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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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El fin de News of the World

El fin de News of the World ¿podría llegar a ser el fin del imperio Murdoch?

A finales de los años setenta, cuando ya me dedicaba a esto de los medios, pero aún no sospechaba que iba a ser el núcleo de mi vida profesional, leí El honor perdido de Katherina Bloom, una novela en la que Heinrich Böll, el premio Nobel de literatura alemán, contaba el caso de una mujer hundida por una campaña de calumnias urdida por el diario sensacionalista Bild Zeitung.

Ahí surgía la gran pregunta: ¿todo vale para conseguir audiencia (y con ella beneficios)? El Bild Zeitung llegó a difundir en algunos momentos casi cinco millones de ejemplares y superar con creces los doce millones de lectores. Es, sin duda el mayor diario de Europa Occidental y uno de los mayores del mundo. Todo su éxito se basa en el más crudo sensacionalismo.

Ese modelo ha funcionado tradicionalmente muy bien en el Reino Unido. Diarios como el Sun o el Mirror; dominicales como el Sunday Mirror o el propio News of the World son líderes indiscutibles de audiencia y han hecho del término tabloide (el tamaño que tienen esos diarios, que es el mismo de la mayoría de los diarios españoles) un sinónimo de prensa amarilla o sensacionalista.

Cuando el magnate australiano de la prensa Rupert Murdoch llegó a Europa lo hizo a través del Reino Unido, comprando todos los títulos que pudo, desde el prestigioso The Times hasta una buena parte de los tabloides. La otra gran pata era su participación en la plataforma de televisión de pago BSkyB.

Cuando la lucha por la audiencia (y los ingresos, no nos olvidemos) lo justifica todo debe de ser difícil mantenerse del lado bueno de la ley. ¿Por qué no montar un sistema masivo de escuchas telefónicas, que incluya políticos, miembros de la familia real, víctimas del terrorismo o familiares de niños secuestrados? Seguro que se descubre mucho material morboso para conseguir aumentar las audiencias. Alguien decidió dar ese paso.

En teoría todo ese montaje se hace sin conocimiento del magnate ni de los otros miembros de su familia que ocupan altos cargos en la organización. ¿Es creíble? Que cada uno piense lo que quiera.

Pero claro, cuando alguien guarda cadáveres en el armario, si además tiene una ambición infinita, corre un grave riesgo, simplemente con que alguno de sus rivales le pueda poner una pequeña zancadilla.

El momento llegó hace un par de semanas. Murdoch, que ya era el mayor accionista de BSkyB, se planteaba ser el accionista mayoritario, superando el 60% de las acciones. A alguien le dio miedo que el poderoso incrementase aún más su poder y destapó el escándalo de las escuchas.

A partir de ahí los hechos se precipitan: Murdoch anuncia el cierre de News of the World; se ve obligado a renunciar a la OPA sobre BSkyB; varios de los directivos del grupo News International (ninguno de ellos miembro de la familia) renuncian a sus cargos; el propio Murdoch, uno de sus hijos y varios directivos tienen que testificar en el Parlamento y, esto lo acabo de escuchar, Murdoch publica un anuncio en toda la prensa inglesa, incluida la de su competencia, pidiendo perdón por las escuchas.

¿Qué pasará ahora?

Un portal del sector publicitario se preguntaba hace unos días hacia dónde se dirigirá la publicidad que hasta ahora captaba el diario desaparecido. La respuesta, muy lógica, no era muy esperanzadora: lo más probable es que se dirija hacia otros diarios del grupo, probablemente los más sensacionalistas. Aunque algunos anunciantes, entre ellos Renault, han declarado que dejarán de anunciarse en los tabloides del grupo. En España la mayor parte de la inversión que salió de TVE se quedó en otras cadenas de televisión.

En España nunca hemos tenido prensa sensacionalista como tal; esa ha sido una de las razones (entre muchas otras, claro) que yo siempre daba en mis charlas para explicar nuestro bajo nivel de lectura de prensa, al menos hasta hace unos años. Yo creo que ya es muy tarde para que alguien, incluso Murdoch, lo intente.

