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Yo no quiero ser banquero

–Yo no quiero jugar a eso, Sal. No me gustan los banqueros.

–¿A cuántos banqueros conoces, Ven?

–A ninguno, pero he oído que son muy malos y que hacen la crisis.

–Yo no voy a hacer ninguna crisis, sólo vamos a jugar con el dinero del Monopoly.

–Entonces, ¿para qué quieres este antifaz de bandido?

— Eh… no sé…cosas mías… ¿Juegas  o no, Ven?

–No sé, no sé.

–¿Qué le pasa a este perrito? ¿Por qué está temblando? –era Mati quien acababa de entrar y tomar a Gauss en sus brazos.

–Que le dan miedo los banqueros y Sal quiere ser uno de ellos.

 

 

–Yo no quiero ser banquero –protestó Sal –¡Yo quiero ser físico para estudiar la materia oscura! Sólo quiero que juguemos a los banqueros con el dinero del Monopoly para practicar los porcentajes que estamos viendo en clase, Mati.

–Ah, bueno, eso me parece una buena idea, Ven.

–Sólo si tú te quedas aquí para comprobar que Sal no nos engaña –terminó aceptando Ven, aunque Gauss seguía desconfiando.

–Venga, vamos a jugar a los banqueros –propuso Mati –Os propondré unos ejemplos, ¿queréis?

–¡Sí! –gritaron los dos hermanos provocando otro sobresalto a la pobre mascota.

–Tú, Sal, eres el banquero. Ven es un señor que va a ingresar sus ahorros para que el banco le dé un interés por ellos.

–Vale –dijo Sal –¿Cuánto dinero va a ingresar, usted, caballero? –continuó haciéndose el interesante y dirigiéndose a su hermano.

–Ummmm… –Ven pensaba y calculaba –150 euros.

–Estupendo, señor –contestó Sal — En nuestro banco le daremos un 12 % mensual de interés.

–Huy –Mati no puedo evitar intervenir –Creo que te irá mejor de físico, sí…

–¿Por qué, Mati? –preguntó el gafotas.

–Porque eso es mucho interés, pero está bien, sólo es un juego para aprender a usar los porcentajes –respondió la pelirroja –¿Cuánto dinero tendrá Ven en su cuenta al mes siguiente?

–Pues… –comenzó a decir Sal –calculo el 12 % de 150 y se lo sumo. Multiplico 150 por 12…divido por 100…me sale 18…150 + 18… 168 euros, Mati.

–¡Toma! –dijo Ven –Cuánto…

 

–Sí, es que tu hermano es un banquero muy generoso –dijo Mati sonriendo –¿Y al cabo de 2 meses? ¿Cuánto dinero tendría?

–168 + 18…186 euros –contestó Sal.

–¡Hala! –exclamó Ven.

–Bueno, eso si aplicamos un interés simple –dijo Mati.

–¿Qué es un interés simple? –preguntó Sal.

–Un interés simple es aquel que aplicamos siempre a la cantidad inicial de dinero, al capital inicial. Con el interés simple, cada mes le pagarás a tu hermano el 12 % de lo que él ingresó en el primer momento. Si hacemos las cuentas y nos fijamos, 168 es el resultado del multiplicar el capital inicial, 150, por 1 más 2 (porque es el segundo mes) por 0’12 (que es el coeficiente que usamos para calcular el 12% de una cantidad) ¿Lo veis?

 

 

–Vamos a calcular cuánto dinero tendrá Ven después de 3 meses –continuó la pelirroja.

–Sólo hay que sumar 18 euros que es el 12% de 150, Mati –respondió Ven.

–Sí, pero vamos a ver cómo nos sale una fórmula para calcular la cantidad de dinero en cualquier mes más rápidamente.

–Yo ya la estoy sospechando… –dijo el gafotas.

–Has puesto ‘terces’ en lugar de tercer… –dijo Ven a Mati con una risa pícara.

–Huy, es verdad, lo corrijo –respondió ella con cómico sonrojo.

–¡Lo sabía, lo sabía! –gritó Sal –¡Sólo había que cambiar el 2 por un 3!

–¡Toma, toma, toma! ¡Mola! –Ven estaba entusiasmado, no se sabe si por el hecho de intuir la fórmula para el interés simple o por el dineral que le estaba dejando su inversión.

–¿Sabéis entonces cuánto dinero tendrá Ven dentro de 6 meses? –preguntó Mati.

–Vamos a calcularlo –dijo Sal con una enorme sonrisa.

