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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Tres intensos días en Palma

Ayer volví de Mallorca, agotado por el cansancio y, sobre todo, por las emociones.

Hemos estado allí tres días, tres intensos días participando en Talent_ya, un evento difícil de describir. Su halo de misterio forma parte de su encanto.

Todo empezó para mí hace dos o tres semanas con una llamada de Roberto Carreras:

puedo invitar a algunas personas a Palma a un evento; tienes que pagarte el viaje y no puedo decirte mucho más, pero te aseguro que merece la pena. Si vienes no te arrepentirás.

Conozco a Roberto hace unos años, pero no es un amigo íntimo. Admiro las cosas que hace, tenemos amigos comunes pero…el caso es que confié en su recomendación y saqué los billetes (se podía ir acompañado).

Pasaban los días y no sabía nada nuevo hasta que recibí un e.mail de la organización, Fraile y Blanco, una factoría de contenido audiovisual con sedes en Palma, Santander y Madrid que hasta ese momento no conocía. Necesitaban conocer los números de los vuelos de llegada y salida para reservar el hotel. También recibí un primer esbozo de programa. La cosa se iba calentando y tenía buena pinta: creatividad, innovación y emprendimiento por las mañanas; arte, enología, música, gastronomía…por las noches.

El martes por la tarde, después de trabajar, volamos hacia Mallorca. Las maletas tardaron mucho en aparecer, así que llegamos con el acto ya comenzado y casi pasamos directamente a la cena.

La primera sorpresa fue el marco: Can Martí Feliú, una casa que está a punto de cumplir ochocientos años, en una calle peatonal muy estrecha en la parte antigua de Palma. Sencillamente impresionante. Las reuniones se celebraban a la altura de la calle,bajo una bóveda de piedra; algunos actos y la foto de cada día en el patio central, al aire libre; la cena del primer día y los desayunos en la primera planta, desde la que te podías asomar a través de unos arcos estilizados. Me gustaría saber algo más de arte para describirlos mejor.

Éramos poco más de treinta personas, lo que nos hacía sentirnos importantes. Yo conocía en persona a muy pocos: el propio Roberto, que me había invitado, Pablo Herreros, Nacho Villoch, Jorge Cubain (al que hacía años que no veía)…también había visto en alguna ocasión a Carlos Jean, ponente/actuante de la primera noche, y a los ponentes de los dos días siguientes: Mago More y Juan Luis Polo. A algunos más les conocía por internet y seguía en Twitter a otros.

Todas las cenas fueron buffets, en muchos casos con productos mallorquines. Todas excelentes.

La primera noche pudimos probar tres vinos de una bodega local, Mesquida Mora, un blanco, un rosado y un tinto muy especiales que merece la pena probar. Luego vino la actuación de Carlos Jean, acompañando a Lucía, una cantante joven, que reprodujo algunas de las canciones que Carlos compuso hace años para conocidos intérpretes (Alaska, Bebe,…) junto a nuevas composiciones para la nueva artista.

Al día siguiente pudimos visitar la Fundación Pilar y Joan Miró, junto con el taller del artista que se conserva como si Joan Miró lo siguiera utilizando, con sus esbozos en las paredes, sus pinceles y sus lienzos. En la Fundación, un edificio discutido de Moneo, se conserva  una gran representación de la obra del artista: pinturas, esculturas, grabados, tapices, esbozos…En la cena pudimos degustar cuatro vinos de las bodegas Matarromera, todos del valle del Duero, pero de denominaciones diferentes: un blanco de Rueda y tintos de Cigales, Toro y Ribera de Duero.

El jueves la sorpresa de la noche fue la visita al Pueblo Español, guiados por su actual propietario Matthias Kühn. Creo que casi todos los que íbamos conocíamos la existencia del Pueblo Español, pero nos imaginábamos un pueblo de maquetas. Al encontrar edificios reales, casi del tamaño de las obras originales y en muchos casos habitados (con alquileres de renta antigua, como se quejaba el propietario) muchos nos quedamos boquiabiertos. Tomar la copa de bienvenida en un jadin de la Alhambra, asomarse al escenario del teatro romano de Mérida, ver la Ermita del Santo con sus pinturas o incluso (sorpresa máxima para un vitoriano) sacarse una foto ante El Portalón es algo difícil de imaginar.

Y como esto está rebasando los límites lógicos para un post dejaré para mañana mis comentarios sobre las sesiones de Talent_ya.

¡Ah! en las tarjetas de identificación a los asistentes nos llamaban pensadores.

La importancia de presentar bien

Ayer estuve en Innosfera. Por si no lo conocen: se trata de un evento mensual sobre Innovación que organiza Roberto Carreras. Absolutamente recomendable. Creo que hasta ahora siempre se ha celebrado en Madrid, pero ayer en el Twitter se pedía que saliera a pasear y no parece que la idea fuera mal recibida. La sesión de ayer se clebró en un local del BVVA en la céntrica Plaza de Santa Bárbara.

