Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

El cielo ahora mismo

FOTO: Wikipedia

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El cielo ahora mismo es la habitación de un fumador soltero. Se deshace el gotelé y los coches no parecen disfrutar de los charcos: tocan el claxon, que es la forma fácil de gritar sin sentirte culpable. En esto se abre el semáforo, pero hay un autobús atravesado justo delante de mi taxi. Un chaval de pie en el interior del autobús me observa con ojos de preso en el vientre de Moby Dick. Se encoje de hombros, dibuja una estrella en el vaho del cristal. Sin duda llega tarde, aunque no parezca importarle demasiado. Giro el volante de mi taxi, intento cruzar aprovechando un hueco entre la barbilla del autobús y el coxis de una furgoneta de paquetería urgente. El conductor del autobús parece un muñeco de playmobil. La misma expresión simpática y sin embargo ausente. Acelero en cualquier caso. Sigue lloviendo. A ambos lados, paraguas. Hay un hombre en la boca del metro vendiendo paraguas. Curiosamente, es el único en la calle que no lleva paraguas. El que vende paraguas lleva un abrigo con capucha. Me fijo también en una pareja compartiendo un paraguas. Él sujeta el pomo. Ella se sujeta al brazo de él. Tal vez si ella le soltara, el chico saldría volando como Mary Poppins. Tal vez sea ella quien le mantiene a él con los pies en el suelo. También hay un hombre sentado en la acera con la mano erguida, pidiendo limosna. A su lado, un cartel en blanco, sin mensaje. Quizás el mensaje se encuentre escrito en el dorso y se confundiera al colocarlo. O quizás el mensaje sea ese: nada.

A todo esto, se me olvidaba. En el asiento trasero de mi taxi viaja una conocida parlamentaria del Congreso que nos representa a todos. No diré su nombre, no diré sus siglas. Sólo diré que en los veinte minutos que duró el trayecto, apenas levantó la vista de su teléfono móvil. Se mostró totalmente ajena a todo lo que os cuento. No observó el atasco, ni los paraguas, ni al vendedor de paraguas, ni a aquella pareja ingrávida, ni al mendigo. Por no fijarse, ni siquiera se fijó en la lluvia.

16 comentarios

  1. Estamos representados por sordociegos.

    11 noviembre 2014 | 22:26

  2. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    Esa mujer, esa mujer
    que no ve, pues no mira
    que no oye ni habla
    ni delante de un plasma
    yo sé quién es, yo quien es
    es del… , es del… ,
    no es que sea ciega sordomuda
    oye muy bien, oye muy bien,
    sin lentilla ni gafas
    ve lo traspuesto,
    ella ve bien, ella bien ve.
    Es que, ella emula
    a su jefe de filas
    y le va bien y le va bien.
    no sé su nombre,
    pero en la tele de vez en cuando
    se deja ver, se deja ver
    es del… , es del… .
    ¡Que el cielo la juzgue!

    11 noviembre 2014 | 23:20

  3. Dice ser mané

    Esta noche de noviembre, bajo la lluvia, camino despacio por las calles casi solitarias del centro de mi capital, y veo cosas que seguro que ni existen para otros más sensatos que yo. Pero la sensatez no es mi fuerte. Cada vez hay menos bares abiertos, aunque he encontrado uno. Entro y pido una cerveza, me aflojo la bufanda y me seco la cara con el pañuelo. Recuerdo las novias que he tenido, no más de diez, pero madrileña sólo una. Lo último que me dijo fue que yo era muy mayor para ella, que no me hiciera ilusiones. Hace años ya. De todas formas estoy recorriendo todos los lugares que anduvimos juntos, y a veces creo verla, pero nunca es ella…es otra chica, no me interesa. Mi amor fue ella y no otra, y a mi manera le soy fiel. Es algo tarde. Vuelvo al hotel. Leeré toda la noche. No quiero perderme ni un momento el sonido de la lluvia. ¿Conservará aún el anillo con mi nombre? Si estuviera ahora conmigo la acariciaría, le haría el amor por segunda vez, y cada dos por tres le preguntaría ¿escuchas la lluvia María? Está lloviendo amor mío. Ahora llueve más fuerte. ¿Verdad que es hermoso?¿Eres feliz?

    12 noviembre 2014 | 03:15

  4. Dice ser Carla

    Quizás estuviese hablando con su amante, recordando la mañana de sexo duro que se habían regalado.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    12 noviembre 2014 | 07:17

  5. Dice ser Stewart Cops

    En la ignorancia esta la vulgaridad…ese es el mensaje que le estaba enviando por el movil.

