Sigo sin encontrarle morada al verso que mencionaba la semana pasada: «Senta-te ao sol. Abdica e sê rei de ti próprio». En alguna dirección andará de esa intrincada urbe de espejos y heterónimos que era la personalidad de Fernando Pessoa. Sí he dado, tras golpear una puerta al azar en la rua da saudade, con un interesante poema sobre las cambiantes formas en que nos percibimos.
DIOS
A veces soy el Dios que traigo en mí
y entonces soy el Dios y el creyente y la oración
y la imagen de marfil
en que ese dios se olvida.
A veces no soy más que un ateo
de ese mi dios que soy cuando me exalto.
Veo dentro de mí todo un cielo
y es un mero hueco cielo alto.
Seleccionado y comentado por Hernán Zin.