Ayer se trataba de Innovación en presentaciones. La presentación corrió a cargo de Gonzalo Álvarez Marañón. Como no podía ser menos, fue una presentación excelente. Yo diría que una de las mejores que he visto en mi vida. Ya está colgada en internet (se emitió en directo) y merece la pena dedicarle un rato.

Gonzalo es Ingeniero de Telecomunicaciones, Doctor en Informática y especialista en Criptografía en el CSIC. Impresiona ¿no? Supongo que cuando uno tiene que presentar cosas tan abstrusas (y puede que, aún más, escuchar presentaciones sobre esos temas) descubre la necesidad, la importancia, de hacerlo bien. No cabe duda de que él lo ha conseguido. Como además le gusta, lo ha convertido en una afición a la que dedica el blog El arte de presentar.

Muchas veces no nos damos cuenta de lo importante que es presentar bien. Muchas veces no nos damos cuenta de la cantidad de veces que presentamos a lo largo de nuestra vida y de lo que nos jugamos por hacerlo mejor o peor.

Yo soy un tímido integral. Durante mucho tiempo pensé que era la persona más tímida del mundo. Con el paso del tiempo he encontrado a gente que me supera. Además soy «de ciencias» y me dedico básicamente a analizar datos y a contarlos por escrito, lo que no se me da del todo mal. Durante mucho tiempo pensé que sería incapaz de hablar en público y me negaba a hacerlo.

Con el tiempo, y con la ayuda de buenos amigos, me dí cuenta de que si tenía algo que contar era mejor hacerlo yo mismo que dejar a otros que lo hicieran.

Aunque han pasado más de veinte años (otra vez han pasado más de veinte años) aún recuerdo bien mi primera charla. Fue en Barcelona, en la Universidad de Bellaterra, en unas jornadas sobre la libertad de información en la radio. Eduardo Matilla insistió para que fuera.

En aquella época preparaba un texto bien redactado y procuraba memorizar las ideas principales para luego improvisar lo que finalmente iba a decir.

Después he utilizado transparencias hechas a mano, transparencias impresas, diapositivas y finalmente presentaciones en power point, primero muy recargadas de texto y ahora con fotografías casi sin texto. Así he hecho varios cientos de presentaciones y conferencias en los sitios más dispares. Por supuesto me queda mucho camino, que jamás recorreré, para llegar al nivel de Gonzalo. Pero yo siento que he avanzado mucho. Y si yo he podido, está claro que cualquiera puede.

Como ya he dicho, la conferencia está ya disponible en internet. En el blog El arte de presentar están todas las principales ideas y muchas más y yo no tomé notas (ni tweets) de la conferencia, así que me limitaré a citar de memoria alguna de las ideas que se me quedaron más grabadas:

Hay que tener algo que decir, tenerlo claro, centrarlo en no más de tres ideas y co0nseguir que esas se recuerden.

No siempre se necesita apoyo visual pero, si se emplea, nunca debe ser recargado: una frase por diapositiva es suficiente. Hay que ver si pasa el test de la autopista: pensar que la diapositiva es una valla de publicidad que tenemos que leer a 120 kilómetros por hora.

En la presentación visual no tiene que estar toda la información. Si hay que entregar datos, estos estarán en el documento de apoyo.

No muestres datos; cuenta historias.

Hay que conocer bien a la audiencia y adaptar el discurso a lo que conocemos de ella. Para eso es importante utilizar lo que Gonzalo llamó backchannel, que actualmente puede ser Twitter. Siempre que sea posible hay que conseguir la interactuación con el público.

La audiencia no quiere esforzarse: simplifica todo lo que tengas que decir. La perfección no se alcanza cuando ya no tienes nada más que añadir sino cuando ya no tienes nada que se pueda suprimir.

Nuestros oyentes no saben lo que nosotros tenemos en la cabeza; mucha veces no logramos comunicar nuestras ideas porque no nos ponemos en su lugar y damos por conocidas ideas que no lo son.

El diseño también comunica.

Nos frena el miedo al fracaso. De niños sabemos (y queremos) hacerlo todo; luego desaprendemos. Lo opuesto al coraje hoy día no es la cobardía sino el conformismo.

Viste como tu público espere que vistas; adáptate al ambiente.

Creo que Gonzalo dio muchas más de tres ideas y yo las he recogido desordenadas, pero pienso que aún así pueden tener interés. Y siempre quedan el vídeo y el blog para profundizar.

El lunes tengo mi próxima presentación, No sé cuantas de estas ideas podré aplicar. Espero que salga bien.