    12 noviembre 2014 | 07:46

  6. Dice ser Antonio Larrosa

    Nunca llueve a gusto de todos . Los poetas lo ven de una forma, los agricultores de otra ya los politicos solo les importa el tres por ciento.

    Clica sobre mi nombre

    12 noviembre 2014 | 08:36

  7. Dice ser AreaEstudiantis

    Esta misma historia ya la has contado hace poco….

    http://areaestudiantis.com

    12 noviembre 2014 | 08:55

  8. Dice ser Scandal

    Los q nos representan están aislados en sus propios mundos, no tienen pq preocuparse, ver lo q les rodea, se la pela, no va con ellos, triste, pero cierto.

    Feliz miercoles

    12 noviembre 2014 | 10:41

  9. Dice ser NCR1975

    Ni en Madrid ni en BCN…ayer viniendo de dejar a mi hija en taekwondo con la que estaba cayendo por Sants iba pensando algo parecido…los que gobiernan no deben ir andando por la calle nunca salvo por sus urbanizaciones de lujo…de otra manera no se explica el mal estado de algunas aceras…me resbalé dos veces…y casi me pego dos piños…torcí todo el paragüas…Aghhhhhh…

    P.S.: El post pasable…pero nen…con tu 1º comment…UN RESPETO POR LOS SORDOCIEGOS !!!

    12 noviembre 2014 | 11:14

  10. Dice ser Ray

    Casi te pegas dos piños…pobres baldosas, de buena se libraron Carpe-diem, aunque hubiera sido impagable verte por los suelos…..

    A mí no me representa nadie pero el panorama, cierto que es glacial.

    Encoger, con g.

    12 noviembre 2014 | 13:31

  11. Dice ser NCR1975

    Pero qué malo eres Ray !

    *Fe de erratas: paraguas…

    12 noviembre 2014 | 15:52

  12. Dice ser mané

    ¿Cómo la conocí?
    Estaba esperando que la luz cambiara para atravesar un paso de peatones y ver el templo de Debod. La vi llegar con su andar tan especial que parecía moverse a microndas. Era un poco más alta que yo. Me acerqué, la cogí suavemente por el cabello e hice que se agachara un poquito, y le di un beso en la cara. No supo reaccionar, y sólo me miró fugazmente, pero eso sí, al tiempo de cambiar la luz me dijo
    -“¿Sabes que te podía haber dado un par de tortas?”

    – Sí, lo sé. Por eso me he quitado las gafas -le respondí, mostrándoselas.

    Luego siguió caminando y a los pocos metros volvió la cabeza y me dijo “¿Me estás siguiendo?” a lo que respondí con “No, aunque debería. Sólo iba a ver el templo ese que fue un regalo de Egipto…nunca me acuerdo cómo se llama”.

    – “Se llama templo de Debod”-respondió.

    – ¿Y dónde queda exactamente?-le pregunté.

    – Bueno, sígueme, mejor dicho, sigue como vas, yo voy también hacia allí. He dejado mi moto, una vespa, atada, muy cerca.

    – En tal caso te acompaño hasta la moto,-le dije.

    – Pues como yo haga lo mismo podemos tirarnos así todo el día -sonrió tímidamente.

    La moto no la arrancaba ni a la de tres, así que le dije “¿Me permites?, creo que hay que darle más fuerte al pedar de arranque, y la arranqué; te veo debilucha,- comenté.

    – Muchas gracias, me dijo, mientras colocaba una carpeta en una especie de portaequipaje delantero.

    – ¡No, no te puedo dejar marchar tan débil! Apaga el motor. Seguro que estás hambrienta. He visto anunciado cerca de aquí un restaurante vasco y los vascos cocinan muy bien. Te invito a cenar…y así estaremos en paz.

    -No sé qué me pasa contigo. Está bien, -dijo.

