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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Lecciones desde la estratosfera

El salto de Felix Baumgartner el domingo pasado ha sido una de las noticias amables de la semana.

El aventurero austriaco batió al menos tres récords:

El de velocidad vertical sin usar paracaídas de guía, al alcanzar los 1324,8 kilómetros por hora.

El de altura de salto, con 39.045 metros.

El de caída libre más larga en distancia, con 36.529 metros.

Además, como destacaba Panorama Audiovisual, la novedosa tecnología utilizada también batió varios récords de trabajo en condiciones extremas, de temperatura, velocidad y variación acelerada de situaciones.

Acostumbrado a las cifras millonarias de la televisión, a mí me impresiona poco que ocho millones de personas (en todo el mundo) vieran en directo la hazaña a través de YouTube. Incluso si eso supone multiplicar por 16 la mayor audiencia simultánea obtenida, en los JJOO de Londres, hasta ahora por el portal de vídeo de Google. Muestra el potencial del nuevo medio, pero también su todavía relativamente pequeño tamaño: poco más de una de cada mil personas del mundo.

Porque la televisión siguió mostrando todo su poderío. En España una cadena especializada minoritaria, como Teledeporte, superó los 4.300.000 espectadores en su minuto de oro: casi uno de cada diez espectadores posibles.

Y no podemos olvidarnos de las redes sociales. A lo largo de la tarde del domingo y buena parte del lunes el salto de Baumgartner fue el claro protagonista de los contenidos, con varios trending topics mundiales y muchos más en los diversos países. Yo, que venía conduciendo de regreso tras el puente del Pilar, viví la retransmisión en directo minuto a minuto a través de Twitter que me iba leyendo mi hija desde el asiento de atrás.

He llegado hasta aquí sin hablar de Red Bull y sin embargo es la marca de bebidas, también austriaca, quien nos ha dado más lecciones con esta acción.

Llevamos años hablando de branded content, de contenido generado por las marcas, como alternativa, o al menos complemento, de la publicidad convencional. Se ha abusado tanto de la publicidad en alguno de sus formatos que nos dicen que es intrusiva, interrumpe los contenidos que queremos ver, nos obliga a ver lo que no queremos.

Este caso nos muestra justo lo contrario: la gente huía de otras programaciones para buscar el salto estratosférico.

Red Bull lleva muchos años apoyando deportes extremos, generando contenidos que ofrece a los medios y estos a su vez ofrecen gustosos a una audiencia que los ve porque los considera interesantes. El salto de Felix no sólo fue el anuncio más largo de la historia (prácticamente en todo momento durante la transmisión se veía perfectamente el logotipo y el nombre de la marca) y figuró como tal, Red Bull Stratos, en las parrillas de los canales que lo emitieron; también consiguió su tiempo en los noticiarios a lo largo de toda la semana; las emisoras de radio retransmitieron el evento en directo y muchos periódicos llevaron las fotografías a su portada.

Puede que los retrasos se debieran al viento, pero el resultado final fue que el salto se emitiera en directo durante el prime time de la mayor parte de los países de Europa justo en uno de los pocos domingos del año en que las cadenas no están absortas con las ligas de fútbol. Un domingo que ya había empezado con el triunfo de los prototipos de Red Bull en la prueba de Fórmula 1.

Red Bull lleva años dándonos lecciones de marketing: es una bebida cara, un lujo asequible, asociada al aguante nocturno, un riesgo controlable; con este tipo de eventos no hacen publicidad (¿no?) apoyan valores y proezas. El posicionamiento de la marca es claro.

Al ser cara consigue unos márgenes altos que puede invertir en patrocinios (hasta un 25% de sus ingresos según Marketingdirecto.com ) que generan contenidos interesantes deseables por los consumidores. Con ello la notoriedad de la marca crece. Y se añade una nueva vuelta a la espiral.

