Entradas etiquetadas como ‘mujeres indígenas’

Mujeres wayuu: defensoras del agua, del territorio y de la vida

Por Mujeres del Colectivo Apoyo Mujeres Wayuu

Por más de cuarenta años en La Guajira, Colombia, la explotación de la mina de carbón por la
empresa El Cerrejón (filial de las multinacionales Glencore, Angloamerican y BHP), ha dejado
una crisis humanitaria, social y cultural en este territorio. La principal población afectada es la
etnia indígena Wayuu, con más de 500.000 habitantes, quienes están amparados por la
Constitución Política del país y por el acuerdo 169 de la OIT que les otorga el derecho y la
soberanía a esas tierras ancestrales, que para ellos son parte integral de un universo
cosmogónico en donde se integra la vida, la muerte y su concepción cultural, social y
económica.

El artista gráfico Eneko fue el encargado de ilustrar la campaña «Defensoras, mujeres que transforman” de AIETI.

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Zoila, una jefa indígena que quiere romper techos

Por Charo Zapata Vásquez

Esta es la historia de Zoila Samaniego, una mujer de 35 años empoderada, madre de dos hijos, esposa, profesora de primaria, regidora y jefa de la comunidad nativa de San Miguel Centro Marankiari. Ella es una mujer indígena asháninka, de la selva central  del Perú.

Zoila se siente muy orgullosa de ser asháninka, conserva su lengua, sus cantos, sus costumbres, su forma de vestir. Los asháninka son un pueblo indígena amazónico con principios básicos del cuidado de la naturaleza. Sin embargo, no podemos negar que hubo una ancestral discriminación, desigualdad, inequidad entre las mujeres y varones en sus culturas, y lo que es peor aún, una desigualdad que llega hasta la modernidad de nuestros tiempos. 

 

Para Zoila Samaniego, dirigente indígena: “En la vida hay que atreverse, es posible fallar, pero no hay que dejar de intentarlo, no hay límites por ser mujer”© Charo Zapata.

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Avanzadoras: antes de que sea demasiado tarde

Por Belén de la Banda

Encuentro de Avanzadoras en octubre de 2013 en Madrid. Imagen de Ana Sara Lafuente/ Oxfam Intermón.

Cuando miro esta fotografía, es imposible para mí no sentir una intensa emoción. Yo estaba abajo, tomando la foto desde mi teléfono, con una mezcla de admiración, alegría y responsabilidad que vuelvo a sentir cada vez que veo estas imágenes. Era un encuentro de lideresas en el más amplio sentido de la palabra. Vinieron mujeres de Mauritania, Togo, Perú, México, Guatemala, y también personas comprometidas con diferentes causas en España (educación, vivienda, sanidad, vida rural…). Hablamos de cómo impulsar mejor nuestras causas, de cómo hacer más eficaz el trabajo, de cómo apoyarnos en la comunicación y en la movilización, de cómo trabajar mejor en red… Pero también de cómo cuidar y cuidarnos, de cómo impedir que lo urgente se lleve lo fundamental, de lo importante que es cuidar nuestra salud día a día para mantener la actividad que impulsa los cambios.

Deberíamos haber hecho al menos un libro, o un documental, con las ideas maravillosas y absolutamente factibles que iban saliendo en las conversaciones, en los grupos, y en los momentos de café. En Madrid, hay jornadas, congresos, simposios y conferencias todos los días. Pero esta no fue una más para ninguna de las personas que allí estuvimos.

Ahora me gustaría que os fijéis en el centro de la imagen. Vestida en colores claros, con el brazo levantado, está Mariam Nana, una lideresa rural de Burkina Faso que tuvo la idea genial de vaporizar el arroz para darle más calidad a la alimentación de su familia, y conseguir ingresos extra para las mujeres. A su lado, con camiseta morada y gafas, Juana Olivia Hernández sonríe. Vino desde México para contarnos la lucha de las comunidades de Chiapas, donde la desigualdad hace estragos en la vida de las mujeres, y donde ella, con una enorme visión estratégica, trabajaba para revertir sus consecuencias más graves.

Hace cinco años de esta foto, y en este tiempo las hemos perdido a las dos. No hay duda de que Mariam y Juana son dos  avanzadoras que cambiaron la vida de sus gentes, y en plena juventud, se fueron dejando un legado que ya nos gustaría a muchas poder tener cuando llegue nuestro momento. No deberíamos olvidarlas, ni olvidar lo que aprendimos de ellas: no sabemos si algún día tendremos mejores lecciones vitales.

En las últimas semanas, hemos perdido también a una magnífica Avanzadora, y gran colaboradora de este blog, Dori Fernández Hernando. Personalmente la extraño ya muchísimo: su absoluta sensatez, su enorme conocimiento, su sentido del humor son recuerdos impagables. Pero sobre todo su compromiso con la igualdad, con los derechos de las mujeres, aunque fuera duro e incómodo, aunque hubiera que soportar absolutos disparates en los comentarios de sus entradas, aunque hubiera que dar la cara para que nos la partan. Te debo un abrazo grande, allí donde estés, Dori. Y desde aquí se lo envío a tu familia, y a tus compañeras de lucha en la PPiiNA, con quienes seguiremos de la mano.

