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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Un día triste

Soy más partidario de las sumas que de las divisiones. Para mí sería una muy mala noticia que Cataluña se separe de España.

Hoy no ha habido un referéndum con garantías. Evidentemente. No podía haberlo con todas las fuerzas del Estado desplegadas para impedirlo.

Creo que sólo un referéndum pactado, con listas, colegios e interventores habría tenido garantías. Pero no era posible

Si ese era el objetivo de Rajoy, ha ganado la batalla.

Pero creo que ha perdido todo lo demás.

La clave, en mi opinión, no era si se celebraba el referéndum, ni cuánta gente votaba, ni cuántos síes había (antes de empezar sabíamos que iba a haber una mayoría absoluta).

La clave es si mañana, 2 de octubre, habrá en Cataluña más independentistas que hace unos meses o menos.

Con todos los errores del procés, que creo que han sido muchos y de gran tamaño, creo que la estrategia ha funcionado: mañana habrá más independentistas.

Y yo lo siento.

Que gobierne la lista más votada es inconstitucional

Goebels decía que una mentira repetida miles de veces se acaba convirtiendo en una gran verdad.

No sé si los políticos del PP creían que a fuerza de repetir que tenía que gobernar la lista más votada se iba a convertir en verdad, pero sí parece que ellos se lo han terminado creyendo.

El cabeza de la lista más votada tiene que negociar para gobernar

No parece muy propio de los autoproclamados guardianes de la Constitución defender ideas anticonstitucionales (según nuestra Constitución u nuestro sistema debe gobernar quien consiga más apoyos entre los diputados).

Pero a fuerza de repetir esa idea se la acabron creyendo. Sólo así se explica que más de un mes después de las elecciones no se conozca ningún intento de diálogo con ningún otro partido para conseguir esos necesarios apoyos. Las imágenes que se han publicado de los dos Hernandos (Antonio y Rafael, los portavoces de los dos partidos mayoritarios) cenando uno frente a otro en una mesa pequeña rodeados de otras mesas igualmente pequeñas ocupadas por otras personas, no parecen propias de una negociación política de altos vuelos.

Así se cerró la primera ronda de visitas al Rey sin que éste pudiera proponer a un candidato a la presidencia.

Aunque las declaraciones públicas de los políticos en un periodo como éste no parecen un buen reflejo de lo que de verdad esté ocurriendo, no hay indicios de que el PP haga otra cosa que criticar a las hipotéticas «coaliciones de perdedores». No parece una buena manera de acercarse a una negociación.

El caso es que lo que las urnas ordenaron (si es que se puede decir así) es, o bien una gran coalición de PP y PSOE o bien una de más de dos partidos que, sean o no perdedores, parece difícil de consolidar.

Esa gran coalición PP/PSOE, seguramente con dos personas diferentes de los irreconciliables Rajoy y Sánchez, no es sólo lo que piden los mercados, es también lo que los electores dejaron como más indicado, en puras matemáticas. Pero para eso hace falta diálogo y una cierta altura de miras. Algo que no parece abundar entre nuestros políticos.

¿Quién ganó el debate?

Las elecciones del próximo domingo van a ser diferentes por muchas cosas. Todo el mundo da por descontado que tras ellas se tendrá que producir una negociación para construir la mayoría necesaria. Habrá que buscar de nuevo, como al principio de la transición, consensos. Eso no tiene por qué ser malo.

Pero visto el debate de ayer parece que no va a ser fácil. Al menos si en alguno de esos consensos se necesita que participen los dos partidos hasta ahora mayoritarios.

Creo que los asesores se equivocaron al plantear el debate. Un debate que, aparentemente, tenía como objetivo visualizar y reforzar el bipartidismo no podía convertirse en una bronca disputa del ya tradicional y tú más, que sólo puede beneficiar a los otros partidos, los que no estaban en el debate y que, como casi no han tocado poder, están limpios de corrupción.

Desde el momento en que predominan los insultos, las acusaciones, los gritos y las salidas de tono, los espectadores empiezan a añorar otros debates, otros programas, en los que se ha visto a los políticos en un tono muy diferente.

Y es que este año la Televisión ha tenido un claro protagonismo en la precampaña y en la campaña. Los candidatos se han dejado ver y entrevistar en los programas de Jordi Évole, de Pablo Motos, de Bertín Osborne, de María Teresa Campos,…y seguro que me dejo unos cuantos. Se supone que enseñaban el lado más humano y más próximo, así que ver que, cuando regresan a la política, se olvidan los argumentos para pasar a los insultos no es una buena noticia.

Sonrientes antes del rifi-rafe

Cuando parece que las nuevas opciones y la posibilidad de su entrada con fuerza en las instituciones han reactivado el interés por la política, lo lógico sería que el Cara a Cara de ayer entre los dos principales candidatos hubiera conseguido más audiencia que otros debates anteriores. Pero no ha sido así. Nada menos que cuatro debates anteriores consiguieron más audiencia. De hecho este ha sido el de menor audiencia de los cuatro en que ha participado Rajoy.