Pero sí tenemos radio, y sobre todo televisión, sensacionalista, capaz de cualquier cosa para conseguir una mayor audiencia. (Véase Sálvame, La Noria, los actuales maratones de Supervivientes, Aquí hay tomate y tantos y tantos otros ejemplos).

Murdoch estuvo presente en España, en el accionariado de Antena 3, del que salió hace mucho tiempo. Lo tenemos ahora por medio del canal temático Fox. También como empleador de nuestro ex presidente Aznar (que, si no me equivoco, ha permanecido callado a lo largo de todo el escándalo). Y hace unos días se rumoreaba que podría entrar como comprador de ABC. No sé si es el mejor momento.

¿Todo vale para conseguir audiencia?

Yo creo que no. Probablemente por eso nunca he sido, ni seré, empresario de medios.

¿Vuelve la audimetría pasiva?

Hace ya muchos años (ya va haciendo veinte años de casi todo, como dijo Gil de Biedma) se presentó en España un sistema para medir la audiencia de televisión en el que no hacía falta ningún tipo de intervención del espectador.

Se trataba de un aparato que disponía de una cámara de vídeo de baja resolución que detectaba a las personas presentes en la habitación y comparaba sus imágenes con otras de los miembros del hogar previamente introducidas. Dicho así sonaba muy bien. Creo que la empresa, de matriz francesa (seguramente no se llamaba Motivac, pero ese es el nombre que me viene a la memoria) llegó a instalar una pequeña muestra de prueba en hogares españoles.

De la comunicación se encargaba el hermano de un famoso periodista. Fueron los tiempos en los que se publicó en ABC la muestra de Ecotel, uno de los peores baldones de la investigación española.

El aparato tenía los fundamentos de la visión artificial y la identificación de imágenes que ahora están tan desarrollados, pero entonces tenía muchas pegas: si la señora se cambiaba el peinado o el perro se subía en el sofá podían producirse informaciones erróneas.

Por aquellas fechas (o poco después) nos llegó un vídeo, que se emitió en Canal + contando los problemas de la audimetría y analizando diversas propuestas del prestigioso MIT en la línea de la audimetría pasiva. Hacía más hincapié en sus carencias que en sus virtudes.

Sin embargo todos conocemos las críticas hacia nuestra audimetría habitual, basada en los people meters, con un botón para cada miembro del hogar: ¿qué pasa si alguien se levanta a coger el teléfono o a atender momentáneamente la olla o a hacer sus necesidades? Si no se acuerda de apretar su botón para darse de baja, o si simplemente considera que va a faltar poco tiempo y eso no es importante, seguirá figurando como audiencia. Si ese incidente se produce durante un corte publicitario, el anunciante pagará por una audiencia que no está consiguiendo.

La audimetría pasiva solucionaría este problema.

Hoy he leído en Panorama Audiovisual que una empresa israelí tiene resuelto el problema.

Han pasado muchos años y los avances en visión artificial y en comparación de imágenes han sido muy importantes, así que puede ser verdad. Lo que no sé es si no llega un poco tarde: la televisión, la televisión tradicional, ha dejado de ser el centro de la vida de mucha gente y la inversión publicitaria no crece a un ritmo suficiente para establecer ese nuevo sistema de medición que, seguramente, será caro.

En el artículo se nos cuentan las múltiples virtudes del aparato, que por ejemplo, podría ahorrarnos energía puesto que apagaría el televisor si detectara que no hay nadie en la habitación.

Se jubila Juan Luis Méndez

Ayer me llegó el mensaje:

¿Hola querida multitud de amigos!

Hoy salgo de AIMC.

Hoy terminamos larelación laboral que nos unía.

Después de 24 años de ser, de pronto, una firma y ya no es.

Pero, terminada la relación laboral y profesional, afortunadamente queda lo que más vale, lo que de verdad merece la pena, la relación personal. Los afectos.

Por eso quiero agradecerte muy expresamente tu contribución a que este tiempo haya transcurrido para mí pleno de satisfacciones y alegrías, risas y sonrisas.

Y de todo esto me llevo un cargamento.

GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS.

Y para cualquier cosa que quieras seguir compartiendo conmigo, a partir de ahora me puedes encontrar en:

(aquí su nueva dirección de mail y sus teléfonos, incluido el móvil, que siempre fue muy celoso de compartir).

