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Francisca de Pedraza: una historia de violencia de género en el siglo XVII

Por Flor de Torres Porras Flor de Torres

Acabo de leer la historia impactante de la podria ser la primera víctima judicial de violencia de género en nuestro país. En el libro Una alcalaína frente al mundo. El divorcio de Francisca de Pedraza,  Ignacio Ruiz Rodríguez y Fernando Bermejo Batanero  cuentan la historia de esta mujer, que en 1624 obtuvo una sentencia ejemplar: no sólo le otorgó el divorcio, sino que obligó a su marido a devolverle la dote y obtuvo además  una orden de alejamiento.

Portada del libro y página de la sentencia de divorcio de Francisca de Pedraza.

Portada del libro y página de la sentencia de divorcio de Francisca de Pedraza.

Francisca luchó contra el estigma de las leyes que la hacían invisible frente al maltrato y ni  siquiera le otorgaban personalidad jurídica para  litigar, pues pasó de la tutela de un convento a  la de su marido y verdugo. Se liberó de los consejos del párroco de Alcalá de Henares, que le recomendaba  sumisión,  silencio, sufrimiento. También de las amenazas de que su decisión de denunciar la llevaría directamente al fuego eterno. No obstante, la jurisdicción eclesiástica la escuchó y amonestó al maltratador. Algo que lejos de ser ejemplar, empoderó aún más a su verdugo que la trató de chivata.

Tras  una batalla judicial se le otorgó el divorcio. Quedó liberada de su débito matrimonial y de Jerónimo de Jaras, su marido maltratador. Encontró en Álvaro de Ayala, el primer rector graduado en ambos derechos (canónico y privado) la posibilidad de ser escuchada.  Ayala contextualizó las palizas, la vida de violencia de género y la pérdida del hijo que esperaba tras una brutal agresión como determinantes para el divorcio y la devolución de la dote, así  como la prohibición  que  ni su marido, ni nadie relacionado con él, pudiera acercase a Francisca.

La sentencia fue tan ejemplar como su vida, ya que en su época las leyes invisibilizaban a las mujeres entre otras cosas porque estaban representadas siempre por su marido.  Y mujeres como Francisca, casadas con maltratadores, no tendrían acceso a ningún tipo de personalidad y menos a la representación necesaria para litigar en contra de ellos en los tribunales.

Muchos años más tarde nuestra sociedad seguía conviviendo con desigualdades que discriminaban a las mujeres en las leyes. Por ejemplo, hasta 1963 estuvo vigente la excusa absolutoria del Código penal que en su artículo 528 decía: ‘El marido que sorprendiendo a su mujer  matare en el acto a los adúlteros, o alguno de ellos, o les causare cualquiera de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si produjere lesiones de otra clase quedará exento de pena’.

¿Qué ocurría a la inversa, es decir, cuando la esposa agraviada  matase al marido infiel o a su amante? Ella se vería acusada de dos  homicidios o asesinatos y recibiría una pena de hasta 40 años de prisión. Tal discriminación desapareció en la reforma del Código Penal de  1963 pero, vergonzosamente para la mujer, se mantuvo  otra discriminación: la de la esposa que cometía adulterio por el hecho de· ‘yacer una sola vez’ con varón que no fuese su marido (Art. 449), pero respecto al marido, para ser condenado  por amancebamiento hacía falta ‘tener manceba dentro de casa o notoriamente fuera’  (Art. 451). La muerte definitiva de esta norma fue en el año 1978 tras la despenalización del adulterio y amancebamiento.

Todos sabemos que la Constitución de 1978 nos tendió carta de naturaleza jurídica plena en su Art. 14 al proclamar la igualdad sin discriminación alguna por razón de sexo con el carácter de derecho fundamental, tendiéndonos un  galante guante  a nuestra condición igualitaria.

Algo impensable cuando en ese año 1963 se  aplicaba la excusa absolutoria para el marido  que  matare a su mujer  y su compañero en situación de adulterio. Entre otras cosas porque nos estaba prohibido a las mujeres el acceso  a la carrera judicial y fiscal, porque las leyes no tenían ninguna perspectiva de género y porque en definitiva no éramos sujetos plenos de derechos, sino simples objetos o instrumentos  del  marido  con necesidad de autorización  masculina  o paterna para casarnos o para abrir una cuenta corriente.

Y por ello Francisca fue la primera heroína  que como víctima se enfrentó a la violencia de género, frente a un sistema judicial en soledad. Tuvo que enseñar su cuerpo y las marcas dejadas en él a la curia eclesiástica para convencerles que era una víctima de violencia de género. Muchas otras mujeres, en su época y hasta mucho más adelante, no tuvieron posibilidad de contar con el auxilio de la justicia.

Cuántas vidas  e historias de mujeres  escondidas, anónimas  e invisibles se han escondido tras unas leyes profundamente discriminatorias  para las mujeres. Y por eso Francisca, con su historia  las hace visibles. Una avanzadora de 1624.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Desde Perú, historias de violencia y reparación

Por Flor de Torres y Yajaida Huamán Escobar 

La población de Perú asciende a más de 30 millones de habitantes y es considerada una de las poblaciones mundiales con mayor incidencia de la violencia a la mujer en sus diversas manifestaciones. En palabras de Yajaida Huamán Escobar, Fiscal Adjunta Provincial Penal de Arequipa  en Perú, su país ostenta el primer puesto en Latinoamérica en violencia a la mujer en sus distintas manifestaciones y el tercer puesto a nivel mundial en tal categoría. Además es su región Arequipa la segunda en violencia a la mujer tras Lima la capital de la nación peruana.

