‘Óxido de otoño’, de Rafael Courtoisie (1958)

Hierro en las hojas.

Hierro en las estrellas.

Hierro en el nudo central de la hemoglobina.

Hierro en la Torre Eiffel.

Hierro sobre el río Kwai, en el puente que desaparece.

Hierro en la sopa.

Hierro en la espinaca.

En el arpa de Dios. En Popeye. En el pasado. Hierro en el

hueso del sueño, y en la memoria.

El Hombre de la Máscara de Hierro.

La disyuntiva de hierro. La razón del Artillero.

Un argumento de hierro.

Hierro en el clip. Hierro en el clavo. Cabeza del martillo, labios

de la tenaza, luz del hambre.

En la tachadura, en el alfiler, hierro templado. Hierro en el

párpado. En la punta del cierre de la bragueta del pantalón,

broches de hierro.

Imán, campo magnético. Pasto fecundo y fresco de la

electricidad.

Hierro fundido.

Hierro en las Twin Towers.

Alma de hierro. Corazón de León. Hierro y más hierro.

Tijeras. Planchas.

Alas de avión. Puertas de auto. Varillas sepultadas en cemento.

Pulpos de hierro.

Caterpillar.

Robocop. Tornillo y vitaminas. Dama de hierro. Maricón de hierro.

Superhombre.

Óxido ferroso. Voluntad de hierro.

Óxido en las hojas:

Otoño:

Tiempo de hierro. Cortina de hierro.

Hierro en el cinturón de castidad.

Puerta de hierro. Férrea determinación. Hierro de Luna, Sol

se hierro, Marte rojo.

Planeta de la virtud, dureza justa. Hierro en las agujas, fístula

de hierro.

Herradura en las patas del caballo. Jeringa. Aguja. Corazón de

hierro. Ricardo Corazón de León. En casa del herrero

en casa del herrero

en casa del herrero

en casa del herrero

en casa del herrero, cuchillo de palo.

Los clavos en la cruz.

Casa de cosas, el libro al que pertenece el poema de hoy, estaba en un mostrador a la entrada de la Biblioteca de Filología, camuflado entre folletos y trípticos, a cada cual menos deseable, sobre cursos de veranos y programas de máster. No tenía tejuelo. Había dos ejemplares. Supuse que eran gratis.

Nunca había leído al uruguayo Rafael Courtoisie. Llevaba ganados ya muchos premios, entre ellos el Loewe, avalado ni más ni menos que por Octavio Paz. Pero como uno no se dedica (todavía) a devorar certámenes literarios, no tenía el gusto.

De Casa de cosas me atrapó el estilo afilado, la exactitud mecanicista, la observación linneana («En ese nervio dorsal / oscuro de pequeños ganglios / y belfos / más pequeños aún que su deseo»), la ausencia casi total de adjetivación y la contundencia de algunos versos, pulidos como aforismos («Hay muchedumbres de un solo muerto»).

Seleccionado y comentado (y fotografiado) por Nacho Segurado.



6 comentarios

  1. Dice ser Paty

    Anemia no tendrá?

    27 julio 2009 | 13:34

  2. Dice ser antonio larrosa

    Hierro en Canarias.Clica sobre mi nombre

    27 julio 2009 | 13:38

  3. PRIMICIA LAS FOTOS DE PE EN TETAS EN INTERVIU EMBARAZADA DE 3 MESES

    27 julio 2009 | 16:18

  4. Dice ser CARLOS HUSÓN

    “HERRUMBRE”Herrumbre que de mil metales fue,que forjó nobles espadas.Inevitable final de aceros de brillo y seda,de metales y armas artesanas, siempre triunfadoras.Enemiga del tiempo, que joven fue y el tiempo olvida.Que en el trigal asoma y en el mar reposa,Dormida bajo un sol que calienta y amenaza,que todo le da vida y la maltrata.Alimento del rocío, que atesora.Que su óxido sabor y su color delatan.Bebedora lenta de agua envenenada.Que siempre parece dormida pero no muerta.Cuanto por aprender de ti, amiga y compañera.Luchadora incansable, fiel a su destino que no niegaQue en eterna carrera con el tiempo, nunca gana.Herrumbre herrumbrosa que gusta y que decora.Que por el día brilla.Que por la noche llora.©Carlos Husón (2007)

    28 julio 2009 | 09:32

  5. Dice ser Isaac

    Rafael Courtoisie es un poeta de calidad irregular, aunque sí que tiene un estilo definido que lo separa de lo común. Me enamoré de su Estado Sólido (premiado con el Loewe), pero desde entonces nunca ha vuelto a cautivarme, dejando aparte tres o cuatro versos aislados.

    28 julio 2009 | 12:35

  6. Dice ser Luciano Cavido

    “Soneto”Quién se ha ido para siempre de esta casa…¿El hombre o la mujer? no es un dilema.Existe una tercera opción, el Anatema.Esa forma del Amor que nos desplaza.El hacha del verdugo no amenaza.Lo que hace del miedo una certezaEs ver rodar al fin nuestra cabezaSabiendo que ya nada la reemplaza.Pregúntale a la aurora ¿qué nos pasa?Y el día en su silencio cotidianoY Estoico, ante el gran dolor humano,Se irá como es costumbre consumiendo.Dejándote cual necio, repitiendo:Quién se ha ido para siempre de esta casa…©Luciano CavidoAbril 2010

    17 abril 2010 | 22:19

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