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“Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…” Roy (Rutger Hauer) ante Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner.

Dos Trueba y un infame boicot

Escuchaba a David Trueba en La Sexta Noche hablar de su último libro Tierra de campos a unas horas intempestivas, como es preceptivo cuando se trata de introducir la cultura en un medio que parece haber inventado el género del “debate político en un gallinero”. Provocó mi decisión de leerlo no tanto por la novela en sí como por la sensación de cordura, inteligencia, tolerancia y compromiso social que transmite este hombre, polifacético, sí, pero en mi escala de intereses sobre todo cineasta.

Seguramente miento un poco sin pretenderlo, seguramente el argumento de la obra, que él esbozó sin afectación, con gracia y sencillez, jugó un papel importante en el cúmulo de estímulos que se entrelazan para que uno sienta que esa lectura encierra promesas de satisfacción intelectual.

“Últimamente pienso mucho en la muerte. Pero de ahí a despertar con un coche fúnebre a la puerta de casa va una notable distancia”… Daniel, el protagonista de Tierra de campos se ve en la tesitura nada deseable de tener que realizar un viaje en el interior de un coche fúnebre y en compañía de un cadáver y un conductor ecuatoriano. Que el cadáver fuera no hace mucho su propio padre en vida no contribuye a desdramatizar la situación ni a hacerla más llevadera, es cierto. Que Daniel haya crecido de niño en un barrio humilde y que más tarde se embarcara en la vorágine de rock, drogas y sexo, aproxima la historia a los contornos de mis vivencias indirectas durante mi propia juventud. Sí, esta novela tendré que leerla.

Mientras tanto, reparo en la dedicatoria que David Trueba regala a su hermano: “Para mi hermano Fernando, que nunca sigue los caminos que llevan a Roma”. Estoy seguro de que el alcance del brindis será mucho mayor, pero no puedo evitar relacionar ese pequeño homenaje con el descomunal varapalo sufrido por el director de La niña de tus ojos (1998) con su mucho más que digna secuela La reina de España. Si la primera fue la gran triunfadora en la XIII edición de los premios Goya, 18 nominaciones que se tradujeron en siete cabezones, entre ellos el de Mejor película y el de Mejor Actriz protagonista (una excelsa Penélope Cruz), la segunda colocó al director en la diana de la reacción, le convirtió en el pim pam pum de los fanáticos y a la postre ocasionó un roto en las finanzas de la producción de magnitudes bíblicas.

Fernando Trueba. EFE

Hagamos memoria: todo el mundo conviene en que el desastre se incubó el 19 de septiembre de 2015, en el marco insospechado del Festival de cine de San Sebastián. Fernando Trueba recibía el Premio Nacional de Cinematografía de manos de un Ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, que escuchaba atónito, con ojos de no dar crédito, la prédica del cineasta agasajado, que estaba dispuesto a no caer en el tedio y la rutina habituales en estos casos aunque en ello le fuera la vida. Quiso hacer un discurso divertido y rompedor, al estilo de aquella confesión de fe en Billy Wilder, cuando lo del Oscar por Belle Epoque, y a fe mía que sí rompió moldes, ¡parecía haberse propuesto propinar una patada de defensa central a un nido de avispas! “Nunca me he sentido español, ni cinco minutos en toda mi vida”, dijo con todo el cuajo de quien suelta una “boutade” mientras se toma un whisky.

Es lo malo que tiene la socarronería, que los militantes de la intolerancia no le pillan la gracia, porque ellos desconocen el significado del concepto. Se la tuvieron guardada y le esperaron pacientemente. En Valladolid la plataforma Hazte oir, la que no hace mucho paseaba autobuses humillando a niños transexuales, reunió 22.000 firmas para que la SEMINCI le negara a Trueba su Espiga de Honor. Fue el primer aviso. Y cuando llegó el estreno de La reina de España le devolvieron el chiste envuelto en una gran vomitona de odio llamando al boicot en las redes sociales.

