A la mierda la lotería. Si me das a elegir yo prefiero ese azar que ayer te llevó hasta mí, mosquita muerta: alzaste la mano en plena calle y justo resultó ser mi taxi, después de tantos años sin saber del otro, quién lo diría. No ibas sola, por supuesto. Tu nuevo novio formal y recatado parecía Mister Octubre en un calendario del Opus —cuello de pico, after shave olor a padre, hoyuelos beatos—; uno de esos tipos que viajan siempre erguidos, de finas formas, sosegado, igual que tú ahora, quién lo diría. Finalmente optaste por fingir no conocerme de nada (cómo explicarle a tu cándido novio y sin mentirle, de qué conoces al taxista) y yo jugué a lo mismo aunque no pude evitar lanzarte mi catálogo de muecas canallas y tú mientras incómoda y tensa, con esa cara de familia numerosa que envolvía tu silencio. Sé que mientras te esforzabas en fingir normalidad no podías evitar acordarte de aquella noche innoble, los dos en el cuarto de baño de aquel oscuro bar de Malasaña, tú de espaldas a mí, con tu pómulo y tus manos sujetando azulejos, lanzándome esos gritos susurrados: “más fuerte”, “más fuerte”, “más fuerte…”.
Y gracias o por culpa de esos flashes invadiéndote el recuerdo, viajaste sonrojada buena parte del trayecto, hasta el punto de acabar captando la atención de tu novio:
—¿Te encuentras bien, querida? -dijo él con su voz engominada.
—No, no. Estoy bien. Hace un poco de calor; eso es todo.
Luego os dejé en el restaurante y, al bajaros del taxi , tu delicado novio cerró mal la puerta.
Yo bajé la ventanilla y le grité:
-¡Más fuerte!, ¡más fuerte!
Y os juro que me veo incapaz de describir esa mirada final que me lanzaste. Fue realmente indescriptible.
Yo ahora soy bueno, pero el azar no me deja pasar página.
22 diciembre 2014 | 22:40
Un relato ingenioso
a la vez que muy real
sólo que si es verdad
yo no llego a comprender
del porqué, ni la razón
de tu rara reacción
para con esa mujer
al reencontrarla por azar
acompañada de su novio.
Mujer, la que años atrás
que te ofrecía su trasero
en el lavabo del bar,
Que mientras que tú empujabas
sostenía ella con la cara
al igual que con las manos
los azulejos del váter
como si se estuvieran cayendo.
Que entre jadeo y jadeo
reclama que tus envistes
fuera fuerte y más fuerte.
Porqué le sacaste los colores?
Porqué dijiste al acompañante
con el achaque de la puerta
lo que ella a ti te decía
cuando en la nuca le echaba,
el aliento tal vez mezclado de babas?
La mirada, no lo dudes
sería de indignación
y maldiciendo el momento
que ella la mano alzó,
para que parara un taxi
y que el taxista fueras tú.
Yo que te leo desde hace años
sé que este ingenioso relato,
no, no puede ser verídico.
Esto tú, no lo has vivido,
y si es que lo has vivido,
seguro que ha sido en sueños.
22 diciembre 2014 | 23:13
Llevas años haciéndme luz de gas.
Con tus mentiras.
Con tus medias medias verdades.
Tu errático proceder. Tus persecuciones, tu obsesión con los que no pudo ser.
Tu doblez.
Y ahora, me preocupo: ¿eres tú la inestable, la desequilibrada?
¿Has sido siempre así, incluso en nuestros mejores tiempos, o te ha llevado hasta ahí el desamor?
Soy culpable, ¿pero hasta dónde?
Ya no hay en qué creer, por qué vivir, todo es una gran mentira.
Quién eres tú, después de tantos años juntos, quién eres?
23 de diciembre de 2014.
23 diciembre 2014 | 04:25
» Catálogo de muecas canallas » ??? Jo, jo, joooooo…Ainssss mejor no comento nada más…
23 diciembre 2014 | 07:52
LA NAVIDAD Y EL LATERO.
Los años de mi niñez
que los viví yo en un pueblo.
Y que ahora en la vejez
con nitidez los recuerdo.
En Navidad y año nuevo
mucho frío en esa sierra.
Si no helaba, nevaba,
entonces, venía el latero.
No era de allí ese hombre
decían que era forastero.
Que venía con el frío
que se lo llevaría el viento.
Cuando el día despuntaba
con voz quebrada gritaba.