–¡Toma! ¡258 euros! –Ven estaba eufórico.

–Eso es demasiado, Ven… –protestó Sal.

–Bueno, Sal , ya te dije que era un interés muy alto y además ¡mensual! –dijo Mati.

–Vamos a cambiarlo –dijo Sal con cara de malo, malísimo de película.

–¡Ni hablar, ni hablar! –gritó Ven –¿Qué pasa? ¿Que los banqueros no cumplís las promesas?

–Es que me equivoqué al principio… –intentó Sal.

–Lo siento, hay que ser responsable de lo que se dice, ¿verdad, Mati? –preguntó el pequeño.

–Efectivamente, Ven –corroboró Mati –Además, eso de aplicar el interés simple no es del todo honesto, Sal.

–¿Por qué, Mati? –preguntó el aludido.

–Porque el segundo mes, Ven tendré ingresado en tu entidad 168 euros. Lo lógico sería que le dieras el 12% de esa cantidad, no de la inicial –dijo ella.

–A esto se le llama interés compuesto, al hecho de aplicar en cada momento el interés a la cantidad de capital acumulada.

–¡Así me gusta más! –dijo el pequeño con efusión.

–A mí no –respondió su hermano.

–Pero es más justo, Sal, ¿no crees? –dijo Mati –Al fin y al cabo, tú tienes más dinero de Ven invertido en tu banco.

–¿Y en el tercer mes? ¿Tendré que darle el 12% de los 188’16 euros? –quiso saber el banquero.

–¡Toma, claro! –respondió el inversor.

–Efectivamente –continuó Mati –Vamos a hacer las cuentas a ver si intuimos la fórmula para el interés compuesto. El segundo mes Sal debe pagar 168  más el 125 de esa cantidad. Pero si escribimos 168 como 150 x (1 + 0’12), que es de donde lo hemos obtenido, fijaos que nos sale.

 

–Ay, ay, que creo que lo veo… –dijo Sal.

–¿Qué es lo que ves? –preguntó la gafotas.

–Que como es el mes 2, hay que calcular 150 por (1 + 0’12) elevado a 2, ¿no?

–Muy bien, Sal, vamos a ver qué pasa en el mes 3.

–Otra vez has puesto ‘terces’ en lugar de tercer — dijo Ven con una sonrisa.

–Huy, que pesadita estoy hoy –Mati guiñó un ojo.

 

 

–¡Toma, toma, toma! ¡Eres un crack, Sal! –Ven abrazó a su hermano –Un poco choricete, pero un crack.

–Entonces, chicos, si aplicamos interés compuestos, ¿cuánto dinero tendrá Ven después de 6 meses?

 

–¡TOMA, TOMA, TOMA! ¡MOOOOOOOLAAAAAAAAAA! –los ojos de Ven se salían de sus órbitas. Gauss dejó de temblar.

–¡Eso es mucho, Mati! –dijo Sal muy en su papel de banquero.

–Bueno, ya te dije que lo tuyo no era la banca –Mati le alborotó el pelo –Normalmente el interés es muuuuuuuucho más bajo y se aplica anual y no mensualmente. Pero lo que sí hemos conseguido es intuir las fórmulas para el interés simple y para el interés compuesto. Para el interés simple, ya sabemos que

–Vamos a hacer un ejemplo. Decidme el capital inicial, el interés y el número de años para el que queréis calcular el capital final.

–1000 euros, a un 2% en 4 años –dijo Sal muy serio.

–Veo que has aprendido pronto, banquero –dijo Mati pícara.

 

 

–¿Sólo 80 euros en 4 años? –protestó Ven –¡Qué abuso!

–Lo siento, si no quieres, puedes buscar otro banco –contestó el gafotas muy digno.

–Me temo, Ven, que esto se acerca más a la realidad… –dijo Mati –Vamos a ver ahora ese mismo ejemplo con interés compuesto. Escribimos primero la fórmula:

 

–Y ahora ponemos los datos, a ver cuánto ganamos en 4 años –dijo Mati.

–Ganáis vosotros, yo lo pierdo –respondió Sal con pena.

–No te preocupes, Sal –repuso Mati –que los banquero suelen perder poco…

 

 

–¿82 euros? Pues vaya… –el pequeño inversor se desmoralizaba por momentos –Yo no quiero jugar a los banqueros, Sal.

–¿Qué os parece si jugamos al Monopoly ya que lo tenéis aquí? –preguntó Mati.

–¡Vale! Pero vigila a Ven que a veces intenta colar billetes falsos… -dijo Sal.

–Chivato…