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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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El día de la Televisión

El 21 de noviembre es el Día de la Televisión.

UTECA, la asociación de las televisiones en abierto aprovecha ese día para celebrar una Jornada sobre el medio. Es una jornada para las loas y las reivindicaciones; a un nivel muy alto: el discurso de apertura lo imparte la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría. Un discurso muy correcto y muy bien preparado, por cierto. Esta vez el título de la jornada miraba al futuro: 2020 y más allá.

Este año he tenido el honor de que me invitaran a la jornada; no es la primera vez pero tampoco es habitual. Voy a tratar de hacer un resumen de los asuntos más interesantes (desde mi punto de vista) que se trataron.

Foto de familia con la Vicepresidenta. FOTO: UTECA

Creo que se pueden agrupar en tres grandes áreas: las cifras del medio, las audiencias y su problemática y la legislación con sus implicaciones.

Concha Iglesias de Deloitte fue quien dio más cifras, aunque también se escucharon algunas interesantes en la conversación sobre la audiencia. La Televisión en Abierto muestra una buena salud si miramos a la cifra de negocio: se recupera poco a poco tras la crisis; se mueve ya en las cifras de 2011 (muy lejos todavía de las de 2007; pero mejor que la mayor parte del resto de los medios). Si atendemos a la audiencia las cifras también son saludables: aunque el tiempo de consumo se reduce poco a poco desde 2012 aún se mantiene cerca de las cuatro horas diarias, por encima del dato de 2010 cuando a nadie se le ocurría hablar de muerte de la Televisión. Además el 98% del consumo medido en televisores corresponde a visionado lineal (el clásico de la televisión en abierto).

La Televisión es clave por su papel vertebrador en lo económico, lo social y lo cultural.

Desde el punto de vista de la realidad medida no parece haber problemas: el consumo de la televisión en abierto se mantiene y el mercado publicitario, su principal fuente de ingresos, sigue apostando por la Televisión. No parece haber preocupación en este aspecto. Y sin embargo…el discurso dominante en muchos ámbitos es el fuerte auge de YouTube o de plataformas como Netflix, Amazon y similares, que llevaría a la muerte de la Televisión tradicional. ¿Qué ocurre en realidad? La publicidad sigue apostando en gran medida por la Televisión en abierto porque sigue siendo el medio con el que se pueden conseguir grandes coberturas, algo que las marcas necesitan y que no obtienen en el hiperfragmentado mundo digital. Eduard Nafría destacó en su intervención que Digital es el medio para conseguir efectos a corto plazo pero también se agota enseguida por la dificultad para alcanzar grandes coberturas, un papel en el que la Televisión todavía es única. El otro aspecto del problema es precisamente la medición de lo que ocurre en otros dispositivos diferentes al televisor en los que todo parece indicar que se concentra el consumo de la otra televisión. Eduard Nafría prometió que pronto tendremos esa medición, fruto del acuerdo entre Kantar y ComScore. Pero no podemos olvidar que, dada la fragmentación de la realidad digital será una medición mucho más compleja y entraremos en el mundo de los etiquetados y las mediciones híbridas, con todo lo que eso implica.

La caída de audiencia de la Televisión en abierto es mucho mayor entre los jóvenes que en la media de la población

La legislación es el gran tema que preocupa al sector. Aún no se ha aprobado la nueva directiva europea sobre el Audiovisual; se espera que se apruebe a lo largo del próximo año. A partir de ahí los estados miembros tienen dos años para hacer su transposición a las legislaciones nacionales. Nos pondríamos así, con suerte, en el 2020. Pienso que a la velocidad que evoluciona la realidad, la legislación llegará ya obsoleta.  Y se trata de una legislación muy necesaria porque en este momento tenemos dos realidades muy diferentes compitiendo en un mismo mundo y por unos mismos clientes. Como recalcó Alejandro Echevarría, Presidente de UTECA, mientras las Televisiones en abierto se mueven en un marco muy regulado (limitaciones en publicidad, horarios protegidos, obligación de financiar la producción cinematográfica,…) los nuevos distribuidores desarrollan su actividad en una jungla legal, con limitados o nulos controles y obligaciones y con escasa contribución a la economía nacional.

Muchas veces nos quedamos mirando a nuestro pequeño duopolio local y se nos olvida que el gran duopolio, el que concentra las mayores inversiones publicitarias y el mayor crecimiento, lo forman empresas que no se rigen por nuestras leyes y que prácticamente no pagan impuestos en España. Parece lógico pedir que todos los competidores de un mercado se rijan por unas mismas leyes.

