacreditar el valor probatorio de la mochila –“no existe ruptura de la cadena de custodia; la prueba es auténtica”, dice el Tribunal- o, en su defecto, demostrar que la investigación de la tarjeta telefónica no se sometió a control judicial y, en consecuencia, había de anularse. “La investigación se realiza bajo un control judicial directo en inmediato”, afirma la sentencia, que añade que la actuación del responsable de Amena fue “irreprochable”.

Otro tanto ocurre con la famosa Renault Kangoo, sobre la que también se extendió la sospecha de que había sido rellenada de objetos por el CNI o por la bruja Avería, entre ellos unos detonadores idénticos a los encontrados en la mochila de Vallecas o en la finca de Morata de Tajuña. «La cadena de custodia está plenamente acreditada», confirma el Tribunal.

Como el barco de mentiras que los agujerógos han construido hace aguas por todos los lados, los populares y sus medios de cabecera se agarran a que el fallo no determina autores intelectuales de los atentados, en contra de la opinión de la fiscalía. El argumento es tan falaz como de costumbre: ninguno de los autores materiales –siete de ellos murieron en Leganés y otros dos son condenados ahora- tenía inteligencia suficiente para planificar la masacre porque eran “moritos” e ignorantes”. La sentencia, como se han encargado de recordar una fuente cercana al tribunal juzga a los vivos y no a los muertos. ¿Pedirán perdón alguna vez los necios de la conjura?

Rubalcaba y los ‘visitadores’

A diferencia del resto de la humanidad, a cuyos integrantes se les suele conocer por sus obras, a Alfredo Pérez Rubalcaba se le quiere entrever por sus visitas. Eso es, al menos, lo que ha debido pensar el diputado del PP Ignacio Gil Lázaro, quien pidió al Gobierno en junio de 2007 una relación de las visitas recibidas por el ministro del Interior durante el tiempo de su mandato.

La contestación llegó el 10 de septiembre, y aunque se eluden tanto las fechas como la frecuencia de los contactos con cada uno de los mencionados en la lista, es posible imaginar el objeto de algunos encuentros. De Rubalcaba se dijo siempre que poseía la mejor agenda del país y sus visitadores no podían desmerecer esta fama.

El ministro, por ejemplo, recibió en su despacho a todos los portavoces de los grupos parlamentarios pero también dio audiencia a Josu Jon Imaz -¿se estaría en ese momento negociando con ETA?-, a Carod Rovira -¿se protege más a los políticos cuyas fotos son pasto de las llamas?- y a Fernando Puras, el candidato navarro de los socialistas que se fue con la música a otra parte cuando desde Ferraz se le dijo nones a pactar con Nafarroa Bai. ¿Que a qué pudo ir Puras al Ministerio? Ni idea.

Claro que no sólo de dirigentes de partidos políticos vive el ministro. Sólo cuatro representantes de entidades privadas figuran entre quienes llamaron a la puerta de su despacho: Emilio Botín, presidente del Santander; Francisco González, presidente del BBVA; Ricardo Fornesa, presidente de La Caixa; y Steve Ballmer, director ejecutivo de Microsoft. Unos ‘piernas’ todos ellos, como puede colegirse.

La nómina de miembros de la Administración que recalaron en el Ministerio del Interior da pie a interesantes especulaciones. Además de la totalidad de los delegados y subdelegados del Gobierno, giraron visita los embajadores de México –donde siguen residiendo algunos activistas de ETA- y de Brasil. Rubalcaba fue visitado también por la entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, una de sus recomendadas a Zapatero, por el ministro de Justicia, supuestamente López Aguilar, que bien podría haber ido a despedirse antes de emprender viaje a Canarias, y por el titular de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, que le odia cordialmente.

De los presidentes autonómicos y alcaldes, conviene citar a los que no pertenecen al PSOE. Por Interior han pasado el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel (PP), el de Valencia, Francisco Camps (PP), el inefable presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, (PRC) y la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar (IU).