Protesta de mujeres peruanas ante el Congreso de su país. Imagen: Mary Vargas

Protesta de mujeres peruanas ante el Congreso de su país. Imagen: Mary Vargas

No cambiaría en Perú la manera de combatir legalmente la violencia de género a como se afronta en España: A través de Fiscalías Especialistas que se enfrenten a las agresiones sexuales, feminicidios, malos tratos, coacciones y vejaciones, amenazas y violaciones sin el miedo, la culpa o la vergüenza que sienten sus victimas. Y es que el enemigo a derrotar es el mismo en el que se origina: la desigualdad de género.

Esa desigualdad fabrica víctimas que, según Yajaida, en un 48% de ellas no denuncian por miedo, por vergüenza o sentimiento de culpa.

Y así un país con mas de diez millones de habitantes menos que España sigue soportando 7 feminicidios al mes que hacen un porcentaje de 84 al año acercándose casi el doble de lo que España desgraciadamente en el año 2014 tuvo que sufrir 53 feminicidios.

Yajaida me habla de Mili (nombre no real sobre historia real): ‘Tuve la  oportunidad de conocer una de esas tantas historias reales pero que permanecen ocultas ante los ojos de los demás, en especial ante los ojos de la ley’ y me refiere su vida de violencia de género desde su adolescencia siendo este su último episodio en estas claves:

Mili padece de dos afecciones que han requerido de tratamiento prolongado, una de ellas oncológica, que le han impedido desarrollar las actividades de cobradora de combis que realizaba, a esto se suma el abandono material, moral y económico al cual su pareja ya la había acostumbrado; aun cuando pareciera que nada podía ir peor, él la volvió a embarazar por cuarta vez y en dicho estado la conocí, sumida en un dolor profundo en una desesperación propia de quien se cree sola en el mundo. Ella me relató: ‘él vino en la tarde, tiró muro y entró a mi cuarto, corrió de frente donde mis dos hijas y se las quiso llevar, yo corrí a abrazarlas y él aprovechó y cogió a Ángel de casi 4 añitos y se lo llevó, lo subió a la combi en la que había llegado a mi casa y desaparecieron’ ella prosigue ‘sólo dos días antes vino y así embarazada como estoy, me pegó me arrastró hasta la calle y me tiró al piso, mientras me pateaba me insultaba, me dijo que perdía el tiempo matándome porque como yo estoy enferma igual me iba a morir, un joven me ayudó, él se escapó’; horas más tarde y después de la denuncia que Mili había interpuesto por sustracción de menor el pequeño Ángel fue dejado solo en la puerta de la casa de su mamá, ‘calladito es él, no habla mucho, sólo yo lo entiendo, parece que cómo siempre ha visto que su papá me agredía, por eso es así’.

Ahora pienso que Mili tuvo suerte, primero de que haya encontrado un efectivo policial que accediera a recibirle la denuncia verbal por sustracción de menor ya que lamentablemente en nuestro país es una práctica común que algunos policías rechacen liminarmente la denuncia indicándole a la denunciante que es su padre y por tanto tiene derecho de llevárselo: ‘ya lo devolverá’. Pienso también, y es lo que más me escarapela la piel, que Mili está viva y que vive para darnos testimonio de la cruda realidad que le tocó vivir. Ella puso denuncias por violencia familiar pero desconoce en qué terminaron, porque Luis entra y sale cuando quiere de su casa ‘tirando muro’ como ella dice. Pienso que sobre la última agresión física que sufrió no puso la denuncia porque tenía miedo de dejar solos a sus hijitos mientras iba a la Comisaría, que cuando Luis se enteró de la denuncia por sustracción de Angelito y de que ella estaba pretendiendo vender las mazamorras que había preparado dentro de las combis donde antes trabajaba, la empezó a amenazar nuevamente, le mandó mensajes de texto le dijo que le iba a cortar la cara si otra vez la veía haciendo eso…  Pero está vez Mili se armó de valor y quiere que la ayudemos. Y sí, la vamos a ayudar, la estamos ayudando.

Estas son las historias que alimentan nuestro trabajo. Historias reales. En Perú y en España. Y las recogemos como nos llegan, las afrontamos a través de procesos  revestidos de perspectiva de género donde la desigualdad es el origen, el móvil y el fin del delincuente de género. Por tanto no podemos combatir esa desigualdad instalada en Perú, ni en España sin hacer visible su origen y sus consecuencias que denigran, extorsionan y asesinan a mujeres cuando se exponen a la violencia de género.

Por ello Yajaida abandera en Perú  la necesidad de que el Ministerio Fiscal cuente con despachos especializados como ocurre en España, asume con responsabilidad esta iniciativa esperando que las autoridades de su país hagan eco de este clamor en beneficio de las víctimas que como Mili esperan ser visibles ante los ojos de la ley.

Para ayudar a salir de la violencia a las víctimas necesitamos colegas como Yajaida, que entienden, acompañan y relatan sus historias con tanta empatía. Abanderada de la Igualdad en su País, con conciencia de género para seguir la conquista de los derechos de las mujeres. De las que son invisibles, desiguales, calladas y avergonzadas por sufrir violencia de género y agresiones sexuales por sus parejas. Es la voz de las sin voz en Perú, como la de Mili.

Es un orgullo caminar a al lado de profesionales como Yajaida, amiga y compañera.

