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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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La deuda griega

Ya casi no se habla de Grecia y cuando se hace casi siempre es sobre los refugiados. La deuda ha pasado a segundo plano. Ahora lo importante es Venezuela; allí es donde se decidirán las elecciones españolas.

Pero hoy me he acordado de Grecia. Y de su deuda.

Resulta que la deuda de Grecia, en términos absolutos, es aproximadamente un tercio de la española ¡y unas seis veces menor que la alemana! Resulta que en los últimos dos años la deuda griega ha disminuido. Poco, con la ayuda de las instituciones europeas y todo lo que se quiera. Pero ha disminuido.

Alexis Tsipras

Aun así la prima de riesgo griega supera los 700 puntos básicos. O sea que está sometida a unas condiciones (más del 8% de intereses para una deuda que casi duplica su PIB) que la hacen casi imposible de pagar. Y todo eso porque los griegos son malos y eligieron a un partido apestado como Syriza. No importa que la deuda se generase cuando gobernaban los partidos buenos.

España es casi el caso contrario. Aquí en 2011 elegimos bien. Desde entonces la deuda ha aumentado casi un 50% y ya supera el 100% del PIB. Pero aunque en la primera mitad de 2012 la prima de riesgo se disparó hasta superar los 600 puntos básicos, los mercados pronto entendieron que íbamos a ser buenos y nos situaron en unos muy razonables ciento y pocos puntos. Podemos mantener un déficit descontrolado y seguir endeudándonos. Es más: esas multas que están previstas si se incumple el déficit se aplazan hasta después de las elecciones de junio.

Si a los españoles se nos ocurre votar mal, votar a alguno de los partidos apestados, habrá multa, la prima de riesgo se disparará y no habrá manera de pagar esa deuda que se ha generado en tiempos en los que gobernaban los partidos buenos. Y el ganador, si consigue formar Gobierno, tendrá que ser dócil. ¡Que aprenda de Tsipras!

Es lo que tienen los tipos de interés bajos. Parece que no importa endeudarse. Pero es que sólo son bajos mientras gobiernan quienes tiene que gobernar.

¿O nos habíamos creído que los mercados son tontos?

La deuda y la prima de riesgo son unos magníficos mecanismos de control.

Así que ¡a ver a quién votamos! Votemos bien. En otro caso, la amenaza está clara.

Democracias vigiladas: ¿de verdad elegimos a quienes nos gobiernan?

Cada cuatro años nos llaman a las urnas y nos permiten votar para hacernos la ilusión de que elegimos a quienes nos gobiernan. Pero ¿eso es cierto?

Cada vez está más claro que quienes nos gobiernan son eso que se ha dado en llamar los mercados y que nunca se presentan a las elecciones.

Basta ver dos ejemplos muy claros: Grecia y España.

A lo largo de unos años, y no sólo durante la crisis económica, los gobiernos que se iban alternando en Grecia fueron endeudando al país con una política económica equivocada. Cuando llega al poder un partido político diferente, desde los mercados se pone en marcha el mecanismo de la prima de riesgo, que se dispara y hace imposible no sólo pagar la deuda sino tan siquiera intentar pagar los intereses.

Afortunadamente, como ya sabemos desde los tiempos en que Fraga era Ministro de Información y Turismo, España es diferente. Aquí elegimos un Gobierno bueno, bien visto por los mercados, y aunque desde el comienzo de la legislatura la Deuda se ha disparado un 37% y ya supera el billón de euros y supone más del 100% del PIB, la prima de riesgo ha bajado hasta el entorno del 1% con lo cual los intereses son mucho más reducidos y cabe la posibilidad de que los paguemos algún día.

Esa es la diferencia entre De Guindos y Varoufakis.

¿Está claro a quién debemos votar y a quién no?

Que no se nos olvide la lección.