Hacía ya tiempo, tal vez desde el caso La pelota vasca, la piel contra la piedra, de Julio Medem, que los patriotas de su propio cortijo no se movilizaban contra una película con tanta saña. El estruendo de furia creó un caldo de cultivo en el que solo faltaban los comentarios de los gacetilleros y el rechazo de los críticos. Los opinadores se unieron en un coro dispuestos a convertir al filme de Trueba en uno de los más infravalorados de la historia de nuestro celuloide. ¡Qué ojo tuvieron! No conseguí leer nada favorable. El domingo pasado decidí vacunarme contra el virus de la confusión y me propuse romper una lanza por esta comedia agridulce y pese a todo vitalista, como lo son el resto de películas firmadas por su autor, que probablemente acuse la ausencia de Azcona en su libreto.

La reina de España no alcanza el nivel de comicidad que desplegaba La niña de tus ojos y se torna sensiblemente más melancólica, que es la manera suave que se me ocurre de cifrar la amargura de un marco referencial como la construcción de la desdichada cruz de El valle de los caídos, sin contar con que Blas Fontiveros, el personaje que interpreta Antonio Resines, ha sido dado por muerto por sus compañeros tras pasar una temporada en el campo de concentración de Mauthausen y termina dando con sus huesos en aquella infame fosa común erigida como mausoleo del dictador.

Storyboard de La reina de España

Un diseño de producción que ya se anticipa delicioso en los créditos iniciales, con las imágenes históricas coloreadas entre las que se cuelan algunos personajes del filme, y una excelente ambientación en la que se integran el magnífico reparto (mención especial para penélope Cruz y Santiago Segura) y un nutrido número de extras alfombran el discurso, éste sí sincero y muy sentido, de homenajes varios que Trueba despliega en su película: homenaje al cine de la época, cuando en pleno franquismo desembarcó Samuel Bronston con su Hollywood a cuestas; homenaje a los operarios y trabajadores casi anónimos de aquella casi industria, a los ciudadanos en general, víctimas y resistentes al régimen de aquel general genocida. Y homenaje también al maestro de efectos especiales, Emilio Ruiz, con la magia de sus bellas transparencias, imprescindible en las producciones extranjeras rodadas en España, como Espartaco (Stanley Kubrick, 1960) o Lawrence de Arabia (David Lean, 1962).

El guión es sin duda la pata más corta, porque la trama flojea en la solución al enredo, en una película repleta de momentos felices, de humor que nunca busca la carcajada y tan solo patina en el grosor de la línea en alguna secuencia (la de la violación de Jorge Sanz, por ejemplo), pero que se reserva el momento más emocionante, acertadísimo en el duelo Penélope Cruz-Carlos Areces, para dejarnos esa potente foto polaroid del tirano cuando se encara con la dignidad de la actriz. Guiños cinéfilos como el guionista “blacklisted”, que encarna Mandy Patinkin, el sosias con parche en el ojo de John Ford (Clive Revill), o la inspiración en el proyecto no realizado de Bronston (a quien vemos con el rostro de Arturo Ripstein) de una Isabella of Spain escrito por el historiador comunista John Prebble, yo los tomo como nutrientes, tal vez no del todo afinados, de una ficción cuyos elementos ideológicos son inevitablemente “progresistas”, y de puro evidentes algunos han considerado como autocomplacientes.

Fernando Trueba y Penélope Cruz. Universal

Aun con sus flaquezas, La reina de España es una imagen especular dignísima, más triste y amarga de La niña de tus ojos, esa maravilla de la que toma prestados las líneas generales de la trama y los personajes  trasladados desde Berlín a Madrid. La comparación entre ambas no puede, no debe ser una carga pesada sobre los hombros de la primera, que por sí misma, estoy seguro, será mucho mejor valorada en el futuro.

