El miércoles pasado los taxis de una buena parte de las grandes ciudades europeas, entre ellas Madrid y Barcelona hicieron huelga para protestar por la competencia desleal que sufren por parte de Uber, una aplicación que permite a diferentes usuarios compartir un vehículo para realizar un mismo trayecto. Se encuadra dentro del concepto de economía colaborativa, ahora tan de moda.
Creo que mucha gente, yo entre ellas, no habíamos oído hablar de Uber hasta esta semana. Ahora ya quedarán muy pocas personas en ese estado de ignorancia.
No sé cómo reaccionarán las personas que fueron víctimas de esa huelga: ¿odiarán a Uber o bien odiarán a los taxistas?
Me encontré en el pasillo de la oficina a una persona que había venido de Barcelona para llegar a una reunión a las 9:30 y no había conseguido llegar a nuestra sede (de muy difícil acceso en transporte público colectivo) hasta cerca de las 14:00. Ruth, una amiga que viajó ese día a Barcelona, me decía que se había arreglado allí bastante bien entre Metro y autobuses y sólo había perdido una de las cuatro reuniones que tenía planificadas.
La campaña gratuita de comunicación que los taxistas europeos regalaron a Uber me recuerda a la que una gran parte de los medios españoles (entre ellos la mayoría de los que tienen una orientación editorial hacia la derecha, o sea no muy próxima a la ideología del partido) hicieron para Podemos en los días anteriores y posteriores a las elecciones europeas. Utilizando todo tipo de calificativos (y en muchos casos descalificaciones muy extremas) no dejaron de hablar de un partido que, como Uber, mucha gente desconocía.
Hace ya muchos años se decía aquello de que hablen de ti aunque sea bien. Pero parece que algunos no conocen esa lección elemental de comunicación.
UBER no es una empresa de transporte compartido. Es una multinacional valorada en 18000 millones de dólares que pone coches particulares a trabajar como taxis (sin licencia, sin pagar impuestos y sin dar de alta en la SS) por una tarifa un 10% más barata q un taxi a cambio de una comisión del 20%.
13 junio 2014 | 16:36
Con lo de UBER creo que es muy injusto, pero bueno en fin. El hecho no dice que nos dejen gratis las cosas, todo es caro y cada día sube mas. Es mejor implementar mas las bicicletas y sus rutas, eso mejora casi todo.
13 junio 2014 | 19:30
El sector del taxi hace ya muchísimos años que debería haberse reformado en muchos sentidos. Para empezar es irracional el número de licencias de transporte que hay. Para continuar tampoco tiene sentido que se pasen todo el día circulando, generando gasto para ellos e insalubridad para nosotros. Y para finalizar es surrealista que a pesar del ingente número de taxis que hay en cada ciudad salgas a la esquina de tu casa y te pases 20 min. para encontrar uno. Y del desorbitado coste (y la tardanza) del «tele-taxi», para qué hablar.
Los taxistas llevan décadas quejándose, no es ni mucho menos nuevo que pongan el grito en el cielo por sus «mala condiciones». No en vano diversos municipios han ido estableciendo diversas normas: días concretos de descanso obligatorio, lugares donde se puede dejar clientela pero no cogerla, etc.
Sin embargo, según creo yo, gran parte de esos males se solucionarían si la ciudad estuviera plagada de paradas de taxi correctamente numeradas y los conductores tuvieran que estacionar en ellas obligatoriamente. De este modo, se reduciría la contaminación química y acústica ambiental, se reduciría el gasto que asumen al circular constantemente buscando clientes. todo cliente sabría un punto exacto donde siempre podría encontrar un taxi, los costes para el cliente disminuirían, y si una persona impedida no pudiera andar mucho hasta llegar a na parada de taxis siempre habría un lugar cercano desde donde podría acudir uno mediante llamada, con la consiguiente disminución del coste. Por supuesto, se establecería un calendario según el cual todo taxi tendría que haber pasado por todas las paradas al cabo de X tiempo, de forma que se eliminaran las suspicacias entre taxistas acerca de si se gana más o menos acudiendo a determinadas paradas exclusivamente (como ocurre en la actualidad con estaciones de tren, puertos, aeropuertos y determinados barrios en cada ciudad). Si todo esto se regulara correctamente, seguramente podrían mejorar su imagen notablemente ante los clientes y no cabrían servicios como Uber al ser imposible ofrecer un servicio más barato.
En cualquier caso, todo esto no depende exclusivamente de ellos. Las administraciones públicas deben mover ficha y facilitar estas medidas por el bien de todos.
14 junio 2014 | 04:50
Resultados del campañón que los taxistas hicieron a Uber:
http://www.media-tics.com/noticia/4734/Apps-Economy/polémica-contra-uber-dispara-éxito.html
En 10 días pasó del puesto 588 al 4º en la lista de apps más descargadas. En Londres las suscripciones aumentaron un 850%…
Efecto Streisand: en una sociedad hiperconectada los intentos de censura tienen siempre un efecto contrario; multiplican el eco de lo que se quiere censurar.
20 junio 2014 | 08:45