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Romnja feministas

Por Patricia Caro Maya Patricia Caro Maya

Mi corazón se desborda  de indignación cuando descubro que las Romnja (mujeres gitanas en lengua romaní) morimos en España 27 años antes que las payas, igual que las mujeres africanas más pobres. Sólo por ser Romnja.

De rabia se llena mi alma cuando descubro este año y por primera vez en la conciencia colectiva, que las Romnja también somos asesinadas a causa de la ceguera de poder en nuestras parejas (que son tanto payas como romaníes) cuando no respondemos a lo que se espera de nosotras. Sólo por ser Romnja.

Romnja feministas en el Parlamento Europeo. Imagen: Patricia Caro

Romnja feministas en el Parlamento Europeo. Imagen: Patricia Caro

Harta del inmovilismo de las  instituciones que sólo demuestran su ignorancia ante la búsqueda de soluciones eficaces a este cáncer violento que enfrentamos todas las mujeres y niñas que muchas veces, aunque parte de buenas intenciones, llega a resultados que lo amplifican y justifican.

Me levanté. Me puse frente al espejo. A los ojos miré directamente esta indignación, rabia y hartazgo. Fijé la mirada con todas mis fuerzas y calmé mi dolor  nutriendo mi vida con amor incondicional. Esfuerzo. Con mucho esfuerzo conseguí transformarlo en Resistencia y Acción.

Decidí reunir en el Parlamento Europeo a Romnja feministas provenientes de diferentes países europeos para, desde la más alta instancia política europea, dejar bien claro que la violencia que sufrimos es por un lado, un asunto que debe ser incluido en la agenda política de manera que podamos decidir nuestros propios caminos de liberación. Y que por otro lado, no es sólo una la fuente de violencia  que enfrentamos, ni proviene sólo de nuestras parejas heterosexuales romaníes. Más bien, enfrentamos múltiples formas de violencia provenientes desde distintas fuentes tanto fuera como dentro de las comunidades y que además se retroalimentan entre sí convirtiendo al laberinto invisible, en espiral de espinas infinitas.

Hubo quienes denunciaron públicamente cómo después de cumplir las recomendaciones civilizadoras sobre lo importante que es nuestra participación en  partidos políticos, encontraban que eran castigadas por los mismos de manera perversa cuando apoyaban el empoderamiento comunitario de otras Romnja con menos privilegios, y otras denunciaron cómo la base que justifica la violencia que enfrentamos en situaciones de Trata es ineludiblemente causada por  la desidia política y las legislación en primera instancia.

Nos sentamos y recuperamos del inconsciente a nuestras antecesoras. Todas. Las que lideraron la mayor revuelta en los campos de concentración de Auschwitz, las que fueron esterilizadas sin su consentimiento en Suecia o República Checa,  las que protestaron desnudas cuando las separaron de sus familias en la Gran Redada Española y las que anduvieron caminos eternos para aportar a la economía familiar vendiendo romero y ajuares. Pusimos sobre la mesa lo mejor de nuestros conocimientos académicos y culturales, reflexionamos sobre nuestra propia posición de privilegio y desde la solidaridad, comprendimos las infinitas luchas antipatriarcales que otras hermanas, como por ejemplo las indígenas, enfrentan día a día igual que lo hacemos nosotras.

Después de las contracciones, fue cuando parimos. Trajimos a este mundo la primera declaración que se ha hecho en la Historia  sobre todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas Romnja. Denunciamos las causas de los matrimonios tempranos, las barreras para acceder a una casa de acogida, el fracaso y abandono escolar como forma de violencia, el tratamiento de nuestras académicas como literatura de segunda y la manipulación paternalista de las instituciones que hacen por nosotras pero sin contar con nosotras.

Denunciamos que en la sociedad del conocimiento del s. XXI, dentro de la estructura supranacional que se considera autora de la democracia mundial, millones de Romnja NO SOMOS CONSIDERADAS HUMANAS, y eso, aunque la mitología diga que no nos integramos, afecta inexorablemente a las relaciones de poder entre los géneros dentro de nuestras comunidades.

Por los pasillos del Parlamento resonaron los pasos unísonos de estas Romnja feministas cual tambor ancestral que retumba en los estómagos. Queremos hacer sentir que es nuestro derecho  explicar con nuestra propia voz la realidad que vivimos.