La hazaña de Red Bull todavía es difícil de cuantificar ya que la repercusión del evento no ha terminado. Algunos de los primeros análisis que se han hecho están muy centrados en Estados Unidos. Un primer análisis de urgencia para España elaborado por Kantar Media cifra en más de siete millones de euros (a precio de tarifa publicitaria) la repercusión en radio y televisión, a la que habría que sumarle el valor aportado por la prensa, en muchos casos con sus portadas a las que ni siquiera se podría atribuir una tarifa.

Sin duda Felix Baungartner ha ayudado a Red Bull a completar una lección magistral en el campo del marketing.

Y eso abre un nuevo tema para los medios ¿hasta qué punto podrán seguir apoyando sin cobrar (o incluso pagando) las acciones/noticias que generen las marcas, que retiran así las inversiones en publicidad de las que se mantenían hasta ahora?

De nuevo hay materia para una profunda reflexión.

Publicidad,sí

Las asociaciones del sector publicitario van a poner en marcha una campaña para dar a conocer al público en general la importancia económica y social de la publicidad, el tema favorito de este blog.

El lema será Publicidad, sí.

La publicidad está atravesando un mal momento. Las inversiones se reducen año tras año desde 2007 y no se ven visos de que puedan recuperarse.

Pero eso no es lo más grave: muchos años de abusos, especialmente en las televisiones privadas, con bloques cada vez más largos, insoportables para los espectadores, han generado una mala imagen. Mucha gente rechaza la publicidad. Los anunciantes están pagando sus propios errores (mantener una publicidad excesivamente barata no es una buena idea) y los errores aún mayores de las ambiciosas cadenas privadas de televisión (bloques cada vez más largos, vendidos a cualquier precio).

Hemos conseguido que la publicidad sea cada vez menos eficaz y que además se rechace.

No hemos sabido transmitir el pacto implicito gracias al cual la publicidad ha regalado contenidos gratis y atractivos a cambio de unos minutos de atención. La mayor parte de la televisión ha sido gratis durante muchos años; lo mismo ha ocurrido con la radio. Gracias a la publicidad hemos visto o escuchado todos los grandes espectáculos deportivos, pero también grandes películas, o series o documentales. La publicidad mantiene también totalmente los diarios (como este 20 Minutos que acoge el blog Casi Enteros) y las revistas gratuitas y participa en la financiación de los diarios y las revistas de pago, a los que ayuda a mantener una línea editorial independiente.

Lo sabemos, pero no lo valoramos suficientemente.

Desde la llegada de Internet se nos habla de que la publicidad tiene que ser no intrusiva. Hasta ahora la publicidad no intrusiva, la que no molesta, la que el consumidor elige ver, no ha generado dinero suficiente para financiar todo el sistema. Quizá en el futuro sea diferente.

La publicidad es también un elemento importante para el mantenimiento de la economía, en sociedades cada vez más basadas en el consumo. Ya sé que este modelo económico está en discusión, pero no parece que tengamos modelos alternativos sostenibles.

Espero que la campaña sea un éxito y sepamos transmitir los valores de la publicidad y los beneficios que ha aportado y sigue aportando a la sociedad. Creo que lo hemos dejado para un poco tarde, pero dice el refrán que más vale tarde que nunca.

Quienes estén interesados en aspectos relacionados con este tema, en Casi Enteros se ha tratado reiteradamente. Algunos ejemplos, no exhaustivos pueden verse en los posts publicados el 14 de marzo de 2008, el 25 de marzo de 2008, el 20 de mayo de 2008, el 5 de septiembre de 2008 y más recientemente, este mismo año, el 13 de febrero, el 25 de marzo o el 8 de junio.

Defendamos la publicidad, la gasolina de la economía.

Crisis en el negocio de medios

El pasado 28 de abril se celebró en un hotel de Madrid una jornada bajo el título Los medios en la crisis y la crisis de los medios. Tuve el honor de compartir estrado nada menos que con Jesús Martínez Rioja, Director del diario Expansión y Juan Luís Cebrián, Consejero Delegado de PRISA, Director histórico de El País y académico de la lengua.

