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María, la productora de poder

Por Susana Arroyo Susana Arroyo

Sacos en mano, machete en cintura y un bebé de meses colgando en sus caderas. María Inés Dávalos nos estaba esperando para mostrarnos su parcela. «¿Nos vamos? Tenemos mucho que ver y hay que regresar antes del almuerzo». Su juventud me sorprendió tanto como su firme y serena claridad. A sus 24 años María es agricultora, estudiante, lideresa comunitaria, madre y defensora de las mujeres campesinas.  “Dicen que el campo de Paraguay solo hay gente mayor, pero eso es un mito”.

Recorrimos juntas un terreno fértil, sano, diverso… y propio, algo casi imposible en su país, donde el 85% de la tierra está en manos del 2% de la población. «Mi abuelo logró comprar esta propiedad a un banco que era dueño de casi toda la zona, pero ahora los vecinos nos estamos organizando para no perderla, usted sabe, para prohibir que entre la soja«. Paraguay es uno de los mayores productores y exportadores de soja del mundo y las casi 4 millones de hectáreas que dedica a este producto están acabando con los bosques y la tierra para el ganado y pequeña agricultura familiar.

María, estudiante, campesina y lideresa, explica que no hay futuro sin tierra, ni tierra sin alimentos, ni alimentos sin poder. (c) Luis Vera

María, estudiante, campesina y lideresa, explica que no hay futuro sin tierra, ni tierra sin alimentos, ni alimentos sin poder. (c) Luis Vera

Si perdiera su tierra, el destino de María sería migrar a los barrios marginales de Asunción (capital de Paraguay), como tuvieron que hacerlo ya miles de campesinos y campesinas. Si lograra quedarse, seguiría construyendo la vida a la que tiene derecho: «Yo sueño con campos repletos de alimentos y donde las productoras tengamos trabajo, donde hombres y mujeres seamos iguales, los jóvenes tengamos educación y salud y ya no tengamos que abandonarlo todo».

¿Cómo hacer para conservar la tierra entonces? Tras un buen vori-vori (¡y toda una mañana desgranando, cocinando, amamantando y cuidando gallinas!) María me convencía: para conservar las tierras conquistadas hay que cultivarlas.

Alrededor de una mesa con el mismo mantel a cuadros que usaba mi abuelita, me explicó que sembrar alimentos le da comida e ingresos; que los ingresos evitan su depedencia de la soja y le dan autonomía; que la autonomía le da capacidad de decisión; que poder decidir le permite estudiar y ser dirigenta; que la formación y el liderazgo le permiten ser mejor mujer y agricultora; que todo esto le permite tener una relación de tú a tú con los varones de su comunidad y su familia; demostrar que hay formas más igualitarias y justas de vivir y producir.

Para María estaba muy claro: no hay futuro sin tierra, tierra sin alimentos…ni alimentos sin poder. A mí, conocerla me enseñó que no hay poder sin alimentos, alimentos sin tierra… ni futuro posible sin nuestro poder y el de María.

Susana Arroyo es responsable de comunicación de Oxfam en América Latina. Tica de nacimiento, vive en Lima. Quiere que cambiar el mundo nos valga la alegría, no la pena.