Lo siento mucho patriarcas antigitanos, pero miradnos y oídnos bien.

Somos gitanas y no nos vamos a callar.

No vamos a someternos.

Estas Romnja Indias Feministas, con el alma llena de fortaleza, los pies sembrados en flores, nuestra piel bañada en coral y la mente poblada de alas, andamos juntas sin miedo por todos los caminos y ríos. Buscamos nuestro derecho a ser Humanas, nuestra Salud y nuestra Libertad. Cruzamos montes y riberas sin fronteras. Siempre, siempre, siempre, aunque nos cambien los tiempos,  cantaremos con voz dulce, grave y universal aquel mantra que nos define desde hace siglos:

Opre Romnja! (¡Arriba las Gitanas!).

Patricia Caro Maya es activista por los derechos de las mujeres, especializada en mujeres romaníes (Romnja). ‘Mover los cimientos del Patriarcado antigitano es mover los cimientos del Patriarcado sin fronteras en la búsqueda constante de nuestro Derecho a vivir como Humanas’.

Legislar sin pensar

Por Dori Fernández Dori Fernández

¿Cómo es posible que el Parlamento Europeo quiera aprobar una ampliación del permiso de maternidad sin equiparar a la vez el de paternidad?

Es la pregunta con la que he amanecido hoy tras leer el resultado de la votación que se llevó ayer a cabo en el Parlamento Europeo al objeto de instar a la Comisión Europea para que de luz verde a la directiva de maternidad que recoge una ampliación del permiso de maternidad de las 14 semanas actuales a 18 en los países de la UE y de sólo 2 semanas el de paternidad. La resolución fue aprobada con 419 votos a favor, 97 en contra y 161 abstenciones.

Maria Arena, eurodiputada social demócrata belga, hacía ayer un afirmación en su ponencia que me deja perpleja: “Desde 1992, cuando se aprobó la directiva sobre permiso de maternidad, no hemos avanzado nada. Las mujeres no pueden esperar. Tienen derecho, si así lo desean, a ser mujeres, madres y trabajadores al mismo tiempo, sin ser discriminadas”.

¿Cómo es posible que quienes nos gobiernan no echen un vistazo a los datos antes de intentar legislar sobre nuestras vidas? La tasa de empleo de las trabajadoras que deciden ser madres cae en picado en toda Europa (por no decir en todo el mundo), mientras que ante el mismo hecho, la de los trabajadores que son papás se eleva sustancialmente. En los gráficos siguientes se ve nítido (y eso sin pararme a actualizarlos).

tasaempleo_mujeres_UE tasasempleo_hombres_UE

Y no, no sirven los permisos transferibles entre ambos progenitores, porque al final, quienes se toman el mayor tiempo disponible son las madres. Los datos del INE, del CIS y de la Seguridad Social son claros:

  • Las reducciones (= menos sueldo) de jornada por cuidado de menores o personas dependientes superiores a un mes las toman las madres (mujeres 21% frente al 2,1% de hombres).
  • Las excedencias (= sin sueldo) para el cuidado de menores y personas dependientes las toman mayoritariamente mujeres (94,5% y 85,22% respectivamente).
  • La atención de las niñas y niños es asumida por las madres en un 82%, seguida de las abuelas en un 8,5% y en tercer lugar el padre, con un 4,5% (CIS de marzo, 2014 ).
  • Las diez semanas del permiso de maternidad que pueden cederse al padre son tomadas mayoritariamente por la madre, sólo un 1,74 % de hombres lo coge. Y ojo, que la mayoría de papás, lo que sí cogen son sus 2 semanas de permiso propio e intransferible (un 83,80 % en 2014).

Y como no quiero ser repetitiva, pueden ver el resto de consecuencias nefastas para las mujeres que tiene la falta de equiparación del derecho al cuidado en esta entrada anterior que escribí con motivo de las declaraciones de la Sra. de Oriol o en esta otra más reciente sobre las consecuencias del PIAF, algo que constantemente estamos poniendo de manifiesto en la PPiiNA: sin permisos de maternidad y paternidad iguales, intransferibles y pagados al 100 por cien, las mujeres sufriremos más discriminación en el ámbito laboral (en el acceso, permanencia y condiciones), cuanto mayor sea la diferencia de nuestro permiso con el de los hombres.

Así que por favor, señoras y señores eurodiputados: hagan sus deberes en materia de igualdad real antes diseñar nuestras vidas, porque insisto, #LesPagamosParaEllo.