16 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Heisenberg

    No he visto La Reina de España, y no por ese inexistente boicot, sino porque la crítica especializada le ha dado hasta en el carnet de identidad -de hecho, su crítica es la única positiva que he leído- y no estoy por la labor de pagar 9 euros y malgastar dos horas de mi vida viendo una película descrita por la crítica como «desastrosa, sin pulso ni gracia».

    Es curioso que el recurso de los palmeros de los «intocables» del cine español sea siempre el mismo: no aceptar las críticas e insultar a los que no opinan como ellos. ¿De verdad cree que la crítica se ensañó con esta película por ‘patriotismo’ o por despecho, que simplemente se sumaron al boicot porque sí? No se puede ser tan corto de miras, y menos tachar de «militante de la intolerancia» a los demás cuando se va por la vida con semejante mentalidad.

    Lo que resulta infame es que, a estas alturas, todavía pululen periodistas al servicio del lobby del cine español empeñados en victimizar al señor Trueba. Se suele decir que uno es dueño de lo que piensa y esclavo de lo que dice; Trueba tiene derecho a decir lo que quiera, al igual que los espectadores tenemos derecho a decidir qué ver -y qué no-.

    02 mayo 2017 | 11:07

  2. Dice ser Anónimo

    Boicott en todo caso merecidísimo ya que el director ha sido gilipollas por encima de sus posibilidades, y ha mordido la mano que le daba de comer (incluso con nuestros impuestos) para después pretender lucrarse con ella.

    Pero aquí no ha habido boicott; ha habido otra película de baja calidad, y con el cine español siempre pasa lo mismo: si la película es buena y tiene éxito, como Los Otros u Ocho Apellidos Vascos, qué bueno es el cine español. Si la película es mala y no gusta mucho, hay que ver qué mal el boicott, Hollywood nos tiene estupidizados, la gente no ha sabido apreciar, etc.

    Todo excusas de perdedor. Menos lloriquear por un supuesto boicott y más calidad la próxima vez.

    02 mayo 2017 | 11:14

  3. Dice ser Pablo

    Yo no fuí a verla, no tanto por el boicot que promovieron si no más bien por iniciativa propia al escuchar el discurso de Trueba en Donosti. Él es libre de decir y sentir lo que quiera al igual que yo soy libre de sentirme ofendido debido a ese desprecio gratuito. No soy un ciudadano patriota, pero no insulto ni desprecio a ningún pueblo, mucho menos al mio ( todavía menos si mi sustento depende de ello ).

    02 mayo 2017 | 11:24

  4. Dice ser Arturo

    Los comentarios de Trueba al recibir el premio fueron inoportunos. En ningún momento se entendió que era socarronería sino imprudencia temeraria. De hecho no parece haber hecho declaraciones dando explicaciones sobre este lastimoso tema. Decir que le hubiera gustado que ganaran los franceses la guerra de la independencia es fuerte. Murieron muchos españoles defendiendo la libertad.

    02 mayo 2017 | 11:39

  5. Dice ser nogalicio

    Muy bonita tu elegia, pero mas bonito es el trueba que solo viene a españa a pedir subvenciones, y a cobrar. Lo demas sobra.

    02 mayo 2017 | 12:22

  6. Dice ser OTRO MÁS

    El Sr. Trueba y le digo señor porque hay que ser educado hasta con los maleducados, se excusa (y lo hace muy mal) diciendo que nadie entendió su socarronería. Si eso fuera verdad, que no lo fue, es que además de hacer una mala película es tonto de remate. Con el dinero de las subvenciones no se juega y si te ríes socarronamente, cabe la posibilidad de que el o los interlocutores no entiendan esa socarronería y ya tengas (si por mi fuera) la respuesta a futuras subvenciones.
    Sr. Trueba, hasta para ser socarrón hay que servir.

