Entradas etiquetadas como ‘embarazo’

Las pérdidas que no nos permiten llorar

Por Mayte Mederos

Hace 14 años que perdí a mi hijo Claudio. En septiembre de 2004 yo era una madre feliz, con una preciosa hija de un año y viviendo un embarazo muy deseado, que estaba ya en su ecuador. Pero en la ecografía de control, tras unos ilusionados segundos esperando para oír, como otras veces, el latido, su ausencia habló por sí misma. La ilusión se volvió angustia, la angustia una negra certeza, y ya no hizo falta que nos dijeran que su corazón se había parado.

Recuerdo elaborado por la autora sobre un dibujo de Álvaro Manzanero. Imagen de Mayte Mederos.

Me ingresaron en el hospital, y me medicaron para inducir el parto. Pero fue más lento de lo previsto, y pasé dos días enteros en el paritorio. Yo sabía bien de la ilusión de esas horas de espera, de la mano de tu pareja, y con la familia dos puertas más allá pasando nervios hasta que llega el ansiado llanto del bebé. Sin embargo esta vez me acompañaba solo el silencio. Las horas resbalaban unas sobre otras, densas y sordas, sin más sonido que el de mi mente queriendo racionalizar la situación para no salir corriendo.

Parirlo no fue más fácil que dar a luz a un niño vivo. Y por contra, qué duro asimilar que todo ese esfuerzo que te rompe las entrañas es para traer al mundo a un hijo muerto. Un fantasma sin nombre al que el médico, en un exceso de paternalismo trasnochado, no me dejó siquiera ver, ni besar.

Mi segundo hijo no tuvo nada para él. Ningún familiar en la sala de espera, tomando café en las largas horas de paritorio. Ni una canastilla, ni celebración. Ni siquiera un nombre. Como llegó se fue, y sólo quedó un espeso silencio de años. Porque una vez que me levanté de la camilla, nadie más volvió a nombrarlo. Ni en casa, ni en la calle, ni en el trabajo. Pasó a ser un mal sueño, y yo cumplí con mi papel de no molestar a nadie con mi propio dolor. La pena negra quedó aprisionada en lo más hondo, como si no existiera.

Ha pasado el tiempo, y hoy tengo una feliz familia numerosa y bastante poco tiempo para pensar. Pero la vida guarda ases en la manga, y hace unas semanas acompañé a mi mujer a un festival de cine que organizan cada año sus compañeras matronas. A lo largo de varias tardes disfrutamos de películas divertidas y emocionantes sobre la maternidad. Y el último día, también de un intenso documental: Still Loved. No sólo cuenta la historia de siete familias que se recuperan de la pérdida de sus bebés, sino que planta cara al tabú social de la muerte fetal y ofrece emocionantes visiones de cómo cada una se enfrenta a la pérdida y la trata de superar.

Yo no estaba segura de querer ir a esa sesión final, pero a última hora me armé de valor y lo hice. Tenía mucho miedo de meterme en terreno desconocido, después de años de contención. Y fue duro, pero también sorprendente. Porque me abrió la puerta a la consciencia. Y por fin me di permiso para recordar que no sólo había perdido un bebé, en el que ya había proyectado tanto amor. Sino que además, al no haber sido a término, no había podido enterrarlo ni llorarlo con los míos. Ni siquiera tenerlo en mis brazos, algo tan terapéutico y necesario para poder hacer el duelo.

Lee el resto de la entrada »

Madre soltera: una decisión

Por Thai Jungpanich

Tengo 38 años y voy a ser mamá de una niña en junio. Es probable que muchas mujeres que estarán leyendo estas líneas estén pensando si dar el paso o no, si seguir esperando a encontrar a alguien con quien emprender este viaje, si aún hay tiempo para apurar la decisión, si de verdad quieren ser madres a toda costa, si es egoísta traer a una niña o uni niño sin padre, si están dispuestas a renunciar a su vida más o menos cómoda para ser madres y otras tantas preguntas que evidentemente nadie puede responder más que ellas. Pero si sirve de algo aquí van mi historia y mis miedos por si ayudan a no sentirnos tan solas en esta decisión.

Embarazo. Imagen de TrasTando.

Embarazo. Imagen de TrasTando.