Dori Fernández Hernando es Graduada en Igualdad de Género por la URJC. Formadora y consultora freelance en igualdad de género, nuevas tecnologías y Prevención de Riesgos Laborales, colabora entre otras con SinGENEROdeDUDAS, CB., Comunidad de Conocimiento Profesional con Enfoque de Género. Actualmente participa en un proyecto formativo que lidera el Instituto Madrileño de Formación. Pertenece a la PPIINA y a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena.

Dolor, fronteras y ley

Por Flor de Torres Flor de Torres

Cuando José Luis Sampedro ingresó en la Academia de la Lengua, en su maravilloso discurso de ingreso del 2 de Junio de 1991 hablaba ‘Desde la Frontera’. Y lo hacía con esta visión:

‘Mis fronteras son todas trascendibles, como lo es la membrana de la célula, sin cuya permeabilidad no sería posible la vida, que es dar y recibir, intercambio, cruce de barreras. Y más aún que trascendible la frontera es provocadora, alzándose como un reto, amorosa invitación a ser franqueada, a ser poseída, a entregarse para darnos con su vencimiento nuestra superación: ese es el encanto profundo del vivir fronterizo. Encanto compuesto de ambivalencia, de ambigüedad —no son lo mismo—, de interpenetración, de vivir a la vez aquí y allá sin borrar diferencias.

Hablar y opinar de otros Derechos, de otras culturas, exige lo que el Maestro Sampedro exponía: acercarse a esa frontera lejana para estar más cerca de lo que hay detrás, de los límites culturales que nos hacen diferentes.

Un grupo de mujeres en el cauce de un río en Chad. Foto: Belén de la Banda.

Un grupo de mujeres en el cauce de un río. Foto: Belén de la Banda.

Desde la frontera donde nos hemos aproximado a las otras culturas y tras observar podremos hablar del concepto de ‘las otras’, y del respeto a la diversidad cultural desde una perspectiva no europeísta que con tanto énfasis propone la Antropología. Pero todo este proceso de empatizacion tiene ciertos límites jurídicos, Y es que no se puede dar la espalda o cerrar los ojos ante la ablación genital femenina como violación de derechos humanos, argumentando que es solo un tema cultural. Es un acto de auténtica violencia a la mujer en el nuevo concepto amplio de violencia de género que proponen el Parlamento Europeo y el Consejo desde el año 2012.

El Parlamente Europeo nos dice que la violencia de género abarca también actos de violencia ejercidos al género femenino por el sólo hecho de ser mujer y no solo en el ámbito de la pareja. La mutilación genital femenina es un crimen ejercido a las mujeres por el hecho de ser mujeres.
Y así es como habla el Parlamento Europeo (en la Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2012 ) por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las víctimas de delitos:

‘La violencia por motivos de género se entiende como una forma de discriminación y una violación de las libertades fundamentales de la víctima y comprende, sin limitarse a ellas, la violencia en las relaciones personales, la violencia sexual (incluida la violación, la agresión sexual y el acoso sexual), la trata de personas, la esclavitud y diferentes formas de prácticas nocivas, como los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina y los denominados «delitos relacionados con el honor».’

La OMS alerta sobre el hecho de que la ablación genital femenina nada aporta a la salud, todo lo contrario: produce efectos nefastos en la mujer que lo padece. Efectos físicos y psicológicos perversos.

Las leyes son instrumentos de libertades y herramientas de lucha contra los atropellos físicos y psíquicos. Contra la violación de cualquier derecho humano. Y cómo no, a las consentidas culturalmente que afectan a las mujeres: A ‘las otras’ que cierran los ojos y el alma ante tan nefastos actos.

Apliquemos la Justicia Universal y lo que el Tribunal Europeo mantiene: es un crimen perseguible de forma universal. Es violencia de género.

Y es que solo hace falta contemplarlo y aplicarlo como tal. No, no es solo un delito de lesiones graves a la mujer. Es más. Mucho más. Es violencia de género. Es violencia a la mujer. Contemplando este atentado a la salud física y psíquica de la mujer como un acto de violencia de género podremos atacarlo con las mismas armas legales y protocolarias con las que actuamos contra cualquier acto de violencia de género.