Nuestra mesa se centró en los medios impresos. Este artículo resume mi intervención.

Los medios viven un momento de profunda crisis estructural, un cambio provocado por la fuerza de tres factores concluyentes: la digitalización, la globalización y la convergencia. En los últimos meses a esa crisis estructural se le ha superpuesto una profunda crisis económica.

Es conveniente pararse a reflexionar sobre los efectos de estas crisis superpuestas, porque si algo sabemos con seguridad es que la crisis económica pasará. Pero casi con el mismo grado de seguridad podemos decir que cuando pase la crisis el negocio de los medios será muy diferente del que conocíamos hace pocos años. Nuestro trabajo, el de todos los que nos dedicamos de una manera u otra a este negocio, es luchar para que sea mejor que antes.

La digitalización ha cambiado el valor de la información. Ahora tenemos al alcance de un solo click una información casi infinita, de manera prácticamente instantánea, a un coste prácticamente nulo y casi en cualquier formato.

Pero esa información está ordenada según unos criterios, los del buscador, que no tienen por qué coincidir con los nuestros. Aquí es donde el valor de las marcas de información cobra mayor importancia.

La globalización hace que los efectos de un hecho en cualquier parte del mundo puedan extenderse muy rápidamente a lo largo de todo el mundo. Lo hemos vivido recientemente con la crisis económica o con la nueva gripe A.

La convergencia entre informática, telecomunicaciones y medios de información ha abierto un panorama nuevo: Un vídeo musical en la versión digital de una revista en internet ¿es radio, es televisión, es revista, es internet, es otra cosa o es una combinación de todas ellas?

Por último, la crisis económica está golpeando muy duramente al mercado publicitario, la fuente de ingresos más importante de la mayor parte de medios de comunicación.

La actual crisis publicitaria es la más grave que se ha producido en España desde que existe un mercado publicitario relativamente maduro, un momento que no podemos llevar mucho más allá de los años ochenta, la denominada década prodigiosa.

La inversión publicitaria en medios cayó un 11% en el año 2008 y podría caer otro 17% si se cumplen las estimaciones del panel Zenthinela correspondiente al mes de abril. En estas condiciones el mercado perdería en sólo dos años más de 2100 millones de euros, un 26,5% de su volumen del año 2007.

Estos resultados pueden representar una verdadera catástrofe laboral tanto para el sector propiamente publicitario, los diferentes tipos de agencias, como para los medios de comunicación que cuentan con la publicidad como su principal medio de financiación, que llega a ser casi exclusivo en algunos casos (la radio, las televisiones privadas en abierto o los diarios y las revistas gratuitos).

Además la publicidad ha venido perdiendo desde el año 2000 peso relativo en la economía. En los países con una economía de mercado más avanzada, la publicidad suele representar aproximadamente el 2% del PIB. En España llegó en el 2000 hasta un 1,94%. Eran los tiempos de las salidas a Bolsa de grandes compañías, el inicio de la competencia en las telecomunicaciones y el lanzamiento de compañías digitales que terminó denominándose burbuja de internet. En el año 2008 ya sólo representaba un 1,36% y todo parece indicar que este año aún reducirá más su participación.

Por otra parte, la participación de los medios gráficos en la tarta publicitaria no deja de disminuir. Si hasta el año 2003 superaba a la televisión, ahora está ya más de 11 puntos por debajo.

Y aquí es donde nos encontramos sumidos en una fuerte contradicción.

El consumidor se ha acostumbrado a disponer gratis de los contenidos a través de internet; además un uso abusivo de la publicidad, especialmente en televisión, ha hecho que la publicidad se rechace en gran medida; la instauración de cánones por compra o uso de aparatos es altamente impopular y además se hace necesaria una tarifa plana más barata para la generalización del acceso a la banda ancha.

Los números no salen.