 

 Flor de Torres Porras. Fiscal Delegada de violencia a la Mujer  y contra la discriminación sexual de género. Fiscal Decana de Málaga

 Yajaida Huamán Escobar. Fiscal Adjunta Provincial Penal de Arequipa (Perú), a cargo de la tramitación de delitos por agresiones  sexuales

El espejo de la igualdad

Flor de TorresPor Flor de Torres 

Hoy escribo en el nuevo año 2015 y mientras lo hago pienso en cifras y personas. Me imagino qué ocurrirá entre los días en que genero estas reflexiones y su publicación. Ignoro si cuando se edite habrá comenzado el contador de las víctimas de la desigualdad. De las víctimas mortales y de sus hijos. Qué historias y qué vidas encerrarán esas nuevas cifras del año 2015. Y mientras reflexiono con ustedes, me vienen a la mente las palabras de Leila Guerriero en un magnífico  artículo sobre de nuestra actitud contra la violencia de género:

‘Ayer mientras cenaba con el hombre con quien vivo –una cena más en mi vida de mujer a la que nadie ha tocado un pelo- pensé que en el mismo momento, la mujer sangrante podría estar hundiéndose bajo una lluvia de golpes o viviendo sus últimos minutos. Que esa noche fuera la misma noche para las dos (la misma luna, el mismo país, el mismo cielo) me pareció de pronto inmoral, insoportable.’

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Y es eso, nuestra actitud contra la violencia de género, la que genera y mide la altura de nuestra lucha. Si seguimos validando actos, acciones, chantajes, desvalorizaciones, insultos, gritos, lesiones, coacciones, agresiones, vejaciones entre nuestras parejas, o entre las parejas de nuestras hijas, de amigas nuestras o de nuestras hijas, de nuestros padres, de nuestros vecinos, familiares o sencillamente conocidos, estaremos alimentando historias que serán luego los recuentos de la violencia de género.

Si cuestionamos nuestros mecanismos de lucha  sin luchar, sencillamente mantendremos actitudes que siguen haciendo impune e invisible  la violencia de género. Y lo que es peor: cuestionada.

Hay un camino. Uno solo. El de la igualdad. Sin fisuras ni concesiones. Sin tregua y sin paz hasta encontrarla. Es el único antídoto contra la violencia de género.

Es ella, la igualdad, la que planta cara a la violencia. De frente. De igual a igual.  Y es la que gana. Porque es la desigualdad la que propicia esa fábrica de sentimientos que determina el desastroso resultado de la violencia.

Basta ya de apegos, de sumisiones, de amenazas, de coacciones, del uso de la  fuerza, del chantaje emocional, del  abuso, del acoso, de agresiones sexuales y de violaciones, de atentados a la moral, de  atropellos, de asesinatos y  de asesinos.

Miremos  al maltratador cara a cara  y digámosle  que no va a aliarse en la desigualdad y  atrincherarse en ella para que deje de extorsionar vidas a base de esa ventaja.

Necesariamente es hora de  dar un salto en el vacío a la igualdad.

Y así, siguiendo las reflexiones de Leila Guerriero, pienso en este país, esta ciudad, en esa mujer que sufre y que puede estar cerca de mí. Y que  compartamos los mismos espacios y el mismo cielo es absolutamente inmoral e insoportable.

Y por ello será nuestra actitud la firme aliada de la  intolerancia ante la desigualdad, la que determine la victoria, la que determine nuestra altitud contra la violencia hacia la mujer.

Sí. En la igualdad busquemos el único antídoto de la violencia de género que conozco  y casi casi la única salida. Para ello será nuestra actitud activa y combativa el único motor que nos hará sentirnos siempre   reflejados en su espejo que es la imagen que nos devuelve: Más igualdad.

Y este es un buen momento para recordar que la igualdad solo puede generar igualdad, lo semejante atrae a lo semejante y es que además se refleja en su espejo: en el bello y combativo espejo de la igualdad donde se proyecta y a la vez se refleja y expande.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Diez años, diez claves

Por Flor de Torres Flor de Torres

Este año cumplimos 10 años de   la publicación  de la Ley  Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género.  Se culminaron con esta Ley las apuestas  legislativas de contribuir al reequilibrio de género que la sociedad demandaba. Y así comenzamos una andadura que hoy, a 10 años vista,  nos exige recapitulación, reflexión  e ideas que nos confirmen que estamos en el camino de una sociedad sin violencia de género.

Variaciones sobre la Ley Integral contra la Violencia de Género. Intervención sobre BOE. Colectivo TrasTando.

Variaciones sobre la Ley Integral contra la Violencia de Género. Intervención sobre BOE. Colectivo TrasTando.

Han sido 10 años  de apoyos y de críticas. No recuerdo una ley tan controvertida ni tan cuestionada como esta. Y ahora tras el camino recorrido y  tras el poder  de ser norma plenamente Constitucional, debemos un reconocimiento a sus logros.

Estas son las 10 claves:

  1. Especialización. Los Juzgados de Violencia sobre la mujer y la  Fiscalía  de Violencia a la Mujer  proporcionan el marco legal  especializado de respuesta ante esta forma de delincuencia amparada en el hecho diferencial del género.
  2. Protección. Otorgamos a las víctimas que tenían una situación clara de riesgo las respectivas órdenes de protección que les daban carta de naturaleza como victimas  pero además se las blindaba de futuras agresiones y hechos delictivos.
  3. Amparo a las niñas y niños. Son los hijos de la violencia de género, por los que hoy luchamos para que sean reconocidos como víctimas directas de la violencia de género. Algo que se ha conseguido  dándoles una  presencia más efectiva ante la delincuencia de género. Supimos que un menor   es una víctima directa de la violencia de género cuando se expone a ella de forma directa o indirecta por  ser testigo.
  4. Revolución. Asistimos a una auténtica revolución en el derecho Penal.  No se trataba tan solo de criminalizar más el delito de violencia de  sino de   responder íntegramente  ante el fenómeno ascendiente de la violencia de género con un  derecho penal  que reequilibre el concepto de género y que incida en la medida que la prevención social, educativa, de comunicación  y  formativa, que conviven con la misma Ley,  no respondan a los objetivos marcados en la misma.
  5. Visión social. Entendimos que la violencia de género ya no es un problema que afecte al ámbito privado, al contrario,  se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad y es un problema social de contenido plural y no solo Jurídico.
  6. Implicación. Implicamos a la sociedad para  la visibilidad del delito   y  para que cada uno de nuestros actos  reafirme la   regeneración de la   igualdad de género  como  única forma de controlar social y  penalmente la violencia de género.
  7. Coordinación. Coordinamos todas las instituciones para que el intercambio de información y cooperación sea la clave de la lucha y de la prevención.
  8. Empatía. Reforzamos nuestra empatía y comprensión ante la violencia de género.Así, cualquier mujer  que acuda al  Ministerio Fiscal y al Juzgado de Violencia sobre la mujer, denunciara no solo  un hecho delictivo sino también  exteriorizara su confianza  en que los mecanismos jurídicos deban de funcionar de forma que se le tutele y   le represente eficazmente. Nos entregan su intimidad y les otorgamos Justicia y Protección.
  9. Redes profesionales. Especializamos  las redes profesionales  de   desde los Juzgados de Violencia Funcionarios, Abogados, Jueces, Ministerio Fiscal, Médicos-forenses, Policías, Servicios Médicos, Enfermería, Servicios técnicos de atención y todo tipo de personal que atiende a las mujeres víctimas de la Violencia. Este automatismo  en la atención garantiza de forma eficiente la protección.
  10. Paz social: Unimos nuestro trabajo y  devolvemos a la  sociedad algo que la  Constitución nos  exige: Que la paz social alcanzada a través de la igualdad sea real   y efectiva.