Hasta el arzobispo castrense ha ido a ver a Rubalcaba, se supone que por eso del carácter militar de la Guardia Civil. ¿O era para confesarle?

Los últimos de Solbes

Después de comprobar que España no se rompía a la altura de Cataluña, sino que sólo se hundía entre los socavones de las líneas de Cercanías de Barcelona y que es más fácil separar las aguas del mar Rojo que hacer dimitir por incompetente a la ministra de Fomento, el Gobierno afrontaba ayer la prueba de los Presupuestos, con hasta seis enmiendas de devolución, que es la manera que tiene la oposición de sacar más tajada o ejercer su derecho al pataleo.

Matemáticamente, era posible que el Ejecutivo se llevara un revolcón y que la Cámara tumbara los Presupuestos, pero ya por la tarde se vio claro que Zapatero podía respirar tranquilo tras conseguir la abstención de los dos representantes de Iniciativa per Catalunya, que le hacían, de esta forma, un corte de mangas a IUy a Gaspar Llamazares. Iniciativa se avino a razones tras conseguir que los Presupuestos recogieran por escrito que, además del compromiso de invertir en Cataluña 4.365 millones de euros, se pagarán en 2008 y 2009 los atrasos de este año, otros 700 millones.

Nada se pudo hacer con Esquerra, pese a la intervención directa de la vicepresidenta De la Vega. Los republicanos tratan de resolver su galimatías interno dando un portazo a los socialistas en Madrid, que les sale gratis. Eso sí, de haber hecho falta, hubieran estado dispuestos a ausentar a alguno de sus diputados para que no prosperara el rechazo a unos Presupuestos que representan para Cataluña una orgía de millones.

El resultado final no fue tan apretado como se preveía. A favor de la tramitación votaron 177 diputados (PSOE, PNV, BNG, Chunta Aragonesista, el tránsfuga del PP Calomarde y el canario Román Rodríguez, además de un representante de los populares, que pulsó el botón equivocado) y 168 pidieron la devolución (PP, CiU, Esquerra, IU, EA, NaBai y CC).

Fiel a su estilo, Solbes fue una roca en la defensa de su proyecto. Tal fue así que cuando a media mañana le informaron del fallecimiento de su hermano pequeño, el vicepresidente continuó adelante con el debate y se limitó a aprovechar el receso de la comida para acercarse al tanatorio. Imperturbable, continuó hablando de la productividad, de la inflación y la previsión de crecimiento que, aunque estimada en el 3,3%, podría quedar alguna décima por debajo, según él mismo explicó.

El cara a cara con Rajoy fue tan plúmbeo como se presumía. El líder del PP dijo que las cuentas eran electoralistas, además de indecentes, aunque se mostró menos apocalíptico que en anteriores ocasiones para describir la situación económica. La única receta que avanzó sobre lo que haría él si estuviera en el Gobierno fue la de siempre: bajar los impuestos.

Rajoy y Solbes volvieron a tirarse los trastos a propósito de la famosa despensa que heredó el PSOE en 2004 y que según el PP estaba llena y, en opinión del vicepresidente, vacía. A Solbes hay veces que no se le entiende nada y otras que es claro como el agua. «Si sumamos 2,7 más 2,5 no da 5,2», afirmó respecto de la previsión de incremento de ingresos del Estado. ¿Quién dijo que la economía era difícil?

Tomás Gómez, otro optimista antropológico

El optimismo antropológico se contagia. La prueba viviente es Tomás Gómez, alcalde de Parla, líder de los socialistas madrileños y aficionado a la pintura, presumiblemente a los paisajes idílicos: “En marzo Zapatero ganará a Rajoy en Madrid”.

Gómez visitó este lunes la redacción de 20 Minutos y repasó su ideario. El suyo, según explicó, trasciende el centro izquierda y pretende ser un proyecto abierto a otras ideologías.

Ello explicaría su exigencia de eliminar el Impuesto sobre el Patrimonio, una reivindicación criticada desde sus propias filas que, en su opinión, haría justicia a las clases medias.

