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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Los popes de la prensa y su futuro

La semana pasada asistí a la charla de Juan Luis Cebrián en el Hotel Ritz, uno de esos interesantes desayunos que organiza el Foro de la Nueva Comunicación que dirige José Luis Rodríguez y patrocina Vodafone.

Justo esa misma semana pude leer en Jotdown, una publicación que cada vez me gusta más, una entrevista en profundidad a Gumersindo Lafuente.

A los pocos días ví también en El Mundo un artículo de Pedro J Ramírez sobre el futuro de la prensa y los nuevos dispositivos. Pedro J dio también una charla en el CEU en la que tocaba temas muy similares.

No hay duda de que el futuro de la prensa es preocupante.

Lo de menos es si el papel sobrevivirá o no. Nadie llora ya por el final de las tabletas de barro con escritura cuneiforme (por cierto, la tableta vuelve, aunque sea en otra forma) y muy pocos por la desaparición del pergamino y los copistas medievales.

Es el propio concepto de la prensa lo que está en peligro. Cada vez más personas declaran no leer diarios (y no se refieren a diarios en papel, sino a cualquier tipo de transmisores de información) por su enfoque exclusivo en las malas noticias o por su sesgo partidista. Ahora es muy difícil saber qué está pasando si no se confrontan varias fuentes (y casi siempre es complicado encontrar la verdad entre opiniones tan dispares).

El otro problema es el sesgo  de la prensa digital hacia lo frívolo : pocas veces un análisis profundo figura entre los artículos más leídos; en cambio es muy fácil situar en esa lista un  artículo si se utiliza una adecuada combinación de sexo y famosos en el titular. El artículo Sexyperiodismo, de David Jiménez, también en Jotdown, es muy esclarecedor.

Mientras tanto, la inversión publicitaria en Diarios sigue descendiendo a marchas forzadas y terminará este año en cifras similares a las de 1993 si se cumplen las previsiones de mi estudio Vigía. ¡Retrocede casi 20 años! Si uno escucha a Juan Luis Cebrián, esto no debe preocupar demasiado, porque la publicidad ya sólo representa un 20% de los ingresos de su grupo (en mi opinión, unas cuentas saneadas se sitúan en el entorno del 50/50, mejor si la publicidad tiene algo más de peso). Supongo que sería menos preocupante si durante ese tiempo hubiera aumentado la venta de ejemplares, pero justo se produce la situación contraria.

A lo largo de esta misma semana se han seguido publicando noticias sobre EREs y despidos que afectan prácticamente a todos los grupos editoriales. Han sido muy comentadas las declaraciones de Cebrián en el sentido de que los mayores de 50 años no tienen sitio en los medios de su grupo porque no han sido capaces de reciclarse y adaptarse a las nuevas tecnologías. Curioso en alguien que supera por mucho esa edad y que presume de haber previsto hace ya quince años en su libro La red hacia dónde iban a ir los cambios en los medios de comunicación.

Sindo Lafuente habla de la actual contradicción: disponemos de las mejores heramientas para contar la realidad, pero esas mismas herramientas han puesto a los medios contra las cuerdas. Y no hay soluciones mágicas: el iPad (sea Orbyt o Kioskoymás) no lo es. Los dinosaurios que dirigen ahora los grupos editoriales no pueden renovar el periodismo.

Las estructuras de los nuevos medios tienen que ser más ligeras, ardillas en palabras de Sindo. Él es contrario a introducir, al menos de momento, el pago en los diarios on line y cree que el futuro está en hacer un periodismo de comunidades de audiencia y establecer diálogo con ellas. También defiende la marca personal del periodista, como un valor que suma a la marca del diario en el que publica.

Pedro J reconoce en su artículo su perplejidad por el hecho de que sus muchos millones de usuarios únicos de elmundo.es no le compensen en ingresos publicitarios las pérdidas que sufre su edición en papel. La crisis de la publicidad se superpone a la crisis del papel y ambas se realimentan. Pierden miles de lectores de pago en papel y los millones de lectores on line son gratuitos y, en su opinión, de paso. Al contrario que Lafuente, Ramírez confía en que los dispositivos de tipo tableta y las aplicaciones de pago como Orbyt serán la solución para el sector. Por el momento ya han conseguido 65.000 suscriptores de pago para su diario y ahora se dispone a afrontar nuevos retos.

Veremos quién de todos ellos tiene razón. Lo que está claro es que los diarios, y con ellos el periodismo, están atravesando una profunda crisis: cada vez se venden menos ejemplares y los ingresos por publicidad se han hundido.

