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La madre de todos los derechos

Por Mayte Mederos Mayte Mederos firma

Cuando hace unos años me planteé ser madre, lo primero que me vino a la cabeza fue un peque gordinflón de anuncio en los brazos, oliendo a colonia infantil. Y lo segundo que pensé fue: ¿cuánto nos costará la aventura? Cualquiera que planifica la maternidad se hace unos números básicos antes de empezar. La leche, los pañales, la cuna, la guardería… Luego llegas hasta calcular el cole, y ya no sigues más adelante porque entonces hay que hacerse el harakiri o tirar la toalla antes de empezar.

Pero eso, que es así para la mayoría de madres y padres, es un supuesto que no aplica a todo el mundo. Por un momento cierra los ojos e imagina que ese bebé mofletudo al que has cuidado y querido desde que nació, de repente no es reconocido como tuyo. Que de pronto tu cuenta de gastos se ve desbordada por costas judiciales, lo que menos imaginaste al empezar, simplemente para poder demostrar tu maternidad. Ese es el caso de Maribel Blanco.

Imagen de la acción iniciada por Maribel Blanco. Change.org

Imagen de la acción iniciada por Maribel Blanco. Change.org

Maribel es una mujer lesbiana de Talavera de la Reina. Llevaba nueve años de relación con su expareja cuando decidieron de mutuo acuerdo tener un hijo por inseminación, que nació en 2003. Cuando se separaron, tres años más tarde, ya existía la ley de matrimonio igualitario, pero la madre biológica le negó la filiación del niño.

Su vida desde entonces ha estado encadenada a un juzgado. Tuvo que desatender su trabajo -al que no puede dedicar más de dos días en semana- para librar una interminable batalla legal. El juzgado de Talavera de la Reina le concedió plenos derechos, pero ante un recurso de la madre biológica la Audiencia Provincial se los revocó, dándole tan solo un régimen de visitas como allegada. Ella, que se quedó en casa los primeros nueve meses de vida del niño para cuidarlo y que era la madre que más tiempo le dedicaba en el día a día, se vio fuera de la foto cuando la Audiencia decidió que no era la madre de su hijo por no haber matrimonio mediante.

A ningún juzgado le importó que la madre biológica emprendiera una cruzada para alejar al niño de ella, mudándose siete veces en siete años (alguna de ellas en mitad del curso escolar, cambiando a su hijo de centro). Ni que entrara en la cárcel para cumplir condena por apropiación indebida en la asesoría en la que trabajaba, y el menor quedara de hecho (que no de derecho) en manos de una hermana a la que ningún servicio social había evaluado previamente.

Ocho meses estuvo entonces Maribel sin ver a su niño. Sin saber ni siquiera en qué condiciones vivía. Y mientras tanto, no cesó su rosario de denuncias, hasta dos y tres cada semana, por incumplimiento del régimen de visitas. Era el único medio que tenía para hacer algo. Aunque supusiera dedicar cada euro que tenía a la causa, y desgastarse emocional y económicamente hasta el límite.

Finalmente el mes pasado el Tribunal Supremo revoca la sentencia de la Audiencia Provincial, pronunciándose así sobre el vacío legal de las niñas y niños nacidos antes de la ley de matrimonio igualitario en España. Y lo hace aplicando el artículo 131 del Código Civil, que permite reclamar la filiación ‘por posesión de estado‘, o lo que es lo mismo, por haber ejercido la maternidad por un tiempo de forma constante.

Pero esa victoria se ve amenazada por el recurso que ha presentado este mes la madre biológica, en el que argumenta que la filiación es algo exclusivo de las parejas heterosexuales, y que tener dos madres es una forma de discriminación para su hijo. Si este recurso prospera, no es solo la maternidad de Maribel la que se ve amenazada, sino la de todos los padres y madres no biológicos y, finalmente, la de todo el colectivo LGBTI. Y esta batalla tan importante para las miles de familias diversas que vivimos en España, la está lidiando una mujer sola, arruinada económicamente, que sólo cuenta con la fuerza inquebrantable del amor que la une a su hijo.

Su pequeño, de diez años, es un hombrecito maduro y templado, que cuando su madre biológica se lo llevaba de su lado le decía a Maribel que no llorara, que él siempre la esperaría, que iban a conseguir que un día no volvieran a separarlos.

Da miedo lo que esta mujer lleva vivido a cuenta de una injusticia homófoba que exige a las parejas lesbianas casarse, cuando en las heterosexuales basta con que el hombre reconozca verbamente como propia a la criatura al inscribirla. Por eso, consciente de que aquí se están dirimiendo el futuro y los derechos de muchas familias, Maribel Blanco ha puesto en marcha una recogida de firmas en una carta dirigida al Ministro de Justicia en Change.org que ya lleva recogidas cerca de 40.000. Ha hablado en muchos medios, entre ellos en el programa de Julia Otero el pasado día 23. Y ha montado una plataforma (Hij@s de hecho, hij@s con derecho) que en año y medio ha dado información y apoyo a más de 300 personas que están en una situación parecida a la suya.

Maribel necesita recaudar fondos para hacer frente a la próxima batalla que se le plantea en los juzgados. 14.000 euros que servirán para defender esta causa y para crear un fondo que ayude también a otras familias. No nos quedemos de brazos cruzados en el sillón de casa ante esta injusticia: en Facebook y en el blog de Maribel es posible colaborar con ellos. Con aportaciones pequeñas, no importa: pero euro a euro podremos hacerlo

Lo último que me dijo Maribel en nuestra larga conversación entre madres es lo feliz que le hacía, a pesar de todo este despropósito, ver a su hijo convertirse en un chico cada día más cariñoso y solidario. A pesar de haber vivido situaciones límite, sin tener muchas veces a qué aferrarse en un entorno tambaleante y desgraciado, el pequeño sólo quiere mirar hacia delante y construir un mundo seguro y estable. Si las leyes le dejan. Está en nuestras manos.

 

Mayte Mederos, Coordinadora del Área de Familias Diversas de Algarabía, la asociación LGBTI de Tenerife, es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.