El dirigente socialista aseguró que no será diputado ni senador, ni ocupará la presidencia de la Federación Española de Municipios y Provincias, que se reserva para el alcalde de Getafe, Pedro Castro.

Para Gómez no ser diputado autonómico es, incluso, una ventaja ya que eso le permitirá no estar sujeto a la burocracia de la Asamblea de Madrid y dedicar sus energías a extender el proyecto socialista. A este hombre quizás le sobre hasta la secretaría regional del partido.

Zzzzzz Zzzzzz Zzzzzz

Lo más inquietante de ‘Con Z de Zapatero’, la campaña que ha puesto en marcha el PSOE para dar cuenta de la gestión del Gobierno, es la propia campaña en sí. Ez muy divertido que Zapatero se ría de sí mismo, y hasta resulta entrañable que nos descubra las virtudes terapéuticas de la sonrisa, pero resulta sorprendente que los socialistas tengan que ponerse a explicar a cinco meses de las elecciones su trabajo de los últimos tres años y medio. Implícitamente, lo que se está reconociendo es que mucha gente ignora qué ha hecho el Ejecutivo además de negociar con ETA y aprobar el Estatuto de Cataluña, y ello ha ocurrido porque nadie se ha preocupado en explicárselo.

Entre los errores cometidos por el Gobierno, uno de los más evidentes tiene que ver con su nefasta política informativa, algo de lo que no sólo es culpable es genio de la comunicación que habita en Moncloa y que se llama Moraleda. Lleva razón el PP cuando afirma que es el Gobierno el que marca la agenda política por lo que suya ha sido la responsabilidad de que en los dos últimos años pocos temas hayan traspasado la bruma del terrorismo y el modelo territorial que todo lo envolvía. Para contar algo han de darse dos condiciones: tener algo que contar y que haya alguien dispuesto a hacerlo. Es obvio que ha habido de lo primero y han faltado de los últimos.

Puestos a buscar culpables, la vicepresidenta Fernández de la Vega tendría que dar más de una explicación. ¿Cómo es posible que quien debiera haber asumido el mayor desgaste de la acción de Gobierno y recibir sin rechistar las bofetadas dirigidas al presidente sea la más valorada en las encuestas? Alfonso Guerra o Álvarez-Cascos, ¿eran eficaces o populares? ¿Acaso no correspondía a De la Vega coordinar el Gabinete y dirigir los focos, según conviniera, hacia los respectivos Ministerios? ¿Por qué hasta muy recientemente un ministro como Caldera, autor de las iniciativas sociales más destacadas, han estado dentro de su sarcófago? ¿Ha cuidado De la Vega más de su imagen que la de Zapatero?

Idénticos interrogantes podrían abrirse en torno a Zapatero. Su personalismo lo ha eclipsado todo, y le ha forzado a asumir riesgos innecesarios. ¿Era preciso que el presidente del Gobierno pilotara casi sin intermediarios la negociación con ETA? ¿Convenía que el primer ministro desatascara personalmente el Estatuto de Cataluña? ¿Debía el líder de los socialistas fajarse en otras cuestiones menores que hubiera podido resolver un director general?

Como se ha comunicado muy mal, el PSOE inicia ahora un maratón para explicar a diestro y siniestro –fundamentalmente a éstos últimos- que no ha perdido el tiempo ni la legislatura. Zapatero quier movilizar a los suyos con un vídeo encantador. Tendrá que tener cuidado. Un dosis excesiva de zetas es sinónimo de somnolencia.

El extraño caso de Pla y el silestone

A Joan Ignasi Pla, el líder de los socialistas valencianos, le han cogido en un renuncio o, dicho de otra forma, le han pillado con el carrito del helado, tradicional manera con la que se invita a los políticos a tomar las de Villadiego, porque ya se sabe que la mujer del César, además de honrada, tiene que parecerlo. Cualquiera en su lugar hubiera tirado la toalla, pero estamos ante un hombre al que no se amilana con unos cuantos sacos de cemento.

