El capullo de la intriga histórica florece
Los dedos ocupados por el discurso se hieren
Los rayos del sol acumulados son propios de la edad
Te abandonas al pasado entre pompas de jabón
Enterrando los instrumentos de la cólera
Un extraño que viene del pasado
Te reprocha desde el espejo
Sin embargo los que he visto son
Los oscuros cuervos-guardianes
De ciudad que mueren uno a uno
Los profesores que me enseñan
A respirar y a sentir
Tosen sangre en la sombra de mi escritura
Aquel traje que come hacia la fiesta
Junto al eclipse solar y al matrimonio perfecto
Asciende sin canciones.
El hermetismo de esta poesía se comprende en parte cuando uno sabe que su autor, el poeta chino exiliado Bei Dao, pertenece a la generación de intelectuales sobrevivientes de la revolución cultural maoísta; una generación que se sublevó contra los dogmas del arte socialista profundizando en lo opuesto: la ambigüedad, la introspección y el lirismo.
Bei Dao ha vivido en Europa y EE UU después de abandonar su país tras la masacre de Tian’anmen. Tenía 40 años. Al menos diez los había pasado trabajando como obrero de la construcción según los disparatados conceptos de re-educación del Gran Timonel. Dos décadas de exilio, esperando que aumentara la ira. Este verso: «Me siento en mi destino / como un pequeño burócrata / alumbrando la patria abandonada».
NOTA: Traducido del chino por Luisa Chang para la antología Paisaje sobre cero.
IMAGEN: http://prelectur.stanford.edu/lecturers/dao/gallery.html
Nacho S. (En Twitter: @nemosegu)