Con todo mi cariño, un fuerte abrazo

Juan Luis

PS:- Por favor, haz extensivo esta despedida a quienes a tu alrededor pueda concernir. Seguro que me faltan muchas direcciones de correo. Gracias.

Hecho. Ya lo saben todos ustedes.

Juan Luis es, era, el EGM.

El Estudio General de Medios es el estudio sociológico y de audiencia más importante que se realiza en España y mucho de ello se lo debemos a Juan Luis.

Cuando él llegó, hace 24 años, el EGM todavía era una extraña amalgama, con estatutos de sociedad anónima, heredados de su fundación en plena dictadura, cuando una asociación se podía confundir con un partido, algo que estaba totalmente prohibido.

Los representantes de las empresas asociadas lo eran a título personal y había un problema cada vez que uno de ellos cambiaba de empresa.

Juan Luis creó AIMC como una asociación que realizaría, entre otras cosas, el EGM.

La dotó de órganos que se elegían, se eligen, periódicamente.

Juan Luis es muy minucioso: si lo puedes contar en una hora, para que lo vas a hacer en dos minutos, es su autoparodia preferida. Tiene toda la historia del EGM y de AIMC en la cabeza y sabe hacerla valer cuando hace falta.

Otro de sus méritos fue la contratación de Carlos Lamas. Cuando Sofres llegó a la audimetría española prescindió de muchos de los profesionales que trabajaban en Ecotel. Uno de ellos fue Carlos Lamas, su Director Técnico.

Supongo que los directivos de Sofres se arrepintieron con el tiempo de esa decisión.

Pero Juan Luis vio claro todo lo que Carlos podía aportar a AIMC. Y le contrató.

El nivel técnico y el rigor del EGM y de todos los estudios de AIMC subió varios escalones.

Nunca pensé que Juan Luis se jubilaría antes de tiempo; le gustaba lo que hacía y lo hacía muy bien.

Pero no me ha sorprendido esta decisión. Sé que últimamente no estaba a gusto. Los cambios introducidos en la organización y en su estudio principal en los últimos años no le gustaban.

Nos pasa a muchos.

Conocí a Juan Luis unos años antes de su llegada al EGM. Serían los primeros meses de 1983 cuando llegó a Torrespaña para dirigir el Gabinete de Investigación de Audiencia de RTVE, donde yo trabajaba.

No estoy seguro, pero probablemente no le recibimos bien. Era lo habitual. Cada cierto tiempo llegaba un nuevo jefe, que no siempre sabía algo de investigación o de audiencias, y nos ponía a todos bajo sospecha.

Pero el caso es que muchos años después muchos de los que entonces estábamos en el Gabinete (José Ramón, Matilde, yo mismo, entre otros) nos contamos entre sus mejores amigos.

No siempre pasa con los jefes.

Ese es el mérito de Juan Luis: ha sido capaz de hacer muchos amigos desde posiciones complicadas.

La del EGM lo era.

A finales de los ochenta el ABC de Luis María Ansón le declaró la guerra y era raro el domingo en el que no saliera su foto en las páginas de hueco, siempre acompañada de duros insultos.

Yo me siento orgulloso de contarle entre mis mejores amigos. Además siempre le estaré agradecido. Creo que fue la primera persona que me hizo una oferta de trabajo.

Cuando salió de RTVE hacia el EGM (aún no se llamaba AIMC) me ofreció irme con él. Creo que yo no estaba aún maduro para salir de lo que llamábamos la casa.

Y me quedé aún unos años más.

Luego he compartido con Juan Luis muchas reuniones de Comisión Técnica, durante más de veinte años y he aprendido mucho en ellas.

Como nadie es insustituíble, el EGM seguirá sin Juan Luis.

Pero ya no será lo mismo.

¿Es posible cobrar por contenidos en internet?

Cada cierto tiempo se reproduce la polémica.

Muy pocas empresas en internet son rentables.

La publicidad, que ha hecho de algunos buscadores un gran negocio, tiene problemas para ser admitida en otro tipo de sites.

En el caso de las versiones on line de medios tradicionales, el dinero que son capaces de atraer es siempre mucho menos que el que se escapa de estos a medida que van perdiendo audiencia.