Se está generalizando un discurso, especialmente en el mundo digital, que habla de publicidad aceptada (incluso solicitada) por el usuario; publicidad que involucre o que enganche, publicidad de experiencias. Es un discurso interesante, pero por el momento no mueve suficiente dinero como para pagar todo lo que la sociedad necesita que la publicidad pague.

El negocio de los medios no es el único que ha cambiado radicalmente a raíz de la digitalización. Hoy día se hacen muchas más fotografías que nunca, pero no se venden rollos. Nunca había habido tantas personas que viajaran, pero vemos menos agencias de viajes que nunca. Las grandes discográficas están en crisis, pero nunca se había oído tanta música. Las salas de cine sólo aguantan los fines de semana, pero el consumo audiovisual no para de crecer. Nunca habíamos recibido tantos correos…ni tan pocos sobres. Los hogares sin teléfono fijo empiezan a ser numerosos pero nunca se había hablado más…Seguro que veremos grandes cambios en el mundo de los medios.

Si la publicidad va a ser, y tiene que serlo, quien mantenga la mayor parte del negocio de la generación de contenidos, creo que va siendo hora de que hagamos saber al ciudadano el papel tan relevante que juega. La publicidad no es sólo un importante motor de la economía, es también quién hace posible que recibas gratis, o a un coste reducido, todos los contenidos de los medios. También de internet.

La sociedad de consumo está en deuda con la publicidad. Es el momento de reconocerlo y de paso ayudar a los medios a encontrar su nuevo camino.

Nota: Este artículo se publicó recientemente en la revista de la APD. Resume la charla que dí en el Hotel Eurobuilding en día 28 de abril, festividad de San Prudencio, Patrono de las tierras de Álava. Lo que quiere decir que si hubiera estado en mi pueblo, habría sido fiesta.

¿Por qué nos vendemos tan mal los publicitarios?…y 3

Me estaba alargando demasiado. Una de las primeras cosas que me dijeron cuando empecé con esto, es que no se deben escribir tesis doctorales en los posts.

Pero claro, contestar a 15 comentarios que en algunos casos lo son (verdaderas tesis doctorales) y hacerlo brevemente, es casi imposible.

Aún así me ha quedado mal sabor de boca, por eso voy a seguir.

Vuelvo con Ricardo: estamos en una nueva situación de medios. Los gratuitos y la red lo han cambiado todo. De nuevo la gratuidad y con ella la necesidad de publicidad o de definir un nuevo modelo de negocio.

El elogio a Zara siempre está en el fondo de todo esto; yo no conocía la importancia de la escuela de escaparatistas ni que el maniquí fuera premio de diseño. Siempre estamos aprendiendo. Yo aquí, con vosotros, aprendo un montón.

La idea de Justerini de crear agencias de medios con públicos objetivo en plantilla me parece fantástica. No es muy diferente de los respondedores de encuestas panelizados en internet, que ya conocemos todos. Luego, eso sí, les podemos poner a todos a leer revistas, un medio en el que la publicidad no interrumpe el contenido. Claro que no sé si es a eso a lo que se refería Ricardo en el comentario anterior: cientos de páginas de publicidad entre tres artículos y dos reportajes.

Goliat, tan sensible siempre a la piratería, se va también a un tema respecto al que yo soy el especialmente sensible: la financiación de TVE. Desde el año 1982 hasta el 90 TVE fue un negocio altamente rentable para el Estado. Hacienda ingresaba cada año un montón de dinero. Luego vinieron las licencias de televisiones privadas y las prisas por llegar al break even. Tiraron los precios y crearon los bloques eternos de publicidad. Eso también está en el origen del deterioro de imagen de nuestra profesión. Pero esto se suele ocultar, porque hay que desprestigiar todo lo público. Luego da en el clavo con el precio de la publicidad como clave de todo el fenómeno.