Fue una Jornada muy interesante; el mundo de la televisión en abierto lo sigue siendo.

Adelantar el prime time ¿cambiará nuestros horarios?

Los horarios españoles son demenciales. Quienes trabajamos en empresas multinacionales estamos acostumbrados a que cuando llamamos a nuestros colegas de otros países a las cinco y media de la tarde salte el contestador diciendo «llame mañana, nuestro horariode trabajo…» Sin embargo nos suelen acusar de baja productividad.

Últimamente ha vuelto a hablarse mucho de la irracionalidad de nuestros horarios. Desde su origen: yo no sabía que la decisión de adelantarnos una hora sobre el horario solar se debía a nuestro afán por parecernos a Alemania y distanciarnos del liberal Reino Unido a principios de los cuarenta. Hasta de sus posibles soluciones: una de ellas adelantar el prime time de televisión.

Y justo aquí nos encontramos con uno de esos tradicionales dilemas filosóficos: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?

A principios de los noventa debatíamos en el Comité de Usuarios de Sofrés (como se llamaba entonces la empresa de audimetría) como debíamos definir el prime time, es decir el periodo en el que se concentran las mayores audiencias de televisión. Como es una cuestión con implicaciones comerciales, las cadenas de televisión querían que la definición fuese muy amplia (de ocho de la noche a una de la madrugada, si no recuerdo mal); los anunciantes y sus agentes defendíamos una duración más corta (de nueve a doce).

Recuerdo que para contar todo esto en nuestra newsletter CMInforma, Jaime Agulló hoy flamante Director General de ComScore España, que entonces trabajaba en mi equipo, utilizó como título El prime time, esa cosa con plumas. Se trata de un concepto con fronteras difusas, que en realidad definen los espectadores con sus hábitos y que, de hecho, va cambiando a lo largo de las estaciones. El momento de mayor audiencia es más tardío en verano y se adelanta en invierno.

Claro que, si la programación más interesante se emitiera antes…

Y aquí es donde entran los políticos. La ministra Ana Mato propone a UTECA adelantar el prime time. Y las cadenas privadas prometen no empezar sus programas estrella después de las 23. (No parece una gran concesión: ¿A qué hora terminaría un programa estrella que comience a las 23?). Da la impresión de que lo podría tener más fácil con las públicas y en concreto con TVE; y sin embargo tampoco con la televisión pública tiene mucho éxito.

Ignacio Buqueras, desde la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles, está peleando entre otras, esta batalla. De momento con poco éxito.

No estoy seguro de que adelantar el prime time de la televisión vaya a mejorar nuestra productividad, ni siquiera de que vaya a ayudarnos a racionalizar nuestros horarios pero sí de que unos horarios más racionales nos ayudarían a vivir mejor.

Y tú ¿qué opinas?

Desaparecen 9 canales de televisión

Parece que la cosa va en serio. La semana que viene desaparecerán nueve canales de televisión.

Todo parte de una arbitrariedad: en 2010 el Gobierno de Zapatero llegó a un acuerdo para favorecer al lobby de UTECA y concedió sin concurso  los nuevos canales, que surgían como posibles con el paso a la TDT, a las empresas ya existentes.

En 2012 una sentencia obligaba a eliminar los canales concedidos sin concurso y tras varias apelaciones el Tribunal Supremo puso en diciembre pasado una fecha para el cierre: el 6 de mayo, el próximo martes.

Desaparecerán así los canales Nitro, Xplora y La Sexta 3, del grupo A3; La Siete y La Nueve, de Mediaset; los que MTV e Intereconomía tenían alquilados a Grupo Vocento y AXN y Teletienda del multiplex de Unidad Editorial.

UTECA, la asociación que agrupa a las televisiones comerciales, se ha opuesto radicalmente a una medida que tira por tierra las inversiones realizadas durante estos años y puede costar muchos puestos de trabajo directos e indirectos. Deja claro que los ciudadanos, además de ver reducida la oferta de canales tendrán que hacer frente a las fuertes indemnizaciones que el Estado tendrá que pagar a las empresas afectadas.

Vertele puso en marcha, sin éxito, una iniciativa a través de change.org para pedir la anulación de esa medida. La AUC, Asociación de Usuarios de la Comunicación, también pidió al Gobierno que garantizase la oferta, pero nada ha cambiado.

Las cosas podrían no quedar ahí ya que, como indicaba Victor Calvo-Sotelo, secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, aún podrían desaparecer otros ocho canales cuando se distribuya el llamado Dividendo Digital.

