Casi enteros Casi enteros

Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

El Cine en su laberinto

El último Consejo de Ministros de marzo rebajó el IVA de los espectáculos en directo del 21% al 10%. El Cine, de nuevo, es discriminado respecto a otros espectáculos como los toros, el teatro o la danza.

Parece que el Cine sigue pagando su enfrentamiento con el PP de la época de Aznar y el no a la guerra en la ceremonia de los Goya de aquel año.

Méndez de Vigo, el portavoz del Gobierno, prometió un cambio en los impuestos al Cine para el momento en que mejore la situación económica. A cambio, dijo, se han aumentado en diez millones de euros las subvenciones a la producción.

Ramón Colom, Presidente de FAPAE, parece aceptar esta situación: el cine es una industria y lo importante es apoyar la producción. Ahí sí se ha conseguido una situación mejor.

Y es que aunque el cine español vive un buen momento (en cinco de los últimos seis años la película más vista en España ha sido española) una rebaja en los impuestos de las entradas favorece sobre todo a Hollywood, a las grandes productoras estadounidenses.

En los últimos años el Cine ha comenzado un lento proceso de recuperación. En 2016 se superaron, por poco y por primera vez desde 2008, los cien millones de entradas vendidas, con un crecimiento importante respecto a años anteriores, aunque quede muy lejos de los más de 400 millones de espectadores a los que se llegaba en la edad dorada del medio.

Parte de la recuperación se debe al cine español, que ha aumentado su participación en los últimos años, y en concreto a las producciones financiadas por los grupos televisivos en virtud de su obligación de dedicar un 5% de sus ingresos a la producción de cine. Esa fortaleza maquilla la debilidad del resto de la estructura de producción cinematográfica española, que pocas veces consigue realizar películas de gran presupuesto y casi nunca pagar las importantes campañas de marketing necesarias para conseguir el éxito en un mercado tan competitivo.

Otro aspecto controvertido es el del precio de las entradas y la publicidad.

La Fiesta del Cine revitaliza dos veces al año las salas.

Hace unas semanas Carme Chaparro publicaba el siguiente tuit: Tras pagar una pasta por 4 entradas de cine… de verdad tengo que aguantar 16 minutos de publicidad? @cinesa

A ese siguieron unos cuantos tuits más que consiguieron cierta repercusión.

En estos tiempos en los que parece que todo tiene que ser gratis y sin publicidad el extremo opuesto (caro y con publicidad) parecería no tener sentido.

Los exhibidores lo justifican basándose en que la mayor parte del precio de la entrada se lo lleva la distribuidora y, al final, los creadores de la película. El negocio de las salas sería ruinoso si no fuera por los ingresos publicitarios y las ventas en el bar.

La publicidad se convierte así en el bastón que necesita la industria cinematográfica (como tantas otras) para seguir adelante. Según datos de Infoadex la publicidad en Cine supuso en 2016 un total de 22,6 millones de euros, un 2,6% más que el año anterior.

El Cine sólo representa un 0,4% de la inversión publicitaria en medios convencionales pese a que, según demostró en 1995 el estudio Lumière realizado por Zenith y han corroborado después estudios similares realizados por la AIMC, es, con gran diferencia, el medio que genera un mayor recuerdo de marca. En algún momento ha llegado a producir 12 veces más recuerdo por contacto que la televisión. El retorno de la inversión en Cine es el más alto también si se utiliza el criterio de comparar los porcentajes de notoriedad obtenidos ( en estudios como el de IOPE) con los porcentajes de inversión captada (con datos como los de Infoadex).

La publicidad en el Cine se ve a oscuras, sin otros elementos que distraigan, en gran formato, tanto de imagen como de sonido…y el público ha pagado por asistir, con todo lo bueno y lo malo que eso puede tener para la imagen de la marca. Una marca que, en muchas ocasiones, utiliza en el Cine sus mejores piezas, en formatos mayores que en otros medios. Se explica que el recuerdo generado pueda ser mucho mayor.

Otro factor polémico es el precio. Ya hay algunos exhibidores que varían el precio por día de la semana pero en la mayor parte de los casos las únicas excepciones son la Fiesta del Cine, que se celebra dos días al año, y el Día del Espectador, una vez a la semana. Para el resto parece preferible mantener el precio a costa de proyectar la película en salas casi vacías, en lugar de reducirlo entre semana en los días de menor asistencia. ¿Tiene sentido?

El Cine se mueve así en su propio laberinto de contradicciones.

2 comentarios

  1. Dice ser Ignotis parentibus

    era El Coronel en su laberinto

    25 abril 2017 | 15:04

  2. Dice ser Sargento Hartman

    No sé si el cine paga por «enfrentarse» al PP, lo que si sé es que «enfrentarse al PP» es enfrentarse a los votantes del PP, que además de ser una buena parte del mercado potencial del cine español merecen el mismo respeto que los que no votan al PP.
    Parece que la industria del cine española va aprendiendo a base de taquillas paupérrimas y se va dando cuenta de que los votantes del PP iban al cine lo suficiente como para que su ausencia en las salas merme los beneficios.
    Lo del IVA es un cuento y una mentira, lo cierto es que el IVA es el que es, el cine ni es un producto de primera necesidad, ni es una industria de referencia en España. Yo bajaría el IVA al turismo y a la hostelería antes que bajárselo al cine, eso si significaría un beneficio mucho más generalizado para la sociedad española que el que se obtendría bajando el IVA al cine. También podría plantearse la industria del cine el ser más competitiva, la falta de competitividad de la industria española del cine es su mayor handicap, no el IVA.

    ¡Ah! No soy del PP 😉

    25 abril 2017 | 20:34

Los comentarios están cerrados.