Y así, solo así, entenderíamos las palabras de la somalí Abdi-Noor H. Mohamed en su poema contra la ablación. Y así, solo así, lo combatiríamos con todas nuestras armas legales y nuestro compromiso en su erradicación.

‘El nacimiento de un bebé debe ser una bendición
Pero el mío fue poco menos que una maldición
El rostro de papá no se iluminó Los tambores no hicieron ruido
No hubo disparos. Ninguna ceremonia se llevó a cabo
El recién nacido era yo. Soy una chica
En mi cultura, el género cuenta.
Una chica no es tan bienvenida como un niño
Aumentar los camellos en los pastizales
es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene manos
ásperas que combatan contra los enemigos
es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene corazón para
La reconciliación tras un conflicto
Es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene cabeza
A los cinco años tuve que enfrentar lo peor
Un corte de cuchillo en mis genitales
Una partera me circuncidó
Me cosió, me infibuló.
Donde yo tenía un clítoris
Tengo una cicatriz negra ahora
¿Por qué me causaron ese dolor?
Este verdadero dolor de las culturas primitivas
Llorando estoy, en cada etapa de mi vida
Mamá y papá, ¿no soy una hija?
Querido hermano, ¿no soy una hermana?
Querida humanidad, donde quiera que estés
¿No soy un ser humano?
Lágrimas, lágrimas, lágrimas’

Flor de Torres Porras. Fiscal Delegada de violencia a la Mujer  y contra la discriminación sexual de género. Fiscal Decana de Málaga

Dos premios para pensar… en tu móvil

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Recientemente, dos premios de gran prestigio, uno otorgado en España y otro en Europa, nos llevan a pensar en situaciones que podrían parecer muy lejanas si no fuera porque vivimos en un solo mundo. El premio Príncipe de Asturias de la Concordia de este año reconoció la labor de la periodista congoleña Caddy Adzuba, defensora de la libertad de prensa y de los derechos de las mujeres en su país, a quien ya conocimos en este mismo blog hace unos meses, de la mano de Alicia Cebada. El Premio Sajarov, del Parlamento Europeo, ha reivindicado la tarea del ginecólogo Denis Mukwege, que trabaja en la rehabilitación de las mujeres víctimas de violaciones y agresiones sexuales en el Este de la República Democrática del Congo.

Caddy Adzouba, activista congoleña contra la violencia. Imagen de Ouka Lele.

Caddy Adzouba, activista congoleña contra la violencia. Imagen de Ouka Lele.

Se utiliza a la mujer como arma de guerra: se dieron cuenta de que cuando se ataca a las mujeres se aniquila a toda la población‘, denuncia Adzuba, que ha podido ver cómo a través de las violaciones a las mujeres y el secuestro de niños para convertirlos en soldados esclavos se destruye a la familia en su país, y se destierra cualquier base de desarrollo. Amenazada de muerte, esta abogada y periodista en Radio Okapi pide que se desvelen los intereses económicos que están detrás de esta perversa situación.

Denis Mukwege, Premio Sajarov del Parlamento Europeo 2014. Imagen: europarl.org

Denis Mukwege, Premio Sajarov del Parlamento Europeo 2014. Imagen: europarl.org

Denis Mukwege, como ginecólogo, dedica su vida a reconstruir los cuerpos de miles de mujeres y niñas congoleñas víctimas de violaciones en grupo y violencia sexual brutal en la guerra de su país. Le han destrozado dos hospitales, pero desde que reconstruyó su centro sanitario en la localidad de Panzi ha atendido a más de cuarenta mil mujeres. Las dimensiones de esta violencia lo llevaron a reflexionar sobre el origen y el propósito de tanto sufrimiento. ‘No se trataba tan solo de actos violentos de guerra, sino que era parte de una estrategia… se violaba a varias personas al mismo tiempo, públicamente, en una noche podía violarse a toda la aldea. Con ello no solo hacían daño a las víctimas, sino a toda la comunidad, a la que obligaban a observar la escena. El resultado de esta estrategia es que las personas se veían obligadas a huir de sus pueblos, abandonar sus campos, sus recursos… todo’.

Ambos están comprometidos en la recuperación de las mujeres y las niñas, en todos los ámbitos, para que puedan tener una vida digna y quieran volver a vivir, volver a la escuela. Y denunciar a los responsables de las agresiones. Ambos defienden que las mujeres tienen que ser, en su país y en el mundo, ciudadanas de pleno derecho y no víctimas. Situarse en pie de igualdad y pasar a tomar decisiones sobre su futuro y el de su sociedad: ‘La mujer que fue hasta ahora víctima tiene que estar en la mesa de negociaciones porque sabe lo que sufrió y lo que se debe reivindicar’, declaró Adzuba antes de recoger su galardón.

