Hace un par de semanas estuve unos días en Paris. Teníamos una celebración familiar y fuimos los cinco a hacer turismo.
Las colas para subir a la Torre Eiffel me impresionaron. Mientras esperaba me pudse filosófico y me dio por pensar en los resultados, también económicos, que 125 años después de su inauguración sigue aportando a París un monumento que inicialmente iba a ser provisional, sólo un símbolo da la potencia de la ingeniería y la industria francesa en la Exposición Universal de 1889.
Ahora, que sólo vemos el corto plazo y estamos en manos de finacieros cortos de vista sería imposible realizar una inversión así. La Europa de los recortes y los ajustes va para atrás mientras damos nuestra producción a países con la mano de obra más barata, entre ellos China, que sí es capaz de realizar potentes inversiones. Europa retrocede (pero ahorra mucho) mientras China invierte y crece.
Justo al día siguiente de mis reflexiones vi en Le Monde un artículo en el que se exponía la idea de solicitar una Exposición Universal en París para el año 2025, que debe servir como dinamizador de las inversiones y, añado yo, como detonante para cambiar una dinámica que nos está llevando a la ruina.
No se trata de gastar por gastar. No se trata de dejar una deuda que tendrán que pagar nuestros descendientes durante las próximas tres generaciones, se trata de invertir en bienes (incluso en símbolos) que produzcan beneficios para nosotros y para nuestros descendientes.
Invirtamos en el futuro.
Si no lo hacemos conseguiremos que Europa siga perdiendo posiciones frente a otras sociedades mucho más dinámicas.
la situación siempre ha sido escasa por no decir pobre, a las instituciones y a nuestras empresas les «meten en vena» ser CORTO PLACISTAS… y así nos va
salu2
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17 noviembre 2014 | 08:37
Hay que invertir con cabeza pero no con cabeza de toro y otras salvajadas.
Clica sobre mi nombre
17 noviembre 2014 | 08:41
El problema es que el cortoplacismo ha tomado la política y la economía: a los políticos sólo les interesan las inmediatas elecciones, sin ninguna visión de Estado, y a los CEOs sólo les interesan sus accionistas (y sus primas) y no dudan en perjudicar al resto de los grupos de interés de la empresa y con ello a la existencia misma de su empresa. Son como una plaga de langosta.
17 noviembre 2014 | 09:04
Considero que la inversión debe 100% planificada y equilibrada. No todo puede ser recorte sin inversión, sin investigación no hay avance.
17 noviembre 2014 | 09:20
La realidad pone las cosas en su sitio frente a los grandes principios y palabras: «Inversión pública»,»locomotora de la economía», «Igualdad», «Solidaridad»… reflejos de una ideología que enmascara el saqueo persistente y alevoso de los recursos públicos. Esos que salen de nuestro esfuerzo.
España es un país de ladrones y tan nobles principios no sirven de nada cuando el dinero público «no es de nadie», como dijo una ministra.
O como dijo Rajoy «No es un problema de gasto, es un problema de recaudación»
Mientras, nosotros somos los nuevos siervos, exprimidos para pagar derroches, privilegios y corrupción.
En nombre del sacrosanto gasto público.
No podemos pretender ser Dinamarca ni Suecia. Para ello hace falta una decencia que aquí no tenemos.
17 noviembre 2014 | 16:50
El problema es que los que se rifan el poder cuentan por pocos años los posibles para saquear lo que pueden, entonces inversiones a largo plazo les parecen tontería…en fin…
18 noviembre 2014 | 18:12