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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

El éxito de la Fiesta del Cine

Ya hace casi dos semanas desde que se celebró la Fiesta del Cine.

Durante tres días, entre el 21 y el 23 de octubre, las salas de cine españolas recibieron más de millon y medio de espectadores,unas cifras nada habituales: casi duplicaron las conseguidas un año antes por el mismo evento y multiplicaron (por 6 o por 10 según las versiones) las cifras que habitualmente se alcanzan en tres días laborables.

La mecánica del evento, propuesta por la empresa MasCuota, es sencilla: durante el mes y medio de promoción los espectadores que quieran asistir esos días a la fiesta deben descargarse una acreditación en la web del evento, a la que aportan sus datos. Con esa acreditación se puede asistir al cine cuantas veces se quiera en cualquiera de las casi tres mil salas adheridas, a un precio inferior a los tres euros.

El evento no sólo multiplicó el número de asistentes al cine, también incrementó considerablemente la recaudación de las salas.

Podría decirse que un evento como éste prueba que a la gente le sigue gustando el Cine, en concreto el cine visto en sala. El problema podría ser el precio.

Quizá la solución a los problemas del cine sea variar el precio según las sesiones y los días de la semana.

Si con el cine a cerca de 10 euros las salas están casi vacías una buena parte de los días de la semana, variar el precio en función del día de la semana (más barato el lunes y con ligeros incrementos según se vaya acercando el fin de semana, en el que se mantendían precios similares a los actuales) podría ser una solución que se adecuara a los intereses de todos.

Supongo que la solución tiene alguna complicación técnica, pero creo que merecería la pena probar.

7 comentarios

  1. Dice ser Lola

    Buenas tardes, hace muchos años el precio de los cines funcionaba así más o menos, entre semana era más económica y ya para el fin de semana se incrementaba creo que un 10%.
    No hay duda de que ver una buena película en una sala no es lo mismo que verla en la casa, por muy cómodo que se pueda estar en ésta, pero entre los precios desorbitados y el pestazo a palomitas a cualquiera se le quitan las ganas de ir al cine, no sé a que viene esa costumbre de permitir entrar comida a la sala.

    02 noviembre 2013 | 18:28

  2. Dice ser Klaus

    Está claro que el precio es importante, pero pienso que no es el único aliciente para llamar la atención de los espectadores a una sala de cine. Voy al cine asiduamente y veo películas en salas con media docena de espectadores. Esas mismas películas las vuelvo a ver poco tiempo más tarde en el cineforumleioa, con 140 ó 160 personas. Es cierto que la entrada cuesta dos euros, pero también lo es que las películas se proyectan un martes a las 20,00 horas un horario difícil para los que trabajan o tienen niños, que no se proyecta cine comercial, (fundamentalmente europeo y español).
    Detrás del éxito de audiencia de este cineforum, está un equipo que programa ciclos de películas con una temática común, que antes de la proyección de la película facilita una información básica sobre lo que se va a ver y al finalizar mantiene un breve debate con los espectadores.
    En el mes de octubre la asistencia al cineforumleioa ha sido de 1.015 espectadores con cinco películas exhibidas.
    Otra cosa, no se permiten comidas ni bebidas, ni chatear con el móvil, ni… etc, estar como en el salón de la propia casa.
    Creo que a los exhibidores de cine les iría mejor si tomaran ejemplo, y cuidaran el cine.

    02 noviembre 2013 | 22:57

  3. Dice ser Ana

    Estoy totalmente de acuerdo con estos dos comentarios: el problema (además del dinero, que la entrada me parece muy cara) es el de al lado apestandote a palomitas, el del otro lado hablando por el móvil, el de enfrente montándoselo con la novia, el de atras dandote patadas en el respaldo de tu asiento y en general la gente estando como en el salón de su casa, comentando en alto la película..vamos, para eso no me gasto 10 pavos y menos para estar discutiendo con todos pidiendo algo que debería venir de fabrica: silencio y respeto..

