Las revoluciones dan vueltas, pactan, hacen declaraciones:
Una revista nueva aparece, viejos nombres en su cabecera,
Una revista antigua abrillanta su obra
Con deconstrucciones de la prosa de Malcolm X
Las mujeres en las filas traseras de la política
Todavía lamen hilo para pasarlo por el ojo
De la aguja, truecan huesos por plástico, rajan vainas
Para venderlas como collares en los cruceros
Hacen inmaculados vestidos de Primera Comunión
Con planchas y vacilante agua caliente
Todavía ajustan los microscópicos hilos dorados
En los chips de silicio
Todavía dan clase, vigilan a los niños
Desaparecidos en las callejuelas de fuego cruzado
Los barrancos de repentinas inundaciones
Los repentinos incendios de queroseno
Mujeres cuyo trabajo reconstruye el mundo
Todas y cada uno de las mañanas
He visto a una mujer sentada
Entre la estufa y las estrellas
Sus dedos chamuscados de apagar las velas
De la pura teoría Índice y Pulgar: los dos quemados:
He sentido esa cera sagrada levantarme ampollas en la mano.
En 1997, con más de 15 libros publicados y una reputada trayectoria de activista en pro de la liberación de la mujer, le llegó la hora de ser agasajada por el mismo poder que durante décadas se había esforzado en torpedear. Pero la Medalla Nacional de las Artes con el nombre de Adrienne Rich nunca rodeó su cuello. La poetisa rechazó el premio que le concedía la administración Clinton con una carta memorable y estas palabras, citadas entonces por el New York Times: «The very meaning of art, as I understand it, is incompatible with the cynical politics of this Administration«. Nunca al parecer antes, ni después, un artista había rechazado tan egregio galardón.
A los 30 años, Adrianne Rich era madre de tres hijos y mujer de un eminente economista de Harvard. También era una poetisa con un futuro prometedor, digno de la mejor tradición academicista norteamericana. Unas cuantas décadas después, había ampliado su biografía de madre y poeta a la de feminista y lesbiana.
El salto es cualitativo y de él da cuenta su obra. Como escribe su traductora al castellano María Soledad Sánchez, la clave de la poesía de Rich es su desafío radical a las visiones tradicionales sobre la condición de la mujer. «Las palabras son intenciones»; «las palabras son mapas»; «cuando nosotras las muertas despertemos». Filamentos entresacados de una poética política. Como debe ser.
NOTA: Traducción de María Soledad Sánchez para la editorial Renacimiento.
VIDEO: Adrienne Rich leyendo uno de sus poemas, What kind of times are these.
Nacho S. (@nemosegu)