Son estas nuestras herramientas legales. Las que nos  entregó la Ley Integral para un único objetivo: Obtener  en el respeto de los derechos  fundamentales de la  víctima de la violencia de género su dignidad y su igualdad.

Me sigue alertando  la falta de  arrepentimiento,  la frialdad y la ausencia de empatía de los condenados por delitos de violencia de género.  No se presentan ante la Justicia admitiendo sus hechos y la trascendencia de los mismos.   Siguen sin explicar sus conductas y acciones. Niegan   su cualidad de  maltratadores  para  hacer a sus víctimas  responsables de sus acciones. Y este es el camino que aún nos queda por recorrer: el calado de la igualdad en los hombres que ejercen la violencia de género como  único antídoto contra la misma. Pero también como mandato constitucional: la reinserción del delincuente.

Observo en el día a día  la esperanza y la apuesta de muchas víctimas por su confianza en la Justicia. Saben que les atenderán  profesionales  cualificados y  que serán tratadas  como   personas  merecedoras de  todos los  derechos y atenciones  que sean destinatarias como víctimas de un delito de violencia sobre la mujer.  Y ese es su camino único: el suyo, el nuestro y el de los maltratadores. Es el camino de  la ansiada paz social que exige la Constitución como fundamento y esencia de nuestra  convivencia.

Y hasta que ello no ocurra  nuestra función seguirá  en estar al lado de las víctimas y representarlas porque debemos seguir honrando a las 750 mujeres  que en estos 10 años nos faltan. Asesinadas en actos de violencia de género. A su memoria, a la de sus hijos, sus familias y sus derechos van estas palabras y el mensaje que están  presentes en nuestro esfuerzo y compromiso.  Como lo están cada una de las mujeres que han podido acceder a una vida en paz, en libertad y  en uso exclusivo y pleno de todos sus derechos fundamentales.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Romper los falsos mitos de la violencia de género

Por Flor de TorresFlor de Torres

Pandemia es una palabra griega que comprende tres raíces en su etimología: Todo, pueblo y enfermedad. pandêmon nosêma, de παν (pan = todo) + δήμος (demos = pueblo) + nosêma (= enfermedad). Es la enfermedad  de todo un pueblo. Cubre el mundo entero y afecta a la humanidad en su conjunto. La pandemia de la violencia a la mujer afecta a todas  las mujeres que sufren o que potencialmente la van a sufrir  a lo largo de su vida.

La OMS en  su informe de salud y violencia de género de  2013 nos alerta que estamos colocados frente a frente ante una enfermedad que maliciosamente está afectando a la humanidad. A más de la mitad de la humanidad. La misma OMS habla de  un problema con nociones de epidemia.  Pero la OMS no se hace eco que una  epidemia se convierte en pandemia cuando su propagación se desarrolla mundialmente.

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Un grupo de muejeresr durante una manifestación contra la violencia hacia las mujeres en Santo Domingo, en 2008. Imagen: Oxfam Intermón

Así 4 de cada 10 asesinatos  a mujeres lo hacen sus parejas y un tercio de las mujeres ha sufrido o sufrirá violencia de género en su vida de pareja. En la misma proporción han sido o van a ser agredidas sexualmente. Las mujeres multiplicaran un 1.5% más sus posibilidades de adquirir enfermedad de transmisión sexual o VIH y de presentar un aborto si son agredidas en el embarazo por su pareja.

La violencia a la mujer es una pandemia cuyo núcleo de afección  es mundial, afecta a la mitad de la humanidad, avergüenza a sus Estados, deja en absoluta indefensión a estas mujeres  y se desarrolla y crece de forma idéntica en España, en Guatemala, en Marruecos, en Bolivia, en Argentina, en Estados Unidos… en todo el mundo. Y he sido testigo directo en aquellos países.

Con estos escalofriantes datos nos enfrentamos al día a día de feminicidios a mujeres. Asesinatos que no tienen un  patrón. Que vuelven a romper esos falsos mitos que se unen a la violencia de género para cerrar los ojos y no verla. Destruyamos esos falsos conceptos que las víctimas son extranjeras, no instruidas, que provocan, que mienten y que denuncian falsamente.