La cuestión es compleja:

– una decisión al margen de la Ley tomada hace cuatro años por un Gobierno

– unas inversiones importantes hechas a raíz de las concesiones

– un Gobierno de otro signo que no rectifica

– algún concesionario que no ha sido capaz de rellenar con contenido esas concesiones (Teletienda, alquiler a otras compañías, incluídas multinacionales,…)

– una situación nueva, con peso creciente de Internet donde las concesiones de frecuencias ya no son necesarias

– la sospecha de que se quiere favorecer a la televisión de pago frente a la televisión en abierto, gratuita

– las todopoderosas telecos peleando por los contenidos para hacerse con la audiencia de los canales en abierto

Estamos en un momento crucial. El próximo martes se abre una nueva etapa. Habrá que estar atentos.

¿Cómo se redistribuirá la audiencia de las cadenas que desaparecen? ¿Cuánta saldrá de los dos grandes grupos hacia los canales menores?¿Cambia realmente la situación?

TVE: lentamente hacia su desaparición (I)

Pronto hará cuatro años de la sorprendente decisión veraniega del Gobierno de Zapatero que, cediendo a las presiones de las cadenas privadas, eliminaba la publicidad de la televisión pública nacional. Desde entonces no han dejado de producirse noticias respecto al sistema de financiación decidido y sus resultados.

El sistema, que en teoría iba a terminar con el déficit crónico de RTVE, está muy lejos de conseguirlo. Ya hablamos de nuevo de 105 millones de euros y aún está pendiente la decisión de Bruselas sobre la tasa a las operadoras de telefonía, que podría hacer la situación aún más insostenible.

Como consecuencia de ello (y probablemente de otras decisiones) el deterioro de la audiencia es imparable. Si el primer año sin publicidad recuperó el liderazgo de audiencia gracias al mantenimiento de programaciones anteriores y a no experimentar las bajadas de audiencia de los bloques publicitarios, muy pronto se resintió, al no poder renovar los contratos más importantes.

La audiencia de los informativos, que habían sido líderes destacados durante más de tres años también atraviesa dificultades. La segunda edición de Telediario se queda casi todos los días a una distancia de más de medio millón de espectadores del informativo de Tele 5 con el que compite. Ni siquiera los días en que el Telediario precede a éxitos de audiencia como Cuéntame, Gran Reserva o Águlia Roja consigue acercarse a la audiencia del informativo de la cadena de Mediaset.

Las dificultades financieras de la Corporación ya pusieron en bandeja a Tele 5 el Campeonato Mundial de Moto GP; ahora parece que el siguiente plato que devorará la cadena de Berlusconi es el contrato de la Champions. En la situación actual la cadena pública no podrá hacer frente a la renovación del contrato.

Los anunciantes agrupados en la AEA han declarado que están dispuestos a poner sobre la mesa entre 150 y 250 millones de euros si se autoriza la vuelta de la publicidad a TVE en determinadas condiciones. El mercado publicitario se sintió muy perjudicado por la supresión al dejar fuera de su alcance a una parte considerable de la audiencia de televisión.

Mientras tanto la consultora Arthur D. Little ha publicado un informe (encargado por UTECA, la asociación de las cadenas privadas) que demuestra que si la publicidad volviera a TVE su situación económica se agravaría. Analizando los mismos datos en los que se basa la consultora yo habría llegado a la conclusión de que la eliminación de la publicidad de la cadena pública fue un error porque las cadenas privadas no supieron aprovechar la ventaja que se les regaló desde el Gobierno y siguieron bajando los precios, en un mercado con menos oferta. Pero para eso están las consultoras: ellas saben más.

¿Tenemos la investigación de audiencia que necesitamos?

Esta, la pregunta del millón, era el título de un artículo que escribí el pasado verano para el Anuario de UTECA y pasó a ser también el de la ponencia que preparé deprisa y corriendo para presentar en el Seminario de AEDEMO de televisión de la pasada semana en Zaragoza.

La investigación debe proporcionarnos un modelo de representación de la realidad tan bueno como permita el desarrollo de la tecnología en cada momento.

Cuando la televisión se veía en blanco y negro, había dos o tres canales y la audiencia era masiva y muy concentrada, teníamos el EGM y con aquellos datos, que nos llegaban tres veces al año, era suficiente para modificar las programaciones, establecer las tarifas publicitarias y negociar lo poco que se negociaba entonces.

Cuando, con el nacimiento de la televisión privada llegó una competencia más amplia y unas audiencias mucho más repartidas, teníamos el sistema de audimetría, que se había puesto en marcha tras un concurso convocado por TVE cuando aún no hacía falta de verdad. La audimetría ha hecho bien su trabajo durante más de veinte años: medía bien lo que decía que medía (la audiencia en directo, en los televisores del hogar principal) y lo que se dejaba sin medir no era muy importante para el mercado. Sólo cuando un partido de fútbol de la máxima rivalidad, uno de los llamados clásicos, se emitía en un canal de pago y una buena parte de su audiencia se producía fuera de los hogares, echábamos de menos contar con otro sistema.

