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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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2018: El año en que la publicidad se la juega (I)

Este es el octavo año en que Pedro Urquidi, redactor jefe de la revista IPMark; me encarga un artículo dedicado al ejercicio que comienza.

Tengo la mala costumbre de releer los anteriores, como preparación y, sobre todo, como cura de humildad que me confirma lo difícil que es acertar en las previsiones. Eso me lleva a que cada vez los artículos sean más un resumen del año anterior y de la situación del mercado publicitario que una previsión de lo que puede ocurrir en el futuro. En las circunstancias actuales el futuro, incluso el muy próximo, se ve con mucha dificultad. Todo cambia muy rápido y no siempre en la dirección que pronostican los expertos.

Situación complicada

En 2017 hemos vivido algunas situaciones complejas para el mercado publicitario. Algunos de los grandes anunciantes, con Procter&Gamble a la cabeza, mostraron sus dudas sobre la eficacia de la publicidad digital y, como en los últimos años una buena parte de su esfuerzo inversor se había dirigido hacia ahí, fue la publicidad en general la que salió perjudicada.

También seguimos viendo cómo los grandes medios digitales (Facebook, Twitter, YouTube,…) reconocían errores en sus mediciones de la repercusión de la publicidad; se produjeron algunas reacciones, todavía tímidas y concentradas en Estados Unidos pero de momento el mercado sigue consintiendo que los propios medios sean quienes proporcionen las mediciones de las campañas que los utilizan y sin exigir una medición por parte de terceros.

Las campañas en sitios no deseados, el tráfico no humano, los problemas de visibilidad de la publicidad y los adblockers han seguido creando dudas sobre el uso que se está haciendo de la publicidad digital. Las malas prácticas de unos pocos enturbian la imagen general de nuestra actividad.

En cualquier caso la publicidad digital, y en especial la que se sirve a través del móvil, es la que experimenta el mayor crecimiento un año tras otro. Y va a seguir siendo así.

La presión que las grandes empresas de distribución han realizado sobre los fabricantes ha reducido en gran medida las posibilidades de inversión publicitaria de éstos, lo que ha perjudicado a la publicidad y a los medios pero también a las propias marcas, dañadas en su imagen y en sus ventas.

Cambios en el consumo audiovisual

Tras muchos años en que los grandes grupos de Televisión bloquearon el dato de audiencia de invitados, en marzo de 2017 se hizo público. Eso ha hecho posible un aparente aumento del consumo de televisión lineal. Pero si se compara el dato que veníamos utilizando hasta ahora, ese consumo se reduce de nuevo unos pocos minutos, como viene ocurriendo desde 2012. Nos conformamos con maquillar los datos para que la foto siga saliendo bien. Pero la realidad cambia. Poco a poco pero siempre en una misma dirección.

Alejandro Echevarría, Presidente de UTECA y de Tele5 en la jornada de UTECA de Noviembre. (FOTO: E. Madinaveitia)

El consumo audiovisual en dispositivos diferentes del televisor, o el de opciones diferentes a las grandes cadenas generalistas crece sin parar, especialmente entre los jóvenes. Pero también sin medida, o al menos sin una medida reconocida y valorada por todo el mercado. Aun así la televisión medida muestra un nivel de fragmentación sin precedentes: nunca una cadena había dominado un año con una cuota tan baja como Tele 5 en 2017: un 13,3%.

La construcción de coberturas para las campañas, que sigue siendo la manera en que se construyen las marcas, es cada vez más difícil. La televisión sigue siendo el arma fundamental pero sus disparos tienen cada vez menos alcance. Esto complica los planes de medios: han de utilizarse más soportes cada vez para alcanzar coberturas que ya nunca son las mismas. Si además nos dirigimos a públicos innovadores (jóvenes o usuarios intensivos de dispositivos diferentes del televisor) el problema se complica aún mucho más: la fragmentación de la televisión es una broma si la comparamos con la de los medios digitales.

Por su propia naturaleza es prácticamente imposible encontrar dos personas consumiendo simultáneamente un mismo contenido digital.

 

(*) Este artículo es la primera parte del que se ha publicado en la revista IPMark, en papel, del mes de enero de 2018.