El Latero, el latero,
se hacen jarrillos de lata.
Se sueldan satenes y ollas
y con una tapadera,
a perolas y cacerolas
se les echan culos nuevos,
Era un gitano delgado
pequeñito, muy moreno.
Con un bigotillo fino
tocado, con un sombrero.
Sus pantalones de pana
con piezas de varios colores.
Con una camisa azul
de nácar eran los botones.
Con una corbata negra
dicen, que luto tenía.
Y una chaquetilla gris
que casi no le servía.
Porque le estaba pequeña
y abrocharla no podía.
En los pies, unas alpargatas
negras muy descoloridas.
Con boquetes en las punteras
que al no llevar calcetines
los dedos se le salían,
las uñas se les veían.
El cajón de las herramientas
de banqueta le servía.
Y aquel anafre redondo,
donde carbón encendía.
Que cogiéndolo del asa
como a una noria giraba,
para el fuego avivar,
y que se hiciera la brasa.
Yo que era muy pequeño,
no iba aún a la escuela.
El día entero lo pasaba,
viendo trabajar al latero.
El pobre que con el frío,
los dedos, se les entumecían.
Ponía las manos en el fuego,
tratando de calentarlas.
Admiraba aquel trabajo,
el martillo, las tenazas
y las tijeras de hierro
con que cortaba las latas.
Su destreza al soldar
y como doblaba la pestaña,
para poner un fondo nuevo,
a ollas que estaban picadas.
Entonces yo ya decía
que cuando fuese mayor,
tenía que ser latero
y que jarrillos de lata haría.
Al anochecer en mi casa
la chimenea encendida,
y algo de comer en la mesa,
que calentito me sentía.
Mi padre siempre decía
-Voy a buscar al latero,
que si duerme bajo el puente,
de esta noche, el pobre no pasa.
Esperad a que yo vuelva,
compartiremos la cena.
Y al calor de la candela,
va a dormir aquí en la casa.
A la mesa lo sentaba,
y mis padres sin cenar,
si había poca comida,
esa noche se quedaban.
Pasado ya algunos años,
al latero, lo vi un día.
Le dije quién era yo,
y me preguntó enseguida.
¿Que como estaban mis padres?
Mi padre, hace años que murió.
El latero, se puso a llorar,
lloraba con desconsuelo.
Ese viejecito, el latero,
me abrazó diciendo: Lo siento,
tu, tuviste un buen padre,
yo sé que está en los cielos.
Pasado ya algunos años,
yo estaba pasando apuros,
estaba pidiendo limosnas.
Un viejo me miró y dijo:
-Yo soy el latero hijo
y me ofreció cuatro duros.
Que yo no quise aceptar,
lo vi viejo, delgadito.
Él me había reconoció,
sus ojos llenos de lágrimas,
y su voz entrecortada,
me dijo balbuceando.
-Acéptame este dinero,
no puedo darte cobijo.
Porque yo no tengo casa,
vivo aquí, en este asilo.
Era Navidad y llovía,
también hacía mucho frío.
Los cuatro duros los conservo,
siempre los llevo conmigo.
La mala racha pasó,
me casé y tuve hijos,
todos ellos emigraron,
ahora soy ya viejecito.
De nuevo… La Navidad,
me siento solo en mi piso.
Quisiera como el latero
vivir, y morirme en el asilo.
Al Sur de Gomaranto. 31.12.2007.
23 diciembre 2014 | 07:53
¿Por qué los hombres no perdeis ocasión de hacer ‘ostentación’ de vuestra virilidad?
23 diciembre 2014 | 08:53
Dani grosero!
eres taxista o camionero?.. o ya no se difiere el gremio?