2015: Una nueva realidad (II)

…Pero seguramente los cambios en los medios no habrían sido suficientes para producir este giro si no se hubieran producido también los cambios en la situación económica. Tras unos años en los que las únicas medidas visibles eran los recortes y los ajustes, en 2014 se han producido algunos cambios de estrategia, que han empezado a producir efectos. Los sucesivos planes PIVE han conseguido frenar la caída en las Ventas de Automóviles: en diciembre se han cumplido 16 meses seguidos de aumento; en 2014 se han vendido 855.308 vehículos, lo que representa un crecimiento del 18,4% respecto al año anterior. ¡Claro que (la nueva situación) esa cifra representa una caída del 48% respecto a los coches que se vendían en 2006! El PIB ha crecido a lo largo del año (se situará en torno al 2%) algo que no había ocurrido en 17 de los 21 trimestres transcurridos desde el cuarto de 2008. El Consumo comienza a recuperarse; habrá crecido en 2014 en torno al 3%. También se quedará muy lejos de las cifras de 2007; en la nueva situación se consume menos y se consume diferente: una compra más meditada y los cálculos para sobrevivir en la cuerda floja han hecho que disminuya la compra por impulso y que muchas marcas de fabricante no puedan resistir el empuje de las marcas de distribución, con lo que eso supone para el mercado publicitario. Ha disminuido algo el Paro, aunque no aumenta el Empleo: en la nueva situación hay dos millones y medio de empleados menos que en 2007 y 2008. La famosa Prima de Riesgo se sitúa ahora ligeramente por encima de los 100 puntos, una cifra similar a la que teníamos en 2010, pero muy lejos de las que se alcanzaron en el primer año de Gobierno Popular.

A cambio la Inflación se ha moderado, hasta el punto de que se tema que acabe en una peligrosa deflación, el Euríbor está en mínimos históricos y el precio del Petróleo ha vuelto a valores que no veíamos desde 2010.

Parece que las nuevas condiciones favorecen un cierto crecimiento del Consumo y que eso puede empujar a la Inversión Publicitaria.

El año publicitario empezó con fuerza y, aunque se produjo un cierto parón a finales del primer trimestre, mantuvo una tendencia creciente en el resto del año.

Lo que se puede esperar de 2015 en España

En el año que empieza, como buen impar, no habrá ninguno de los grandes acontecimientos deportivos internacionales que suelen tirar hacia arriba de la inversión. Para compensar tendremos un año plagado de citas electorales (municipales y autonómicas, con o sin Cataluña, y legislativas)(*). Esto tendrá un cierto efecto directo en la inversión publicitaria en algunos medios (Exterior, Radio y Diarios fundamentalmente) pero tendrá efectos indirectos que en alguna medida ya se empiezan a notar: los funcionarios recibirán ahora parte de la paga que les retuvieron en 2012; se producirán ligeras bajadas en el IRPF y especialmente en la retenciones…medidas electoralistas que tratan de frenar los deseos de cambio (y el tan temido por los políticos efecto Podemos) pero que, de momento, inyectarán algo de liquidez al sistema, lo que favorecerá el consumo y, de paso, la inversión publicitaria. Si se mantienen bajos los precios de los combustibles y prácticamente no hay inflación ese crecimiento del consumo será casi seguro.

(*) Desde el momento en que se escribió este artículo ya se conoce la fecha de las elecciones catalanas y todo parece indicar que también habrá adelanto de las andaluzas.

Este post es la segunda parte de un artículo que se ha publicado en la edición en papel de la revista IPMark. Se completará con una tercera entrega.

Números para una salida de la crisis

Los seguidores de este blog ya saben que como parte de mi tarea profesional todos los meses hago una previsión de la evolución de la inversión publicitaria a corto y a medio plazo. Lo hago a partir de las opiniones de profesionales, directivos de medios de comunicación (panel Vigía) o de empresas anunciantes (panel Zenthinela). Cada mes publico un resumen para la prensa, que muchos medios suelen recoger. Los panelistas que me dan las opiniones en las que yo me apoyo reciben un informe más amplio, en el que trato de analizar algunas variables macroeconómicas que pueden influir en nuestro mercado.

Aquí van algunas de las reflexiones que les envié la semana pasada.

Tras unos años de dura crisis y aún más duras políticas de ajuste, los mandatarios europeos parecen haberse dado cuenta de que por el camino de sólo recortes no estábamos llegando a ninguna parte.