Tele 5 volvió a dominar la audiencia en 2017

Como cada año, puntual a su cita, Barlovento ha publicado hoy día 2 de enero el informe sobre la audiencia de Televisión durante el año pasado. Un informe, por cierto, que en los últimos años ya anticipa unos días y publica en la última semana de diciembre a sabiendas de que unos pocos días no van a cambiar ni siquiera en una décima comportamientos consolidados durante todo un año.

El informe es muy completo, incluso recoge el parón que ha sufrido la inversión publicitaria durante 2017, al que ya hemos hecho mención en este blog en varias ocasiones.

Algunos datos destacables son:

Tele 5 vuelve a ganar, un año más (y van seis consecutivos) la batalla de las audiencias. Pero se queda en un 13,3% de share, algo más de un punto por debajo de lo que consiguió el año pasado. Es un mínimo histórico: nunca la cadena líder lo había sido con un registro tan bajo.

Antena 3 mantiene la segunda posición, a un punto del líder pero pierde medio respecto al año pasado.

La 1, tercera, es la única de las grandes que recupera audiencia (tres décimas) y se sitúa en un 10,4%.

 

De los veinte programas más vistos del año hay dos (las campanadas de fin de año y el Festival de Eurovisión) que no son retransmisiones de partidos de fútbol.

El consumo de Televisión medido por Kantar se sitúa en 240 minutos por persona y día. Es el tercer año con mayor consumo medido. Pero eso se debe a la inclusión por primera vez del consumo de invitados (que se incorporó en marzo). Si se considera sólo el consumo de televisión lineal de los residentes en el hogar se produce una caída de seis minutos respecto al año anterior.

El consumo de televisión es cada vez más diverso: la televisión de pago supone ya el 22,3% del total. Llega a cerca de 15 millones de personas.

También crecen los abonados a opciones no medidas por Kantar. Pese a los avances que ha ido aportando el medidor en los últimos años desconocemos una parte creciente de la audiencia, que se puede sospechar protagonizan los grupos más activos, y en muchos sentidos más interesantes, de la sociedad.

El sistema de medición oficial del mercado cada vez se deja fuera un mayor número de fenómenos. El mercado lo sabe; sabe a quién benefician esas deficiencias pero no hace nada para reducirlas.

Kantar no es el único responsable.

El día de la Televisión

El 21 de noviembre es el Día de la Televisión.

UTECA, la asociación de las televisiones en abierto aprovecha ese día para celebrar una Jornada sobre el medio. Es una jornada para las loas y las reivindicaciones; a un nivel muy alto: el discurso de apertura lo imparte la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría. Un discurso muy correcto y muy bien preparado, por cierto. Esta vez el título de la jornada miraba al futuro: 2020 y más allá.

Este año he tenido el honor de que me invitaran a la jornada; no es la primera vez pero tampoco es habitual. Voy a tratar de hacer un resumen de los asuntos más interesantes (desde mi punto de vista) que se trataron.

Foto de familia con la Vicepresidenta. FOTO: UTECA

Creo que se pueden agrupar en tres grandes áreas: las cifras del medio, las audiencias y su problemática y la legislación con sus implicaciones.

Concha Iglesias de Deloitte fue quien dio más cifras, aunque también se escucharon algunas interesantes en la conversación sobre la audiencia. La Televisión en Abierto muestra una buena salud si miramos a la cifra de negocio: se recupera poco a poco tras la crisis; se mueve ya en las cifras de 2011 (muy lejos todavía de las de 2007; pero mejor que la mayor parte del resto de los medios). Si atendemos a la audiencia las cifras también son saludables: aunque el tiempo de consumo se reduce poco a poco desde 2012 aún se mantiene cerca de las cuatro horas diarias, por encima del dato de 2010 cuando a nadie se le ocurría hablar de muerte de la Televisión. Además el 98% del consumo medido en televisores corresponde a visionado lineal (el clásico de la televisión en abierto).

La Televisión es clave por su papel vertebrador en lo económico, lo social y lo cultural.