La suma de las audiencias de las 12 cadenas en que se emitió el debate de ayer fue 9.728.000 espectadores, muy lejos (a más de tres millones de distancia) de los 13.043.000 del primer debate entre Zapatero y Rajoy en febrero de 2008, que fue emitido entonces por 22 cadenas. También queda lejos (a más de dos millones de espectadores) de los 12.005.000 que vieron debatir a Rajoy y Rubalcaba en noviembre de 2011; en aquella ocasión en 17 cadenas, o del segundo debate Zapatero-Rajoy, ya en marzo de 2008 que alcanzó 11.952.000 (también en 22 cadenas).

En dos ocasiones se ha denominado El debate decisivo: la primera fue el que protagonizaron Felipe González y Aznar en Tele 5 en mayo de 2003, que consiguió 10.526.000 espectadores; la segunda, mucho más reciente, tan reciente como la pasada semana el que congregó en Antena 3 y La Sexta a 9.233.000 espectadores para ver a Soraya Sáez de Santa María (la única mujer presente en un debate de este tipo) debatir con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.

Resulta difícil saber si el debate de ayer lo ganó un Rajoy a la defensiva, que acabó entrando en el juego de su rival para superarle en insultos (ruin, miserable, deleznable, frente al no es honesto con que le provocó Sánchez) o un Pedro Sánchez que eligió desde el principio la provocación, perdió los papeles en más de una ocasión y perdió también la ocasión de comparar (en datos como el paro, la deuda o la hucha de las pensiones) la primera legislatura de Rajoy con la primera de Zapatero.

Como la ley prohíbe publicar encuestas a partir de hoy (en Andorra se ha publicado una muy divertida de canciones) nos quedaremos sin conocer esta valoración.

Pero lo que sí se puede ver es qué cadena, de las 12 que lo emitieron, consiguió una mayor audiencia. ¿Sería la 1, la pública, la institucional, como parece que correspondería?¿Sería Antena 3, la hermana mayor del grupo Atresmedia? Nada de eso: La Sexta, la cuarta cadena por audiencias en estos momentos, recogía los frutos de su mayor dedicación a la política en estos últimos meses y conseguía ser la triunfadora de la noche.

Las audiencias de esas tres cadenas fueron muy similares, pero el triunfo correspondió a La Sexta, con 2.914.000 espectadores; le siguió Antena 3, con 2.794.000 mientras La 1 se quedaba en 2.678.000. También 13TV obtuvo una audiencia interesante: 709.000 espectadores, mientras entre las autonómicas destacó Canal Sur con 293.000.

Así que el gran triunfador del debate de ayer fue La Sexta. Mucho más aún si consideramos los programas de análisis que cada cadena emitió a continuación: ahí La Sexta arrasó.

Y si hablamos de políticos, en mi opinión, ganaron los ausentes. O, dicho de otra manera, perdieron su gran ocasión los dos protagonistas del debate.

El inglés y la soledad del Presidente

Hace unos días se publicó una foto del Presidente Rajoy en una de las reuniones europeas. El Presidente, sentado, solo y meditabundo, mientras el resto de los participantes en la reunión aparecen detrás, sonrientes y en animada conversación.

La foto es muy similar a otra de hace algunos años cuando el Presidente era Zapatero. También solo, con la mirada perdida, lejos del grupo de sus colegas. La única diferencia es la de los periódicos que publicaron cada una.

¡No saben cómo comprendo a mis presidentes! Nunca he sido muy bueno con el inglés (creo que he sido el mayor fracaso de Pauline, la profesora), así que en más de una reunión con los internacionales de mi empresa he visto cómo en seguida me quedaba sin temas de conversación y me acababa aislando, o casi.

Y es que ahora si no sabes inglés no eres nadie.

Nunca he entendido muy bien por qué (creo que tiene algo de complejo de inferioridad) en una reunión en Madrid de veinte españoles con tres ingleses el idioma de la reunión tiene que ser el inglés. Yo he llegado a vivir situaciones como esa en la que el inglés, que obligaba a todos a hablar en su idioma, era el proveedor que venía a intentar vender algo. Ningún problema: él hablaba la lengua del imperio.

O, y por esto hablo de complejo de inferioridad, que nuestra mayor empresa multinacional no sólo admita sino que exija que las presentaciones se le hagan en inglés.

Está claro que en estos momentos no se puede ir por el mundo sin saber inglés.

Leía hace unos días en el blog de Enrique Dans (¡vaya! veo que lo cito dos días seguidos) que Rajoy será el último Presidente español de su especie: cualquiera de los candidatos a sucederle habla con fluidez inglés (y algunos también otros idiomas) y se desenvuelven cada día en las redes sociales.

Así que puede ser que dentro de unos años (no sé cuánto tiempo puede seguir Rajoy; podría ganar las próximas elecciones) podremos ver la foto de un Presidente español en animada conversación con sus colegas en las reuniones internacionales. Parece que esa es la clave; si además es un buen gestor…miel sobre hojuelas.

Pero cuando se ven esas fotos y, sobre todo, los comentarios que suscitan, parece que estoúltimo, lo de hacer bien el trabajo, parece que no importa.

