Raúl Gómez Jattin (Cartagena de Indias, 1947 – 1997) fue un poeta colombiano loco, yonqui y maricón. No necesariamente en ese orden, probablemente en el inverso: maricón, yonqui y loco. Un poeta espléndido que vivió en la calle, en la miseria, que acabó atropellado por un coche (dicen que él se lanzó contra él, otros que fue un accidente y algunos que lo mataron a propósito).
Descubrí la poesía de Gómez Jattin al tiempo que conocía su vida, gracias a una espléndida biografía confeccionada a través de las voces de quienes le conocieron y amaron: Angeles clandestinos, de José Antonio de Ory. Escrita por un diplomático español con quien años después tuve la enorme fortuna de conversar en Cartagena de Indias. Con él y con la mujer que estuvo al lado de Raúl hasta el momento de su muerte, la pintora Bibiana Vélez Cobo, una de las voces que retrata al poeta en la espléndida biografía de Ory.
«Raúl no era fácil», me dijo Bibiana entre vino y vino.
PRÍAPO EN LA HAMACA
Cuando te conocí venía de estar muerto
Muerto y amortajado en mis propios recuerdos
Venía de esconderme en una grave locura
que tomaba mi vida y se la ofrecía al viento
para que él la llevara a un lugar ciego lejos
libre de aquellas cosas que parecen la vida
y que la ocultan a costas de nuestra lozanía
Libre de la desdicha de ser amargo y solo
Cuando te conocí hasta el sol era enemigo
Las palabras habían huido de mi voz
Llevaba tantas noches sin tomar una mano
que era de dolor y hielo el hueso de las mías
Hoy estás allí en la intimidad de mi hamaca
tendiendo como un fauno priápico y soñoliento
el cuerpo de tu virginidad entregada
No te amo demasiado pero te necesito más que al poema
Seleccionado y comentado por Bop Pop.