El caso es que Pla decidió hacer una obritas en casa -la cocina y los baños nada más- y se olvidó de pagar a su amigo el constructor, un tipo desprendido que lleva meses sin pasarle la factura. Pla, de natural despistado, no sabe si le debe 80.000 o 100.000 euros, algo lógico teniendo en cuenta que la reforma la llevaba su mujer y era ella quien decidía si la encimera era de granito o de silestone, mucho más higiénica y colorista.

Lo normal es que hubieran sido sus adversarios políticos los que denunciaran el retraso del socialista en pasar por caja, pero él mismo sospecha que han sido sus propios compañeros los que le han puesto a los pies de los caballos y del gotelé gratis total. Si a eso se añade que la noticia ha sido difundida por la Cadena Ser y que Pepe Blanco se ha apresurado a pedirle cuentas públicas, lo del verde y con asas se queda corto.

Pla es un político singular. Alguien empezó a llamarle ‘Forest Pla’ por su aspecto anonadado, aunque el mote nunca le hizo justicia. De hecho, el valenciano es más listo que el hambre. En 2000 ganó el Congreso regional con Ferraz en contra, especialmente Blanco, que llegó a Levante para apoyar a un tal José Luis Ábalos, que ahora es concejal y gracias. Desde entonces, él y el sillón han conformado una unidad de destino en lo universal a orillas del Turia.

Tras la deblacle de las pasadas autonómicas, Pla peregrinó a Santiago de Compostela para reflexionar acerca de su futuro y el santo debió de inspirarle la idea de que tenía que resistir contra viento y marea. Cuando Zapatero le llamó desde Moncloa para pedirle que hiciera las maletas y dejara paso al ex ministro Jordi Sevilla, el valenciano le replicó que lo que los militantes habían unido no lo iba a separar un presidente del Gobierno, y que su intención era continuar hasta el próximo Congreso regional. Ya se sabe que decir no al que manda nunca ha sido políticamente correcto, especialmente si el que manda ha leído a a Maquiavelo.

Hoy, en plena tormenta de encimeras y sanitarios, Pla recibió la llamada solidaria de Sevilla, no se fuera a pensar que había sido él quien había utilizado la vía del alicatado para llevárselo por delante. Lo cierto es que motivos tenía. A Sevilla le encomendó Zapatero la tarea de tomar las riendas del socialismo valenciano y Pla y sus muchachos se han encargado de hacerle la vida imposible. “Hay quien me quiere”, dice Sevilla en privado, después de añadir que hay cálices que no está dipuesto a soportar.

Con todo, en los predios del ex ministro se asegura que Blanco no ha estado muy hábil en su reacción, porque siendo de suponer que el dirigente valenciano habría contado previamente a los suyos su versión de lo ocurrido, exigirle explicaciones de manera tan tajante denota bien que Pla ha escurrido el bulto, bien que el PSOE va a por él sin pararse en barras. Todo parece indicar que estamos ante la segunda opción.

Valencia es crucial en las próximas elecciones generales. Para invertir los desastrosos resultados obtenidos en los pasados comicios municipales y autonómicos, los socialistas convertirán en cabeza de cartel a dos de sus pesos pesados: la vicepresidenta Fernández de la Vega encabezará la lista de Valencia, y el titular de Sanidad, Bernat Soria, la de Alicante. Pla resulta molesto y está amortizado. La eutanasia en política, no está penalizada.

Ibarretxe: el «soñador» que sabe escuchar

Por el diario Público nos hemos enterado de que Ibarretxe es “una mezcla de hombre de números, realista, bien pegado a la tierra… y de soñador inagotable, empeñado en hacer realidad sus sueños”. El perfil del lehendakari, que mañana visita a Zapatero para explicarle in situ su plan autodeterminante, se ha construido sobre la base de una biografía publicada en 2002 por Javier Ortiz, un espléndido periodista con el que también se puede no estar de acuerdo.