La abdicación del Rey y las audiencias

En estos tiempos en que todos nos enteramos de las noticias por Twitter o por Whatsapp, la televisión ya no es lo que era.

El lunes fue uno de esos días que se quedan grabados. Dentro de unos años recordaremos lo que estábamos haciendo cuando nos enteramos de que el Rey Juan Carlos abdicaba.

Yo me enteré por tradicional de boca en boca (que ahora llaman Word of Mouth). Entrábamos en una reunión en la oficina cuando Loreto, una compañera, anticipó la noticia; aún no se había producido la comparecencia de Rajoy.

TVE tampoco es ya lo que era. Hasta hace muy poco, cuando ocurría un hecho como éste la audiencia se concentraba en La 1. Las demás cadenas se quedaban sólo con las sobras e iban recuperando audiencia cuando TVE empezaba a repetir una y otra vez el mismo contenido.

Pese a que TVE realizó cerca de un centenar de conexiones en directo, el lunes la audiencia se fragmentó casi en el mismo orden y proporción que la distribución de audiencia de estos últimos meses, así que, también como viene ocurriendo estos últimos meses, el noticiario más visto fue el de Tele 5 de las 21.

Tele 5  ya ha sido líder en informativos en el mes de mayo, incluso si se considera el simulcast (la emisión simultánea entre La 1 y 24 Horas) algo que no ocurría desde hace mucho tiempo. Hay quien habla del efecto Somoano,  el nombre del actual Director de Informativos de TVE.

Ya sorprendió unos días antes al ser superada por La Sexta, en teoría una cadena menor, en la jornada de las elecciones europeas.

El informe de Barlovento Comunicación sobre las audiencias del lunes puede verse aquí

¿Tiene una respuesta para mí?

Ayer La 1 volvió a ser líder de audiencia, con un 21,1% de share, sacó cuatro puntos de diferencia al segundo y consolida, casi asegura, su liderato en el mes de enero.

LLeva más de dos puntos de ventaja a cada uno de sus principales competidores, algo casi imposible de perder en sólo cinco días. Tendrían que sacarle diez de ventaja cada día de los que quedan.

Una buena parte de la culpa la tuvo el programa Tengo una pregunta para usted, todo un éxito de televisión pública, que repitió con su primer invitado, el Presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero.

El programa consiguió un promedio de 6.221.000 espectadores, un 30,8% de cuota y un 14,9% de audiencia media.

Zapatero había aprendido bien la lección: agradecía las preguntas a los entrevistadores (eso que ahora llaman estilo Obama, aunque ya estaba inventado mucho antes), se movía por el plató buscando dar una mayor sensación de cercanía, pero siguió sin saber muy bien qué hacer con las manos.

Supongo que la anécdota del día, (el equivalente al precio del café de la primera vez o al sueldo de Rajoy en su momento) esta vez habrá sido Izaskun, la joven con síndrome de Down, que no sólo leyó la pregunta sino que replicó al Presidente.

A mí se me hizo bastante pesado; no conseguí verlo entero, pasé un rato al teléfono, pero creo que la explicación de la crisis, con tanto número, acababa siendo reiterativa. Seguramente es difícil hacerlo de otro modo y contestar a las preguntas.

Por cierto, el Presidente, espadachín del verbo, como le llamó una entrevistadora, no siempre lo hizo.

Yo, desde este sector, también tengo una pregunta relacionada con la crisis: ¿cree que es mejor reducir la publicidad institucional, como vuelven a recoger hoy los medios españoles o aumentarla para ayudar a los medios a sobrevivir, como está haciendo su colega Sarkozy?

Habrá que esperar a que los medios se hundan para proponer un plan de salvamento como el de la banca (en otros países, aquí sólo se han abierto líneas de crédito).

¿Qué es mejor para el país? (con minúscula, aunque sea más importante que si lo pusiera con mayúscula, pero no quiero malentendidos).

¿Qué es mejor para la economía?

E incluso ¿qué es más de izquierdas?

Micrófono abierto

No lo sé, pero creo que me va a empezar a caer mejor Rajoy.

A uno le pueden gustar los desfiles más o menos, pero seguro que si es por obligación, le pueden apetecer mucho más otras cosas.

Si el plan para el fin de semana es tener que ir al desfile, a lo mejor uno piensa que es un coñazo.

Y va y se lo dice a un colega.

Y resulta que el micrófono está abierto.

Y entonces todo el mundo lo oye una y otra vez.

Y lo que lo vamos a seguir oyendo.

No sé cuantos años hace del manda huevos de Trillo.

Si sé, porque hace menos tiempo, cuanto hace del la tensión nos conviene de Zapatero.

Los periodistas hacen su trabajo.

Y seguro que hacen bien.

Pero a mí, que nos repitan tanto los errores, al fin humanos, de nuestros políticos, no termina de gustarme.

Ese micrófono abierto al final es un espía.

A mí los espías me gustan en las novelas de Lecarré.

En la vida real algo menos.

Y a Rajoy seguro que hoy le apetecía más estar con Elvira y con los niños.

Yo le comprendo.