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Thinking Party

El viernes estuve todo el día en el Círculo de Bellas Artes donde se celebraba la segunda edición de la Thinking Party de la Fundación Telefónica.

La Thinking Party es uno de esos eventos que nadie que esté interesado por la innovación o simplemente por saber dónde estamos y hacia dónde vamos, se debería perder.

El formato había cambiado ligeramente desde la primera edición, que fue algo más tecnológica (friki según me comentaban en los descansos algunos de los asistentes). Hubo alguna charla menos y cada charla duraba algo más (19 minutos este año por 15 el año pasado).

Pepe de la Peña, con el apoyo de Javier Nadal, ha conseguido poner en marcha un evento sumamente interesante, que espero que se siga consolidando. Este año se presentaba como colofón del ciclo de conferencias Entendiendo los cambios. Libros, ideas y autores en Fundación Telefónica, en el el que siete autores internacionales han dado conferencias relacionadas con sus libros y, siempre, con los cambios que vive nuestra sociedad. He asistido a algunas (el horario, las 12:30 de la mañana, era complicado para quienes trabajamos en el extrarradio) siempre del máximo interés.

Ya desde la presentación se vio que la jornada iba a ser interesante. Pepe de la Peña, físico de formación, hizo una presentación muy inteligente sobre los diferentes aspectos de la realidad, basada en algo tan simple como el botijo. El final, con la aplicación del efecto termodinámico del botijo a la gestión empresarial (cuando las cosas van mal en un departamento o en una empresa los elementos más dinámicos se van y va quedando una empresa, o un departamento, cada vez más frío, más estático y con menos posibilidades) me pareció una formulación sumamente inteligente de algo que muchas veces hemos vivido en nuestras carnes.

La jornada comenzó con la charla de Fernando Álvarez, Ejercicios para cambiar el punto de vista. Fernando es un coach que pone su foco en nustra capacidad para superar los límites que nos imponemos a nosotros mismos. Se trata de no poner el foco en lo que percibimos como límites y creer más en nuestras posibilidades para superarlos. Ya había escuchado a Fernando en alguna otra ocasión, creo que en Innosfera. Su discurso es siempre motivador.

Pau García Milá es un emprendedor catalán que acaba de cumplir 24 años. Todo un crack. Había oído hablar de él pero nunca le había escuchado. Pau fundó con 18 años y con un amigo la empresa EyeOs, que se dedica a un tema ahora tan actual como el cloud computing. Merece la pena oirle contar su diálogo con el encargado del Registro Mercantil, cuando con 18 años y el pelo teñido de azul decidió formalizar como empresa un trabajo que ya estaba haciendo a nivel personal. O el momento en que hace dos años asistía en la sede de Microsoft en Seattle a la presentación del producto de cloud computing de la empresa de Steve Ballmer. Los dos minutos en que el presentador comparaba su producto para dejar claras las ventajas respecto al de EyeOs. Cómo el ego de Pau crecía y crecía hasta necesitar que abrieran la puerta trasera para que no estallara el local donde se celebraba la presentación y cómo en los 10 últimos segundos de esos dos minutos el ego se desinflaba al comprobar que el nuevo producto realmente era mejor y que Microsoft gasta en papel higiénico más que yo en pagar la nómina de mis 40 empleados. ¡40 empleados con 24 años cumplidos la pasada semana! Pau acaba de publicar un libro titulado Está todo por hacer.

Entonces llegó el turno de Jesús Sánchez, un cocinero que ha conseguido una estrella Michelin para su restaurante El cenador de Amós, situado en Villaverde de Pontones, en Cantabria. Jesús nos hizo ver diferentes aspectos de la cocina y de la importancia de la creatividad utilizando trozos de películas ambientadas en la cocina y en restaurantes, Una presentación amena y, de nuevo, interesante.

Como se trataba de presentar la realidad desde diferentes puntos de vista a nadie nos extrañó que el siguiente ponente fuera Pablo Herreros, un primatólogo (sí, un especialista en nuestro parientes los primates). A partir del comportamiento de diferentes tipos de monos, que pudimos ver en vídeos, nos demostró que el comportamiento altruista es innato en nuestra especie y en nuestros antepasados desde hace cientos de miles de años. Tenemos que cuestionarnos los modelos al uso porque no podemos dar por hecho que todo es competición y agresividad.