En parte puede deberse a los formatos: ¿podemos comparar un botón o un banner con una página a color de un diario o, aún más lejos, de una revista?

Claramente no. Pero ahora ya hay otros formatos más atractivos, más competitivos.

Ni aún así los ingresos de internet compensan la caída de ingresos del papel.

Y aquí es donde reaparece la idea:

Rupert Murdoch, el gran magnate de los medios anglosajones, se plantea empezar a cobrar por contenidos.

El New York Times va a cerrar gran parte de sus contenidos y se plantea cobrar por los más interesantes.

Google aporta una solución a su conflicto con los generadores de contenidos con una propuesta de compartir los ingresos generados por estos.

Estos días se ha publicado que ABC ha abierto al público su hemeroteca, una gran noticia desde el punto de vista histórico. Paralelamente se nos anuncia que alguna parte de esos contenidos, de gran valor, podría ser de pago.

Estamos ante un nuevo intento de introducir los pagos en internet.

No sé si este es el momento.

No sé si alguna vez llegará el momento.

Pero hay que conseguir una internet sostenible. No lo será si no admitimos el pago por contenidos y tampoco queremos publicidad.

¿Por qué estamos dispuestos a pagar por los contenidos que recibimos a través del móvil y no por lo que nos llega por internet?

Claro que durante muchos años hemos tenido fútbol gratis en televisión (pagado por la publicidad) y parece que eso es una especie en vías de extinción.

El negocio de los medios está en permanente proceso de transformación.

¿LLegarán a tiempo los grandes medios de cobrar por sus contenidos en internet?

¿Podrá evitarlo la publicidad? O sea, ¿será la publicidad capaz de pagar esos contenidos y gracias a ello ser aceptada por el público?

Me temo que esa batalla está ya perdida.

Valerio Lazarov

Ayer murió Valerio Lazarov.

Había nacido en Rumanía, pero fue uno de los grandes de la televisión en España.

Primero en TVE, que le trajo a finales de los sesenta. Luego contra TVE, cuando dirigió los comienzos de Tele 5 y por fin en el terrenos de todos, pero muy cerca otra vez de TVE desde la productora Prime Time.

No conocí personalmente a Lazarov, aunque estuve a punto dos veces.

En el último trimestre de 1990, el primer año de las privadas, yo seguía en TVE, pero decidido a salir de allí.

Me llamó Manolo Villanueva, a quien no conocía, pero que era el Director de Programas de la incipiente Tele 5. Valerio te quiere conocer.

Y allí me fui una tarde al piso 35 de Torre Picasso y conocí… a Manolo Villanueva. Valerio no podía esa tarde, pero quería que le enviara mi curriculum.

Le envié uno muy extenso, escrito a mano porque alguien me había dicho que lo prefería así. Y me olvidé.

Entonces empecé a negociar con Central Media y, tras un largo tira y afloja, acabé yéndome allí.

A los pocos días me encontré con Villanueva y me comentó que no se habían olvidado pero que no era su prioridad.

Le conté mi nueva situación.

Estalló el escándalo de ABC y los audímetros y en la nueva situación me encontré elegido como primer presidente del Comité de Usuarios de Ecotel.

Una periodista de El País me hizo una entrevista que no gustó a Lazarov. Y me convirtió en su chivo expiatorio. Hizo unas declaraciones explosivas acusándome de favorecer (no sé en qué, no tenía ningún poder) a TVE.

Curioso. Yo había salido de allí, sin pena ni gloria, después de quince años. Él había sido una estrella en la cadena pública.

ABC, entonces muy próximo a Lazarov, me dedicó un par de fotos explosivas en sus páginas de hueco.

La situación no tenía sentido.

Central Media era uno de los clientes más importantes de Tele 5.

Se buscó un acercamiento.

Quedamos para una comida en un restaurante de la zona de AZCA.

Pero a esa comida acudió López Cid Fuentes, el Secretario General de Tele 5, un hombre ciego al que acompañaba una mujer lazarillo, que no tomó parte en ninguna conversación.

Una situación muy incómoda.

La comida terminó bien.

Tele 5 y Lazarov dejaron de atacarme…y eso fue todo.

Seguí sin conocer a Valerio.

Veo que ya no le conoceré.

Descanse en paz el rey del zoom televisivo.