Ahora la situación ha cambiado. El televisor es sólo uno de los dispositivos en que se puede ver contenido audiovisual; el hogar es sólo uno de los sitios en que se ve y el momento de la emisión es sólo uno de los momentos en que se ve. Además se pueden estar usando varios dispositivos a la vez y tener la atención repartida entre todos ellos.

Necesitamos medir la audiencia ATAWAD (any time, any where, any device): en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier dispositivo. Y eso para cada contenido: sea un programa o un anuncio.

¿Qué necesita el mercado?

Aunque creo que está respondido en los párrafos anteriores, antes de redactar mi ponencia hice una pequeña encuesta entre mis colegas de investigación de las agencias de medios y los panelistas de Vigía y Zenthinela. En unas pocas horas tenía 22 respuestas de verdaderos expertos en el sector. (También colgué una pregunta en Twitter, sin éxito). Las respuestas más citadas fueron:

Medir la audiencia en cualquier dispositivo; en cualquier lugar (también fuera del hogar); disponer de los datos en una single source; con una muestra suficiente para medir eventos minoritarios. Además sería conveniente la identificación automática de eventos (con especial hincapié en anuncios).

Otras peticiones, no tan mayoritarias son: la audiencia segundo a segundo; la audiencia diferida (más allá del VOSDAL: viewing on the same day as live); la audiencia de invitados y la audiencia en segundas residencias.

Como a todos nos gusta pedir si nos dan la oportunidad, también hubo otra serie de peticiones interesantes, pero no del todo relacionadas con la investigación de audiencia.

Lo curioso es que muchas de las peticiones ya están técnicamente resueltas; incluso en algunos casos Kantar Media, el medidor oficial de nuestro mercado, las mide (audiencia de invitados, audiencia en diferido,…) pero es el mercado el que no ha aceptado que los datos obtenidos se difundan. Otras no son complicadas: la audiencia se recoge segundo a segundo, aunque se reporta minuto a minuto, algo que tenía más sentido hace veinte años, cuando nos asustábamos del tamaño de los ficheros generados, que ahora. Y medir minuto a minuto eventos como los anuncios que duran diez o veinte segundos, no parece muy estético. Para medir la audiencia en segundas residencias basta considerarlas como otras habitaciones de la casa y enviar los datos por móvil (como se envían los del hogar principal).

Se configura así un puzzle curioso, en el que tendríamos por una parte los dispositivos cuyo contenido hay que medir (televisores tradicionales, smartTV, PCs/webTV, tablets, smartphones, videoconsolas, radios,…); por otro las variables que queremos medir (audiencia para contenido, por dispositivo, por lugar de visionado, por momento de visionado,…). Para ello existen en el mercado diversas metodologías o dispositivos de medición (PM: people meters, PPM: personal people meters; RPD: return path data; mediawatch; smartphone; Virtualmeter;…) y por último los institutos de investigación que podrían hacerlo (Kantar Media; ComScore; Ipsos; Nielsen/Arbitron; Gfk; Rentrak,…).

No siempre un instituto hace la misma oferta en todos los países y a lo largo del tiempo. No hace muchos años Kantar ofrecía una combinación de RPD y PPM; ahora viene con una solución más avanzada, Virtualmeter. Rentrak es ahora el apóstol del RPD…

El caso es que el puzzle no termina de encajar; necesita un buen lubricante.

Por otra parte, como indicaba Fernando Santiago en sus notas, no parece posible construir (y financiar) muestras suficientemente grandes para medir cross platform. La audiencia multipantalla exigirá muestras muy grandes si se quiere tener datos fiables de, al menos una parte, de la long tail.

¿Qué deberíamos hacer como mercado? Nos encontramos en una encrucijada con dos posibles salidas: ponerles las pilas a los actuales medidores Kantar y ComScore para que se adapten a las necesidades del mercado o bien, la que sería teóricamente la mejor, constituir un JIC (comité del conjunto de la industria) y convocar un concurso abierto a todos los institutos con un pliego de condiciones que recoja todas esas necesidades.

El problema es que en la actual situación, en la que los financieros dominan en todas las empresas un concurso sólo sería planteable si el resultado final es un ahorro de dinero. Y medir un fenómeno cada vez más complejo, con procedimientos nuevos y muestras mucho mayores, no parece que pueda reportar ningún ahorro.

