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Lo que hacen las mujeres para que haya paz en el mundo

Por Winnie Byanyima Winnie_Byanyima

Como antigua parlamentaria ugandesa, he estado siempre interesada en el rol que juegan las mujeres como impulsoras del progreso, tanto femenino como masculino, no solo en mí país, sino en todo el mundo.

En este momento las mujeres ocupan el 34% de los asientos del parlamento ugandés, gracias, en buena medida, a las cuotas establecidas por la Constitución. La batalla por la igualdad está lejos de haber acabado para las mujeres ugandesas, pero, por lo menos, cuentan con representantes que pueden dar voz a sus preocupaciones durante el proceso de toma de decisiones.

Un grupo de alumnas en la escuela Rwemigangago, en el subcondado de Katenga, Uganda. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

Un grupo de alumnas en la escuela Rwemigangago, en el subcondado de Katenga, Uganda. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

Asegurarse de que estas reflejan las necesidades y puntos de vista de la mayoría nunca es más importante que cuando el tema tratado es la paz y la seguridad. Sin embargo, el avance que ha supuesto que un número record de mujeres entren en política en países como Uganda, Ruanda o Afganistán no ha tenido su paralelismo en la representación femenina en los procesos de paz y en las instituciones internacionales de seguridad.

Yo misma formé parte del proceso de paz de Uganda en los 80 y fui una de las firmantes del Acuerdo de Paz de 1985. Sin embargo, tal y como explica un reciente informe de Oxfam ‘Mujeres, paz y seguridad: Cumplir la promesa’, se trató de una rara excepción.

Entre 1992 y 2011, menos del 4% de las firmas en los tratados de paz  fueron de mujeres. Del mismo modo, las mujeres representaron menos del 4% de los participantes y  del 10% de los negociadores en las conversaciones de paz. Por otro lado, en las misiones de mantenimiento de la paz y en los sistemas de seguridad nacional en áreas de conflicto, las mujeres también estuvieron infrarrepresentadas.

Esta exclusión de las mujeres tiene poco sentido. Los conflictos amenazan a todos, pero implican  riesgos específicos sobre mujeres y niñas, como la violencia sexual, el tráfico de personas y un mayor aumento de las desigualdades de género. Los intentos para acabar con estos problemas están destinados a fracasar si la perspectiva y las contribuciones de las mujeres no están apropiadamente integradas en los esfuerzos de prevención y recuperación de conflictos.

Reconociendo el problema, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó hace 15 años la histórica resolución SCR1325 para defender los derechos de las mujeres en los conflictos y su papel en los procesos de paz y seguridad. Desde entonces seis resoluciones más del Consejo de Seguridad han ayudado a establecer una política-marco sobre este tema. Así, casi 50 países han desarrollados Planes de Acción Nacionales para implementar la resolución de la ONU y varios de ellos han actuado como importantes e influyentes promotores de estas políticas.

Sin embargo, y como muestra la casi total ausencia de mujeres en las conversaciones de paz, se han hecho pocos avances reales. Es necesario fomentar la participación de las mujeres en este tipo de procesos, así como prestar más atención a la prevención de conflictos. Muchos de estos enfrentamientos han sido señalados por la presencia de violencia basada en el género, a menudo facilitada por un tráfico descontrolado de armas pequeñas y por una cultura de la impunidad.

La financiación para este tipo de políticas promovidas por la ONU ha crecido, pero sigue siendo demasiado baja como para lograr sus objetivos. Las organizaciones locales por los derechos de las mujeres, que se encuentran en primera línea de los esfuerzos para la prevención y recuperación de conflictos, tienen problemas de financiación. Igualmente mucho de los Planes de Acción Nacionales carecen de un presupuesto importante, o incluso de cualquier tipo de recursos.

El mes que viene se celebrará el 15 aniversario del UNSCR 1325 y estos temas deben tratarse. El próximo 13 de octubre, la ONU realizará un examen al más alto nivel para analizar los avances de estas políticas y los retos a los que ha habido que enfrentarse en los últimos 15 años. También se fijaran nuevos objetivos. Constituye una oportunidad única para tratar estos temas con ambición. Para prepararse para la reunión docenas de ministros y altos funcionarios discutieron propuestas en una conferencia el pasado día 30 en Nueva York, donde fui invitada a hablar.