Desde el punto de vista de la realidad medida no parece haber problemas: el consumo de la televisión en abierto se mantiene y el mercado publicitario, su principal fuente de ingresos, sigue apostando por la Televisión. No parece haber preocupación en este aspecto. Y sin embargo…el discurso dominante en muchos ámbitos es el fuerte auge de YouTube o de plataformas como Netflix, Amazon y similares, que llevaría a la muerte de la Televisión tradicional. ¿Qué ocurre en realidad? La publicidad sigue apostando en gran medida por la Televisión en abierto porque sigue siendo el medio con el que se pueden conseguir grandes coberturas, algo que las marcas necesitan y que no obtienen en el hiperfragmentado mundo digital. Eduard Nafría destacó en su intervención que Digital es el medio para conseguir efectos a corto plazo pero también se agota enseguida por la dificultad para alcanzar grandes coberturas, un papel en el que la Televisión todavía es única. El otro aspecto del problema es precisamente la medición de lo que ocurre en otros dispositivos diferentes al televisor en los que todo parece indicar que se concentra el consumo de la otra televisión. Eduard Nafría prometió que pronto tendremos esa medición, fruto del acuerdo entre Kantar y ComScore. Pero no podemos olvidar que, dada la fragmentación de la realidad digital será una medición mucho más compleja y entraremos en el mundo de los etiquetados y las mediciones híbridas, con todo lo que eso implica.

La caída de audiencia de la Televisión en abierto es mucho mayor entre los jóvenes que en la media de la población

La legislación es el gran tema que preocupa al sector. Aún no se ha aprobado la nueva directiva europea sobre el Audiovisual; se espera que se apruebe a lo largo del próximo año. A partir de ahí los estados miembros tienen dos años para hacer su transposición a las legislaciones nacionales. Nos pondríamos así, con suerte, en el 2020. Pienso que a la velocidad que evoluciona la realidad, la legislación llegará ya obsoleta.  Y se trata de una legislación muy necesaria porque en este momento tenemos dos realidades muy diferentes compitiendo en un mismo mundo y por unos mismos clientes. Como recalcó Alejandro Echevarría, Presidente de UTECA, mientras las Televisiones en abierto se mueven en un marco muy regulado (limitaciones en publicidad, horarios protegidos, obligación de financiar la producción cinematográfica,…) los nuevos distribuidores desarrollan su actividad en una jungla legal, con limitados o nulos controles y obligaciones y con escasa contribución a la economía nacional.

Muchas veces nos quedamos mirando a nuestro pequeño duopolio local y se nos olvida que el gran duopolio, el que concentra las mayores inversiones publicitarias y el mayor crecimiento, lo forman empresas que no se rigen por nuestras leyes y que prácticamente no pagan impuestos en España. Parece lógico pedir que todos los competidores de un mercado se rijan por unas mismas leyes.

Fue una Jornada muy interesante; el mundo de la televisión en abierto lo sigue siendo.

Futbol y audiencias de televisión

Ayer empezó la nueva temporada de Televisión.

Como viene ocurriendo estos últimos años, el inicio coincide con la celebración en Vitoria, mi pueblo, del FesTVal, seguramente el evento sobre Televisión más importante de los que se celebran en España. Siempre me da pena no estar allí.

Cuando he recibido los datos de audiencia de ayer me ha llamado la atención que transcurridos cuatro días del mes (sí, sólo cuatro, pero cuatro al fin) el orden en que se sitúan las audiencias de las tres cadenas principales es justo el contrario del que viene siendo habitual en los últimos meses: La 1 se sitúa en cabeza con un 11,9%; le sigue Antena 3 con un 11,7% y Tele 5, la habitual líder se sitúa tercera con un 11,3%. Una gran igualdad pero en un orden poco habitual.

Como supongo que esto no va a durar, me animo a comentarlo.

¿Qué ha ocurrido fuera de lo habitual? Muy sencillo: el partido de fútbol que enfrentó a las selecciones de España e Italia se emitió por La 1. No tuvo una audiencia especialmente grande: 5.240.000 espectadores, un 11,7% de la población, un 44,7% de los espectadores de televisión. Todavía es verano y los tiempos en que las audiencias superaban los diez millones de espectadores quedan lejos. ¡Ya casi nadie se acuerda de cuando superaban los veinte millones!