Leyendo el catálogo de cualidades que Ibarretxe, al parecer, ha ido adquiriendo dan ganas de hacerse del PNV: “No es de natural más inteligente: es que estudia más que casi todos los otros. No es más fuerte, es que se esfuerza más. No se explica mejor, es que insiste. No tiene cualidades superiores de dirigente: escucha y sabe sacar partido de las cualidades ajenas. No es intuitivo: prefiere los silogismos. No tiene nada de genial: cree en el trabajo. Y practica una tenacidad que ni sus peores enemigos le niegan”.

Al terminar la doble página que el periódico le dedica, me he acordado de una anécdota que hace años me contó sobre él en un restaurante de Burgos Florencio Domínguez, el alma de la agencia Vascopress. Ibarretxe había ido a visitar al hospital a José Ramón Rekalde, el ex consejero socialista de Educación y Justicia del Gobierno vasco, a quien ETA había tratado de asesinar en presencia de su mujer, Maria Teresa Castells, la dueña de la librería Lagun, objeto de incontables ataques por parte de esa pandilla de salvajes que se adscribe a la denominada izquierda abertzale.

A Rekalde le habían pegado un tiro en la cara, pero no le habían dejado sordo. Y desde la cama pudo escuchar las reflexiones del soñador Ibarretxe sobre la realidad vasca. Cuando la familia del herido le contravino, el lehendakari fue tajante: “Vosotros no tenéis ni idea sobre lo que pasa en este país”. Lo dicho: un hombre que sabe escuchar.

Banderita tú eres roja…

Como ahora las hacen de reglamento y hasta se compite por ver quién la tiene más grande, al PP y al PSOE no les está costando mucho envolverse con la bandera nacional, que en política viene a ser como liarse la manta a la cabeza pero con himno y todo. Piensan los populares –posiblemente con razón- que a Zapatero el rojo y el gualda le sientan como un tiro, pero el presidente, haciendo de tripas corazón, no se ha dejado amilanar. El resultado es que nos sale la bandera por las orejas porque no hay dirigente que no la invoque, ya sea hablando del anticiclón de las Azores –que aunque lo parezca no es Aznar- o de las capturas de cefalópodos de la flota del Cantábrico.

Si será difícil de mantener la actitud de Zapatero, que ese genio de la comunicación que habita en La Moncloa y se llama Moraleda se ha visto forzado a elaborar un par de folios con las consignas que todo buen socialista ha de tener presente para enfrentarse a la “campaña de agitación del PP ante el 12 de octubre”. El prontuario es impagable porque entre cuadros y flechitas conduce al lector por las maldades del PP, que, según se advierte, ha venido utilizando la bandera “con la finalidad de sembrar discordia y crear un caldo de cultivo propicio a generar desunión y enfrentamientos entre ciudadanos”.

Así, se proclama con gran alarma que es la primera vez que un partido, o sea el PP, intenta apropiarse de una fiesta, de una bandera y hasta de España en su mismidad, y se evidencia que los de Rajoy son también pioneros en pedir a sus alcaldes que pongan sus ayuntamientos al servicio de esta campaña insensata. El propio título del panfleto lo dice todo: “Apropiación indebida”. Esta vez Moraleda sí que ha estado sembrado. Para que luego diga Cebrián…

No sé si recordará pero todo esto empezó con Ibarretxe y su segundo plan de independencia mediopensionista, y una cosa llevó a la otra. Fue acabar de desgranar el lehendakari los referéndum que nos tenía reservados, y lanzar las Nuevas Generaciones del PP su campaña ‘Somos España’, que ha consistido esencialmente en pedir por carta a todos los alcaldes del PP que mañana jueves e, incluso, el mismo día 12 homenajeen a la rojigualda como mejor se les ocurra. Y algunos alcaldes con poca imaginación, como el de Villanueva de la Cañada en Madrid, se han puesto a comprar banderas como locos para repartirlas entre sus vecinos.

Como colofón de este despliegue banderil, Mariano Rajoy se ha grabado un vídeo en su despacho a imagen y semejanza del mensaje de Navidad del Rey, aunque sin árbol, en el que nos ha deseado feliz y próspero día de la Nación española. La alocución ha sido tan sentida que ponía a cualquiera los pelos como escarpias.