Dije que no hay tiempo que perder. El número de conflictos no ha hecho más que aumentar en la última década, lo que ha llevado a un número record de personas desplazadas tratando de encontrar refugio en Europa, partes de Asia y otros lugares. Esto supone un reto para los gobiernos y las comunidades de todo el mundo. Nunca había habido una mejor oportunidad para garantizar que las mujeres puedan contribuir de manera eficiente a los esfuerzos de paz y seguridad de un mundo afligido.

Winnie Byanyima es Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional

Una silla en la cumbre

Por Lara ContrerasLara Contreras

España está ocupando una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU y lo hará durante dos años. ¿Qué significa estar en el Consejo de Seguridad de la ONU? Suena muy fuerte y es que es una gran responsabilidad. Supone entrar en el club de los garantes de la paz y seguridad mundial. Implica hacer todo lo posible para que mujeres, hombres y niños dejen de sufrir la violencia de la guerra, puedan huir de sus hogares e instalarse en un sitio seguro y reciban toda la ayuda que necesiten. Se trata de proteger a las personas.

Una mujer recoge agua en un campo de refugiados a las afueras de Trípoli (Libia). Imagen de Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Pero España puede pasar esto dos años sin pena ni gloria o dejar su huella como país que ha logrado cambiar la vida de las personas atrapadas en conflicto en especial de las mujeres y las niñas. Y digo en especial mujeres porque es donde España destaca frente a otros y porque presidirá el Consejo de Seguridad cuando se cumplan 15 años de la resolución 1325 que busca dar voz a las mujeres en la resolución de conflictos.

Abeer Al Madhoun es una mujer palestina que dio a luz a su hijo entre bombas en la última guerra de Gaza. No tuvo la oportunidad de huir de la guerra, no pudo acceder a un hospital seguro y sigue atrapada en Gaza sin poder ofrecer un futuro a su hijo. Además, su voz no está siendo escuchada ni tenida en cuenta por todos aquellos que dicen estar buscando una solución al conflicto palestino-israelí.

Abeer Al Madhoun, tras dar a luz en el hospital de Oxfam en la franja de Gaza. Imagen de Mohamed Al Babba / Oxfam

Abeer Al Madhoun, tras dar a luz en el hospital sostenido por Oxfam en la franja de Gaza. Imagen de Mohamed Al Babba / Oxfam

El primer viaje de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores nada más sentarse en el Consejo de Seguridad ha sido a Gaza, es la primera vez que un Ministro de nuestro país entra en la Franja desde el inicio del Bloqueo israelí. Tras el viaje se ha comprometido a impulsar el proceso de paz de Oriente Medio.

Me pregunto si en su estancia en Gaza ha hablado con Abeer o con alguna mujer que ha pasado por lo mismo, si le ha preguntado qué significó dar a luz entre bombas, si se habrá interesado por saber qué futuro le quiere dar Abeer a su hijo y qué papel quiere jugar ella en la solución a este conflicto.

Yo como madre, tengo la gran suerte de decidir sobre mi vida y la de mis hijos y darles un futuro y quiero que mujeres como Abber también puedan hacerlo. Ahora España sí está en ese privilegiado club de países que pueden evitar que más mujeres se vean obligadas a vivir uno de los momentos claves de su vida, dar a luz a un hijo, en la guerra. Será de los países que pueden darles voz a mujeres como Abber para cambiar su vida y ver algo de luz en la vida de sus hijos.

España ha sido en los últimos años un país reconocido por su implicación en la defensa de los derechos de las mujeres y  con el objetivo de integrar la perspectiva de género en los procesos de construcción de paz, España elaboró en 2007 el Plan de Acción para la aplicación de la Resolución 1325. Este compromiso tiene que marcar la diferencia para la vida de las mujeres atrapadas en conflicto mientras España esté en el Consejo de Seguridad.

Las mujeres no sólo sufren la violencia de los conflictos, sino que muchas veces son utilizadas como arma de guerra en los mismos para humillar a los hombres. Además, son las que se responsabilizan de proteger a los hijos o tienen que huir solas con ellos y cuando se inician las negociaciones de paz no son invitadas a la mesa, como se ha visto en Afganistán o Gaza.

Quiero que pensemos que querríamos hacer nosotras si de pronto viviéramos en un conflicto y quiero que le pidamos al Gobierno español que se comprometa a darle lo mismos que querríamos para nosotras a todas aquellas mujeres que viven atrapadas en la violencia.

Lara Contreras es coordinadora de relaciones institucionales en Oxfam Intermón