    02 mayo 2017 | 12:33

  7. Dice ser Juan el impotente

    No hijo no. Esto no tiene que ver nada con españoles fascistas que quieren hacer la puñeta a un pobre director que no se siente español. Si no con españoles libres que van al cine si les gusta la peli, y si no pues no van, que no hagan esos bodrios.

    02 mayo 2017 | 12:37

  8. Dice ser Doraemon

    ¿»Militantes de la intolerancia» por no ir a ver una película? Sea cual sea el motivo que, en mi libre albedrio, discierna para decidir no ir a verla…

    ¿Y nos llamas intolerantes a los demás? Ahaaammm…!!!

    02 mayo 2017 | 13:10

  9. Dice ser pepitonio

    Sois todos unos fachas, venid a ver mi pelicula.

    Y mira que yo susbscribo el “Nunca me he sentido español, ni cinco minutos en toda mi vida” pero despues no te puedes hacer el sorprendido.

    Ademas a mi, estas peliculas Españolas, actores Españaoles. epoca Franquista y tal, como que no.

    02 mayo 2017 | 13:45

  10. Dice ser Ana

    No se equivoque y, sobre todo, no insulte a los que no seamos admiradores de Trueba como usted. No somos intolerantes ni seguimos un supuesto «boicot». Simplemente no queremos gastarnos 9 euros en ver una pelicula que no nos apetece. No digo que todo el cine español sea malo. De hecho hay cosas que me gustaron mucho; pero Almodovar, Trueba y los sucesivos Torrente me estomagan. Y yo no critico su gusto porque a usted le parezcan bien (o no). Así que usted no califique el mío. Voy al cind cuando y como me apetece, que para eso me lo pago yo. Y ni usted, ni nadie me califica de militante de intolerancia ni de nada, faltaría mas.

    Y todo eso aparte, quien «necesita» el dinero de otro para «vivir» no debería atacar al que se lo da. En este caso todos los españoles que somos los que pagamos impuestos. Pero si va a solicitar subvención francesa,el más mínimo sentido común aconseja no decir cosas que puedan ofender a los franceses (incluso aunque sea una minoría de ellos). Y la más minima norma de cortesía indica que si te dan un premio, regalo o similar, lo agradezcas, porque nadie está obligado a premiarte o regalarte nada. A usted no le enseñaron esto cuando era pequeño y celebraba sus cumpleaños?

    02 mayo 2017 | 14:05

  11. Dice ser alehop

    Yo fuí a ver la película, no es de las mejores que he visto pero me gustó.
    En cuanto a lo demás solo puedo decir una cosa que leí en los foros y que tomo prestado al ver el país en el que vivo: «la única bandera es mi familia y el único himno mis amigos, todo lo demás solo sirve para enriquecer y morir por patriotas de boquilla cuyo corazón es suizo, panameño o de cualquier paraíso fiscal». Por cierto, entre los comentarios he leído a muchos tontos pero es el país en que vivo, intentaré cambiarlo.

    02 mayo 2017 | 19:20

  12. Dice ser Querido Alehop

    Fíjese en qué país vive, que algunos se dedican a llamar «tontos» a los que no opinan como ellos mientras escriben «fui» con tilde (entre otras patadas al diccionario). Está muy bien eso de querer cambiar el país, pero quizá debería empezar por cambiar primero su pésima ortografía. Por lo del ridículo y eso.

