De nuevo ha llegado un día sombrío
Hemos oído el ruido de una bomba
El asesino vasco nos ha matado a un ciudadano
Han matado a Eduardo Antonio Puelles para doblegarnos a todos
Qué caro se hace el camino de la libertad
Pero no ganarán
No saben que no somos como ellos.
No aceptamos a los asesinos
Somos mejores que ellos
Ahí radica nuestra fuerza y su debilidad
Tenemos lágrimas amargas en la cara
El dolor nos rompe el corazón
Pero las manos de la libertad nos unen
Con las fuerzas de todos unidas
Juntando las voces
Para decir todos a una, «ETA no».
EL MISMO POEMA EN EUSKERA
Heldu da berriz egun iluna.
Entzun dugu bonbaren zarata.
Euskaldun hiltzaileak hil digu hiritarra.
Eduardo Antonio Puelles hil dute guztiok makurtu nahian.
¡Zein garesti egiten zaigun askatasunaren bidea!
Baina ez dute irabaziko.
Ez dakite ez garela berdinak,
Guk hiltzailerik ez dugula onartzen.
Eurak baino hobeak garela.
Hor datza gure indarra.
Eta euren ahulezia.
Negar gazia daukagu aurpegian,
Minak apurtzen digu bihotza,
Baina askatasunaren eskuek biltzen gaituzte,
Guztion indarrak batzeko
Ahotsak elkartzeko,
Guztiok batera «ETA ez» esateko
El 7 de abril pasado, Patxi López prometió -no juró humillado ante Dios- su cargo de Lehendakari. En aquella ceremonia junto al Árbol de Guernica el nuevo presidente de Euskadi leyó dos poemas: uno del poeta vasco Kirmen Uribe, titulado Maiatza, y otro de la poetisa polaca Wislawa Szymborska, Nada dos veces.
Han pasado dos meses y medio desde aquel día y ETA ha asesinado de nuevo. Fue el viernes. Un inspector de la lucha antiterrorista. Ayer sábado, al término de la manifestación de Bilbao, López leyó otro poema, uno escrito por él mismo. En comentario de texto poético no sé cómo saldría parado; como declaración de principios política, el verso «El asesino vasco nos ha matado a un ciudadano«, es lo más felizmente lejos que ha llegado nunca un Lehendakari.
Seleccionado por Nacho Segurado.