    La cogí de la mano y no sólo no se me soltó sino que se aferró a mi cintura, me rodeó, se apretó a mi tanto como pudo, y así llegamos al restaurante, como si nos conociésemos de toda la vida, como novios. Después pasaron horas sin ni siquiera acordamos de la moto. Nos sentamos en un banco cerca del templo y veíamos, abrazados, pasar a la gente. Todo era de otro color diferente al color de la tarde. Seguimos así, abrazados un buen rato. Después, bien entrada la noche, la acompañé hasta la moto, pero no dejé que la llevase:
    – “Sieńtate atrás, ¿dónde vives?
    – Por la Puerta de Toledo, con unas amigas.
    – Te llevo. No puedo correr el riesgo de que se te pare la moto en plena travesía…

    Parecía no querer entrar en su apartamento y dimos varias vueltas alrededor de la manzana, cerca de las vias del tren. Al fin me dijo que en realidad las amigas no estaban… Así que sólo estuvimos ella, la luna llena entrando por la ventana de su dormitorio, y yo, diez años mayor, dedicado a ella en cuerpo y alma. La única luz la de la luna, también testigo única de un millón de besos, todos de amor. A la mañana siguiente le compré un anillo de oro, una alianza, con mi nombre grabado. Fui muy feliz, pero ella tenía razón: era demasiado mayor para ella. No la he vuelto a ver. Pero tampoco la he olvidado ni la olvidaré nunca. Mi novia de Madrid, María.

    12 noviembre 2014 | 16:43

  13. Dice ser nekane

    ja,ja a las mujeres políticas les encanta el móvil, igual era otra olvido hormigos, quién sabe!, viven como adolescentes, escondidos entre pantalla y teclados!, para evitar todo contacto social!: qué miedo!!! pero, no os creáis que en sus vidas no hay carencias, ja,ja sus urbanizaciones ricas están tan mal asfaltadas como las pobres, en éste país se hace todo mal, para ricos y para pobres, se vive igual pues cada cual vive según su sueldo y en el carro que te montes siempre andas justo, sino nadie robaría!, fijo!, bueno algún avaricioso quizás, claro!, pero estamos hechos de ese calibre para que todo todo sea y salga mal…
    la lluvia en el campo es preciosa!,en el pueblo algo menos y en la ciudad es sucia y dá asco, además de tóxica… la melancolía que nos recoge en los días de lluvia, es la que pone el puntito, la guinda dulce en nuestra materia gris, .
    …cuando me pilla en la ciudad yo siempre evoco una vieja canción «Nunca llueve al sur de california»,la escucho desde los 13 años! me encanta-ba, …en mi pueblo lluvioso 11 meses al año, -hoy ya no eh? ha cambiado hasta el tiempo!-, llovía y llovía un sirimiri constante y pedante, así pues nos juntábamos un grupillo hacíamos pira en clase y nos poníamos en la máquina de discos del bar de viejos, juntando entre todas para la monedita! y a escuchary tatarearla en inglés, que no teníamos ni idea pues nuestro bachillerato erad e francés, e imaginándonos en una tierra tan tan seca en la que añorásemos la lluvia y haciéndo el burro las más atrevidas salíamos a mojarnos danzando bajo la lluvia ante el pasmo de vecinos que al rato ya estaban con el cuento a tu madre y luego ya la tenías detrás: ven aquí, otra vez no has ido a clase???? por qué llamas la atención, te drogas???, has fumado los porros esos? …santa bárbara bendita las ganas que teníamos de crecer y abandonar el pueblo donde encima la represión, la política y la falta de casi todo nos asfixiaba, ahogaba, maldecía…
    Dani, fijándote tanto en las personas, sus gestos, sus pesares, sus… en la sociedad nuestra no consigues más que que te traten de cotilla chismoso

    12 noviembre 2014 | 16:43

  14. Dice ser manuel

    Fui cogido entre dos fuegos
    y no tuve escapatoria
    los ojos de aquella niña
    con sus 23 abriles
    y aquellos verdes jardines
    me empujaron a la gloria
    perfumada con jazmines
    de su cabello de novia;
    y fue una luna traviesa
    la que me empujó a besar
    aquellos labios de fresa
    y ya no pude parar,
    me olvidé de mi existencia
    y quedose en mi memoria
    como una noche de amor
    (arriba os cuento la historia).

    12 noviembre 2014 | 18:59

  15. Dice ser mariana

    …no se fijó en nada, ni siquiera en la lluvia…. ni en tí…
    y es triste que una persona que comparte con otra un rato de su vida, en casi dos metros cuadrados…ni siquiera le mire a los ojos… aunque sea a través del retrovisor…

    12 noviembre 2014 | 22:01

  16. Dice ser manuel

    errata (one more): debería de decir «la que me impulsó a besar»…; naturalmente esas cosas que cuento ¡no pasan!, son fruto de mi fantasía, ¡para alegraros el día!

    12 noviembre 2014 | 23:03

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