Para que no faltase un solo ingrediente de este cóctel de patriotismo que populares y socialistas apuran a nuestra salud, ETA se hizo presente con un atentado contra un escolta del País Vasco. Después de ‘matar’ informativamente a la víctima cuando sólo estaba herida, el interés de algunos medios se centró en averiguar su filiación política, toda vez que nadie podía cambiar el hecho de que protegiera a un concejal del PSOE. Sí, al parecer, es militante del PP. Un punto para cada equipo.

Una ley de punto y final para el franquismo

El quid de la Ley de la Memoria Histórica que el PSOE conseguirá sacar adelante con el apoyo de todos los grupos salvo el del PP y Esquerra –por motivos bien distintos- no estaba en su catálogo de indemnizaciones sino en la reparación moral y jurídica de las víctimas de 40 años de dictadura y 30 más de silencio de la democracia, porque había que estar callado no fuera a ser que hacer justicia reabriera no se sabe bien qué heridas de la Guerra Civil. En definitiva, los perseguidos por el franquismo hasta la muerte o, cuando menos, hasta la cárcel, o sea, los verdaderos heridos, debían de estar callados para que a sus verdugos, a sus carceleros y a los simpatizantes de ambos, no les saltarán los puntos de la hernia o se les revolviera el estómago con el recuerdo de sus desmanes.

En realidad, las suyas eran las únicas heridas que podían reabrirse porque las otras, las del bando vencedor de la Guerra, ya tuvieron cuatro décadas para cicatrizar, y lo hicieron con honores, pensiones y hasta con estancos.

Para los 95.000 supervivientes a los que se dirige la Ley, según el censo que se maneja y que data de enero de 2006, y para los descendientes de los miles de asesinados por los golpistas, la única manera sensata de hacer justicia era anulando las sentencias del franquismo, especialmente las dictadas por los tribunales militares en juicios sumarísimos sin garantía jurídica alguna. Pero el Gobierno, que antes que justo es cabal y patriota, de acuerdo a unos informes jurídicos que nunca ha hecho públicos, decidió que la anulación era imposible porque ello implicaba derribar todo el edificio legal de la dictadura, que son los cimientos de esta democracia y de la propia Jefatura del Estado, muy quemada últimamente. Al parecer, lo que hizo Alemania tras Hitler o, más recientemente, Chile después de Pinochet, aquí era imposible porque a legales no nos gana nadie.

Para salvar el escollo, los grandes pensadores de Moncloa –arriesgo el plural- idearon la fórmula de la ilegitimidad, según la cual lo que hizo Franco es ilegítimo a priori, pero si alguien lo quiere por escrito tendrá que enfrentarse a la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, que ha mandado a hacer puñetas hasta el momento a todo aquel que lo ha intentado. Es decir, que las víctimas estarán obligadas a demostrar individualmente que no se merecían que las arrancaran las uñas de cuajo o que las fusilaran al amanecer. Por supuesto, abogados y procuradores corren por cuenta de los reclamantes, así como la peripecia de localizar sus sentencias. Desde aquí se les desea paciencia y mucha salud.

Como este principio es manifiestamente infumable, los socialistas han conseguido sus apoyos en el mercado libre, esto es, chequera en mano. IU ha tragado porque confía en que el PCE viva a partir de la ahora de las subvenciones por exhumar cadáveres de las cunetas y porque además espera otras compensaciones para mantenimiento del archivo del partido, rescatado en microfilm del Archivo de Salamanca; el PNV parece que, por fin, logrará ser indemnizado por la incautación del edificio del Instituto Cervantes de París, que fue su sede en el exilio; CiU, además de colar el reconocimiento como víctimas de los religiosos asesinados en la Guerra -¿se reconocerá también a los que Franco ordenó matar?-, recibirá también algún resarcimiento pecuniario; y así.