Yo le veo a la propuesta de Kantar un serio problema: más de uno querrá pagar los nuevos Virtualmeter con Virtual money.

Ese es el resumen de mi ponencia, aunque si uno ve la repercusión que tuvo en Twitter podría pensar que la clave de mi mensaje fue que se debería reportar la audiencia segundo a segundo, algo que no pasa de ser anecdótico dentro de todo el conjunto de propuestas.

Es la dictadura de la trivialidad.

Hay que asfixiar a TVE

Mi admirada Chica de la Tele comentaba ayer la protesta de UTECA por los patrocinios de programas cada vez más frecuentes en TVE. Algunas marcas han acudido a la fórmula legal de los patrocinios culturales para estar presentes en una cadena sin la cual les resulta muy difícil alcanzar a sus públicos objetivos.

Cuando a mediados de 2009 el Gobierno de Rodríguez Zapatero cedió a las presiones del lobby de las cadenas privadas y suprimió totalmente la publicidad en TVE saltándose su propia norma anterior que hablaba de reducción progresiva, Tele 5 y Antena 3 se las prometieron muy felices. En contra de lo que creíamos algunos, los directivos de estas dos cadenas se sabían capaces de captar la casi totalidad del dinero que salía de TVE.

Y así fue.

En 2010, en el ligero paréntesis en la crisis económica que trajo un crecimiento de la inversión publicitaria, el dinero que salía de TVE se dirigió dócilmente hacia unas cadenas que se sabían capaces de imponer sus condiciones comerciales a los anunciantes. Volvieron a ser dos de las compañías más rentables de Europa y dejaron en paz a la pobre cadena pública.

Pero las cosas ya no fueron igual en 2011, con la fuerte caída de las inversiones publicitarias. Sus ingresos se redujeron; siguieron ganando mucho más que la mayor parte de las empresas españolas, pero mucho menos que el año anterior. Los directivos italianos se volvieron a poner nerviosos: hay que evitar que TVE tenga programas comerciales, que nos quitan audiencia. TVE pierde las carreras de Moto GP y tiene que aplazar, por la crisis y los recortes, la emisión de series de éxito.

Así no es extraño que algunos meses La 1 pierda el liderato de audiencia que ha mantenido casi continuamente a lo largo de algo más de dos años. Como ejemplo Tele 5, a base de programas de gran calidad, como Gran Hermano, Sálvame y otros del mismo estilo, ha ganado (por una décima) el mes de mayo de mayor consumo de televisión de la historia. Fue líder a lo largo de casi todo el mes, le superó La 1, a base de fútbol y festival de Eurovisión el pasado fin de semana y ha recuperado con doble dosis de Gran Hermano en la recta final.

El caso es que las cadenas privadas siguen ganando dinero en un entorno en el que el resto de los medios se ven abocados a prescindir de buena parte de sus plantillas. La solución: impedir a TVE el más mínimo atisbo de financiación, hasta llegar a asfixiarla.

Los anunciantes, por medio de su asociación, la AEA, han denunciado la postura de abuso de las cadenas privadas; los cambios legislativos de la última etapa socialista han propiciado un mercado sumamente concentrado en el que tan sólo dos grupos tienen una posición dominante tan fuerte que sitúan a los anunciantes (de los que viven) en una posición de sometimiento extremo.

La financiación de TVE es muy difícil en las actuales condiciones. Por la puerta de los patrocinios culturales puede entrar una pequeña cantidad de dinero que podría ayudar a salvar un buen número de puestos de trabajo.

Pero, para las insaciables cadenas privadas, incluso ese poco dinero es demasiado.

Se diría que sólo ven una solución: asfixiar a TVE.

No deberíamos permitirlo si no queremos que el panorama televisivo español se reduzca a un yermo en el que sólo florezcan programas de muy dudosa calidad.

Por el bien de todos, pidamos que vuelva la publicidad, en pequeñas cantidades, a TVE.

Otro mazazo para RTVE

Estos son malos tiempos para todo lo público y muy malos para RTVE.

Hace ya más de dos años que el Gobierno anterior retiró la publicidad de la televisión pública estatal. Eso era malo para el mercado publicitario, cada vez más concentrado en muy pocas manos y por eso se denunció desde este blog. Para el espectador no era ni bueno ni malo; hasta podía ser muy bueno si se encontraba una fórmula de financiación que permitiera a TVE mantener los niveles de calidad conseguidos. Pero para RTVE era muy peligroso: la fórmula de financiación propuesta era compleja y tenía serios peligros de no ser aceptada por Europa. Todavía estamos ahí.

