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Las gafas de la igualdad

Por Flor de Torres 

¿Qué está pasando?  Esto nos pregunta la sociedad cuando compartimos información diaria, trágica, rotunda y puntual, de nuevos Flor de Torres + nuevaepisodios de asesinatos a mujeres, de feminicidios.

Es tan difícil como insultante buscar una respuesta simple y única. Es profundamente injusto cargar la responsabilidad en el fracaso de la Ley Integral (L.O. 1/2004 ).  Una ley declarada plenamente constitucional según nuestro Tribunal Constitucional y avalada por una apabullante jurisprudencia que recoge más de un centenar de sentencias, todas en el mismo sentido.

¿Qué está pasando? Busquemos entonces otras respuestas: las Sagradas Escrituras, los Códigos Penales, la literatura, la música, el cine, la poesía… y releamos sus textos con unas gafas imaginarias que nos ayuden a comprender con otras perspectivas:  la perspectiva del género,  la perspectiva de la igualdad. Si nos ponemos esas gafas imaginarias de la igualdad, podremos sentir, ver,  leer y oír de otra manera.

Con gafas. Imagen de TrasTando

Con gafas. Imagen de TrasTando

Observaremos lo mismo, pero de distinta forma y sucederá esto:

Puede que nos inquiete el hecho de que la Biblia, en el Génesis,  manifieste como Sagrada Escritura: ‘… Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre…‘, o que el Código Penal del año 1963 en su artículo 528 dijera ‘El marido que sorprendiendo a su mujer matare en el acto a los adúlteros, o alguno de ellos, o les causare cualquiera de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si produjere lesiones de otra clase quedará exento de pena’. Sentir que Kant, Rousseau y los padres del derecho trataban a las mujeres  como ‘sujetas’ a sus relaciones familiares no nos hará enfatizar tanto en ellos.

Si oímos la canción ‘La mataré‘ que en la era del Posmodernismo Español, y la propia voz de Loquillo y los Trogloditas, se ponía voz y música a la banda sonora de la generación que comparto: ‘Quiero verla bailar entre los muertos, la cintura morena que me volvió loco, llevo un velo de sangre en la mirada, y un deseo en el alma, que jamás la encuentre. Sólo quiero que una vez algo la haga conmover. Que no la encuentre jamás o sé que la mataré. Por favor sólo quiero matarla. A punta de navaja. Besándola una vez más‘, puede que ustedes comiencen a darme la razón sobre la necesidad imperiosa del uso de esa crítica racional a mensajes atroces, tatuados e invisibles que acompañaba nuestras vidas.

Otro ejemplo: dos magníficas cantantes, Marta y Marília del excelente dúo ‘Ella baila sola’. Cuando en su canción ‘Mujer Florero’ cantan: ‘De mayor quiero ser mujer florero. Serán siempre órdenes tus deseos‘… tal vez ya sintamos que podrían dejar de ser nuestras bandas sonoras.

A cambio oigamos y enfaticemos con otros sonidos de mi tierra y voces de compromiso como las de Pasión Vega en ‘María se bebe las calles‘ para alegrarnos que María ya no se lava las heridas porque ‘María se escapó de su grito, María ya no tiene miedo‘. O de la prodigiosa y comprometida voz de Sole Giménez cuando nos canta un himno del empoderamiento femenino como único camino a la igualdad:  ‘La mujer que mueve el mundo con sus sueños, de ilusiones va pintando los empeños… Y cree que algo se puede cambiar de esta realidad: Por ejemplo ser feliz para sobrevivir‘.

No veremos el placer estético de recordar en la película Gilda en 1.946 a una Rita Hayworth elevada al deseo masculino supremo cuando Glenn Ford la abofetea. Ahora nos indignará que no se sepa traslucir en esa escena lo que es un acto de violencia de género sin más, con sometimiento de la mujer al propio deseo de dominación del hombre sobre ella.

Y a Neruda lo leeremos de otra forma cuando nos diga al género femenino: ‘Me gustas cuando callas porque estás como ausente’. Ni callamos ni nos ausentamos. Luchamos por la igualdad.

Y ahora con esas gafas imaginarias que nos ayudan a ver otra dimensión y la raíz del problema, vamos distinguiendo a personas tan lúcidas como el entonces Fiscal General del Estado, Javier Ugarte, que en pleno 1.907 en la Memoria de la Fiscalía General dijera:

‘Hablar del crimen pasional para enmascarar infamias, hacer del asesinato de mujeres leyenda que ennoblece groseros sadismos y exalta honores canallescos-al par que en ocasiones vindica honras conyugales, con letra de Calderón y Lope de Vega- es una gran vergüenza, reveladora de la negligente indefensión social que pide a gritos rigores de ley, inflexibilidades de Jueces, reparaciones de derechos, a cuyo amparo cuenten con verdaderas garantías la inocencia y la seguridad de la mujer’.

Y ese es el esfuerzo comprensivo y visual de la raíz del problema. Y la respuesta a la pregunta ¿qué está pasando? vendrá acompañada de otras preguntas:  ¿Estamos ofreciendo a las mujeres el ‘derecho a irse’ de esta compleja construcción histórica? ¿Tenemos disposición tanto los hombres como las mujeres a ponernos esas gafas imaginarias que nos ayuden a ver, leer, hablar y oír en igualdad?

Comencemos ya a verlo y sentirlo así. Entonces dejaremos de cuestionarlo y tendremos la respuesta de qué está pasando.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.