Ambos saben también que la inacción de otros países tiene causas injustificables, como el coltan que se produce masivamente en las minas de esta región africana y que permite que funcionen los teléfonos móviles, tabletas y ordenadores de todo el mundo. No se trata de violencia gratuita, sino de grupos violentos que tratan de establecer el control sobre zonas de una enorme riqueza. Y si nadie pone freno, seguirán comportándose de esta manera.

No es una guerra lejana y desconocida a la que tengamos que resignarnos. Todos podemos colaborar con la lucha de estos dos congoleños defensores de las mujeres, de muchas formas. Desde el consumo cotidiano, como nos sugiere la Fundación Jane Goodall, hasta el apoyo a campañas informativas y de incidencia dirigidas a los distintos actores que protagonizan este mercado de dolor.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de  Oxfam IntermónAhora empeñada en promover la campaña ‘cambia su agua, cambia su vida‘.

¿Un Parlamento Europeo paritario? No todavía

Por María SolanasMaría Solanas

El camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres en la esfera política es largo. No hay atajos, y sólo la voluntad de las fuerzas políticas y de los poderes ejecutivo y legislativo para recorrerlo sin pausa puede garantizar el éxito. Y esa voluntad no siempre es firme, no siempre es sostenida, no siempre se sustenta en una verdadera convicción de que la participación política de mujeres y hombres en pie de igualdad contribuye a la calidad de la democracia, y con ella, a dar una mejor respuesta a los desafíos que afrontan nuestras sociedades.

El Parlamento Europeo ha sido vanguardia en ese avance hacia la igualdad en la participación política. En los últimos 35 años se ha incrementado progresiva y permanentemente el porcentaje de mujeres eurodiputadas: desde un 16% en 1979, hasta llegar al actual 37% de presencia de mujeres, tras las últimas elecciones celebradas el pasado mes de mayo en los 28 Estados miembros, lo que lo sitúa, por tanto, cercano a la paridad: no más de un 60%, ni menos de un 40% de cada uno de los géneros.

Gráfico Ana Sara Lafuente. Fuente: Parlamento Europeo

En la distribución por países, observamos algunas diferencias significativas.  Mientras España (con una distribución del 41% de eurodiputadas frente a un 59% de eurodiputados), Francia, Países Bajos, Estonia, Italia, Austria, o Reino Unido ofrecen buenas cifras en términos de paridad (en torno al 40% de mujeres), países como República Checa, Bulgaria, Grecia o Chipre se sitúan aún en porcentajes bajos, de en torno al 20-25%. Dinamarca, Alemania, Letonia, Portugal o Eslovenia están en el camino de lograr la paridad, con una presencia de mujeres de alrededor del 35%. Como es habitual, Finlandia o Suecia (y en estas elecciones también Irlanda) superan con creces al resto de Estados miembros y, en ambos casos, tienen más mujeres eurodiputadas que hombres. Lituania, con tan sólo una eurodiputada de un total de once, es el Estado miembro que arroja el peor equilibrio en términos de paridad.

El órgano encargado de la dirección del Parlamento Europeo (la Mesa) es harina de otro costal. Además de que la presidencia la ocupa un hombre (el socialdemócrata alemán Martin Schulz), tan sólo 6 de las 14 Vicepresidencias están ocupadas por mujeres. Mejora en cambio la paridad en las presidencias de las comisiones del Parlamento Europeo, con 10 hombres y 10 mujeres, dirigiendo ellas algunas de las comisiones de asuntos clave como el control presupuestario; el mercado interior y consumo; desarrollo regional; o asuntos constitucionales, además de la comisión de derechos de las mujeres e igualdad de género -que preside una eurodiputada española, Iratxe García Pérez-. Los dos subcomités del Parlamento, el de derechos humanos, y el de seguridad y defensa, tienen a mujeres al frente de su presidencia (la española Elena Valenciano y la polaca Ana Fotyga, respectivamente).