Tras un primer descanso Miguel Nonay habló sobre el tema Un mundo por cambiar. Miguel, afectado desde su infancia por una poliomielitis, que le ha llevado a una silla de ruedas 45 años después de lo que le pronosticaron los médicos, se ha dedicado toda su vida a romper los límites artificiales que impiden a alguna personas hacer lo mismo que los demás hacen. Su tesis es que un edificio accesible o una habitación de hotel sin barreras es igual de buena para todos, también para los que no tienen limitaciones físicas. A partir de esa idea quiere convencer a los empresarios de que creando espacios accesibles amplían sus posibilidades de negocio: es mejor que todos puedan venir a que sólo puedan venir el 90% (suponiendo que ese sea el número de personas sin limitaciones físicas).

Javier Taboada habló sobre La música y el arte como medio. Javier es un educador que se declaró indignado, quincemayista y vallecano. Cree en la educación como medio para cambiar las cosas; él y un grupo de personas que componen Magni, se han dedicado a integrar a jóvenes en riesgo de exclusión. Para ello tratan de detectar los centros de interés de los alumnos para acercarse a ellos desde ese punto de vista. El resultado puede ser la confección de un periódico, con todas las secciones creadas por alumnos o la realización de un espectáculo. Al final la motivación habrá crecido y el riesgo de exclusión desaparecido. Como la jornada no podía dejar de proporcionarnos sorpresas, la charla terminó con dos componentes de Magni, que estaban mezclados entre el público, interpretando un rap.

El plato fuerte de la jornada iba a ser Jorge Wagensberg, un científico y divulgador del que ya he hablado aquí en alguna ocasión. Pero el conferenciante se puso enfermo y hubo que buscarle un sustituto, que fue nada menos que ¡José Manuel Sáncez Ron! No sé cómo habría sido la conferencia de Wagensberg, a quien admiro un montón (he leído varios de sus libros y casi todos los de la colección Metatemas, de Tusquets, que él dirige; pero Sánchez Ron nos ofreció una magnífica visión personal, y científica, del mundo. La interdependencia de la ciencia y la tecnología para hacer avanzar al mundo; la importancia de las matemáticas para entender el sentido del mundo. En su exposición no faltó la teoría de la relatividad general, la física cuántica, el principio de incertidumbre, su anuncio de que la biología molecular transformará la vida y su particular homenaje a Darwin. Para Sánchez Ron el siglo XXI será el de la interdisciplinariedad, algo muy acorde con el programa de la thinking party.

Carlos Luna, de Angulas de Aguinaga, trató el tema Reinventar una empresa: el punto de vista de la innovación. En menos de 20 años las capturas de angulas se redujeron hasta el 10% de lo que eran en los años 70. Los pescadores, en lugar de hundirse en la desesperación, pusieron su capital y sus esfuerzos en buscar una solución. De ahí nació en 1991 un nuevo producto, La gula del Norte, considerada por los puristas una traición a nuestra cultura, o un atentado gastronómico. Pero el tiempo, y una magnífica campaña de comunicación (en la que, por cierto, siempre ha participado Gestión de Medios, la empresa de Zenith en San Sebastián) hicieron de ese producto, y de los que vendrían después, un gran éxito. Para Luna la fórmula del éxito es I+D+i+Mk (lo que no se comunica no triunfa). Nos puso sobre aviso: muchas innovaciones no funcionan, pero también, utilizando una frase de Wayne Gretzky nos dejó claro que hay que intentarlo: uno falla el 100% de los disparos que no hace.

La parte seria de la thinking acabó con la intervención de Antonio Castillo. Su ponencia Mirando atrás, el destilado de la experiencia. Vivir tres revoluciones tecnológicas, fue una interesante y divertida trayectoria por la historia de las telecomunicaciones, desde Graham Bell hasta nuestros días. Se confesó avergonzado de ser feliz al haber podido dedicarse toda la vida, con considerable éxito (esto lo digo yo), a una profesión encontinua evolución, que le ha ayudado a mantenerse permanentemente al día. Como no soy capaz de recoger aquí casi siglo y medio de historia me limitaré a algunas anécdotas. Strowger, el inventor del teléfono de dial, era uno de los dos enterradores de una población de Texas; el otro estaba casado con la operadora de teléfonos local (la necesidad agudiza el ingenio).  Cuando las reuniones se convocaban con copias hechas con papel carbón no podía convocarse con copias legibles a mas de tres o cuatro participantes, lo que las hacía manejables. Cuando la convocatoria se empezó a hacer con fotocopias la cosa se empezó a desmandar, pero el precio de cada fotocopia aún ponía un límite. Las reuniones se hicieron absolutamente inmanejables desde el momento en que se convocan por e.mail. Una última; la frase de una sevillana: pero tú ¿qué necesitas: un teléfono o un detó?

