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Sin mujeres no hay democracia

Por Laura Hurtadolaura hurtado

La ausencia de mujeres en el nuevo Gobierno griego ha desatado las críticas de miles de personas en todo el mundo, ya sea a través de las redes sociales, en tertulias o debates en la calle. El hashtag #SinMujeresNoHayDemocracia ha sido trending topic y es que a la gente cada vez le cuesta más entender que no se incluya a las mujeres en los espacios donde se toman las decisiones. Allí donde, en definitiva, se decide lo que nos afecta a todos (y a todas).

Desde Oxfam Intermón promovemos la participación de las mujeres en la política. En la foto, asistentes al Congreso Mujeres y Paz de Colombia de 2013, donde se pedía más presencia de mujeres en las negociaciones de paz. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Desde Oxfam Intermón promovemos la participación de las mujeres en la política. En la foto, asistentes al Congreso Mujeres y Paz de Colombia de 2013, donde se pedía más presencia de mujeres en las negociaciones de paz. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Lamentablemente, estamos muy acostumbradas a que prescindan de nosotras en los círculos de poder. La presencia de mujeres en los parlamentos del mundo ronda el 14%. En las grandes empresas, en los puestos más elevados, también brillamos por nuestra ausencia. Y es bastante habitual que no se nos escuche en temas en los que tenemos mucho que decir, como por ejemplo, sobre violencia o el aumento de la desigualdad. Por ejemplo: las mujeres solo representan un 8% en las negociaciones de paz, aunque representan el 90% de las víctimas de las guerras, según la ONU.

Desde Oxfam Intermón hace muchos años que apoyamos a las mujeres para que participen activamente en todos los espacios de decisión. Ya sea en casa, en el trabajo, en las calles y las plazas, y también en los órganos de gobierno: locales, nacionales, regionales e incluso internacionales. Promovemos que se organicen, que se formen políticamente, para que puedan defender y exigir sus derechos. Que sus voces sean escuchadas donde se “cocina” su presente, y su futuro.

No es fácil meterse en política. Y menos para una mujer en el contexto antes descrito, ocupado principalmente por hombres. Hace poco entrevisté a una activista ecuatoriana, Johanna Izurieta, coordinadora de la Fundación Yerbabuena. Se acababa de inscribir a un movimiento político y presentado a unas elecciones y explicaba que se sentía ‘como una exploradora que se adentraba en una selva tupida, un gran desafío lleno de obstáculos’.

Su país, Ecuador, como Costa Rica y Nicaragua, son los únicos de América Latina que han conseguido paridad en la conformación de las listas para elección popular. Eso garantiza que sus Parlamentos tengan un elevado número de mujeres (en Ecuador es del 35%). ‘Un porcentaje que sería mucho más reducido, e incluso nulo, si no fuera obligatoria la paridad en la conformación de las listas‘, asegura Izurieta que sabe que ‘el acceso de las mujeres a la política es todavía difícil. Las mujeres debemos negociar en el seno de nuestras familias, por el tiempo que demanda la política. Y además, tener recursos o apoyos financieros fuertes para que la participación tenga posibilidades reales de elección’.

Sin embargo, las mujeres como Johanna, que han dado los primeros pasos en esta selva llamada política, no van a rendirse fácilmente. ‘Estoy convencida de que es importante que las mujeres tomemos todos los espacios públicos, realicemos propuestas de políticas públicas y exijamos el avance en nuestros derechos’. Ellas están haciendo camino para que otras mujeres las puedan seguir en esta odisea. Se necesita más preparación, más formación, y múltiples recursos para que haya más mujeres en el poder. Pero sin ellas, no habrá democracia. Sin ellas, el mundo no será justo.

Laura Hurtado es periodista y coordina el proyecto Avanzadoras de Oxfam Intermón.

Del blanco y negro al voto arcoiris

Por Mayte Mederos Mayte Mederos firma

Parecía una cita lejana, y una campaña sin contenido, pero tras las variaciones machistas de estos días el 25 de mayo está casi aquí, y con él nuestra cita europea con las urnas. Y a estas alturas, estoy segura de que somos mayoría quienes aun nos preguntamos ¿y a quién voto?

Cada cinco años la misma tesitura. Y no es solo una sensación personal: el euroescepticismo asoma la cola y hace que vaya disminuyendo paulatinamente nuestra participación. Aunque esta octava legislatura tiene una novedad que quizás anime la partida, y es que por primera vez elegiremos de forma prácticamente directa la presidencia de la Comisión Europea, el puesto que ahora ocupa el portugués Durao Barroso.