¿Qué privilegios legales puede invocar una víctima asesinada por su pareja? ¿Qué perfil común tienen mujeres, niñas y ancianas? ¿Es idóneo establecer que la violencia de género es fruto de un fenómeno migratorio en un mapa de víctimas tanto  nacionales como extranjeras? ¿De qué mentiras hablamos en sus declaraciones cuando mayoritariamente no quieren declarar ni hacer pretensiones civiles ni penales? ¿Cuáles son sus privilegios legales si se acogen a su derecho a no declarar en la mayoría de los casos y  en favor de la absolución de la pareja?

No. No hay perfil de víctimas. Vienen de distintos países las hay españolas, licenciadas en carreras universitarias,  profesionales liberales, funcionarias, de zonas rurales, empleadas y desempleadas, de todas las edades, de distintos estratos sociales.  Y es que esa ‘más de la mitad’ de la humanidad a la que afecta es absolutamente heterogénea. Unida tan solo por la su condición de género: ser mujer.

Y yo  solo puedo invitarles cuando lean estas líneas a ‘desprejuiciarse’ pues los  prejuicios en la violencia de género son irreversibles, contaminantes e impiden dar cobertura integral a las víctimas. Impiden ver el problema en su magnitud y en su origen.

Mujeres  que  viven en la desigualdad y  a  las que solo su condición de mujer les hace víctimas de la violencia de género.  Sólo son mujeres. Nada más. Nada menos. Alcemos la voz contra la violencia de género y los prejuicios contaminantes que la esconden e visibilizan.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.

Feminicidio a la puerta de casa

Por Flor de Torres Flor de Torres

Thi. degollada en Madrid, 38 años.

Nuria, calcinada en Vilanova i la Geltrú. 43 años

Lasisa, apuñalada en Calpe,  35 años.

Maraganda, asesinada con un cuchillo y un punzón, 50 años en Mallorca.

Vanessa Barradó, descuartizada en Zaragoza, 27 años.

Guacimora, 35 años asesinada delante de sus hijas en Santa Cruz de Tenerife.

Agniezska, asesinada de una brutal paliza en Burgos con 32 años.

Remedios, de 81 años, asesinada por la espalda con un hacha.

Petra, degollada y golpeada en Écija, 46 años.

María del Carmen, asesinada de un golpe en la cabeza.

Nicolasa, asesinada en Jaén, 73 años.

Asunción, de 62 años, asesinada de un disparo junto a su hijo.

Sheila y Shopie  de Mijas, madre e hija discapacitada asesinadas por disparos de su marido y padre.

Miriam, asesinada con su bebé de 1  año en plena calle a cuchilladas en Jerez de la Frontera.

Estefanía, de 28 años, y su hijo Aarón  de 5, asesinados en Málaga, acuchillados.

De la sombra a la luz. Imagen de la campaña contra la violencia en Mali de Oxfam Internacional.

‘De la sombra a la luz’, campaña contra la violencia en Mali. Imagen de Oxfam.

Son solo un ‘muestreo’ de los asesinatos de hombres a sus parejas o mujeres en los últimos tiempos. Feminicidios con rostro, historias, vidas, hijos. Entre ese atropello brutal cayeron y quedaron huérfanos también  en lo que va de año 18 menores. No los olvidemos entre los números, entre las estadísticas. Ahí están sus vidas segadas de forma inútil. Escondidas tras la violencia de género. Con nombres y apellidos. Con origen y con fin. Todas unidas por la violencia de género.

Que esa vergüenza quede al descubierto, desenmascarada y desvestida para  que cada uno desde nuestro ámbito sepamos auxiliar a cada víctima y tenderle la mano desde el colegio, el Instituto, desde la prevención, en el vecindario, en el trabajo,  desde los ámbitos sanitarios, policiales, asistenciales, judiciales, psicológicos, desde los centros de igualdad.  Que no queden impunes sus acciones  y que consigamos  con  nuestros actos  suplir la voluntad de sus víctimas inmersas en  el abandono, en la soledad de su suerte y podamos prevenir el delito bajo el  apoyo psicológico y  para que sean nuestras acciones las que levanten la máscara  donde se ocultan impunemente  los maltratadores.

Porque  como dijo Enma  Goldman : ‘La verdadera emancipación no comienza en las urnas ni en los tribunales, empieza en el alma de la mujer’.

Mientras esa emancipación  no ocurra de forma individualizada, en el interior de cada mujer,  somos todas y todos responsables que nos falten tantas mujeres y tantos hijos. Porque hasta ese momento adquirimos la  corresponsabilidad para que ello no ocurra y que dejemos de usar el anglicismo  feminicidio, como asesinato evitable por razones de género.

Y sólo dejaremos de utilizarlo cuando ello ya no ocurra, cuando no existan listas interminables de ellas y recuentos del acto más denigrante que un ser humano puede hacer: asesinar a su mujer y a sus hijos.

Pues en palabras de Marcela Lagarde, ‘la violencia contra las mujeres continúa siendo una epidemia global que mata, lastima y perjudica física, psicológica, sexual y económicamente a millones de mujeres de todas las edades. Para decirlo alto y claro: es una violación de los derechos humanos negarle a las mujeres la igualdad, la seguridad, la dignidad y las libertades fundamentales’. 

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.

Olvidar a un sinvergüenza

Por Flor de Torres Flor de Torres + nueva

Hace unos días, la escritora Ángela Becerra me invitó a ‘desvestir a un sinvergüenza’ en la presentación en Sevilla –precisamente la ciudad donde transcurre la obra- de su más reciente novela: ‘Memorias de un sinvergüenza de siete suelas’. Es una obra que invita a reflexionar seriamente. El hilo conductor es el adiós a un casanova de nuestro tiempo. Transcurre en la teatralidad del entierro de Francisco,  el sinvergüenza del título, entre dos mujeres que acuden a su último adiós: Alma y Morgana.

 

Portada del libro 'Memorias de un sinvergüenza de siete suelas'.

