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Amor y libertad, cuatro siglos después

 Por Lucía Esteso Lucía_Esteso_pe

‘Sin la mujer la vida es prosa’, decía Rubén Darío… estos día siento la emoción de viajar por los versos de Lope de Vega, un maestro de la palabra.  Y con él me atrevo a mirar, casi cuatro siglos más tarde, a través de los ojos  de doña Inés,  protagonista de ‘El caballero de Olmedo’. Así comienza esta tragedia de Lope:

 ‘Amor, no te llame amor el  que no te corresponde’

El amor no correspondido… seguro que muchos lo habéis sufrido en algún momento de vuestra vida… y siempre aparece una pregunta: ¿por qué? ¿Por qué tengo tan mala suerte?

El drama de doña Inés. Montaje de El Caballero de Olmedo. Imagen: Actually Theatre

El drama de doña Inés. Montaje de El Caballero de Olmedo. Imagen: Borja Barrera

Pero centrémonos en la historia: han pasado unas horas desde que don Alonso, al que llaman la Gala de Medina, se quedó prendado de una joven que ocultaba ser quien era. Tan sólo basta ver su rostro para saber quién era esa mujer que le hizo perderse en el amor por completo. El camino hasta conseguirla es una carrera de obstáculos, pero en el caso de El Caballero de Olmedo es aún más complicada. Ella lleva dos años comprometida con otro hombre, que se convertirá en su mayor rival y le obstaculizará el camino. Engaños, desdenes y afrentas se interponen en el camino de estos dos amantes, que están separados por rejas que enmarcan y dividen sus encuentros.

El marco de la historia data del siglo XVII pero el amor y la tensión por la libertad bien llegan a nuestros tiempos.

Doña Inés es una joven que se queda prendada de un caballero, a veces hay miradas que te roban el alma, y no sabes muy bien por qué. Desde que lo vio no piensa en otra cosa que en volver a encontrarse con él…en su caminar solo sueña con girar la esquina y encontrar esa luz.

‘Flores y aguas, les decía,

dichosa vida gozáis,

pues aunque noche pasáis,

veis vuestro sol cada día’.

La falta de libertad es una constante: sus acercamientos están separados por unas verjas, y tienen que ser a escondidas porque su padre le ha comprometido con otro hombre…y ella como mujer noble que es, se supone que tiene que obedecerle, ¿quién no quiere agradar a sus padres?, ‘No conozco la clave del éxito, pero sí la del fracaso: querer agradar a todo el mundo’, dice Oscar Wilde.

Así que aunque Inés es noble, es rebelde, y ya saben que ‘el corazón tiene razones que la razón desconoce’  e intenta despistar a su padre, haciéndole creer que se quiere meter a monja, con tal de que no le case con un hombre que ella no quiere.

‘Señor ,

¿que importa el hábito pardo

si para siempre le aguardo?

La tensión invoca la desconfianza, las discusiones entre estos dos amantes, los miedos…

‘Pena me has dado y temor

con tus miedos y recelos;

si tus tristezas son celos,

ingrato ha sido tu amor’.

La tristeza, el dolor, se apoderan de las entrañas de este personaje..

‘Amando, recelar daño en lo amado,

nueva pena de amor se considera,

que quien en lo que ama daño espera

aumenta en el temor nuevo cuidado’.

El final de cuatro siglos atrás es conocido. Las dudas y el orgullo empujan al Caballero a un triste fin…

‘Que de noche le mataron

al Caballero,

la gala de Medina

la flor de Olmedo’.

¿Cómo acabaría hoy esta historia de amor y libertad? Las puertas de Medina se abren este miércoles y jueves… para comer al espectador a versos.

‘El caballero de Olmedo’ de Actually Theatre, se presenta hoy y mañana en el festival ClasicOFF de la Sala Nave 73 (Calle Palos de la Frontera 5, Madrid), 22 y 23 de julio (miércoles y jueves) a las 20.30h. Y el domingo 26 de julio en el Festival Clásico de Olmedo.

Lucía Esteso es periodista y actriz. Amante de la cultura a través de la que se levantan las voces. Cree que existe una luz poética en cada esquina. La imaginación es un arma cargada de futuro.

Las gafas de la igualdad

Por Flor de Torres 

¿Qué está pasando?  Esto nos pregunta la sociedad cuando compartimos información diaria, trágica, rotunda y puntual, de nuevos Flor de Torres + nuevaepisodios de asesinatos a mujeres, de feminicidios.

Es tan difícil como insultante buscar una respuesta simple y única. Es profundamente injusto cargar la responsabilidad en el fracaso de la Ley Integral (L.O. 1/2004 ).  Una ley declarada plenamente constitucional según nuestro Tribunal Constitucional y avalada por una apabullante jurisprudencia que recoge más de un centenar de sentencias, todas en el mismo sentido.

