Entradas etiquetadas como ‘identidad de género’

Lgtbifobia: miedo a revertir la norma

 

 

Por Natalia Pereira

Cuando tenía ocho años mi abuelo me regaló una muñeca. Una de esas que tan explícitamente incrustan en el inconsciente femenino infantil las más estrictas, y violentas, normas sobre la belleza y la expresión de género. Mi yo de ahora le habría preguntado por qué, por qué tanta resistencia a la disidencia de género. Qué es lo que les molesta que les hace insistir tanto. Regalarme una muñeca, ¡a mí! Mi yo de ocho años, con auténtica sorpresa, le entregó directamente la caja sin abrir a su prima, y ella, de también ocho años, lo entendió mejor.

Las Naciones Unidas -organismos que se supone velan por los Derechos Humanos- no se dignaron a discutir orientación sexual e identidad de género hasta 1995 en la Conferencia de Beijing, gracias en parte al movimiento feminista y el posicionamiento en la agenda política de la agencia sobre los cuerpos.

Foto: Helena Sánchez

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Transfobia

Por Flor de Torres Flor de Torres

Ser transfóbico es rechazar a tus iguales. Es un odio que se instala en el estigma al que sometemos a un colectivo: el de los y las transexuales que está cifrado en 1 por 10.000 habitantes y pendientes de tratamiento integral a su disforia de género en un total de 3.000 en  España. La cifra es mucho mayor pues estos son datos oficiales de la comunidad médica. Muchas personas transexuales provienen del fenómeno migratorio y no se acercan a centros médicos oficiales para su tratamiento por estar indocumentados.

La transfobia incluye la intolerancia, el acoso, la agresión, la injuria, la violación, la violencia psicológica, la no aceptación de sus derechos o la negación  de asilo en nuestro país cuando su país de origen persigue a la persona y denigra sus derechos humanos. Su  base real es la negación de la identidad de género, que es tan personal como cualquier otro derecho.

 

Poster de la película Transamerica.

Poster de la película Transamerica.

Apenas han pasado 60 años de leyes tan vergonzosas, tan denigrantes con los derechos humanos como la Ley de vagos y maleantes de 1954 o la Ley de peligrosidad y rehabilitación social de 1970 que castigaba a las personas que no cumplían los estereotipos del binarismo sexual y de género.

Ha sido el movimiento social y la necesidad de transmitir el mensaje que una persona es hombre o mujer porque así se siente para que comencemos a respetar  el derecho a ser y sentirse con la  identidad de género que cada persona decide como propia y que coincidirá o no con su genitalidad.

Y es que la identidad sexual no es lo mismo que la identidad de género. La sexual vendrá después, cuando esa persona transexual  derive en situaciones de afectividad hacia hombres o mujeres en su libertad sexual.

Yo siento y respeto al  ser humano plural, con matices, colores  e identidades diversas. Y esa es hoy una realidad pues se ha superado el binarismo sexual excluyente.

Prueba de ello son los avances legales que los nombran. Andalucía puede llegar a convertirse en la Comunidad que cumpla las recomendaciones de la Unión Europea en su informe de 12/12/12 de no discriminar a los y las transexuales. Navarra y País Vasco ya cuentan sus propias normas autonómicas, pero sería la andaluza la que siga la estela de la ley argentina por apostar con una Ley  Integral  de Transexualidad así como por un tratamiento integral a la persona transexual. Un avance en derechos que espera su convalidación parlamentaria tras ser registrada hace escasos días. Un impulso necesario en discriminación positiva a un colectivo hasta hoy invisible en instituciones y en derechos.

Por ello no discrimines a tus iguales.  Lleva siempre contigo el artículo 14 de la Constitución. No salgas nunca sin él.

 

Flor de Torres Porras. Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de violencia contra la mujer y contra la discriminación por identidad sexual y de género.

¿Niño o niña?

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Es una de las preguntas más corrientes que hacen las personas que no te conocen cuando te ven con un bebé. Con un bebé que no lleve pendientes ni esté vestido ostentosamente de rosa, por supuesto. Cualquiera cree tener derecho a formular esta pregunta ante el bebé, en un parque, o en una tienda. Muchas veces me ha resultado una pregunta molesta: ¿quiere decir que según la respuesta, algo tiene que ser diferente? Si no es evidente la diferencia, ¿no es demasiado pronto para empezar a ‘distinguir’?

Ésta ha sido una de las cuestiones a las que he dado vueltas durante el verano. En Alemania, un cambio normativo permite que la madre y el padre no asignen inmediatamente sexo a su bebé recién nacido. En muchos casos, existen dudas, y la obligación de asignar un sexo a la persona recién nacida conlleva una serie de penalidades (desde trámites legales hasta complicadas operaciones) y genera sufrimiento a lo largo de toda la vida de un ser que no tiene la oportunidad de decidir por sí mismo.

Portada de la novela 'Donde nadie te encuentre' de Alicia Giménez Bartlett.

Portada de la novela ‘Donde nadie te encuentre’ de Alicia Giménez Bartlett.

La noticia me pilló acabando de leer la historia de Florencio Pla Meseguer, el guerrillero antifranquista conocido como ‘La Pastora’ en torno al cual gira la galardonada novela ‘Donde nadie te encuentre’, de Alicia Giménez-Bartlett. La novela no me gustó tanto como esperaba, pero los pasajes en los que la autora reconstruye la trayectoria de La Pastora resultan muy significativos para entender de qué problema estamos hablando. Cuando nace, ante la dificultad para identificar con claridad sus órganos sexuales, su familia decide inscribirla como mujer, para protegerla de la exposición al servicio militar. La asignación equivocada conlleva, en unos años de enormes sufrimientos y penurias, una vida de marginalidad, porque desde muy pequeña Teresa necesita aislarse de las burlas y críticas por su condición. Nunca se sintió mujer, y su diferencia sumió su vida en la marginalidad. Hasta que se enrola en el grupo de guerrilleros como un hombre más, y se acaban las burlas.

Hoy en día, cuando existen peticiones para que se permita legalmente elegir el sexo de los hijos, -por no hablar de libros, webs y gurús que garantizan a los padres el método para elegir-  nos encontramos en una nueva frontera, porque hay niñas y niños que tienen derecho a abrirse camino hacia el suyo propio, cuando las cosas no son automáticas ni evidentes. Y estas niñas o estos niños tienen, independientemente de su sexo, el mismo derecho a ser felices que los demás. 

 

Belén de la Banda es periodista y madre de familia numerosa. Trabaja en el equipo de comunicación de Intermón Oxfam