Portada del libro ‘Memorias de un sinvergüenza de siete suelas’.

Hay en la novela una trama de personas y vidas que han decidido ser fronterizos  en sus propios sentimientos y a la vez en sus antagónicos: amor y odio, venganza y perdón, dependencia y deseo de libertad… Los personajes van y regresan por una Sevilla de contrastes, de magia, de belleza, de excesos. Donde transitan libremente los límites del ser humano.

Y son esas  las ansias liberadoras de los corsés sociales, de las  trampas del amor y el correlativo odio, las que  llevarán a la frustración a estas dos mujeres presas por el amor y el odio  del sinvergüenza. La muerte de Francisco es para  ellas una liberación, pues Francisco  ’por no ser no es de nadie, ni siquiera de él mismo’.

Y ante su cadáver,  Alma se sabe mujer cosificada: ‘No cuestionarse, no mirar, no dudar, no buscar, no soñar. Obedecer, asentir, saludar, hablar de lo que hablan los demás. Callar. Simple y llanamente hacer lo que se espera de ti, sin saltarse ni una sola regla, porque si te la saltas, si haces lo que el mundo no aprueba y da por normal, podrían calificarte de loca … el que está loco apesta’

Morgana  quema en el mismo escenario del entierro su pasado con Francisco: ’A ver si de una vez por todas me libero, estoy en mi derecho… De tristezas, de odios, de frustraciones, y rabias, del maltrato sufrido’.

Voces de mujeres  prisioneras como Alma: ‘Mi existencia hubiera podido ser absolutamente diferente si desde el comienzo hubiera podido coger las riendas de mi vida y no se las hubiera dejado a nadie’. Eso tan cotizado para algunos, llamado autoestima o seguridad en uno mismo, eso que te van robando… solo logras recuperarla el día menos pensado… cuando algo muy fuerte te sacude las entrañas’.

Alma me recuerda a tantas mujeres desmoronadas: sin autoestima, sin libertad, calladas porque les han arrebatado la voz de forma sutil, invisible. Cuando me acerco a ellas ya no tienen fuerzas para seguir hablando y callan.

Y pasan invisibles delante de nosotras y apenas las vemos porque apenas sabemos comprender sus silencios. Y las prejuzgamos sin juzgarlas y usamos nuestros tiempos para medirlas y observarlas en los tribunales sin saber que nuestros tiempos nos son los suyos y nunca los serán. Ese es nuestro reto: acompasarlos. Que esa vergüenza de un sinvergüenza como Francisco quede al descubierto, desenmascarada y desvestida pues el problema puede estar en nuestras hijas y en nuestras madres, o en las hijas,  las madres o a las esposas de nuestros amigos.

Hay al  final una única decisión. La de  tomar las riendas de su propia vida, la que les  llevará a salir o no de la violencia,  a seguir la ruta de Alma en busca de su libertad: ’Del odio se aprende mucho y rápido. Quienes lo sentimos quedamos condenados al infierno… Por eso decido que no haría participe a nadie de mi odio a Francisco’.

Ángela Becerra fue Premio Planeta en 2009, y es la creadora del Idealismo mágico. Grande, comprometida y visible  por los derechos de  la mujer, muestra en su novela esa violencia de género que pasa de puntillas, que está en el ambiente y en el escenario, enmascarado en el patriarcado, en el concepto de amor romántico, en el de la cosificación de la mujer, en la desigualdad, en el donjuanismo. Y por ello este libro además de ser una delicia para la persona que lo lee, presenta un mensaje y un encuadre que nos ayudan a romper cadenas y a buscar nuestro lado, nuestro peso como mujeres en la balanza de la igualdad.

Podemos ver y sentir como las mujeres maltratadas, conocer su idioma y comunicarnos con ellas. Seguir acudiendo  en su ayuda cuando nos necesiten,  cuando un Francisco las haya envuelto como un Giacomo Casanova. Y sobre todo les demostraremos que hay una nueva vida detrás de la violencia de género.

Es una forma de literatura magistral. Pintando sentimientos desde el alma del ser humano dirigida  al alma del lector.

En la voz del amor, la de  Alma, se pide que nunca más ‘…A ninguna mujer su debilidad y su educación sean más fuertes que ella y si eso ocurre, que acepte esa debilidad como forma de valentía.’

‘Al final lo que queda dentro de ti es tu propia Paz. La que has fabricado con lo que tienes’

Por lo demás allí estaremos las demás. Nosotras, las otras para acudir en su ayuda y los sinvergüenzas de siete suelas dejarlos ‘solos con sus frustraciones y sus complejos, sus ansias y sus agujeros negros’

Muchas gracias, Ángela Becerra, maestra de la literatura en la voz de la mujer. Inmensa.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.

Desenfocada

Por Flor de Torres Flor de Torres + nueva

Desenfocada es estar sometida a perturbaciones continuas, a incertidumbre, angustia, al desconocimiento de prioridades. Es estar presa.

Enfocada es identificar prioridades, conductas, aptitudes que dirigen tu existencia con el único aliado de la libertad.

Enfocarse es vivir en libertad. Ser libre. Desenfocarse es dejarse arrastrar por la tormenta de la violencia de género.

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Y es que el tercio de la población aún sigue conviviendo y tolerando el control del agresor como forma de relación de pareja. Un 32,6% de hombres lo ve inevitable y un 29% de mujeres tolera la violencia de control en la mujer en determinadas circunstancias. Ello según la encuesta de la Universidad Autónoma de Madrid sobre el impacto de la percepción social de la violencia de género.

Parte de los encuestados legitiman así la situación de mujeres que están atrapadas por el terror ambiental, el miedo a vivir, el sometimiento, el ataque a la integridad moral, el chantaje emocional, la ira, la posesión, la manipulación del sentimiento, la coacción, la amenaza vedada, la injuria, la agresión moral y verbal. Mujeres que desenfocan el problema como víctimas sin verlo.