Las audiencias son ahora mucho menores. De hecho durante el mes de agosto muy pocos programas han alcanzado los dos millones de espectadores, una cifra que hace unos años nos habría parecido muy pequeña; incluso en agosto. Son otros tiempos; ahora las audiencias se fragmentan entre muchos más canales y muchas más posibilidades de ocio.

Pero el fútbol en abierto sigue teniendo un gran atractivo para los espectadores. Y la Televisión en abierto sigue siendo la reina a la hora de acumular audiencias.

Audiencia de Televisión ¿qué se mide y qué no?

Ha pasado algo más de un mes desde que se celebró en León el Seminario de AEDEMO de Televisión Multipantalla. AEDEMO es la asociación que nos agrupa a los investigadores de marketing y opinión españoles así que se supone que éste es el foro anual más importante sobre medición de audiencia de televisión. Ésta era su 33ª edición.

Hubo interesantes ponencias y reflexiones y también alguna, la de Fernando Santiago especialmente, que analizaba la situación actual de la medición.

A los pocos días me vi citado en lo que acabó siendo una interesante conversación en Twitter. Luis Miguel Pedrero, profesor de la Universidad de Salamanca, me etiquetaba en un tuit en el que decía:

  • La industria TV asume que el audímetro no es fiable y hacen falta métricas digitales eficientes.

El artículo que enlazaba no decía exactamente eso así que le contesté:

  • Yo no diría que no es fiable, lo que mide lo hace bien; sí que es insuficiente: deja muchas cosas sin medir.

La conversación en Twitter siguió:

  • LMP: El audímetro registra el canal sintonizado, pero no si se está mirando: ¿GRPs? Su muestra es exigua y sus resultados relativos…
  • EM: Salvo para algunas autonómicas los GRPs no cambiarían (o cambiarían muy poco) con una muestra mayor…que, de todos modos, hace falta.
  • LMP: ¿Tú crees que cada español vio 233 minutos diarios de televisión lineal, tal como indican los datos del audímetro en 2016? Yo no.
  • EM: La media de los españoles. Es un dato alto pero aun así cuando cae un 5% en tres años hay quien habla de la muerte de la TV lineal.
  • LMP: La lógica del actual audímetro (registra tiempo, no atención) proporciona datos de consumo orientativos, pero demasiado irreales y antes o después los anunciantes exigirán ¿o impondrán? una fiabilidad que no ofrecen ni la muestra ni la metodología actual
  • EM: En la época multidispositivo el tiempo se multiplica por el mismo factor por el que se divide la atención. Y (respecto a lo de los anunciantes): ¿Tú crees? ¡Ojalá!

A partir de aquí ya decidimos que el tema daba para mucho más que una discusión en Twitter y que en algún momento tendremos que conocernos para charlar. De momento este encuentro no se ha producido. Pero estoy seguro de que llegará.

Pero ¿cuál es el estado actual de la medición? Lo recogía Fernando Santiago, Director Técnico de AIMC, en su ponencia, de la que voy a extraer los principales puntos.

Fernando Santiago durante su intervención (Foto:Eduardo Madinaveitia)

En su ponencia partía de otra que hice yo hace cuatro años en el AEDEMO TV que se celebró en Zaragoza. Entonces yo definía lo que debería ser el ideal de la medición del audiovisual: para cada pieza (programa, anuncio,…) se debería medir su audiencia en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier dispositivo (o en siglas en inglés ATAWAD: any time, any where, any device). Fernando utilizó alguna de mis diapositivas para ilustrarlo, incluida la que entonces llamé Carta a los Reyes. Hace cuatro años medíamos bien:

La audiencia en cualquier televisor en el hogar principal.

Y no medíamos (o no reportábamos):

La audiencia en segundas residencias.

La audiencia fuera del hogar.

La audiencia en otros aparatos.

La audiencia de invitados.

La audiencia en diferido.

Desde entonces, cuatro años, ¡¡¡hemos avanzado!!! (Reproduzco los tres signos de exclamación de Fernando; los avances, y la ironía, los merecen).