RTVE se ha mantenido estos dos años como líder de audiencia en el caso de la televisión y como líder de calidad percibida tanto en la radio como en televisión como en internet.

Pero el año se cerró con un nuevo mazazo. Ahora ya con el nuevo Gobierno. En el Consejo de Ministros del día 30 se anunció un recorte de 200 millones de euros en su financiación por parte del Estado. Eso pone a RTVE en una difícil situación. Muy posiblemente tendrá que renunciar a la emisión de alguno de los grandes eventos, como los Juegos Olímpicos, que tenía previstos. Hay quién piensa que con el recorte la viabilidad de la cadena es imposible. Podría estar abocada a su desaparición.

La vuelta de la publicidad a la cadena podría ser una solución parcial. Tanto la AEA, asociación de anunciantes, como la AUC, asociación de usuarios de la comunicación, lo apuntaron inmediatamente, de manera muy oportuna. Sería una vuelta en condiciones diferentes a la situación de 2009: sólo bloques cortos, de tres o cuatro minutos, sin interrumpir nunca programas.

En una empresa que desde el pasado verano tiene un vacío de autoridad, al no haberse cubierto el puesto de Presidente, los miembros del Consejo de Administración están divididos. Mientras el actual presidente rotatorio cree que la vuelta de la publicidad es posible, la reunión del Consejo del pasado día 4 parece negar esa posibilidad.

Para el mercado publicitario, la vuelta parcial de la publicidad a TVE sería una buena noticia, incluso si tuviera que pagar más por esa nueva publicidad en bloques más cortos y, por tanto, más eficaces. Esa medida serviría para romper el duopolio de hecho que ha llevado en muchos casos a abusos por parte de las cadenas dominantes. Por supuesto que al Gobierno que decidiera dar marcha atrás en la supresión de la publicidad en TVE se le echaría encima la UTECA, el lobby de las cadenas privadas. Pero la decisión podría tener el apoyo del público si se le explica bien que así se ayuda a reducir el déficit público, algo que nos han vendido que es una de las principales prioridades.

Otra posibilidad que no podemos descartar con los datos actuales es la desaparición de TVE o su reducción a una situación marginal como la que ocupa la PBS, la televisión pública en Estados Unidos. Una televisión más independiente del Gobierno, como la actual, interesa a los poderes mucho menos que una altamente manipulable, como era TVE hace unos años y como siguen siendo la mayor parte de los canales autonómicos. Una televisión más imparcial interesa menos a los políticos en el poder.

Para Periodistas 21 el cambio de modelo es imprescindible. Debería crearse una especie de YouTube de los público, en la estuviera disponible toda la información sobre contenidos sociales, culturales y científicos. Supondría la desaparición de todas las cadenas públicas tal como las conocemos ahora.

Yo creo que, conociendo la deriva que han llevado a lo largo de esta crisis las cadenas privadas principales, en las que el deterioro de los contenidos  (cada vez más baratos y más repetitivos) no cesa, no podemos permitirnos el lujo de dejar caer a TVE, justo cuando ha conseguido ser una cadena de referencia.

Pero nos encontramos ante un problema de difícil solución. La financiación de la cadena va a ser prácticamente imposible si no se cambia la ley actual. También va a resultar muy difícil su gobernabilidad.

En estas condiciones ¿quién va a querer ser Presidente de una empresa así?

Lo que sé de La Noria

Algun@s amig@s que están lejos de este mundo de la publicidad y las audiencias me han preguntado qué está ocurriendo con La Noria y con Tele 5 en estas últimas semanas. Por qué los anunciantes se han retirado de ese programa y qué trascendencia puede tener una historia como ésta.

Supongo que los hechos ya se conocen, pero los resumo de todos modos:

La Noria, un programa que mezcla cotilleo con debate político, es una de las estrellas de la actual programación de Tele 5. Consigue buenas audiencias y eso atrae a un buen número de anunciantes que no se plantean dudas sobre la idoneidad de ligar sus productos a ese tipo de contenidos.

Hace algunas semanas Jordi González, el conductor del programa, entrevistó a la madre de El Cuco, un personaje condenado como encubridor en un asesinato muy conocido. El programa pagó una importante cantidad de dinero a la entrevistada.

Pablo Herreros publica en su blog una crítica de estos hechos y plantea el posible boicot a los anunciantes que, con su dinero, están financiando a la madre de un cómplice de asesinato (y posiblementa ayudándole a pagar la fianza).

El post de Pablo tiene una importante repercusión en Twitter.