El varapalo que se han llevado en las elecciones europeas, en casi todos los países, tanto los partidos en el poder como los principales partidos de oposición, parece haber servido como voz de alarma para propiciar un punto de inflexión. El discurso estos días de la presidencia de turno europea, encarnada en el Primer Ministro italiano, es una clara señal de que las cosas pueden cambiar radicalmente de rumbo.

El auge de partidos xenófobos o antieuropeos o, en el otro extremo, el caso de nuestro Podemos parecen haber significado un toque de atención para los partidos mayoritarios que ven que, por el camino que habían elegido, pueden acabar perdiendo el poder.

En paralelo empezamos a ver cómo algunos indicadores económicos se recuperan y nos dan algunas buenas noticias.

Según Andrew Harker, el analista de Markitt al que me suelo referir, estamos viviendo una recuperación en la demanda y en la producción que todavía no se traslada a la generación de empleo (que a su vez ayudaría a incrementar la demanda). Las empresas tienden a mantener sus márgenes de beneficios antes que ajustar al alza sus necesidades de personal. La economía de la zona euro vivió en estos últimos meses su mejor trimestre en tres años, pese a la debilidad de Francia.

Por fin los datos buenos parecen predominar claramente sobre los malos, al menos en el campo macroeconómico.

Tras la profunda debacle que habíamos vivido, el PIB crece por segundo trimestre consecutivo y lo hace en la mayor parte de los países europeos. Lo más probable es que el próximo trimestre el crecimiento se refleje ya en las cifras anuales. Es muy probable que en lo que queda de legislatura no se recuperen las cifras de finales de 2011 pero al menos se ha invertido la tendencia y volvemos a crecer.

El IPC se mueve en cifras muy bajas (el 0,2% en mayo, el 0,1% en junio) pero son positivas y parece que se aleja la amenaza de deflación que se vislumbró en los primeros meses del año. Eso sí, seguimos muy por debajo del IPC armonizado de la Unión Monetaria.

El Gasto en Consumo Final de los Hogares creció el 1,6% en el primer trimestre de este año. Se encadena así el segundo trimestre en positivo tras los once consecutivos de caídas que se venían produciendo desde finales de 2010.

También volvió a crecer en el último trimestre de 2013 la Tasa de Ahorro de los Hogares; parece que los problemas que reflejaba esta variable a todo lo largo de 2012 están ya en vías de solución.

El Indicador de Confianza del Consumidor se situó en mayo en un valor de 84,9, el más alto desde agosto de 2007, cuando aún no se hablaba de crisis.(*)

El Índice del comportamiento del Consumidor, de Millward Brown, sigue siendo muy negativo. En enero alcanzó un máximo relativo de -32 pero cayó con fuerza al mes siguiente y, aunque se recupera lentamente, en mayo sólo llegó hasta -34.

La Tasa de Actividad sigue cayendo: se sitúa ahora en el 59,5%, la misma cifra que en el tercer trimestre de 2007. La caída entre los hombres es de 4,3 puntos desde 2008; el crecimiento entre las mujeres, que era lo que compensaba la caída, se ha detenido y desde finales de 2012 se registran caídas.

Esa caída en la Tasa de Actividad es la que explica una buena parte de la disminución en los datos de paro, un dato que es optimista desde comienzos de este año y que se ha visto reforzado con la publicación de la información referida a junio.

Los afiliados a la Seguridad Social han crecido en más de medio millón desde comienzos de año; se sitúan así cerca de la cifra promedio de 2012 (o de la de 2003) si bien todavía muy lejos de las alcanzadas en 2007 y 2008.

La Tasa de Paro cayó por debajo del 26% en el primer trimestre y se espera una nueva bajada cuando se publiquen los datos del segundo. El Paro Registrado ha caído por debajo de los 4,7 millones, algo más de 300.000 menos que el máximo registrado a comienzos del año pasado.

El Euríbor cayó en junio hasta el 0,51%. Se mantiene en cifras inferiores al 1% desde mediados de 2012. El problema en este caso es que se aplica a un número excesivamente reducido de transacciones.

