Por María Solanas
El camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres en la esfera política es largo. No hay atajos, y sólo la voluntad de las fuerzas políticas y de los poderes ejecutivo y legislativo para recorrerlo sin pausa puede garantizar el éxito. Y esa voluntad no siempre es firme, no siempre es sostenida, no siempre se sustenta en una verdadera convicción de que la participación política de mujeres y hombres en pie de igualdad contribuye a la calidad de la democracia, y con ella, a dar una mejor respuesta a los desafíos que afrontan nuestras sociedades.
El Parlamento Europeo ha sido vanguardia en ese avance hacia la igualdad en la participación política. En los últimos 35 años se ha incrementado progresiva y permanentemente el porcentaje de mujeres eurodiputadas: desde un 16% en 1979, hasta llegar al actual 37% de presencia de mujeres, tras las últimas elecciones celebradas el pasado mes de mayo en los 28 Estados miembros, lo que lo sitúa, por tanto, cercano a la paridad: no más de un 60%, ni menos de un 40% de cada uno de los géneros.
Gráfico Ana Sara Lafuente. Fuente: Parlamento Europeo
En la distribución por países, observamos algunas diferencias significativas. Mientras España (con una distribución del 41% de eurodiputadas frente a un 59% de eurodiputados), Francia, Países Bajos, Estonia, Italia, Austria, o Reino Unido ofrecen buenas cifras en términos de paridad (en torno al 40% de mujeres), países como República Checa, Bulgaria, Grecia o Chipre se sitúan aún en porcentajes bajos, de en torno al 20-25%. Dinamarca, Alemania, Letonia, Portugal o Eslovenia están en el camino de lograr la paridad, con una presencia de mujeres de alrededor del 35%. Como es habitual, Finlandia o Suecia (y en estas elecciones también Irlanda) superan con creces al resto de Estados miembros y, en ambos casos, tienen más mujeres eurodiputadas que hombres. Lituania, con tan sólo una eurodiputada de un total de once, es el Estado miembro que arroja el peor equilibrio en términos de paridad.
El órgano encargado de la dirección del Parlamento Europeo (la Mesa) es harina de otro costal. Además de que la presidencia la ocupa un hombre (el socialdemócrata alemán Martin Schulz), tan sólo 6 de las 14 Vicepresidencias están ocupadas por mujeres. Mejora en cambio la paridad en las presidencias de las comisiones del Parlamento Europeo, con 10 hombres y 10 mujeres, dirigiendo ellas algunas de las comisiones de asuntos clave como el control presupuestario; el mercado interior y consumo; desarrollo regional; o asuntos constitucionales, además de la comisión de derechos de las mujeres e igualdad de género -que preside una eurodiputada española, Iratxe García Pérez-. Los dos subcomités del Parlamento, el de derechos humanos, y el de seguridad y defensa, tienen a mujeres al frente de su presidencia (la española Elena Valenciano y la polaca Ana Fotyga, respectivamente).
Avanzar hacia una verdadera igualdad de género en la esfera política requiere voluntad permanente, y sostenida en el tiempo. Al Parlamento Europeo le ha costado 25 años dar un salto cualitativo (y pasar de un 26% al actual 37%), y situarse cerca de lograr una representación paritaria. Mientras escribo esta entrada, ya hay noticias sobre la nueva Comisión Europea que se someterá a su escrutinio. En ella habrá 9 mujeres (el mismo número que en la anterior Comisión) y 19 hombres. El poder ejecutivo es un escalón aún más difícil, y parece que el camino es, también, más largo de recorrer. ¿Tomará otros 25 años lograr también la paridad en la Comisión Europea?
María Solanas es Coordinadora de Proyectos en el Real Instituto Elcano. Privilegiada en los afectos, feliz madre de una hija feliz.