Algunos anunciantes, encabezados por Campofrío, escuchan la protesta de sus consumidores y se retiran de La Noria. Otros dicen, al menos en privado, que nunca han estado ahí.

Jordi González reacciona apelando a la libertad de información e insultando a los anunciantes que se han retirado del programa.

Las protestas contra el programa y la prepotencia de su presentador arrecian en la red; el número de anunciantes que se retiran del programa se incrementa.

La Noria se emite una semana más con el apoyo de sólo cuatro anunciantes.

Se pide el boicot a esos cuatro anunciantes, entre ellos Pato WC, lo que propicia numerosas bromas sobre asociación entre el producto y los contenidos del programa. Los últimos anunciantes que quedaban abandonan el programa.

El pasado sábado La Noria se emite sin publicidad. Jordi González insulta a los anunciantes diciendo que sus espectadores sólo les echan de menos porque no pueden «ir a hacer pipí«. Él, convencido de que está haciendo un programa de servicio público, achaca sus problemas a una conspiración de la competencia. No le preocupa que la cadena que le paga no ingrese el dinero con el que le debería pagar.

Hoy Tele 5 anuncia cambios en su programación y retira dos programas (se contemplan como chivos expiatorios); ninguno de ellos es La Noria.

Hasta ahí los hechos. Ahora una posible interpretación: Mediaset, la empresa de Berlusconi, es la propietaria de Tele 5, una cadena que comercializa su publicidad a través de Publiespaña, otra empresa del grupo Mediaset. Paolo Vasile dirige Tele 5; Giusseppe Tringali (Pipo) dirige Publiespaña. Los dos son italianos, como su patrón.

Vasile siempre ha alardeado de que su trabajo consiste en producir audiencias (no buenos programas; no entretenimiento; ni mucho menos cultura). Según se mire, no le falta razón.

Es cierto que en una televisión comercial es fundamental generar audiencias. Su negocio es vendérnoslas para los anunciantes.

Estoy seguro de que hasta hace muy poco tiempo Tringali estaría de acuerdo con su compatriota: tú produces las audiencias y yo me encargo de venderlas. Si además eres líder de audiencia (al menos entre las cadenas comerciales; y la UTECA y el Gobierno ya se encargaron de que otros líderes no puedan competir) juegas con una buena ventaja.

El problema surge cuando la audiencia que se produce (o al menos una parte) no es vendible; o cuando para venderla hay que rebajarla mucho de precio.

Esto ya estaba pasando este año antes del incidente de La Noria: Antena 3, con menor audiencia pero con un nivel de calidad algo mayor, conseguía vender más caro. No sé si el hecho de que esta cadena competidora esté dirigida por otro italiano, Carlotti, ex directivo de Tele 5, añade morbo al asunto. Me temo que sí.

El paso siguiente se da cuando los anunciantes, escuchando a la sociedad, sus clientes, se retiran en masa de un programa. La audiencia no se resiente: no es el tipo de audiencia que siga mucho Twitter (aunque muchas veces asuntos tratados en La Noria llegaban a ser trending topics, los temas más comentados en España). Incluso en algún momento la audiencia parece aumentar.

Pero un programa sin publicidad no tiene sentido en una emisora comercial; por mucha audiencia que tenga. Es más, tendrá tanto menos sentido cuanta más audiencia tenga; se podrá ver como un verdadero despilfarro.

Ahora parece que se está viviendo un duro enfrentamiento entre los dos italianos, Vasile y Tringali. El primero, muy convencido de que hace bien su trabajo produciendo audiencias a muy bajo coste; el segundo, víctima de la imagen de basura que se ha impuesto, diciendo que las audiencias invendibles no le sirven para nada (y para muy poco las que tiene que vender a bajo precio).

La semana próxima se presenta la programación de Tele 5 para la nueva temporada, en un acto multitudinario en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid. ¿Vuelven las presentaciones glamourosas de las programaciones? ¿Estamos ante una medida desesperada?¿Se tratará de un último episodio de la guerra Vasile-Tringali?

Se admiten apuestas. Sólo si la programación da un giro radical podremos pensar que Vasile ha dado su brazo a torcer.

Audiencia sí, pero, en una televisión comercial, audiencia vendible.

Si no, no sirve de nada.

Estoy en Twitter @MadinaED

La fiesta de las teles privadas

Hoy he estado en la Jornada de UTECA en el hotel Wellington de Madrid.

Nunca antes había ido. Pero invitaron a Fernando, el jefe de mi jefa, y me pidió que acudiera en su nombre.

UTECA es la asociación que agrupa a las cadenas privadas de televisión; ya he hablado aquí unas cuantas veces de ella. En mi anterior post dije que era el lobby que mejor había funcionado en España en los últimos años. Una de las noticias del día es que Jorge del Corral, el artífice de todo eso, abandona ahora su cargo.