Las Ventas de Automóviles volvieron a crecer en junio y se encadenan así diez meses seguidos de cifras positivas. Este sector, que tiene una importante repercusión en el mercado publicitario, se ha visto favorecido por las medidas de estímulo adoptadas y sirve de motor para otros crecimientos.

La Prima de Riesgo ha llegado a caer en algún momento por debajo de los 120 puntos, una situación que, para los que no entendemos, podría ser ideal (o eso nos habían vendido, aunque antes de la crisis el diferencial con respecto a Alemania era en muchas ocasiones favorable a la deuda española) pero ahora nos dicen que tener un diferencial muy bajo puede hacer que los inversores no acudan a comprar deuda española, algo que sería tremendo en una situación en que la deuda representa ya el 96,8% del PIB y se acerca al billón (el nuestro, el del millón de millones) de euros, casi 23.000 euros por español.

La Bolsa se mantiene en el entorno de los 11.000 puntos, una cifra que incluso ha superado en varias ocasiones y que supone un crecimiento de más del 10% respecto al cierre de 2013.

El Precio del Petróleo experimenta estos meses una ligera tendencia al alza, que podría agravarse en función de la evolución de la crisis de Irak. Aún así todavía se mantiene muy lejos de las cifras del verano de 2012. Pero para el consumidor nos movemos ahora en cifras récord.

(*) Este índice va de 0 a 200. A partir de 100 reflejaría optimismo.

¿Qué pasará tras este duro agosto?

Ya he trabajado dos días después de volver de vacaciones. La pregunta que me hacen, la pregunta que me hago, es qué va a pasar en el mercado publicitario en este último cuatrimestre y, por tanto, cómo vamos a cerrar el año.

Después de un año 2010 que, sorprendentemente, terminó en positivo, 2011 no empezó muy bien, pero se había abierto una puerta a la esperanza. El primer trimestre fue casi plano, o ligeramente negativo. Así que sorprendió que el segundo fuera nefasto. Las previsiones, tanto de Vigía como de Zenthinela, que empezaron el año ligeramente positivas fueron empeorando cada mes. Pero había un sentimiento casi general: estamos comparando con un trimestre muy bueno del año pasado (el del Mundial y la reducción del IVA para los coches) y el último cuatrimestre debería salvar el año.

Pero agosto ha sido un mes tremendamente negativo para la economía. Los mercados (sean lo que sean los mercados) atacaban a las deudas soberanas; y ya no se conformaban con Grecia o Portugal; ahora iban a por Italia o España y hasta en algún momento se temió por Francia. La sensación de que el estado real de las economías era peor del que nos contaban se iba generalizando y llegó al paroxismo cuando los republicanos norteamericanos pusieron a Obama (o sea pusieron a Estados Unidos, el país al que dicen defender) al borde de la quiebra. La sensación es aún más curiosa si se piensa que Clinton dejó al país con superávit y fue Bush hijo el que (disminución de impuestos a las grandes fortunas, Afganistán, Irak y otros conflictos) endeudó a los Estados Unidos.

Las bolsas, ese termómetro de la confianza en las economías, se desplomaban día tras día, marcando nuevos mínimos en valores insospechados sólo unos días antes.

Por si fuera poco, la naturaleza nos sorprendía con desastres (o graves amenazas al menos) en zonas desacostumbradas: nadie esperaba un terremoto o un huracán en el noreste de Estados Unidos, con sus consiguientes paralizaciones de transportes y otras manifestaciones económicas. Pero han ocurrido.

La resolución de la crisis libia, que parece cada vez más próxima, se alarga mucho más de lo que sería deseable. Y no está claro que vayamos a tener una Libia estable en fechas próximas.