La jornada terminó con la actuación del humorista Leo Harlem, con su visión de El mundo desde el humor y una fiesta, en la planta quinta del Círculo (a la que no me fue posible asistir).

Fiesta del pensamiento

Hace ya unos días que se celebró en el Círculo de Bellas Artes la primera Thinking party, organizada por la Fundación Telefónica como hito de clausura del ciclo Internet y las nuevas tecnologías crean nuevas profesiones. Un ciclo que, por cierto, tuvo un estrambote la semana pasada con la charla que sobre Cool Hunter impartieron Victor Gil y Manolo Serrano.

No he podido asistir a todas las charlas del ciclo, pero sí a algunas y doy fe de que han sido interesantes y el ciclo ha estado muy bien construido. Creo que Pepe de la Peña se ha gando bien el sueldo y, sobre todo, el agradecimiento de los asistentes.

Puede decirse que la Thinking party, casi nueve horas de un viernes con la sala abarrotada de público, fue todo un éxito. Quince ponentes del máximo nivel, introducidos por Mara Torres y con una fórmula inteligente (quince minutos exactos por ponente) mantuvieron en todo momento un alto nivel de interés. Otra vez la mano de Pepe de la Peña se dejó notar, siempre desde detrás del escenario, menos a la hora de los sorteos, cuando confesó que de pequeño quería ser Kiko Ledgard, el legendario presentador del Un, dos, tres, de TVE.

Es difícil resumir una jornada como esa; más aún cuando ya han transcurrido diez días, así que lo mejor que puedo hacer es poner un enlace a un post en el que se puede encontrar ese resumen.

Algunas frases se me quedaron más grabadas. Andrés Pérez, el apóstol de la marca propia para convencernos de que hay que dar el salto desde empleados a profesionales, nos hizo ver que empleado se define en el diccionario como utilizado, usado o manipulado.

Me gustaron las consideraciones de Ana María LLopis (que, por cierto, fue cliente hace ya muchos años) sobre las redes sociales. Sus análisis basados en la física (la gravitación y la relatividad) o en las matemáticas (fractales) me dieron la impresión de que abrían caminos que no se podían completar en un cuarto de hora pero pueden llevar muy lejos.

Siguiendo con las redes sociales dejo aquí una frase de Alfonso Alcántara (Yoriento en la blogosfera):

Los que piensan que las redes sociales no sirven para nada se refieren a su propia red social.

Y otras del mismo ponente que siguen la misma línea:

Nueve de cada diez personas creen que son una de cada diez.

Te contratan por lo que aparentas y te despiden por lo que de verdad eres.

O de la charla de Eduard Punset, la única más larga:

Hay vida antes de la muerte.

Hay preguntas que no tienen respuesta. Y no pasa nada.

Decidimos por intuición. La intuición es tan importante como el conocimiento. Y aunque lo más probable es que no podamos cambiar el mundo, al menos sí podemos cambiar el cerebro de la gente (de nosotros).

Me gustó también la charla de Mario Tascón, actual responsable de Lainformación.com, que anteriormente dirigió elmundo.es y elpais.com. En formato Yo confieso repasó los problemas de la prensa en papel y las posibilidades de sus hermanas electrónicas.

La verdad es que la jornada mantuvo siempre el interés: cuando Javier Celaya habló sobre el libro electrónico, o Dolors Roig sobre educación, o Juan Freire sobre innovación o Alberto Ortiz de Zárate (Alorza en la blogosfera) sobre la formación de equipos humanos o Genís Roca sobre la nube, las nubes y la Nephofobia, o Sebas Muriel desde lo alto del iceberg, o Carmen Bustos sobre diseño, o…

…una jornada fantástica que espero no perderme en futuras ocasiones, porque estoy seguro que se repetirá.