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Claves legales para un Premio Goya

Por Flor de Torres Porras
flor de torres nueva recortada

La posibilidad de que una película sobre la trata de mujeres logre un Premio Goya es ya en sí una buena noticia. Es buena noticia que los y las profesionales del cine se comprometan con la visibilidad de una tragedia social, seleccionando entre las nominadas para la categoría de mejor película documental un drama realista que se desvela en un impresionante largometraje: ‘Chicas Nuevas 24 horas’ de la Directora Mabel Lozano.

Estela, una de las protagonistas de la película, durante el rodaje en Paraguay. Imagen de la película 'Chicas nuevas 24 horas'

Estela, una de las protagonistas de la película, durante el rodaje en Paraguay. Imagen de la película ‘Chicas nuevas 24 horas’

Yandy, Sofía, Ana Ramona y Estela son sus protagonistas: todas son víctimas de trata  de seres humanos con fines de explotación sexual. Las dos primeras son menores de edad, y son además presentadas en la desnudez de sus derechos, estigmatizadas, atropelladas en sus derechos. El mecanismo de la trata de mujeres con fines de explotación sexual esta milimétricamente plasmado en la película, especialmente en el punto que encadena el atropello de derechos con los beneficios del negocio. Estas mujeres y niñas son tratadas como materia prima, instrumento de cambio. Con un valor de mercado equiparable a las drogas o las armas. Un denigrante delito.

Respecto al delito, existen claves legales para entenderlo y enfrentarlo: la Unión Europea, a través de la Directiva  2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25/10/12  considera que la violencia por motivos de género se entiende como una forma de discriminación y una violación de las libertades fundamentales de la víctima. Y comprende, sin limitarse a ellas, la violencia en las relaciones personales, la violencia sexual (incluida la violación, la agresión sexual y el acoso sexual), la trata de personas, la esclavitud y diferentes formas de prácticas nocivas, como los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina y los denominados ‘delitos relacionados con el honor‘. Este ha  sido el  mandato marco que ha servido para armonizar en estos últimos meses las leyes en España dotándolas de la necesaria perspectiva de género que este delito exige.

Así  la flamante reforma del Código Penal por L.O  1/15 que entró en vigor en Octubre de este año ha desarrollado  la tipificación del delito de trata de seres humanos, (artículo 177 bis) incluyendo entre los hechos constitutivos de trata, el intercambio o transferencia de control sobre las personas. Se  ha incorporado la entrega o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de la persona que controla a la víctima. Se ha incluido  entre las finalidades la explotación para que las víctimas cometan actos delictivos para los explotadores, y la celebración de matrimonios forzados. Y se ha negado el derecho de un condenado extranjero por trata a sustituir su  pena por expulsión del territorio nacional, además de una especial atención al comiso de los beneficios de este delito.

Y el Estatuto de la Víctima, por Ley 4/2015   delimita el concepto de vulnerabilidad de las víctimas objeto de trata visibilizándolas de esta forma:

‘… ciertos colectivos de víctimas, que verían ampliada su asistencia y protección con el catálogo general de derechos de la víctima, ante la ausencia de una regulación específica para ciertos colectivos de víctimas con especial vulnerabilidad, se pretende otorgarles una protección especial en este texto  … relativo a la lucha contra los abusos sexuales y la explotación sexual de los menores y la pornografía infantil, así como la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 abril de 2011, relativa a la prevención y lucha contra la trata de seres humanos y a la protección de las víctimas’

Las víctimas del delito de trata de seres humanos y la explotación sexual son mujeres que han sido usadas, denigradas, violadas, abusadas, calladas, esclavas  sexuales y finalmente son olvidadas, invisibles y están profundamente solas. Con la impresionantes voces  que en la película de Mabel Lozano rompen el silencio de esa esclavitud sexual. La voz valiente de Mabel Lozano, directora de ‘Chicas nuevas 24 horas’ permite a las personas que ven su documental entender y preocuparse por este problema al mismo tiempo que las nuevas reformas legales nos ponen en el camino de que llege el rigor de leyes a los responsables y que la atención, acción y protección integral lleguen a  las mujeres que son objeto de explotación sexual.

Mabel Lozano nos ha vuelto a remover la conciencia.  A su trayectoria intensa como documentalista se une su   compromiso social  por todas las discriminaciones que acompañan a las mujeres por el hecho de serlo. Cualquier persona honrada que vea esta película queda sobrecogida ante una realidad que no vemos  pero que está  en nuestras ciudades, muy cerca de nuestras casas,  en nuestros países y en el de sus cuatro protagonistas que realizan un tránsito inverso a sus países de origen para ayudarnos a entender los mecanismos que las han llevado a ser esclavas. Por eso el documental está rodado en Perú, Colombia, Paraguay, Argentina y España.

Gracias  a Chicas Nuevas  24 Horas la realidad invisible de estas mujeres cobra vida. Porque nos atraviesa  sin tacones, sin ropa interior,  sin desnudez de cuerpos, sin clubes de alterne. Sus miradas y sus palabras son suficientes para observar y comprender sus tragedias fuera del estigma y del prejuicio. Solo es posible con  sus miradas limpias unidas a la solidez de la empatía.  Y esta visión sólo puede provocar el más enérgico rechazo y activismo ante la desnudez  e invisibilidad de los derechos de estas mujeres y niñas. Aprendemos a escuchar a Yandy, Sofía, Ana Ramona y Estela. Porque su integridad física y moral, su honor y el robo de sus vidas por parte de sus captores se hacen visibles en la película. Y ésta nos ayuda a entender y proteger a más mujeres como ellas.