En España se vivió primero la renuncia del presidente Zapatero a la reelección, pero sin un recambio claro no se redujo la incertidumbre. Después se nombró, casi a dedo, a Alfredo Pérez Rubalcaba candidato a la Presidencia, pero eso tampoco mejoró las perspectivas. Parecía que lo que se necesitaba era un adelanto electoral, pero cuando a finales de julio se anunciaron elecciones para el 20 de noviembre tampoco fue suficiente. La crisis económica y política parecía no tocar nunca el fondo. Y entonces alguien impuso que se fijara un techo de déficit, algo para lo que hace falta una modificación en la Constitución (cambio que hace cuatro años nos dijeron que era imposible, cuando se trataba de modificar la sucesión a la Corona) y, por primera vez en mucho tiempo, se produce un consenso entre los dos grandes partidos en contra de todos los demás y de una buena parte de la opinión. Habrá que esperar unos días para ver si los mercados se han tranquilizado, pero en la última semana casi no se habla del diferencial de la deuda y de la prima de riesgo.

¿Estamos ante la crisis del capitalismo como sistema? No lo sé. Pero sí que de la crisis ha salido muy dañada la creencia en las posibilidades del crecimiento perpetuo, que venía de la mano de un consumo creciente (cada vez más personas tendrían acceso a más y mejores bienes) y con ello el sistema de marcas que, finalmente alimenta (y se alimenta de) todo el tinglado publicitario.

Cuando era el consumo el que alimentaba a las economías (generando trabajo para la gente e impuestos para las cuentas públicas) la publicidad era la gasolina que ayudaba a impulsar el sistema. Ahora que parece que lo que hay que hacer es denostar el consumo, la publicidad pasa a ser (incluso para ilustres publicitarios como Antonio Caro) la culpable o una parte sustancial del problema.

No tengo claro cual debería ser la solución; pero me da la impresión de que los políticos tampoco lo tienen mucho más claro. Las medidas que se han ido tomando hasta ahora, basadas en la reducción del endeudamiento sin más, han producido más paro y más precariedad, una generación sin esperanza, con fuertes reducciones en el consumo y en el crédito que hace posible apostar por el futuro. Me da la impresión de que menos consumo lleva a menos producción y menos ventas, con ello menos empleo, que a su vez producirá menos consumo y…entraremos en una espiral negativa imparable. Pero ellos saben más, como diría mi amigo José Ramón.

Algunas grandes fortunas (Warren Buffet en Estados Unidos, Maurice Levy y otros en Francia) han propuesto que se suban los impuestos a los ricos, al menos mientras se mantenga la situación de inestabilidad presupuestaria. Sería interesante ver una propuesta así por aquí; sobre todo si se dirigiera a los ricos de verdad y no a quienes ya soportan mayores retenciones en sus nóminas.

Volviendo al tema inicial: ¿qué puede ocurrir en el mercado publicitario en esta última parte del año? De momento todas las grandes compañías están revisando a la baja sus previsiones de crecimiento (que en una buena parte de los países pasan a ser previsiones de caídas). Una buena parte de los anunciantes, los que manejan presupuestos a corto plazo y los que determinan sus presupuestos publicitarios en función de la evolución reciente de sus ventas, van a reducir sus presupuestos publicitarios.

Al comienzo de esta crisis yo manejé una buena cantidad de estudios (la mayor parte de ellos realizados en el Reino Unido por la IPA y en Estados Unidos) en los que se demostraba que en las crisis cíclicas que se produjeron a lo largo del siglo XX, y especialmente en las que tuvieron lugar a partir de la Segunda Guerra Mundial, los anunciantes que mantuvieron, o incluso aumentaron, su inversión publicitaria durante la crisis, vieron aumentar su cuota de mercado y salieron muy reforzados a medio y largo plazo. Hoy he visto que el profesor Tellis, de la Universidad del Sur de California ha publicado recientemente un estudio en la misma línea, analizando la inversión publicitaria en los diversos sectores durante la mayor parte de las crisis del pasado siglo. No sé si estas conclusiones serán válidas en una situación en la que los líderes de opinión atacan al consumo, pero quiero creer que sí.

Pero todo parece indicar que nos espera un último cuatrimestre duro, otra vez, para nuestro mercado.

De todos modos no siempre ocurre lo que parece que va a ocurrir: en 2007, cuando estalló, también en agosto, la crisis de las subprime, que estuvo en el origen de todos estos males, la inversión real en el último cuatrimestre superó a las previsiones. Claro que el batacazo que se produjo después fue mayor.