Entradas etiquetadas como ‘memoria’

‘Lo único que tenemos es el cuerpo’, de Juan Antonio Masoliver Ródenas (1939)

Lo único que tenemos es el cuerpo

descendemos o caemos por los pozos del alma

y allí están las orillas y la arena, las

casas de madera abandonadas, el recuerdo

del aro y las canicas, la luz

en las paredes de las calles, allí

están los gemidos de los muertos

que estaban en el patio de la casa,

en el bar de los bailes y las mesas

de mármol. ¿Qué trenes oigo

entre el oleaje? Tropiezo con las puertas

y los árboles, llega la lejanía

de muy lejos, y el cristal de las fábricas,

los caminos se borran, encontramos

pájaros y alimañas y caballos,

bosques de telarañas

y ropa polvorienta. Las madres

del prostíbulo nos besaban

el vientre y allí nos levantamos

abrazados al cuerpo, abandonados,

en los soles del agua

la mano que nos lleva a la ceniza,

a la ciudad de calles circulares

borrada eternamente por la luz, oh

ciudad de los muertos y de iglesias,

de muchachas desnudas en la nieve,

de reyes y corceles y de cruces,

frágiles primaveras en los bosques,

me voy continuamente por el puente

a la isla más triste de las aguas,

gime tan lejos de cuclillas madre,

la hermana muerta araña los cristales,

meto en sacas el pan enmohecido,

busco y a abro puertas de la luz.

Qué suave y delicada es esta muerte,

era el amor, era el jardín aciago,

era el olvido que ahora ya no es nada.

Todo lo que tenemos es el cuerpo

y todo lo que tiene el cuerpo es la muerte.

Juan Antonio Masoliver Ródenas ocupa un lugar excéntrico en la poesía española. Fuera de foco. Sin generación: es decir: sin consuelo: es decir: sin rebaño en el que eventualmente protegerse o por el que tristemente disolverse. En 1999 Acantilado reunió su poesía visual, somática, desmitificadora. 399 páginas de versos como:

Demente como mis pies / sin cuerpo

O:

En sus sueños los dioses van desnudos

O:

En un jardín de estatuas que no existen / donde juegan los niños al verano

Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.




‘Extrarradio’, de Iñaki Ezquerra (1957)

Has venido a perderte en este barrio

donde la luz y la ciudad se cansan

de tanto prolongarse. A cada paso

y a través de la goma

caliente de tus suelas

y palpas las fracturas y las llagas

de un suelo desahuciado

de muerte. Alguna lata está rodando.

Te detienes. Con una extraña prisa,

has visto algún camión –por la ribera-

latir bajo el bombeo de sus toldos.

Has venido a perderte. Muere el ronco

bramar de los motores. Se detiene

Alguna lata ahora. Es el momento

de cruzar a la muerte. Eres orilla.

Este mundo es la orilla de este mundo.

Por colinas de escombros

tu soledad asciende.

Las plantas de tus pies mantienen diálogos

con las piedras y los cascos de cerveza

que en el barro se clavan, duro y húmedo.

Hiere un balón en la tarde. En la explanada,

sucede la yerba a un legendario asfalto.

Unos autos de choque,

suena un disco,

la voz de un cantante ya pasado de moda…

Intentar la juventud

es ya de la vejez signo iniciático. Envejecen

los coches, las canciones…, mientras duran

las gárgolas, los bustos,

las logias y los templos, antiguos de antes

que nadie los soñara. Tú has venido

a perderte. De ti apartas los ojos.

Sin esperanza, crecen, venciendo al horizonte

de tu memoria muerta,

tulipanes endémicos.

Anochece. Tus suelas son dos hielos.

Has venido a perderte en este barrio.

Iñaki Ezquerra es más conocido por su convicción ética y su posición ideológica –fue dos años presidente del Foro de Ermua, puesto que le invitaron a abandonar en 2008– que por su obra literaria y periodística, que comenzó allá por la década de los ochenta.

En Estado de excepción, vivir con miedo en Euskadi (Planeta, 2001), su libro más difundido, denunciaba la vida dislocada, sutilmente pero definitivamente truncada de aquellos que viven bajo la amenaza de ETA al tiempo que reivindicaba “un espacio intermedio entre el nacionalismo y la asepsia constitucionalista, una alternativa más sutil a la obscenidad patriótica”.

Su primer libro de poemas, La ciudad de la memoria (Ediciones Libertarias, 1991), es un fresco urbano que recorre la geografía de la metrópoli desde lo telúrico a lo artificioso.

Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.