No sólo ha sido mi primera jornada de UTECA, también ha sido la primera vez que he tuiteado un acto en directo. En los poco más de tres meses que llevo activo en Twitter (@MadinaED) ya había tenido alguna otra vez la tentación de hacerlo, pero nunca me había decidido.

Hoy mis escasos seguidores se habrán visto sorprendidos por una especie de bombardeo: casi veinte twits en poco más de dos horas.

El acto ha estado interesante. Ha comenzado con la presentación por parte del profesor de la Universidad de Navarra Alfonso Sánchez Tabernero, del libro verde de la publicidad en España, una rápida visión sobre el actual panorama del medio. Este año se volverá a batir el récord de consumo de televisión; incluso los jóvenes, el público más reacio, vieron más televisión el año pasado. Hoy todo eran buenas noticias para la televisión; su atractivo no decrece.

El siguiente paso ha sido la presentación, por parte de Luis Jiménez, de Deloitte, del Análisis Económico de la Televisión en España 2010. En el año de la desaparición de la publicidad de TVE los ingresos publicitarios del medio crecieron (en un año paréntesis entre dos de caída por delante y al menos uno por detrás).

Ha destacado la escasa penetración de la televisión de pago en España y ha pasado de puntillas sobre un gráfico en el que se veía claramente que, en contra de lo que parece opinión generalizada, la televisión pública estatal es mucho más barata en España que en el resto de países de Europa.

El foco de su informe de este año era la necesidad de racionalización del modelo de televisión autonómica. En el coloquio posterior el profesor Tabernero ha destacado los valores que debería cumplir: independencia de los poderes públicos, complementariedad, eficiencia y relevancia.

La jornada ha terminado con un cocido madrileño, que al parecer es típico del acto; lo sirven todos los años. Pero antes hemos disfrutado del plato fuerte de la reunión: un nuevo debate PP-PSOE, en esta ocasión con responsables de comunicación: Esteban González Pons y Óscar López. Moderaba el Presidente de la UTECA, José Miguel Contreras.

Han comenzado hablando del debate de ayer; los dos, muy correctos, lo han salvado haciendo una broma sobre el color de sus corbatas.

Quizá la noticia más importante ha sido la afirmación tajante por parte de González Pons de que la publicidad no volverá a TVE, ni siquiera en forma de patrocinios. El representante del PP ha criticado duramente los efectos de la LGCA: no ha traído más pluralismo ni ha mejorado la estabilidad de RTVE. TVE tiene que promover el cine español y no competir con las privadas.

Óscar López considera que TVE tiene que competir por su público (sin publicidad, sí; sin público, no). Ha reconocido algunos errores e incumplimientos, pero ha defendido la gestión de su partido en las dos últimas legistaturas.

González Pons ha puesto de manifiesto la importancia del sector audiovisual, la indispensable locomotora para salir de la crisis. para ello es clave el respeto de los derechos de autor que, no obstante precisan de una nueva regulación para adaptarlos a los nuevos tiempos y tecnologías.

Sin duda una jornada, y un debate, muy interesantes.

¿Puede volver la publicidad a TVE?

Entre los anunciantes y en las agencias de medios existe una seguridad casi completa en que, cuando el PP gane las elecciones (algo que no sólo las encuestas dan por seguro) aprobará la vuelta de la publicidad a TVE. Yo ya he estado en varias reuniones en las que hay gente que propone apostar a que será así. Nadie recoge el guante. No parece que sea porque, como yo, tengan la convicción de no apostar.

Hace ya varias semanas se publicó una noticia en la que se aseguraba que el PP está estudiando devolver parte de la publicidad a TVE.

Claro que, pocos días después también he leído que Silvio González, el Consejero Delegado de Antena 3, declaraba que tiene garantías, tanto del PP como del PSOE, de que la publicidad no volverá nunca a TVE.

Yo, ya lo he dicho antes, no suelo apostar, pero estoy casi seguro de que, en efecto, la publicidad no va a volver a TVE. Es más, si la crisis se prolonga creo que los políticos (quienquiera que esté en el poder, incluso si no fuera el PP) acabarán regalándoles también a las televisiones privadas la inversión de las cadenas autonómicas.

En España hay pocos lobbies con verdadera fuerza, pero la UTECA ha demostrado sobradamente que sí la tiene. No creo que ningún político se atreva a ponerse en contra a los directivos de las cadenas privadas de televisión, por muchas Norias y basuras que sigan emitiendo.

 

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