Ya se aleja el camión de la basura.
Retírate a dormir
Y olvida luego todo lo que sueñes.
Oh, torpe, inútil, falso centinela.
Perfecto tú si vives en dos mundos
Sin que ninguno pueda arrebatarte.
Vigilia indiferente y sueño ciego.
Algún sabio lo dijo de otro modo.
Antonio Cabrera es profesor de filosofía y poeta. Lo que he leído suyo, todo La estación perpetua y parte de Con el aire, ambos libros muy premiados, me ha parecido una reflexión -con vocación de intriga- sobre la mente («el firme paisaje de mi mente») y lo trascendente asociado al vacío, el silencio y lo abstracto.
Cabrera parece hablar de sí mismo cuando busca en Schiller la «flor de su verdad» o la resolución a una composición demasiado hermética. No me extrañó nada enterarme de que además también ha escrito un libro de haikus. Muchos de sus poemas parecen ejercicios encadenados con ellos:
He anotado esta idea: El silencio no existe.
La he descubierto en mí mientras miraba
unas fotografías
que alguien tomó en un paisaje nórdico.
IMAGEN: poesiadigital.es
Nacho S. (En Twitter: @nemosegu)