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‘Viaje nocturno sobre el puente del Rin en Colonia’, de Ernst Stadler (1883-1914)

El expreso avanza a tientas en tanto cruza por la oscuridad.
Ninguna estrella quiere asomarse. El mundo entero no es
Sino la estrecha galería de una mina encarrilada en noche.
En la que, a veces, pozos de un azul resplandor desgarran
Horizontes repentinos: un círculo de fuego
De faroles, tejados, chimeneas, chorreando, humeando…
Tan sólo unos segundos…
Todo es negro otra vez. Como si descendiéramos, cuando es
Nuestro turno, hasta la misma entraña de la noche.
Ahora oscilan las luces, extraviadas, desesperadamente
Solitarias. Se agrupan. Se adensan.
Los esqueletos de las fachadas grises se muestran al
Desnudo, muertos en la penumbra mientras palidecen.
Algo debe pasar. Con pesadez lo noto en mi cerebro.
Canta en la sangra una opresión. Luego retumba en el suelo.
De pronto, como el mar:
Volamos, regiamente elevados por un aire que se arrancó
A la noche, my altos, sobre el río. Curvatura de luces a millares
Callada vigilancia
Ante cuya revista de centellas las aguas pesadamente ruedan.
Filas interminables, formadas en la noche para saludar.
Antorchas, al ataque. Alegre. Salva de barcos sobre el mar azul.
Fiesta estrellada.
Rebosantes, fluyendo con luminosos ojos. Hasta donde las
Últimas casas de la ciudad despiden a su huésped.
Luego, la larga soledad. Las riberas desnudas. Quietud.
Noche. Retorno. Recogimiento. Comunión. Y ardor y ansia
Hacia el final, la bendición. La fiesta de los sexos. Hacia
La voluptuosidad. Y la oración. Y el mar. Hacia el ocaso.

Así, a ojo, van más surrealistas que románticos; más existencialistas que creacionistas; más impresionistas que expresionistas. No es que lo quiera tratar de arreglar ahora: uno es uno y sus preferencias (y nada de sus circunstancias) y a estas alturas me va a ser difícil hacerme pasar por lo que nunca fui.

Hoy traigo a Ernst Stadler, un poeta alsaciano (de cuando la Alsacia era alemana, claro) admirador de Hofmannsthal y de Péguy (esto explica la parte del todo). Decir Stadler es algo así como decir el expresionismo en carne viva, en su más hiriente disconformidad.

Un verso suyo de otro poema que no es este de hoy dice: «Hasta que te embriagó lo repugnante«. Supongo que ahí está la más exacta definición, para los que gustan de ellas (tiempos indefinidos con definiciones para todo), de este movimiento que si tuvo más de radical que de irracional fue por los pelos.

Viaje nocturno es una oda al reverso tecnológico del espíritu de la modernidad; a su más despiadada consecuencia, la deshumanización. La paradoja fue que los expresionistas alcanzaron a captar su impureza desde la fascinación, lo grotesco y lo oscuro. La paradoja o, visto lo visto, la única posibilidad.

NOTA
: Traducido del alemán por Jenaro Talens

IMAGEN: ‘Rheinbrücke in Köln/Bridge Over the Rhine at Cologne’, de Ernst Ludwig Kirchner, 1914.

Nacho S. (@nemosegu)