Cuando critica la labor del Comité de Sabios también creo que no es justo del todo. Allí tengo buenos amigos, que creo que hicieron un buen trabajo (no perfecto, perfecto no hay nada) aunque luego se hayan llevado a cabo pocas de las ideas que incluía.

Adicto me tira de las orejas porque me olvido de la tendencia en televisión a pagar para no tener publicidad. Una tendencia que existe, pero que avanza tan lentamente que tardará mucho en llegar a cualquier puerto conocido. Estoy de acuerdo con la mayor parte de sus comentarios y agradecido por el elogio a este blog, pero ¿de verdad creéis que gimoteo? Sólo constato (otra vez) un hecho: se nos da mejor vender otros productos que nuestro propio trabajo.

Muy interesante la discusión entre Histerias y Justerini sobre necesidades básicas y de las otras. Ya llevados al extremo de Justerini (comer y vestirse) ni siquiera tengo clara la segunda ;-).

La discusión me ha parecido muy interesante; no es este el lugar de tomar partido (estoy de acuerdo con algunas de las ideas de cada uno y en desacuerdo parcial con otras). Pero me alegro de que además nos haya servido para conocer un poco mejor a Histerias ¿trabaja en el automóvil, fue un chico de barrio y tiene 31 años? Bueno, y Goliat va al cine sólo cuando tiene que llevar a sus niños.

Claro que cada uno puede formarse aquí la personalidad que más le guste y hasta podría ser mentira. Yo no; yo desde el primer día puse ahí a la derecha una biografía bastante ajustada a mi realidad.

Por último A lo mejor toca otro tema clave: las relaciones entre anunciante y agencia. Yo, que llevo muchos años en esto (vale, no en el lado creativo, a lo mejor ahí las cosas funcionan de otro modo) vuelvo a decir que también aquí hay de todo. Conozco clientes que son grandes profesionales, que se dejan aconsejar y que cuando opinan lo hacen con conocimiento de causa y más vale hacerles caso. También conozco algunos de los otros. Tiene que haber de todo.

¿Por qué nos vendemos tan mal los publicitarios?

La publicidad es clave en la construcción de las marcas.

Claro que hay marcas hechas con muy poca publicidad; Zara es el ejemplo español que se cita en casi todos los foros, pero se trata de un número muy reducido de excepciones y la mayoría de ellas pueden discutirse.

En el caso de Zara (que sólo hace algunas páginas endiarios con ocasión de las rebajas) no cabe duda de que sus locales en las mejores ubicaciones de cada ciudad constituyen una magnífica campaña de publicidad Exterior.

Pero hay otro aspecto clave al que me quiero referir hoy: la publicidad juega un papel fundamental en la financiación de los medios. La televisión en abierto o la radio han sido siempre gratuitas porque las pagaba la publicidad; pero ahora tenemos una potente prensa gratuita (diarios y revistas,la marca a la que se acoge este blog es un buen ejemplo) y acceso por internet a una cantidad casi infinita de contenidos por los que el usuario no paga nada.

Sin embargo, la imagen de la publicidad es mala.

Seguimos viendo cómo los medios nos tratan como un mal, necesario pero mal. Sigue siendo muy frecuente ver cómo se da paso a la publicidad casi invitando a que no se vea. Parece que los responsables de los contenidos de los medios no son conscientes de quién paga su sueldo.

Hemos sido capaces de crear marcas potentes, de introducir productos que el consumidor no sabía que necesitaba y hacerlos imprescindibles, de vender ideas, de cambiar el mundo, en muchos sentidos. Pero hemos fallado a la hora de vender nuestro producto: todo esto lo tienes gracias a la publicidad; llega a ti gracias a que, a la vez que te damos a conocer nuestra marca, te estamos pagando los medios en los que te informas y con los que te entretienes.

Quizás haya llegado el momento de hacer una campaña para vender nuestro trabajo.

Esta es la adaptación de un artículo que publiqué en la revista Brandlife hace ya más de un año: en noviembre de 2006. Pero creo que sigue estando plenamente vigente.