Hace unos días ví en los periódicos que los Beckhamm se han tatuado de nuevo.

Hace algunos años, no muchos, cuando iba a la playa con mi hija nos entreteníamos contando la gente que llevaba tatuajes.

Ahora sería más fácil contar lo contrario.

Hay tatuajes de todo tipo, desde los pequeños y discretos a los que cubren casi todo el cuerpo, desde los símbolos chinos o africanos más o menos misteriosos hasta los más explícitos.

Parece que hay todo un arte en eso de decorar permanentemente el propio cuerpo.

¿Por qué la gente ha decidido marcarse para siempre?

¿Cómo decide uno qué es lo que va a llevar escrito en su piel para el resto de su vida?

Para mí este mundo sigue siendo un misterio.

Aunque este verano he convivido algún rato con personas tatuadas, no me he atrevido a preguntarles.

El tema da para todo un estudio sociológico que, sin duda, me gustaría hacer algún día.