    02 mayo 2017 | 21:07

  13. Dice ser la verdad

    Ir al cine no es una cuestión doctrinal, pero imaginemos por un momento que Amancio Ortega dijera: “Nunca me he sentido español, ni cinco minutos en toda mi vida”.
    Es solo un ejercicio de imaginación del que se obtienen conclusiones rápidamente, no hay que ser un lince, como tampoco hay que serlo para considerar que el cine español está pasado de vueltas insultando a media España a la menor oportunidad, no sé si Trueba lo dijo para hacer la gracieta, el caso es el resultado, y tampoco ayuda que no aclarara el tema a tiempo.
    El cine español considera que todo acto público y notorio es la plataforma adecuada para insultar a media España, considera que el insulto está justificado, y que el resultado de las urnas según cual sea es respetable o no.
    Pues no es así, la profesión de cineasta es la de entretener, es industria del entretenimiento, no hay más, así se percibe por muchas vueltas que se le dé al asunto.
    Manifestar: “Nunca me he sentido español, ni cinco minutos en toda mi vida”, no es adecuado, ni siquiera es comercial. O que pruebe algún español para declararse antiamericano en la ceremonia de los Oscar, si es que tiene la suerte de que se lo den.

    02 mayo 2017 | 23:44

  14. Dice ser alehop

    Para 12
    Si toda su argumentación pasa por mi ortografía (quizá no haya tenido las mismas oportunidades que usted en cuanto a educación) es que lo que he escrito tenga mucha parte de verdad o razón.
    En cuanto a lo de tonto, si se ha dado por aludido, probablemente, es que también tenga razón.

    03 mayo 2017 | 07:31

  15. Dice ser Querido Alehop

    No puedo rebatir su argumentación porque no ha aportado ninguna, salvo llamar «tontos» a los comentaristas y copiar una frase que no es suya y que no viene a cuento- a menos que sea usted tan necio como para creer que los que no hemos visto la película de Trueba lo hemos hecho por patriotismo o vaya usted a saber qué-. Y no se engañe, hoy tenemos el conocimiento a un ‘click’ de ratón, quien ignora es porque quiere.

    03 mayo 2017 | 14:37

  16. Dice ser Gustavo Glez

    Negar que ha habido o se ha pretendido un boikot, es haber estado ausente tras las polémicas declaraciones de este director en las reacciones de la gente. Solo había que entrar en las redes sociales (Twiter o Facebook) para ser consciente de su impacto. Las personas padecemos de gatillo fácil y con la mínima información somos capaces de aventurarnos a dar un veredicto aplaudiendo o crucificando un suceso.
    Yo no defiendo ni condeno la opinión de Trueba ni de nadie respecto a su sentimiento o afinidad con su país natal, pues cada cual por sus experiencias personales tendrá una opinión al respecto. Aventurarme a acusar a Fernando Trueba de aprovecharse inmoralmente de subvenciones u otro tipo de beneficios sería un disparate por mi parte, pues desconozco que haya sido tal caso de tal modo.
    No he visto la película (no por nada, hay muchas películas que no he visto), no pretendo acusarla ni defenderla porque aparte, mi entendimiento del cine, a causa de mi carencia de conocimientos en profundidad en este campo, se reduce a las películas que me hacen disfrutar o no y un simple tráiler puede convencerme o retraerme para consumir ese producto al margen que a la crítica profesional cineasta, (quien puede hacer una valoración más profunda y detallista dado sus conocimientos en esta materia).
    El problema (y esto es una opinión personal) es que estamos en una sociedad donde absolutamente todo está de una forma u otra politizado, y la fiabilidad de una crítica supuestamente profesional, es bastante cuestionable desde mi punto de vista, pues entiendo que puedan influir ciertos intereses (políticos, de afinidad o de cualquier otro tipo) para ensalzar, abatir u ocultar la realidad de un trabajo y endiosar o desprestigiar a un director.
    Yo no sé si esta película, desde un punto de vista puramente profesional, es una buena o mala película (reitero que no la he visto, y aun viéndola mi opinión sería puramente desde las sensaciones que me causara personalmente y no por ser entendido en la materia), lo que si tengo la sensación es que en publicidad que se ha dado, ha influido las declaraciones de Trueba en el Festival de Cine.
    Me quedo la idea final del autor de este artículo, y es que en el futuro, cuando esas declaraciones estén completamente al margen de la película, veremos una valoración de la película más realista.

    24 mayo 2017 | 01:14

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