Estos encuestados, mujeres y hombres, toleran la violencia psicológica sin verla. La desenfocan porque no se materializa en la agresión del cuerpo pero sí en el alma, porque es la no visible. Y es que sin enfocar no se ve y no se siente. Se toleran como algo ‘inevitable’ o ‘justificable en determinadas circunstancias’ la violencia psicológica y los micromachismos. Pero es pura matemática: cuando la severidad de la manipulación no alcanza los resultados esperados, vendrá de forma inmediata la agresión física.

Esta tolerancia a la violencia de género invisible la desenfoca y nos impide ver la violencia psicológica en toda su extensión. Es irreconocible en esa parte de la población que aun siente que los celos y la propiedad son parte del amor y que ignoran la forma de amar en libertad: Sin posesión ni cosificación.

Por ello hay que enfocar bien la cuestión. Enfócate. Observa las conductas y comportamientos de control y dominio de “baja intensidad”, naturalizados, invisibilidades y legitimados que son realizados impunemente con o sin conciencia de ello. Su objetivo es el control, el poder, el aislamiento como actos previos a la violencia de género. Y esas legitimaciones son los micromachismos. Un concepto acuñado por el profesor Luis Bonino, Psicólogo, terapeuta y director del Centro de estudios de la Condición Masculina.

Los micromachismos hacen tolerables comportamientos que son auténticos obstáculos y resistencias a la igualdad de las mujeres en lo cotidiano por parte del futuro maltratador. Micro-machismos que surgen como previas formas de dominación ocultas incluso a las que lo padecen y son sus destinatarias: Las mujeres en el ámbito de la pareja y que derivaran en violencia de género. Es un poderoso predictor de ella.

Y así conviven con nosotros en el dia a dia sin dar la cara, tolerados y naturalizados. Para Bonino, los micromachismos utilitarios fuerzan la disponibilidad de la mujer de diversos aspectos ‘domésticos y cuidadores’ del comportamiento femenino tradicional, para aprovecharse de ellos. Se realizan especialmente en el ámbito de las responsabilidades domésticas, los micromachismos encubiertos, abusan de la confianza y credibilidad femenina ocultando su objetivo, los micromachismos en crisis fuerzan la permanencia en el statu quo desigualitario cuando éste se desequilibra, ya sea por aumento del poder personal de la mujer, o por disminución del varón precede a los micromachismos coercitivos que sirven para retener poder a través de utilizar la fuerza psicológica o moral.

Por ello tras un aislamiento doméstico, tolerado y de pareja encubriendo el objetivo de la dominación como forma ‘justificable’ e ‘inevitable’ como recoge la encuesta, se está transitando desde la ‘normalidad’ al micromachismo y de ahí como su antesala a la violencia de género. Y por el abuso de la desigualdad que lleva al estado de crisis al uso de la fuerza (psicológica o moral).

Observémoslo y no lo toleremos. Enfoquemos los micromachismos. Es el tránsito necesario para dejar de desenfocarlos. No consideremos el control como inevitable o justificado, sino simplemente nocivo, tóxico y predelictivo. Solo así tendremos el privilegio de pasar de las prisiones de la violencia de género y del micromachismo a un amor en libertad.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de violencia a la mujer y contra la discriminación sexual y de género en Andalucía.

Nicaragua: hay derecho

Por Flor de Torres Flor de Torres + nueva

Juana Antonia Jiménez Martinez tiene fuerzas, empuje, solidaridad, empatía. Su herramienta principal es la entrega a un compromiso: los derechos de la mujer. Tiene la voz suave pero la fuerza y la calidad de una avanzadora. Y es que ya ha entregado casi la mitad de su vida como abogada defensora de los derechos de la mujer en Nicaragua. Les ha regalado más de 22 años . Y 30 años de activismo en defensa de la igualdad y la dignidad de la mujer.

Acumula acciones positivas y luchas que le han supuesto dos intentos de criminalizacion de sus actos en su país. Fue perseguida por razones políticas y por su entrega a tan noble causa como es la dignidad y la igualdad de mas de la mitad de la población nicaragüense. Un 52%: las mujeres.

Juana Antonia Jiménez Martínez, abogada nicaragüense, Imagen: Laura Martínez Valero/Oxfam Intermón.

Juana Antonia Jiménez Martínez, abogada nicaragüense, el pasado martes en Madrid.  Imagen: Laura Martínez Valero/Oxfam Intermón.

Nicaragua ha despertado a la igualdad. Existe una Ley Integral contra la Violencia a las mujeres que se publicó en la Gaceta ( Diario Oficial)  el 22 de Febrero de 2012. El sueño integral ha durado poco, pues apenas un año después de su publicación se reformó para romper con la prohibición de la mediación y la especialización judicial, dos principios básicos en la lucha judicial contra la violencia de genero.

Pero Juana Antonia no se desespera. Porque tampoco han sido ni van a ser gratuitas sus cruzadas por los derechos de las mujeres en su país. Ni sus 30 años de activismo social. Previamente ha caminado por la Red de Mujeres contra la Violencia, por la Comisión Nacional de lucha contra la Violencia, en el Comité Técnico del Programa Nacional de las Comisarías de Mujeres y la niñez; y el Consejo social de Planificación económica y social.

Ha expuesto informes en la ONU por las distintas Comisiones de Derechos Humanos y su activismo en el Movimiento Autónomo de Mujeres ha sido el cauce de reivindicación de derechos donde la igualdad y la libertad de la mujer sean un edificio sólido en su país. Y ello le ha valido ser en el año 2011 una de las 100 lideres mundiales para la celebración de los 100 años de la declaración del Día Internacional de la Mujer ( 100 años, 100 mujeres)

Y hoy Juana Antonia tiene herramientas legales además de su activismo. Prosigue sus cruzadas también en los tribunales donde aún hay mucho que construir y que enlazar con la perspectiva de género que debe de presidir el proceso en todos los casos de violencia a la mujer. Y nos enseña una importante lección: que una vida sin compromiso es una vida vacía.