una cosa está clara!, sois prehistóricos, cada vez que queréis insultarnos usáis el sexo y de espaldas, puagggggg
mucho Platón te falta a tí en la mollera:»los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos porque tienen que decir algo»
Cierto día, en el cine de mi pueblo, mi cuadri y yo ocupábamos toda una fila y a veces parte de la otra, bien, no me acuerdo la peli, espero que no fuese «el graduado»… pues bien Bego, una chica que no siempre estaba en nuestro grupo por su tendencia tortillera, bueno, no sé, no sé si a veces no estaba porque se acobardaba de su fama, o porque en el grupo quizás se sentía un tanto observada, no sé, yo desde luego la aceptaba normal y charlaba mucho con ella… toda mi vida he tratado de aclarar la existencia en éste mundo y los por qués, con todo dios… en fin, que Bego se quedó la última en la fila y en ella un asiento libre, pues la peli al lado de la pared, aunque tuviese pasillo pues como que no… Bego no era bonita, pelo muy rubio casi blanco y ojos chiquitines y azulines con todas las pestañas rubias, pero su cuerpo era garboso y rápido en movimientos, para mí Bego era un encanto, en fin, por el pasillo de la pared se acercó un hombre y se sentó en la butaca,al rato, en medio de la peli, Bego más alto que lo normal le increpó al hombre porque le estaba molestando con sus roces-intentos de toqueteo, ella lo hizo leve pero el silencio del cine es como un altavoz, ya sabéis… sin embargo el hombre, muy cínico se levanto y la montó gorda, le dijo de todo. niñata asquerosa, que más quisieras tú que que te hubiese tocado, con lo fea que eres ni en sueños, además… grosería, tras grosería, Bego se achicó porque todo el cine estaba atento a la inesperada escena y encima era ella, Bego, la que no le gustaban los tíos… el guarro asqueroso salió y nosotras mudas, con los ojos como óbitas, pero sin mover ficha… sí, ésta es una de las muchas veces que me avergüenza echar la vista atrás, aunque algo sí hice, Bego bajó la cabeza e intentó irse y entonces me fuí a su lado, la calme y me quedé con ella..no te vayas, no le hagas quedar por encima… luego, al encenderse las luces tod@s nos miraban pero entonces sí que recogimos a Bego en el centro de nosotras y salimos con las cabezas altas… faltaría más!, maldita sociedad machista!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
la la lotería ayer, pues poca cosa tenía, menos ha caído que yo sepa, sin embargo, una vez quedamos mi amiga y yo para el telediario de la 2, ja,ja …nuevas en una empresa en Barna, se nos ofreció participación pero nosotras chulas que no creemos en milagros y tal, nos negamos a aceptarla… y qué pasó? …exacto! cayeron esos segundos premios o terceros, no netiendo nada de lotería.. pero acabó dejando unos buenos dos millones de pelas de los años 80 y algo y en mi amiga y yo un palmo de narices por los siglos de los siglos , ja,ja.. en mi vida hemos tenido más cara de idiotas, pero c, esta la vie!
23 diciembre 2014 | 09:42
Ja ja ja… qué buenísimo ¡¡¡
23 diciembre 2014 | 09:44
Si que es una loteria… pero ¿para ella o para ti?. En fin, realidad o ficción, por lo menos te ha deda tema para una nueva entrada del blog.
23 diciembre 2014 | 10:09
Buenisimo, me ha encantado el post, quien no se ha encontrado en esa situacion alguna vez? En un espacio tan reducido es mas complicado, pero en un pub, en la misma calle…
Si se ha terminado bien puedes saludarte tranquilamente sin tener q dar detalles de amorramientos en esta parte o en la otra, aun asi q morboso, te fijaste si ella dejo charquito en el asiento?
Feliz martes
23 diciembre 2014 | 11:38
Al ritmo de los tambores
las zambombas, las carracas,
guitarras y panderetas,
oliendo a anís, polvorones,
mazapanes y turrones,
ya llega la Nochebuena
envuelta en copos de nieve;
y entre doradas estrellas
luciérnagas de colores
se mueven como centellas;
retaila de emociones
van diluyendo las penas
con idénticas canciones,
esas canciones tan lindas
que de niño conocieras;
se alegran los corazones,
alguien prepara la cena,
se encienden vivos recuerdos
y se queman las tristezas
en muy distintas candelas;
el abuelo cuenta un cuento
y otro lo cuenta la abuela
y la noche se hace eterna
lo mismo que el sentimiento
que en los pequeños despierta.
Enga «Talleo», olvida aquello,
que no mereció la pena;
has despertado por fin
y has roto ruines cadenas
que te impidieron vivir.
Te queda lo más bonito
tu nunca vas a estar solo
¡estamos en Nochebuena!
y recuerda la sentencia
¡año nuevo vida nueva!
23 diciembre 2014 | 12:08
Qué fuerte, Simp!! (El post, no; ella).
23 diciembre 2014 | 20:52
Tu sobervia es lo que no te deja pasar página, perdona que te lo diga.
Casi me lo pierdo :))
29 diciembre 2014 | 20:13