    03 noviembre 2013 | 00:18

  4. Estamos asistiendo a una estrategia publicitaria coordinada para convencernos de que ya no estamos en crisis. Lo que confirma que, si seguimos escuchando a gobernantes, leyendo periódicos mayoritarios y viendo televisión, nos convencerán de que ya no tenemos problemas económicos, mientras escarbamos en los contenedores de la basura buscando qué comer.

    Primero fue el banquero Emilio Botín, quien dijo que «es un momento fantástico para España. Llega dinero de todas partes» ( Cinco Días, 17-10-2013). Dos días después, el ministro de Economía, Cristóbal Montoro, afirma que 2014 (o sea, en poco más de dos meses) será el año «del crecimiento y la creación de empleo» y que «estamos en las puertas mismas del crecimiento y de la creación de empleo» (Efe, 19-10-2013). El presidente Mariano Rajoy no podía ser menos, y el mismo día afirmaba desde Panamá, en la Cumbre Iberoamericana, que España «está saliendo ya de la crisis con una economía saneada y reforzada» (ElDiario.es, 19-10-2013). La coordinación con El País es total, pues este diario titula: «Los mercados atisban la recuperación», y afirma a continuación que «la economía española despide la recesión más prolongada de su historia reciente» ( El País, 19-10-2013). Al día siguiente, ABC se apunta al toque triunfal y sale a toda plana en portada con «Brotes verdes. Esta vez, Sí» ( ABC, 20-10-2013).

    Por si todo esto a las familias no les sonara ya a música celestial, puesto que no le ven relación alguna con su economía, aparece la agencia estatal Efe y afirma que “la riqueza de la familias sube un 19% y recupera el nivel previo a la crisis» (Efe, 21-10-2013).

    Y si alguien no está de acuerdo, lo que hace es impedir la recuperación. Ahí está de nuevo el ministro de Economía diciendo el día 22 que «quienes cuestionan la recuperación están poniendo en realidad palos en la rueda de la propia recuperación» (ElConfidencial, 22-10-2013).
    La verdad es que para algunos sí es verdad que no existe crisis. El precio de las acciones de las 35 empresas más poderosas de la Bolsa española ha subido un 30% en los últimos cuatro meses ( Público, 15-10-2013). Y si hablamos de bancos, los siete grandes españoles que cotizan en Bolsa (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Popular, Sabadell y Bankinter) superaban un 34% su cotización de principios de año ( Público, 23-10-2013).
    En conclusión, Gobierno, banqueros y grandes medios de comunicación acaban de decretar que vivimos un momento fantástico porque a los bancos y a las grandes empresas les va muy bien, el resto ya no tenemos problemas económicos y no tiene sentido quejarnos porque en nuestras casas somos igual de ricos que antes de la crisis, cuando vivíamos por encima de nuestras posibilidades.

    Eso sí, si uno atiende a la realidad fuera de estas voces y mira a los ciudadanos, encuentra datos sospechosos. La quinta parte de los niños españoles se encuentra en la pobreza, según un informe de abril elaborado por Unicef. Igualmente, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha denunciado que en el portal de compraventa milanuncios.com aparecían desde hace meses anuncios de españoles que, por necesidades de dinero, estaban poniendo en venta un riñón o un trozo de su hígado ( El Mundo, 19-10-2013). Y si de ofertas de trabajo se trata, la que vimos fue de reponedor en una tienda de alimentación durante media hora los lunes, miércoles y viernes, por un salario de 4,87 euros brutos la hora. Es decir, el trabajador va a la empresa, trabaja media hora, regresa a casa, y a disfrutar de los 2,43 euros brutos que ha ganado.

    Y es que hay gente que parece que no escucha lo que le dicen el Gobierno ni lee la prensa, y se empeña en seguir estando en crisis.

    Pascual Serrano
    26/10/2013
    eldiario.es

    03 noviembre 2013 | 02:37

  5. Ahora que culmina el primer recorrido de corta y miente sobre los restos del estado de bienestar y que el presidente nos anuncia desde fuera de España lo bien que nos va a los españoles con las consecuencias de sus desastres de sastrería, la Junta de Castilla y León culmina la jugada, imitando a la Comunidad de Madrid, y decreta la liberalización de los horarios comerciales en las denominadas zonas de especial afluencia turística. Esta decisión pone en peligro el comercio. Dudo que el gobierno de la comunidad haya hecho bien las cuentas, porque no estoy seguro de que las grandes superficies creen empleo, si se compara el que crean con el que se destruye con su implantación.