¿Qué está pasando? Busquemos entonces otras respuestas: las Sagradas Escrituras, los Códigos Penales, la literatura, la música, el cine, la poesía… y releamos sus textos con unas gafas imaginarias que nos ayuden a comprender con otras perspectivas:  la perspectiva del género,  la perspectiva de la igualdad. Si nos ponemos esas gafas imaginarias de la igualdad, podremos sentir, ver,  leer y oír de otra manera.

Con gafas. Imagen de TrasTando

Con gafas. Imagen de TrasTando

Observaremos lo mismo, pero de distinta forma y sucederá esto:

Puede que nos inquiete el hecho de que la Biblia, en el Génesis,  manifieste como Sagrada Escritura: ‘… Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre…‘, o que el Código Penal del año 1963 en su artículo 528 dijera ‘El marido que sorprendiendo a su mujer matare en el acto a los adúlteros, o alguno de ellos, o les causare cualquiera de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si produjere lesiones de otra clase quedará exento de pena’. Sentir que Kant, Rousseau y los padres del derecho trataban a las mujeres  como ‘sujetas’ a sus relaciones familiares no nos hará enfatizar tanto en ellos.

Si oímos la canción ‘La mataré‘ que en la era del Posmodernismo Español, y la propia voz de Loquillo y los Trogloditas, se ponía voz y música a la banda sonora de la generación que comparto: ‘Quiero verla bailar entre los muertos, la cintura morena que me volvió loco, llevo un velo de sangre en la mirada, y un deseo en el alma, que jamás la encuentre. Sólo quiero que una vez algo la haga conmover. Que no la encuentre jamás o sé que la mataré. Por favor sólo quiero matarla. A punta de navaja. Besándola una vez más‘, puede que ustedes comiencen a darme la razón sobre la necesidad imperiosa del uso de esa crítica racional a mensajes atroces, tatuados e invisibles que acompañaba nuestras vidas.

Otro ejemplo: dos magníficas cantantes, Marta y Marília del excelente dúo ‘Ella baila sola’. Cuando en su canción ‘Mujer Florero’ cantan: ‘De mayor quiero ser mujer florero. Serán siempre órdenes tus deseos‘… tal vez ya sintamos que podrían dejar de ser nuestras bandas sonoras.

A cambio oigamos y enfaticemos con otros sonidos de mi tierra y voces de compromiso como las de Pasión Vega en ‘María se bebe las calles‘ para alegrarnos que María ya no se lava las heridas porque ‘María se escapó de su grito, María ya no tiene miedo‘. O de la prodigiosa y comprometida voz de Sole Giménez cuando nos canta un himno del empoderamiento femenino como único camino a la igualdad:  ‘La mujer que mueve el mundo con sus sueños, de ilusiones va pintando los empeños… Y cree que algo se puede cambiar de esta realidad: Por ejemplo ser feliz para sobrevivir‘.

No veremos el placer estético de recordar en la película Gilda en 1.946 a una Rita Hayworth elevada al deseo masculino supremo cuando Glenn Ford la abofetea. Ahora nos indignará que no se sepa traslucir en esa escena lo que es un acto de violencia de género sin más, con sometimiento de la mujer al propio deseo de dominación del hombre sobre ella.

Y a Neruda lo leeremos de otra forma cuando nos diga al género femenino: ‘Me gustas cuando callas porque estás como ausente’. Ni callamos ni nos ausentamos. Luchamos por la igualdad.

Y ahora con esas gafas imaginarias que nos ayudan a ver otra dimensión y la raíz del problema, vamos distinguiendo a personas tan lúcidas como el entonces Fiscal General del Estado, Javier Ugarte, que en pleno 1.907 en la Memoria de la Fiscalía General dijera:

‘Hablar del crimen pasional para enmascarar infamias, hacer del asesinato de mujeres leyenda que ennoblece groseros sadismos y exalta honores canallescos-al par que en ocasiones vindica honras conyugales, con letra de Calderón y Lope de Vega- es una gran vergüenza, reveladora de la negligente indefensión social que pide a gritos rigores de ley, inflexibilidades de Jueces, reparaciones de derechos, a cuyo amparo cuenten con verdaderas garantías la inocencia y la seguridad de la mujer’.

Y ese es el esfuerzo comprensivo y visual de la raíz del problema. Y la respuesta a la pregunta ¿qué está pasando? vendrá acompañada de otras preguntas:  ¿Estamos ofreciendo a las mujeres el ‘derecho a irse’ de esta compleja construcción histórica? ¿Tenemos disposición tanto los hombres como las mujeres a ponernos esas gafas imaginarias que nos ayuden a ver, leer, hablar y oír en igualdad?

Comencemos ya a verlo y sentirlo así. Entonces dejaremos de cuestionarlo y tendremos la respuesta de qué está pasando.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.