En esas condiciones es muy difícil que se puedan mantener los altísimos costes estructurales y de distribución de la prensa tradicional. Lo más probable es que la mayor parte de los diarios reduzcan radicalmente sus plantillas, que las ediciones en papel desaparezcan o se dediquen sólo a análisis en profundidad de algunos temas, con tiradas mucho menores. Creo que en un mundo en el que la información es un bien excepcionalmente abundante será muy complicado introducir el pago, que perdió su oportunidad con los errores de los primeros tiempos de internet.

No sé si en esa situación estaremos mejor informados. Tendremos toda la información al alcance de nuestra mano, la buena y la mala, la seria y la frívola, la verdadera y la falsa, la sesgada hacia un lado y la sesgada hacia el otro, pero no sé si todos seremos capaces de encontrar lo que nos interesa y en la versión que más se ajuste a la realidad.

Ese debería ser el momento para los diarios rigurosos y de prestigio. Pero ¿quedará alguno?

Diarios: ¿muerte o suicidio?

En el transcurso de pocos días han pasado ante mis ojos varios artículos sobre las dificultades de los diarios de papel en estos duros tiempos que corren.

El primero, de Dioni Nespral, es de hace más de tres años, en diciembre de 2008 pero mantiene, incluso reforzada, toda su vigencia: el número de compradores de periódicos ha descendido dramáticamente en los últimos años. Internet, los diarios gratuitos, la permanente actualización digital han hecho que cuando nos podemos enfrentar al diario del día las noticias nos saben ya a antiguas. Habría que reinventar el diario pero nadie lo está intentando; se apuesta por el que me quede como estoy.

La solución podrían ser contenidos más profundos y permanentes, a la vez que más personalizados. Los nuevos medios los harán las personas, no las organizaciones.

Dioni Nespral fecha entre este año 2012 y el 2020 la muerte de los diarios tal como hoy los conocemos.

El segundo, de David Jiménez, es mucho más reciente, del 4 de enero; aún no ha cumplido una semana. Si títiulo es muy expresivo: El suicidio del periódico. Tomando como ejemplo el tratamiento de los diarios al discurso de Navidad del Rey, David dice tener la solución para el problema de los diarios: dejar de dar las noticias de ayer. Ofrecer a cambio profundidad y grandes reportajes que aporten valor extra. El lector no acude al kiosko para conocer el contenido de algo que sucedió dos días antes, fue transmitido por todas las televisiones y comentado hasta la saciedad en las redes sociales. Si aún así fue la noticia de todas las portadas, se puede interpretar como un intento de suicidio.

La culpa es de la crisis. De los anunciantes. De internet. Del lector, que se resiste a pagar. La culpa es de cualquiera menos nuestra o del producto que hacemos…Dos tercios del contenido de los periódicos es el mismo, independientemente de la cabecera que se compre y matizado solo por adornos ideológicos…Pregunte a los que hacemos periódicos impresos y le diremos que conocemos perfectamente la fórmula que nos salvará de la desaparición. Es la misma que nos resistimos a aplicar. Cuando al fin nos decidamos, es posible que sea tarde y nos encontremos publicando la noticia de nuestra defunción. Con un día de retraso.

Estoy muy de acuerdo con casi todo lo que dice David Jiménez: los diarios lo tienen complicado, pero empeñarse en seguir haciendo lo mismo en un mundo que ha cambiado radicalmente su relación con la actualidad y además querer hacerlo más caro, no parece una buena idea. Espero que este artículo no le cause problemas a David. Los lectores de este blog ya saben que hace casi tres años yo salí trasquilado por un artículo mucho menos incisivo.

Este problema ha llevado a un gran número de periodistas a vivir muy en precario. Nacho Chaparro ha rodado un corto denuncia sobre este tema, que ha financiado trabajando como camarero. Denuncia que los empresarios de prensa abusan de contratos de becarios con escasa cualificación, porque gran parte del trabajo que se hace es un simple corta y pega de notas de prensa.El corto ha tenido gran repercusión.

No creo quereduciendo la calidad de los contenidos se vaya a solucionar el problema de los diarios.

El problema es tanto más grave si se tiene en cuenta que la pérdida de lectores lleva aparejada una fuerte caída de la inversión publicitaria. Como ya he comentado aquí en múltiples ocasiones, los anunciantes buscan audiencia y pagan por ella. Si el deterioro de los contenidos, la subida del precio, el desinterés o cualquier otra causa (o todas ellas combinadas) reducen la audiencia, la inversión publicitaria se retrae. La crisis económica hará todo lo demás. La inversión publicitaria en Diarios ha caído en 2011 por debajo del nivel que tenía en 1993, dieciocho años y mucha inflación antes.

Si queremos salvar a los diarios alguien deberá tomarse muy en serio el problema.

Siquieres seguirme en Twitter: @Madinaed