La Ley contempla indemnizaciones para los trabajadores forzosos de la dictadura –los que construyeron, por ejemplo, el Valle de los Caídos- y compensará a los muertos del régimen entre el 1 de enero de 1968 y el 6 de octubre de 1977 por defender derechos democráticos con una cantidad idéntica a la que reciben las víctimas del terrorismo: 135.000 euros. Una ley muy económica para ser de punto y final.

Lío en IU

Si hay algo que no cambia en la política española es Izquierda Unida. Este increíble partido menguante, que un día fue coalición, lleva años practicando con el suicido, y no parará hasta que se corte las venas con un cuchillo jamonero. Alguien tendría que explicar algún día esa inevitable querencia de la izquierda a la autodestrucción y dar argumentos científicos sobre el particular. ¿Cómo logra una organización que todos sus militantes quepan en un taxi y encima no se hablen? Terrible arcano.

Caminando con paso firme hacia el precipicio, los de IU se preparan para elegir el candidato de las generales de marzo, unas elecciones que, como se empeñen, puede ser la última oportunidad que tendremos para votarles. A diferencia de otras ocasiones, y como el enfermo estaba muy malito, la actual dirección manejó una solución de urgencia, que era colocar en los carteles a Rosa Aguilar mientras Gaspar Llamazares continuaba como coordinador general, pero la alcaldesa de Córdoba declinó el ofrecimiento de poner su cara en la autopsia.

Agotado el último recurso, se volvió al primero. Obviando el orden del día, Rubén Fernández, la mano derecha de Llamazares, propuso en la última reunión de septiembre de la Presidencia federal que su señorito fuera proclamado allí mismo candidato. Tanta premura resultaba sorprendente, porque lo habitual en IU es que tanto el programa como el candidato salgan de una Convención, que además ya estaba programada.

La proclamación de Llamazares movilizó a sus detractores, que se organizaron rápidamente para hacerle frente. El coordinador de IU, elegido en la última Asamblea con el 51% de los votos, no sólo tiene enfrente a la dirección del PCE, con Felipe Alcaraz y Paco Frutos a la cabeza, sino también al grupo que lidera Enrique de Santiago, uno de sus oponentes de entonces, apoyado por las Juventudes Comunistas y las de IU, por no hablar de Julio Anguita, que no puede ver al asturiano ni en pintura.

El resultado de la movilización ha sido la presentación de una candidata alternativa, Margarita Sanz, valenciana, economista y ex eurodiputada que, salvo catástrofe natural, obtendrá más del 25% de los apoyos en el Consejo Político Federal que se celebra mañana sábado y disputará a Llamazares el puesto en unas primarias, hecho insólito en IU.

A partir de aquí, las cosas se complican extraordinariamente. Llamazares mantenía un odio cordial hacia el hoy concejal Ángel Pérez, uno de los capitostes de IU de Madrid, pero eso no ha impedido conseguir su apoyo para ser el cabeza de lista por la capital. Pérez se lleva a matar con Fausto Fernández, pero Llamazares quiere que Montserrat Muñoz, de la cuerda de Fernández, sea su número dos. Pérez, claro, no tragará, pero a Llamazares le interesa el apoyo de Fausto y defenderá la opción de Muñoz hasta el final. ¿Me siguen?

Lo peor para explicar está en Valencia. En las últimas autonómicas, la IU local se presentó en coalición con el denominado Bloc de Progrés y formaron una entente llamada Compromis. Pues bien, tras un golpe de estado, los representantes del Bloc y de Izquierda y País –la corriente a la que pertenece la diputada Isaura Navarro- fulminaron a la coordinadora de IU, Gloria Marcos, y la apartaron de la portavocía del grupo parlamentario. En su puesto colocaron a Olga Oltra, que curiosamente recibió las bendiciones de Gaspar Llamazares pese a no ser de su partido.

¿Consecuencias? Pues que lo probable es que en Valencia haya dos listas. Una, la de IU, encabezada por Margarita Sanz si, finalmente, Llamazares le gana la primarias; la otra, con Isaura Navarro al frente. Y las posibilidades de obtener un escaño en Valencia, al cubo de la basura. Que alguien acerque el cuchillo jamonero de una puñetera vez.