Ya se miden:

La audiencia en diferido (desde el 1 de febrero de 2015).

La audiencia de invitados (se reporta a partir del 1 de marzo de 2017).

Está en proceso la medición del consumo en otros dispositivos y en discusión la medición de los consumos en las segundas residencias.

Aquí Fernando Santiago llamaba la atención sobre la lentitud que demuestra el mercado en su toma de decisiones: la medición de la audiencia en diferido tardó tres años en hacerse pública desde que se iniciaron las primeras pruebas. ¿Parece mucho? Nada comparable con la medición de la audiencia de invitados: los primeros análisis se hicieron en junio del año 2000; será casi 17 años después cuando se abran los datos para el conocimiento de los usuarios.

Fernando también se detuvo en el análisis de la evolución de los deseos, las necesidades y las realidades mostrados a lo largo de los últimos catorce años. En 2008, en Granada, Pablo Romero dibujó un mapa de las oportunidades y las propuestas que introducía la digitalización. Llamó la atención sobre un fenómeno entonces incipiente pero que ha ido creciendo sin parar: la desintegración del sistema lineal y en directo y el paso hacia consumos fragmentados.

Dos años después Jaime Agulló introducía como reto la medición de la audiencia multipantalla de un mismo usuario, un reto que pareció que se resolvería cuando hace dos años se anunció el acuerdo entre Kantar Media y ComScore. Pero este año ya nos han dicho que este asunto marcha más lento que lo deseable, con lo que la rápida evolución de la tecnología aleja cada vez más la medición de esa nueva realidad.

Hace tres años, Eduard Nafría presentó del TAM al VAM, un medidor virtual que resolvería casi todos los problemas pero también parece que su desarrollo es más lento de lo deseado.

El pasado octubre se anunció el acuerdo entre Kantar Media y Movistar TV para la medición de audiencia de sus abonados, utilizando la combinación de un panel de abonados y los datos censales (RPD: Return Path Data). Será el mayor servicio de este tipo en Europa y un gran salto adelante en medición pero para el mercado se quedará escaso: sólo conoceremos el comportamiento de los abonados dentro de esa plataforma.

Una realidad cada vez más compleja exige una medición también más compleja. La distancia entre la realidad y la medición no parece acortarse en los últimos años: por una parte tenemos problemas con las metodologías de medición; por otra es el propio mercado el que no se atreve a dar pasos hacia una medición mejor. El mantenimiento del statu quo produce una sensación de falsa seguridad.

No parece importar que no se mida, o se mida mal, la audiencia en dispositivos diferentes del televisor pero para determinados programas y para determinados tipos de público (los jóvenes urbanos fundamentalmente) esa audiencia es cada vez más importante.

La tele tiene una cita en León

Mañana empieza en León el 33º Seminario de AEDEMO de Televisión, al que desde hace unos años se le añade el adjetivo multipantalla.

Es la cita anual que reúne a los investigadores de audiencia de las cadenas y las agencias de medios, a los institutos de investigación y a los comerciales de uno y otro lado.

Las cosas han cambiado mucho desde aquel año, a mediados de los ochenta, en que empezaron a celebrarse, en Gandía, estos seminarios. Entonces sólo había televisiones públicas (TVE y las primeras autonómicas); aún no había audímetros: la medida de la audiencia nos la daba el EGM tres veces al año. Por supuesto no existía Internet y nadie habría imaginado que íbamos a poder ver miles de programas de televisión en un aparato, el móvil, que lleváramos en el bolsillo.

Los seminarios de AEDEMO han ido acompañando con sus análisis todos estos cambios.

En León analizaremos la influencia de YouTube y los youtubers, la pasión por las series, la medición de los programas, como el fútbol, que se ven fuera de casa, la convergencia de la medición de Internet y Televisión y muchos otros temas de actualidad.

Seguro que va a estar interesante.

Y seguro que echaremos de menos a Luis, que siempre ha sido el alma de estos seminarios. Esperemos que se recupere pronto. ¡Mucho ánimo!

¿Se acaba la hegemonía de Tele 5?

