En las noticias de esta semana nos contaban que en España habían desarticulado una red que traficaba con mujeres chinas para la explotación sexual. En resumen, eran esclavas: sometidas, controladas, humilladas, amenazadas. Mientras veía las noticias imaginaba las cosas que les podían estar pasando por la cabeza a esas mujeres. Ser rescatada también implica afrontar otros miedos y otros problemas. Ojalá las escuchen, ojalá entiendan el porqué de sus silencios, ojalá les respeten el derecho de no denunciar a aquellas que así lo decidan. Lo digo más alto: DECIDAN. Sí, las víctimas de trata deciden sobre sus vidas. Durante la trata tomaron decisiones para sobrevivir, para aguantar, para escapar.
Desafortunadamente para muchas personas las víctimas son solo mujeres rotas e incapaces, como se refirió a ellas un político en Madrid durante un evento sobre la trata. Verlas así les niega su capacidad de transformación, y deja en el olvido la cantidad de conocimientos que hay en sus experiencias y estrategias sobreviviendo y luego reconstruyéndose.
En el 2007 empecé hacer una investigación sobre la trata de mujeres cuyo objetivo era empoderar a las víctimas situándolas como agentes sociales. Un trabajo precioso pero muy doloroso. Aún hay recuerdos e imágenes de la investigación que no cicatrizan.
La investigación se realizó en Filipinas, Estados Unidos, Colombia y España. Participaron más de 22 mujeres de 15 nacionalidades. Las mujeres que participaron habían vivido diferentes formas de trata: explotación sexual, tráfico de órganos, matrimonio servil y forzado, trabajo en régimen de esclavitud (experiencias que ellas mismas han explicado en forma de cuentos). Algunas hacía más de 10 años que habían conseguido salir de la trata y otras acababan de hacerlo. Algunas habían pedido ayuda, otras habían denunciado, la mayoría habían escapado, muy pocas habían sido rescatadas. Diferentes religiones y diferentes idiomas. Y aun así, logramos conectar entre nosotras y trabajar juntas, sin que nadie nos financiara. Teníamos en común que éramos inmigrantes y que teníamos ganas de hacer visibles las reflexiones y las propuestas de las víctimas.
Las mujeres se situaron como evaluadoras sobre los expertos, analizando sus políticas y sus protocolos de atención. A ellas les costaba ver reflejadas sus vivencias en esos documentos, hasta que después de mucho preguntar descubrimos que la mayoría de los expertos y políticos que trabajan sobre la trata nunca habían tenido contacto con una víctima, o sea, trabajan en base a víctimas imaginadas.
A partir de allí decidimos llevar a cabo diferentes iniciativas como la construcción de un espacio virtual www.mujerfrontera.org donde las víctimas pudieran hablar, dar ideas y propuestas. Hace tres semanas empezamos a difundir la Guía Sobre la Trata de Mujeres que durante dos años fuimos construyendo (disponible en español, inglés y francés). Es la primera vez que las víctimas de trata hacen recomendaciones a los profesionales, y además dan recomendaciones a otras víctimas para que se cuiden o para que escapen. Todo basado en sus propias experiencias.
Espero de verdad que estas mujeres sean escuchadas y que la guía tenga mucha difusión. Con ello, estoy segura de que conseguiremos evitar nuevos casos y atender mejor a las víctimas de la trata.
Helga Flamtermesky, coordinadora del proyecto Mujer Frontera (www.mujerfrontera.org)