No me gustaría acabar con tristeza. Me gustaría acabar diciendo que a las personas valiosas, y especialmente a las mujeres tantas veces invisibilizadas, hay que agradecerles sus aportaciones cuanto antes. Hay que reconocer ya, sobre la marcha, los esfuerzos, las propuestas, los trabajos, las ideas geniales y las disparatadas que llevan a otras geniales, los hallazgos, las derrotas. Porque una vida mejor para las mujeres, y para todos, se va haciendo gracias a Avanzadoras como Mariam, como Olivia, como Dori. Y como otras en las que seguramente estás pensando en este momento.

Quedan pocos días para que se cierre el plazo del Concurso Avanzadoras.  Un concurso de propuestas abiertas, en el que cualquier persona puede aportar su criterio para reconocer las aportaciones valiosas de las mujeres a la sociedad. Es muy fácil presentar vuestras candidaturas, o las de otras mujeres que sabéis que lo merecen. Os invito a hacerlo. Porque igual que en los últimos años hemos reconocido a Sagrario Mateo, Mabel Lozano, Mariú d’Errico o Ana López Navajas, quizá este año podamos rendir homenaje, de la mano de Oxfam Intermón y 20minutos, a esa persona que tú sabes que merece un premio. Y luego, dile que la has presentado, que su causa te importa, ofrécele apoyo, y trata de que logre muchos otros éxitos. Que serán para todos.

Comencemos a generar una sana costumbre de decir que lo que está bien, está bien y merece la pena. Antes de que sea demasiado tarde.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón. Comprometida con el Proyecto Avanzadoras.

Guatemala: dolor, memoria y verdad

 

‘‘Solo me violó un soldado porque los demás agarraron a una mujer cada uno. Todas las mujeres fueron violadas, escuché cuando las mujeres gritaban. En ese tiempo tenía 16 años’’.

Estas palabras pronunciadas con valentía, llenas de dolor, de memoria y de verdad fueron parte del testimonio rendido por María Cavinal Rodríguez, una mujer indígena maya ixil sobreviviente del genocidio guatemalteco. Ella fue una de las diez valientes mujeres que en el año 2013 declararon ante un tribunal en Guatemala durante el juicio contra el ex dictador Efraín Ríos Montt por la matanza generalizada y sistemática contra el pueblo maya ixil. Allí, frente a quienes las deshumanizaron y quebraron su dignidad, sus vidas y sus cuerpos, relataron las crueldades a las que fueron sometidas.

Llegar a juicio ha sido un hito histórico para las mujeres de Guatemala. Ilustración de Mercedes Cabrera para Womens Link Worldwide.

Históricamente la violencia de género y, concretamente, la violencia sexual se ha utilizado como arma de guerra en los conflictos armados y en los ataques contra la población civil. Esta situación persiste hoy en día. Aunque se han conseguido avances importantes, aún se trata de una violencia invisibilizada y persisten serios obstáculos que impiden su investigación y su castigo. Lee el resto de la entrada »

Guatemala: compromiso contra las discriminaciones y la violencia

Por Gilda Marlene Sum García y Edna Imelda Cali Chex

He recibido las peores humillaciones, denigraciones, acusaciones e insultos en espacios públicos y privados, provenientes de mujeres y hombres, varios en  posiciones de poder.  Esa acción es uno de los principales ejemplos  de la naturalización del racismo, ninguna instancia, ni el mismo Estado acciona para parar, castigar y poner precedentes en el país para detener el odio racial de  individuos, colectivos o instituciones que impunemente ejercen esta opresión y lo hacen porque en su imaginario, yo podré tener un doctorado de una reconocida  universidad extranjera pero para ellos y ellas, yo nunca dejaré de ser una“india” que no tiene el mismo valor como ser humano que ellos y ellas sí tienen’

Las palabras de la doctora Irma Alicia Velásquez muestran cómo el racismo y la discriminación en Guatemala marcan diferencias, desigualdades e inequidades en la población causando una influencia negativa en las relaciones humanas. Si bien es cierto que la discriminación afecta a todas las personas indígenas, la situación es todavía peor para las mujeres. El racismo y la discriminación contra las mujeres indígenas se manifiestan con más fuerza  y es una de las principales causas de la desigualdad que sufrimos.

Un grupo de mujeres indígenas llevando maíz en El Petén (Guatemala). Imagen de Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Un grupo de mujeres indígenas llevando maíz en El Petén (Guatemala). Imagen de Pablo Tosco / Oxfam Intermón

El racismo está en la raíz de la extrema pobreza, exclusión, marginación, explotación que experimentamos. En definitiva, es una forma grave de violencia contra las mujeres indígenas. Es necesario y urgente generar conciencia social y cambiar esta idea de que valemos menos que el resto de la sociedad.

Por eso varias organizaciones hemos lanzado la campaña #MiCompromisoEs, como parte de la campaña global de Oxfam ¡Basta! Acabemos con la violencia contra mujeres y niñas.  Vimos en esta iniciativa una oportunidad de tocar el tema de racismo y discriminación hacia las mujeres indígenas, una forma de ser la voz de las que no pueden hablar y llegar a donde no tenemos presencia.

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