Tele 5 ha sido la cadena de mayor audiencia durante 27 meses consecutivos, nada menos que dos años y tres meses. Pero esa larga serie se terminó en noviembre de 2016.

Diciembre es un mes especial, con una segunda parte en la que, tradicionalmente, la comercialización es diferente y los ingresos comerciales disminuyen. Tele 5, la cadena comercial por excelencia, podría haber descuidado ese periodo, algo menos interesante. Eso podría haber explicado el triunfo de Antena 3 en diciembre. Ya se sabe: un grano no hace granero.

La salida de mercedes Milá no le ha sentado bien a Gran Hermano

Pero en enero se ha repetido la historia: Antena 3 se destacó desde el primer día; a falta de una semana Tele 5 se acercó y llegó a situarse a sólo un  décima de su rival. Pero el último fin de semana Antena 3 arrasó y dejó a Tele 5 sin posibilidades.

Al final Antena 3 ganó por tres décimas. Es una diferencia pequeña.

Son ya dos meses, o todavía sólo dos meses. Es muy pronto para sacar conclusiones. Pero podría ser un aviso.

Una manera de hacer televisión que ha tenido gran éxito a lo largo de los años (crear personajes populares en programas de supuesta realidad y seguirlos después a lo largo de una gran parte de la programación) ¿podría estar agotándose?

El modelo Gran Hermano, Supervivientes, Sálvame, (en versiones normal y VIP)… ¿tiene fecha de caducidad?

No lo sé.

Lo que sí sé es que ese modelo ha empezado a encontrar debilidades en su parte comercial. Si un número cada vez mayor de anunciantes no está dispuesto a asociar la imagen de su marca a ese tipo de programas, el modelo puede tener problemas.

Quizá sea eso lo que ocurre.

Veremos.

El año de la nueva televisión (I)

Llevábamos unos cuantos años diciendo que tenía que llegar el año del móvil; parece que ya se ha producido y casi no nos hemos dado cuenta. Algunas compañías nos dicen que ya sirven a móviles más del 70% de sus inserciones; algo muy importante en un mercado publicitario cada vez más digital donde Internet ya hace tiempo que es el segundo medio por inversión y que en 2017 podría acercarse mucho al 30% de la inversión total en medios. Móvil primero (casi siempre dicho en inglés) es ahora el nuevo mantra de las empresas.

También llevan muchos años hablándonos de la muerte de la televisión lineal y el auge de otras formas de ver contenido audiovisual. Es verdad que el consumo de la televisión de toda la vida cae cada año en los úlimos cuatro, pero todavía se mantiene (si hacemos caso a Kantar) en 230 minutos por persona y día. Una pérdida acumulada de 16 minutos en cuatro años, casi un 7%, seguramente preocupante para los gestores de las grandes cadenas pero poco más que anecdótico si pensamos en un cambio de comportamiento con trascendencia social…y publicitaria. Con casi cuatro horas de atención al día, la televisión lineal sigue siendo, con mucha diferencia, la primera actividad de ocio de los españoles.

Netflix apuesta fuerte por la publicidad exterior. (Foto del autor)

Pero ahora, quizá, sí. Ahora que la televisión de pago ha batido su récord de consumo (que databa de 2010, nada menos) y que ofrece muchas más posibilidades de visionado en diferido o en dispositivos diferentes del televisor del hogar; ahora que a la llegada de Netflix a finales de 2015 se han unido hace poco HBO (en noviembre) y Amazon Prime Vídeo (en diciembre) que completan con la veterana Yomvi la oferta de vídeo en streaming quizá se produzca ese sorpasso que los fans de las series americanas y los gurús de los nuevos dispositivos nos vienen anunciando desde hace años.

A veces confundimos las tendencias con la situación actual. No se puede olvidar que España ha sido un país reacio a pagar por ver televisión ni que todavía hay mucha gente que prefiere ir a restaurantes de menú del día antes que enfrentarse a una carta con opciones casi infinitas frente a las que se hará un lío antes de decidir.

Volvemos a tener claro que el contenido es el rey y de nuevo grandes operadoras de telecomunicaciones apuestan por que el contenido sea el principal argumento de sus ofertas comerciales. Ya lo vimos al principio del milenio (¿se acuerdan de Quiero TV y de Vía Digital?) pero ahora parece que va en serio.