Juana Antonia es mujer de mujeres en Nicaragua. Ella condensa a las mujeres invisibles de Nicaragua, a las que no tienen voz, a las que no pueden hablar o las que ya no lo harán nunca, a las que les arrebataron sus derechos, a las que violaron y agredieron sexualmente, a las víctimas de violencia de genero, a las que son objeto de explotación sexual y objeto de trata, a las que se han sometido a matrimonios forzosos, a sus hijos y a las madres de sus madres.

Nicaragua es un país de 6 millones de habitantes donde más de 3 millones son mujeres y que cerró el año 2013 con 73 feminicidios. El martes, cuando hablé con ella, me decía abatida y casi quebrándosele la voz que son ya 33 mujeres las víctimas de 2014.

Y es que Juana Antonia, mi querida Juanita, tú representas a todas en ella y tienes su voz. Y en ti se apoyan para sustentar esa palabra tan inmensa que es la igualdad. Porque tú llevas esas voces a los Tribunales, colaboras con la Comisaría de la Mujer y la Niñez de Nicaragua, con la Fiscalía, con los Juzgados de Distrito Especializados en Violencia de tu país, con sus unidades y equipos interdisciplinarios, sus psicólogas y sus trabajadoras sociales. Eres responsable de que esas voces no se apaguen y les devuelves ante la justicia la dignidad que han perdido. Y es ahora cuando pienso en nuestro encuentro, mientras escribo estas palabras me emociono. Pues te admiro por esa entrega íntegra a una causa enorme y casi inabarcable.

Vivimos muy lejos. No nos conocimos hasta hoy y siento que tu lucha y la mía son idénticas en distintos países. Pero es que la violencia de genero es la misma en tu país y en el mío. Y el transitar por los mismos caminos nos hizo posible el encuentro. Que nunca te falten las fuerzas, compañera. Ellas, nuestras mujeres de Nicaragua, necesitan heroínas de la igualdad y de la dignidad como tú. Como la tuya. Sencillamente inmensa.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de violencia a la mujer y contra la discriminación sexual y de género en Andalucía.

La vergüenza del maltratador

Por Flor de Torres Flor de Torres

El concepto  solidario de ‘paz social‘ que contiene la Constitución en su artículo 10 es un logro como derecho,  pero también como deber fundamental  y compromiso del Estado para todos los ciudadanos. La paz social solo se obtendrá cuando la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de las mujeres víctimas de violencia de género sea una realidad. No hay paz social mientras exista una sola mujer maltratada en la impunidad de su domicilio. 

Es compromiso estar al lado de la mujer maltratada. Nuestro compromiso es la empatía, el saber el porqué de sus actos y  estar a su lado. Al  lado de sus hijos para que definitivamente  entienda que no está sola frente a la vergüenza social del maltrato. Cuando comprendamos  que su voluntad está claramente disminuida, que su autoestima y escala de valores  están profundamente dañados  y  que sus sentimientos  le afloran altamente  manipulados es cuando entendemos la auténtica magnitud de su problema, de nuestro problema social.

No podemos permanecer más tiempo impasibles ante las agresiones físicas, sexuales y psíquicas a las mujeres. Aislemos esta vergüenza, la del maltratador,  de  toda la sociedad. Que esa vergüenza quede al descubierto, desenmascarada y desvestida para  que cada uno desde nuestro ámbito sepamos auxiliar a cada víctima y tenderle la mano desde la escuela, desde la prevención, en el vecindario, en el trabajo, desde los ámbitos sanitarios, policiales, asistenciales, judiciales, psicológicos, desde los Centros de Igualdad.  Que no queden impunes sus acciones y que consigamos con  nuestros actos suplir la voluntad de sus víctimas inmersas en el abandono,  en la soledad  de su suerte tras el delito, en el etiquetamiento y en la falta de apoyo psicológico para que sean nuestras acciones las que levanten la máscara donde se ocultan impunemente los maltratadores.

Solo así, de forma igualitaria, contribuiremos con actos positivos, visibles  y de acción a luchar activamente contra la violencia de género. No vale ser solidario, ser compasivo o  manifestar que estamos en contra de los maltratadores. Porque ya suena a frase construida y políticamente correcta. Parece obvio. Es una cuestión de Estado y como tal todos y todas  tenemos que contribuir a hacer visibles conductas y hechos que desenmascaren una vergüenza social: La que esconde cada maltratador al entrar en su domicilio y cerrar la puerta de su casa y su dormitorio. La que  oculta la vergüenza del maltrato tras esa puerta.

No afecta a todos. El problema puede estar en nuestras hijas y en nuestras madres, o en las hijas,  las madres o  a las esposas  de nuestros amigos, de nuestros compañeros y de nuestros vecinos. Afecta al  Estado. Es un problema de Estado.

No sigamos buscando causas. No justifiquemos conductas. No validemos la violencia de género con conceptos tan vagos y sin conexión a las agresiones como: celos, alcohol, drogas, trastornos de personalidad, irritabilidad, pensamientos impulsivos, falta de control,  propiedad, emancipación, separación, autonomía de la mujer. No hay  ni una sola palabra, ni un solo concepto, ni siquiera un pensamiento que pueda adornar o aminorar la vergüenza que la sociedad siente por los maltratadores.

Porque no estamos condenados  a sentir la vergüenza del maltratador, sino a seguir luchando contra él y sus actos.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de violencia contra la mujer y contra la discriminación por identidad sexual y de género.