    Está de moda liberalizar, o sea, eliminar cuantas barreras y cortapisas sean posibles para que la capacidad de acción que tenga cada uno sea la que determine su supervivencia o desaparición en el mercado. Me pregunto si esto no conlleva que el pez grande se coma al chico; si favorecer a los grandes no supone perjudicar a los más débiles y si esto es justo, o sea, si no atenta contra el bien común; si sobrevivirá el individuo a la potencia de la concentración de capitales que tanto abunda -y más que veremos-; si estas decisiones proceden de la libertad y la conciencia recta de nuestros gobernantes, y hasta dónde alcanza la influencia de los lobbys; si en Castilla y León necesitamos centros comerciales abiertos los siete días de la semana; si estamos construyendo –o consintiendo- una sociedad que vive únicamente para que nuestras tarjetas de crédito exuden día a día en un maratón permanente; si el futuro de esta comunidad autónoma se encuentra en dejar todo el espacio posible a los grandes centros comerciales y en la destrucción del comercio de proximidad; si el modelo de sociedad que queremos es el que nos incita a pasar todos los días de la semana en el interior de espacios sin ventanas, construidos para que nadie se escape sin comprar; si el consumismo es el presente que nos sacará de donde estamos y si es el futuro que deseamos para nuestros hijos y nietos, y para el planeta.

    No puedo dejar de preguntarme si el modelo de comercio representado por las grandes superficies nos permite comprar con libertad, y nado entre sombras cuando me fijo en la disposición estratégica de los productos, en la rotación cíclica de las secciones, en la música que lo inunda todo, en el uso de la luz y de los colores, en la ausencia de dependientes especializados en las distintas secciones, incluidas las cajas, donde comienza a haber supermercados sin trabajadores que estén al frente de cada una de las cajas registradoras. Dejo en la sombra de la duda, para quien quiera responder, los tipos de contratos que tienen los trabajadores en estas superficies comerciales o el estrés al que están sometidos, que no es algo despreciable.

    A tanto liberal de peluquería que abunda por nuestros lares se le ha quedado corto el liberalismo de Popper, fundamentado en la defensa y respeto de la racionalidad y en el diálogo y han cogido por las hojas el rábano de los postmodernos más acérrimos, que defienden a los cuatro vientos la competitividad, la desregulación y la disminución del Estado. El modelo de vida americana saca a las personas de las ciudades para conducirlas en tropel a los grandes centros comerciales y las encierra en grandes edificios. Un tipo de despersonalización que los poderosos nos imponen como si fuera el paradigma de la libertad personal, y es que siempre hay quien disfraza a la sociedad del rebaño con ribetes dorados.

    El “liberalismo salvaje” hace que los fuertes se hagan más fuertes, los débiles más débiles y los excluidos más excluidos. Se necesitan reglas de comportamiento y, si fuera necesario, también la intervención de Estado para corregir las desigualdades más intolerables. […] Hemos creado una civilización que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo, pero lo que fue economía de mercado ha creado suciedad de mercado”. Son palabras que acabamos de escuchar, pronunciadas por el Papa Francisco.

    ¿Será que estos liberales, tan católicos ellos, defensores hasta hace poco de cuantas tesis procedían de Roma, considerarán a este Papa como un no cristiano? Se extiende el modo de vida americano, pero habrá que pensar si no tiene los pies de barro como la burbuja inmobiliaria, Lehman Brothers o la economía especulativa.

    Tomás Guillén Vera
    Filósofo
    Nadar entre las sombras 09 de Octubre de 2013

    03 noviembre 2013 | 03:05

  6. Dice ser Carla

    El precio, sin duda, es un factor, pero hay otros, el tipo de programación, la oferta en televisión, la oferta en internet …

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    03 noviembre 2013 | 20:45

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