Avanzar hacia una verdadera igualdad de género en la esfera política requiere voluntad permanente, y sostenida en el tiempo. Al Parlamento Europeo le ha costado 25 años dar un salto cualitativo (y pasar de un 26% al actual 37%), y situarse cerca de lograr una representación paritaria. Mientras escribo esta entrada, ya hay noticias sobre la nueva Comisión Europea que se someterá a su escrutinio. En ella habrá 9 mujeres (el mismo número que en la anterior Comisión) y 19 hombres. El poder ejecutivo es un escalón aún más difícil, y parece que el camino es, también, más largo de recorrer. ¿Tomará otros 25 años lograr también la paridad en la Comisión Europea?

María Solanas es Coordinadora de Proyectos en el Real Instituto Elcano. Privilegiada en los afectos, feliz madre de una hija feliz.

Diputadas comprometidas

Por Alba Gutiérrez Alba Gutiérrez

Imaginaos que sois una diputada. Un día, de repente, os llega la noticia: una organización ha decidido premiar vuestro trabajo por contribuir a un desarrollo internacional justo y sostenible. Te preguntas ´’¿A mí? ¿Por qué?’ Investigas… ‘Eureka… ¡pues va a ser que lo que hago influye más en la lucha contra la pobreza de lo que en un principio pensaba!’

Este es uno de los objetivos principales de mi trabajo en el Proyecto Avizor: sensibilizar a los diputad@s sobre la relevancia que tienen las políticas españolas en la lucha contra la pobreza y en el desarrollo de terceros países. El camino no está siendo fácil. Vamos a contracorriente ¿A quien se le ocurre reconocer y premiar el trabajo de diputad@s precisamente cuando políticos e instituciones arrastran una de las peores crisis de legitimidad? Más cuando temas como la lucha contra la pobreza y la promoción del desarrollo internacional importan poco a nuestros representantes políticos. Pero ¿No hay nada positivo que resaltar? Lo cierto es que sí y quiero destacar la labor de dos políticas que trabajan– desde el ámbito europeo y estatal- para dar una respuesta, coherente e innovadora a los problemas de la pobreza.

Laia Ortiz

El primer caso es el de la diputada Laia Ortiz, dos veces ganadora del Premio Avizor (2012 y 2013) por sus aportaciones en la lucha contra el cambio climático y en la cooperación al desarrollo. Destaca por sus propuestas para evitar que se financien con fondos de Ayuda Oficial al Desarrollo proyectos de empresas que no cumplen con la debida diligencia en materia medioambiental y de respeto a derechos humanos en los países donde operan; así como por la petición de prohibir las inversiones financieras especulativas sobre bienes alimentarios; o por la defensa de medidas para impulsar el acceso universal a la salud.

Judith Sargentini. Imagen de Friends of Europe [CC-BY-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], via Wikimedia Commons

Judith Sargentini. Imagen de Friends of Europe [CC-BY-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], via Wikimedia Commons

El segundo es el de la eurodiputada holandesa Judith Sargentini, quien ha recibido un premio (similar a Avizor pero en el ámbito Europeo) por reivindicar que las políticas comerciales de la UE tengan en cuenta el desarrollo. Para ello, llamó la atención sobre cómo los acuerdos de propiedad intelectual ponen en peligro el acceso a los medicamentos en los países en desarrollo; y resaltó la necesidad de controlar la importación a la UE de minerales de países en conflicto.

El hecho de que estos enfoques no son los mayoritarios entre los representantes políticos y de que es difícil cambiar estas dinámicas no es nada nuevo. Sin embargo, encontrar a diputadas comprometidas como Judith o Laia, que desempeñan su trabajo alejadas de la atención mediática, y poder contribuir a que se les reconozca públicamente sus aportación, es una motivación para llevar a cabo mi trabajo.

Creo en el poder de la transparencia y en el acceso a información como herramientas poderosas para movilizar a la sociedad y para que los ciudadanos exijamos responsabilidad política en el trabajo por la igualdad, la justicia social y el desarrollo humano. Por ello es clave visibilizar la labor de diputad@s comprometidos con el desarrollo como ellas pero también lo es el conseguir que las conductas irresponsables en estos temas tengan un coste político. Para esto necesitamos una ciudadanía atenta, crítica y exigente sobre el trabajo de nuestros representantes políticos ¿Te apuntas?

Alba Gutiérrez es politóloga y coordinadora del Proyecto Avizor  del Centro de Investigación y Estudios de Comercio y Desarrollo (CIECODE).