Todas las cadenas de televisión han apostado por Internet y por el visionado en diferido con ofertas de televisión a la carta, pero por el momento supone una audiencia marginal, al menos en el televisor y en todo lo que mide Kantar: supone 3 minutos al día, poco más de un 1% del total, y no ha crecido en 2016.

¿Será 2017 el año de la explosión y el cambio de tendencia?

Veremos

(*) Este artículo y los dos que le seguirán se publican en el número de enero de la revista IPMark. Un año más me encargaron un artículo con previsiones sobre medios.

2016 volvió a ser un buen año para el Cine

Hacía muchos años que el Cine no superaba en España los 100 millones de entradas vendidas. Este año lo ha conseguido. Ha crecido un 6% respecto al año pasado y ha rebasado, por muy poco (100,27), esa cifra simbólica. No ocurría desde el año 2008, a comienzos de la crisis económica.

Tal como iba el año se esperaba más pero diciembre fue un mes algo peor que el del año pasado lo que impidió llegar a mejores cifras.

La recaudación total ha sido de 601,77 millones de euros, lo que nos da un coste medio para la entrada de, casi exactamente, 6 euros, una cifra que para quienes vivimos en Madrid puede parecer muy por debajo de mercado.

Se explica por varias razones: el Cine no cuesta lo mismo en todos los sitios; los grandes picos de ventas de entradas se dan en las llamadas Fiestas del Cine, en las que el precio suele quedar por debajo de los 3 euros; cada semana a los picos de sábados y domingos suele añadirse el Día del Espectador que también oferta un precio reducido; en muchas salas hay precios especiales para determinados públicos (los mayores, por ejemplo)…

Aquí siempre hemos defendido que la asistencia al Cine es muy sensible al precio.

Últimamente veo que algunos exhibidores parecen estar convencidos de ello, o al menos están probando la hipótesis: los cines Conde Duque ofrecen varios días del espectador cada semana; las salas de los cines de la Prensa, en la Gran Vía, siempre tienen precio reducido. Seguro que en toda España hay muchos más ejemplos y creo que les funcionará.

Fotograma de Un monstruo viono a verme (FOTO: Tele 5)

Hay otro aspecto interesante: de nuevo (ha pasado en cinco de los seis últimos años) la película más taquillera ha sido una película española: Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona. Sus tres últimas películas han sido grandes éxitos de taquilla. En casi todos los casos es película española más taquillera del año era una producida por una cadena de televisión (en este caso, y en casi todos, Tele 5) para cumplir la cuota obligatoria de producción de Cine a que les obliga la ley.

Hace poco, en uno de los desayunos que organiza el Foro Nueva Comunicación, Alejandro Echevarría, Presidente de Mediaset, se quejaba de tener que estar sometidos a esa obligación. No le falta razón desde el punto de vista de una competencia ampliada que ahora les llega con empresas multinacionales (Netflix, HBO. Amazon,…) que parecen no estar sometidas a esa misma ley.

Pero, con quejas y todo, las inversiones obligadas que están haciendo los dos grandes grupos de televisión privada en España se están mostrando, en una gran parte de los casos, muy rentables.

Podría decirse además que su producción de Cine dignifica la calidad de lo que habitualmente suelen hacer en televisión.

2016 ha sido un buen año para el Cine en general y para el Cine español en particular aunque ninguna película ha llegado a las recaudaciones de los últimos años. Esta vez destacan varios títulos de animación: Mascotas, Buscando a Dory o Zootropolis. En el caso del cine español, además de la citada destaca Palmeras en la nieve, que repartió su recaudación entre los últimos días de 2015 y los primeros meses de 2016.

La esperada Rogue One, enésima secuela de Star Wars, se ha quedado a medio camino de la recaudación esperada, si bien puede ser un caso similar al último citado: todavía puede completar su recaudación en el año que comienza.

Todo parece indicar que 2017 puede volver a ser un buen año, con producciones interesantes que están comenzando a llegar y con una situación económica algo más desahogada que la de los últimos años.