Pero además hay una poderosa razón para que nos acerquemos el domingo a las urnas, y es que desde 2009 ha llovido mucho, y de creer que Bruselas quedaba muy lejos, hemos pasado a ver las políticas europeas marcar el paso al que teníamos que marchar los países más golpeados por la crisis. Tan solo por eso, merece la pena que nos planteemos todo lo que nos jugamos con nuestra abstención. Así que, una vez convencida de la importancia de mi voto, me pregunto qué opciones merecería la pena priorizar. ¿Qué enfoque será más útil para defender distintas realidades en Europa?  ¿Existen opciones reales para diferentes intereses?

Después de la  lamentable exhibición de estos últimos días, ¿no es posible encontrar listas ‘violetas’ que realmente defiendan los derechos de las mujeres? Creo que tenemos una gran apuesta en Iniciativa Feminista, porque como bien dice su cabeza de lista Juana María Santana, ‘la igualdad inclusiva es el más potente factor de desarrollo social’. Y en eso creo firmemente.

¿Qué opción puede ser más progresista o respetar los derechos de una gran diversidad de personas?  Optar por el PP y su candidato, un retrógrado y machista redomado, sería suicida. Pero además, si alguien del colectivo LGBTI se plantea votarle debería hacérselo mirar, sabiendo que Arias Cañete firmó el recurso contra el matrimonio igualitario.Por otra parte, el PSOE se vende como el voto útil para la izquierda española. Menuda paradoja, con lo inútil que está siendo su oposición al gobierno. Eso sin contar con que luego en el Parlamento Europeo las fuerzas populares y socialistas se alían en gran parte de las decisiones.

Así que, una vez fuera del férreo bipartidismo al que el sistema nos somete, encontramos 37 candidaturas más   entre las que, una vez descartadas las conservadoras que ya conocemos bien, sigue sin ser fácil elegir. Y ahí es donde me pregunto, como persona LGTBI, ¿dónde debería ir el ‘voto rosa’?

Como evidencia este mapa de la ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas y Gays), en Europa sigue habiendo mucho trabajo por hacer, y la LGBTIfobia a aún es responsable de muertes, torturas y vejaciones en algunos países del viejo continente.  Incluso en los que tenemos leyes que nos protegen, la discriminación está a la orden del día.


Rainbow Map 2014

Por eso me parece capital que votemos a quienes apoyan la igualdad y la diversidad. Como bien dicen las asociaciones pro derechos humanos a través del vídeo #NoHateEP2014  ,  la campaña está poblada de candidaturas homófobas, racistas y xenófobas.

En ese sentido es de lo más acertada la acción de la ILGA, que ha lanzado la campaña “Come Out” (“Da el paso”), en la que se pide a las y los candidatos del próximo Parlamento Europeo y la Comisión Europea que expresen su determinación a trabajar por los Derechos Humanos y la igualdad LGTBI.  Hasta el momento han firmado 1.082 candidatos, 158 en España. Así que el voto rosa, indudablemente, debería estar entre Iniciativa Feminista, PSOE, La Izquierda Plural, Los Pueblos Deciden, Coalición por Europa, Primavera Europea, Podemos, L’Esquerra pel Dret a Decidir, el Partido Andalucista, Partido X, Piratas y PACMA.

No es fácil hilar fino el análisis entre tantas opciones. Hay muchas propuestas interesantes en los tres apartados anteriores en el programa de Iniciativa Feminista. O en el de Podemos, interesante también por haberse financiado mediante crowdfunding, sin pedir dinero a los bancos, y por fijar su ideario en la lucha contra la corrupción. Aunque tenga mis dudas sobre algunos de sus planteamientos, a veces más valen esas dudas que algunas de las certezas que por desgracia tenemos sobre otras candidaturas.

¿Y servirá para algo votar a uno de los pequeños? Yo creo que sí. Salgamos de la amenaza del voto útil y vayamos a expresarnos masivamente. Si no, nos esperan otros cinco años de poner nuestra cabeza en la bandeja de la Europa más retrógrada. Yo no quiero hacerlo, prefiero defender como mínimo la opción del voto-protesta. O dar colores a mis votos.

Mayte Mederos, Coordinadora del Área de Familias Diversas de Algarabía, la asociación LGBTI de Tenerife, es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.