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‘Instantes’, poema que Jorge Luis Borges nunca escribió

Recuerdo que había una época, previa al advenimiento de Internet, en que este poema aparecía pegado por todas partes en Buenos Aires. Pasaba de mano en mano fotocopiado junto a una caricatura de Jorge Luis Borges.

Resultaba evidente que no pertenecía a Borges, que lo escrito constituía la verdadera caricatura, por la ausencia de esos adjetivos inesperados que tanto caracterizan su escritura («unánime noche«), y por el tono general de los versos, al que podríamos calificar de simple, ausente de segundas lecturas, como la obra poética – con todo el respeto que merece alguien capaz de parir una novela tan extraordinaria como La tregua – de Mario Benedetti. Con ese final apoteósico, lacrimoso, para tratar de cortarse las venas con el bolígrafo: «Pero ya ven, tengo 85 años… y sé que me estoy muriendo».

Sin embargo, la gente se obstinaba en seguir creyendo que pertenecía al padre de Ficciones y El Aleph. Según María Kodama, la verdadera autora es la escritora estadounidense Nadine Stair.

Años más tarde ocurrió algo parecido, ahora sí gracias a la complicidad de Internet, con un texto atribuido a Gabriel García Márquez. Cualquiera que haya leído algún libro de Gabo – mi favorito es El amor en los tiempos del cólera -, necesitará apenas un instante para descubrir que semejante cursilería no podría haber salido nunca de la pluma del maestro colombiano.

No lo encuentro ahora en la red, pero recuerdo que hablaba de una «maleta llena de huesos», o algo por el estilo, que hacía rechinar los oídos. Sin embargo, otra vez hubo gente que aceptó sin cuestionamientos la filiación del escrito y que le dio a reenviar tan alegre de la vida.

Curioso fenómeno, por llamarlo de alguna manera, tanto el que provocan quienes difunden estos escritos apócrifos como el de aquellos que se obstinan en aceptar su procedencia. No se me ocurre explicación alguna, pero sin duda debe ser fascinante.

INSTANTES

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,

en la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido,

de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos,

haría más viajes,

contemplaría más atardeceres,

subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido,

comería más helados y menos habas,

tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata

y prolíficamente cada minuto de su vida;

claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría

de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,

sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca

iban a ninguna parte sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente,

un paraguas y un paracaídas;

si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir

comenzaría a andar descalzo a principios

de la primavera

y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita,

contemplaría más amaneceres,

y jugaría con más niños,

si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años…

y sé que me estoy muriendo.

Tal vez seleccionado y comentado por Hernán Zin