Si además se revisara la tributación del Cine sería fantástico.

Hace falta una nueva manera de medir la audiencia de Televisión

Soy lector habitual de BezDiario. Creo que hacen una excelente selección de temas de interés y los tratan con la profundidad adecuada.

Pero el día de Reyes fue mi amigo Eladio Gutiérrez quien me puso al tanto mediante un mensaje de correo electrónico: había un artículo La muerte del audímetro tradicional firmado por Miriam Puelles que, indudablemente, me interesaba.

El día de Reyes en mi casa ha sido siempre una revolución; ahora, con un nieto de tres años, mucho más. No pude hacer mucho más que leer el artículo y tuitearlo:

Ahora y aquí voy a explicar el porqué de mi frase en el tuit.

Es indudable que debemos ir hacia un sistema de medición capaz de medir el consumo audiovisual sea cual sea el momento, el lugar o el dispositivo en el que se vea. El concepto ATAWAD (any time, anywhere, any device) del que ya hablé aquí, pronto hará cuatro años.

Es cierto también que desde entonces se ha agudizado el problema, que cada vez se producen más visionados en momentos diferentes del de emisión y en dispositivos diferentes de los televisores del hogar principal. El visionado en grupo en el hogar está pasando a la categoría de excepcional.

Vel la televisión como lo hacían en los 80 los personajes de Cuéntame es ya excepcional. (Foto: TVE)

Pero del informe de Barlovento que ya comenté aquí no se desprende una tragedia para la audiencia que mide Kantar. Es verdad que el consumo cae por cuarto año consecutivo pero se mantiene aún en 233 minutos por persona y día, una cifra que supera a la de cualquier año anterior a 2010 y en aquellos momentos nadie habría dicho que la Televisión estaba en crisis, o al menos en una crisis mayor que la que empezaba a vivir el país y las economías occidentales. (Es verdad que está hecho a partir de datos de Kantar, con todo lo que eso pueda signifiar).

Siguiendo con el excelente artículo de Puelles: el público de la Televisión está envejeciendo pero el consumo siempre ha sido mayor entre las personas mayores y las personas que sólo trabajan en el hogar que entre los jóvenes. Tienen más tiempo y menos disponibilidad para otras opciones de ocio. En ese sentido sí son los jóvenes quienes se están trasladando en mayor medida hacia otros dispositivos y otros modelos de consumo.

Y sí, que la audiencia se vaya hacia otros tipos de consumo es un problema para las cadenas tradicionales; sobre todo si esa audiencia no se mide. La audiencia es la mercancía por la que se paga en el mercado publicitario que es la principal fuente de ingresos de la Televisión.

El problema del audímetro no es que sólo registre la televisión lineal (de hecho también mide el consumo en diferido siempre que se haga en televisores del hogar principal: el año pasado eso ha supuesto 3 minutos por persona y día. No parece una tragedia). El problema es que no mide consumos fuera del hogar o fuera del televisor y eso sí puede estar creciendo algo más.

La audiencia social complementa pero no cambia el dato de audimetría y, por el momento, no tiene valor comercial.

Así que estoy completamente de acuerdo con Miriam Puelles cuando dice:

Es necesario poder congregar en un mismo sistema la medición de visionados para cada una de las pantallas o dispositivos, con conocimiento preciso de qué se ve y quién ve cada una de las opciones. Pero no solo en la televisión tradicional, sino también en las redes sociales, smarpthones, tablets, videoconsolas e infinidad de plataformas y soportes disponibles.

pero discrepo bastante con la forma en la que llega a esas conclusiones.

Creo que el audímetro tradicional ha hecho un gran servicio a lo largo de sus más de treinta años de historia, pero en una época de transformaciones tecnológicas aceleradas como la que hemos vivido treinta años son una eternidad.

La misma tecnología que nos ha complicado tanto la realidad que tenemos que medir nos acabará dando las soluciones que necesitamos.

Creo que cada vez están más cerca.

En todo caso muchas gracias a Miriam Puelles por su magnífico artículo y por poner de actualidad un tema sobre el que los profesionales debemos profundizar y encontrar soluciones. En ello estamos.