Esta no es sólo una gran película: es una batalla, la que estas mujeres sencillas, con una cineasta a la cabeza, libran contra poderosos enemigos. Los que se aprovechan de este negocio indigno donde las mercancías tienen nombres de mujer. Inmensa la dirección de Mabel Lozano, sólo al nivel de su compromiso, su activismo social imprescindible para evitar que sigamos aceptando el sufrimiento de miles de mujeres invisibles y desnudas de derechos.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Prostitución: menos escándalo, más realidad

Por María Pazos María Pazos

Si todo lo que concierne a la ideología patriarcal está impregnado de emocionalidad, el asunto de la prostitución se lleva la palma. Cuando se habla de prostitución todo se desdibuja, se trastoca, se confunde, hasta tal punto que cualquier parecido con la realidad puede ser pura coincidencia.

'Si la prostitución fuera un trabajo, ¿se lo recomendarías a tu hija?' Imagen de una campaña de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, www.malostratos.org

‘Si la prostitución fuera un trabajo, ¿se lo recomendarías a tu hija?’ Imagen de una campaña de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, www.malostratos.org

Un ejemplo es esta ‘noticia’, repetida en similares términos en muchos medios: bares ofrecen felaciones ‘a cambio de copas gratis’, o incluso ‘a cambio de barra libre. Contrariamente a la imagen que sugiere el titular (chicas emborrachándose ‘gratis’), se trata de un caso de proxenetismo con luz y taquígrafos: el propietario del bar paga a mujeres por prestar servicios sexuales a terceras personas. Esto sería así aunque la forma de pago fuera en copas, cosa que además nadie en su sano juicio se tragaría si se pusiera a pensar.

El Código Penal español castiga el proxenetismo con penas de  dos a cuatro años, también para  ‘aquel que obtenga beneficio de la prostitución de la víctima, aunque esta lo hubiera consentido’. Sin embargo, ni siquiera el Instituto de la Mujer llama al fenómeno por su nombre. Si esto se hiciera, en lugar de escandalizarse, bastaría con detener y juzgar a los culpables del delito, que bien local-izables están.

Para comprender la prostitución basta con abandonar el escándalo y mirar el fenómeno en profundidad. Tenemos los informes de la Guardia Civil o de la Defensoría del Pueblo y otros muchos, así como múltiples estudios.

Así, se comprueba el aumento del flujo de trata de mujeres hacia los países en los que la prostitución se ha legalizado (Holanda, Australia). Se comprueba también el descenso radical de dicho flujo en los que, como Suecia o Islandia, han adoptado leyes que penalizan la compra de servicios sexuales y protegen a las prostitutas, que en estos países se llaman «prostituídas» porque en general son víctimas de la trata (en España al menos el 95% lo son, según la Guardia Civil).

Cuando la realidad no está presente en nuestra mente, ese vacío es ocupado por las especulaciones. Algunas personas dicen que este es un oficio como otro cualquiera, y por tanto nada más lógico que incluirlo en la Seguridad Social, como proponen  los inspectores de hacienda, o en el PIB, como exige la Unión Europea desde 2016.

Muchas otras actividades humillantes son hoy penalizadas y/o rechazadas socialmente: comprar órganos, alquilar úteros o hasta hacerse limpiar las botas a cambio de dinero. Pero la prostitución se trata con otros parámetros. De hecho, hay personas que considerarían humillante hacerse servir una copa de rodillas, pero les parecería normal pagar porque una persona se ponga de rodillas y le haga una felación. Es cuestión de sensibilidad social, que se tiene o no se tiene. Se ve o no se ve a una persona humillada detrás de esa chica.

Yo tengo una amiga que trabajó hace muchos años en un antiguo Top-less (su ‘trabajo‘ consistía en conseguir que el cliente pagara el máximo número de copas, aunque en realidad ella bebía agua coloreada). Mi amiga, que hizo esto mientras no tuvo otro remedio para mantener sola a su hijo pequeño, me contaba que para ella lo peligroso, a lo que se negaba, era quedarse a solas con el «cliente». Así que hacer felaciones en público ni siquiera es lo peor de la prostitución.

Lo peor, si cabe, es el horror que se esconde detrás de los anuncios de contactos en periódicos supuestamente respetables o en esos clubs que vemos por las carreteras, que sin embargo visitan nuestros vecinos y amigos. Cuando la sociedad reconozca a las mujeres el estatus de seres humanos con derecho a la dignidad, nos solidarizaremos con esas mujeres y nos horrorizará que se usen sus cuerpos a cambio de dinero.

María Pazos Morán es licenciada en Matemáticas por la UCM y máster en Estadística por la Universidad de Harvard. Actualmente trabaja en el Instituto de Estudios Fiscales (Ministerio de Economía y Hacienda, España), desde donde coordina la línea de investigación ‘Hacienda Pública e Igualdad de Género’. Una de las personas promotoras del llamamiento urgente ante la reforma fiscal que prepara el Gobierno. Su último libro publicado es ‘Desiguales Por Ley‘. Pertenece a la PPIINA y al Fórum de Política Feminista.