En mi caso, no hubo una época de reflexión como tal porque yo tomé la decisión de ser madre estando en pareja. Al principio fue pura emoción y felicidad, pero después de más de año y medio intentándolo de manera natural y con ayudas médicas sin éxito llegó la temida frase: ‘tenemos que hablar’. Recuerdo que lo primero que pensé y dije cuando sonaron las fatídicas palabras fue ‘mi hijo no va a tener un padre’. En ese momento supe que sería madre soltera porque estaba decida a ser madre así que seguí sola con los procesos de reproducción asistida mientras pasaba el duelo por la pareja y por la figura del ‘no padre’ y ahora, más de 2 años después, aquí estoy: embarazada de 7 meses llena de felicidad y miedo a partes iguales.

Lee el resto de la entrada »

República Dominicana: ¿regreso al siglo XIX?

Por Indiana Jiménez Guerrero

‘“Antes de jugar con la computadora hay que hacer los oficios”, les decía mi hija a los muchachos del barrio cuando la iban a buscar a la casa; y a todos los ponía  a trapear, barrer o fregar si querían ganar el derecho de jugar en nuestra computadora’, cuenta Rosa. “Mi hija era un tíguera (persona astuta)” – se ríe a carcajadas y yo también, mientras Rosa recuerda a su única hija, Rosaura Almonte, quien desde hace 3 años ya no la acompaña.

Doña Rosa con su hija Rosaura. Imagen de archivo familiar.

Doña Rosa con su hija Rosaura. Imagen de archivo familiar.

Rosaura, de 16 años, murió en agosto de 2012 por una leucemia no tratada y ante la impotencia de su madre, Rosa Hernández, maestra de una escuela pública en una provincia dominicana, cuyos derechos básicos fueron pisoteados junto a los de su hija por un sistema que desprotege a mujeres y adolescentes. La razón: a Rosaura se le diagnosticó un embarazo de siete semanas junto a la leucemia, lo que hizo que los médicos, amparados en la prohibición absoluta del aborto, dilataran el tratamiento urgente de quimioterapia que requería para salvar su vida. Lee el resto de la entrada »

Erasmus embarazada

Por Raquel García Hermida Raquel García Hermida

La profesora me miró indignada y señaló la puerta superior del anfiteatro, varios tramos de incómodas escaleras más arriba: “Si va a llegar usted tarde, entre por donde debe”. “Lo sé, discúlpeme, pero…” Me apunté con el índice a los siete meses de embarazo patentes en mi tripa y la mujer enrojeció hasta las pestañas: “Oh, vaya, lo siento mucho”, balbuceó, antes de proceder con su clase magistral en Derecho Comunitario. Mientras maniobraba para aposentarme en el reducido espacio de un pupitre de la primera fila, sentí las miradas de un par de cientos de compañeros fijas en mi cogote.

Embarazada. Archivo de 20 Minutos

Embarazada. Archivo de 20 Minutos

No era la primera vez que mi “estado” era observado con franca curiosidad: en la universidad no abundan las embarazadas, y mucho menos cuando no están sobre la palestra sino tomando apuntes aplicadamente. Somos un espécimen más común en másters, cursos de doctorado y los turnos de tarde-noche de algunas titulaciones. Pero en los Países Bajos, en una clase de grado en la que la edad media es de 20 años, somos una rareza a contemplar. El remate final viene cuando te preguntan: `’¿Y con qué programa estás aquí en Utrecht?’, y tú contestas, anticipando la expresión de sorpresa en tu interlocutor: ‘Soy Erasmus’.

Está claro que no doy el perfil: la inmensa mayoría de los participantes en el programa europeo de intercambio universitario Erasmus tienen entre 20 y 22 años, son económicamente dependientes de sus familias y, en el caso de los españoles, salen por primera vez de casa, o al menos del país, para algo que no sea unas vacaciones. Dependiendo del destino, tendrán que estudiar más o menos, pero en general solventarán el curso con facilidad. ¿Programa Orgasmus (léase: de fiesta en fiesta, de cama en cama) en vez de Erasmus? Algo de verdad tiene el mito, aunque por lo que yo he visto tiende a exagerarse un poco.

Afortunadamente, las becas Erasmus (como muchas otras) están abiertas a todas aquellas personas que cumplan los requisitos académicos, sin más. Hace diez años, cursando Periodismo, mis circunstancias personales y laborales me impidieron cumplir el sueño de estudiar fuera. Esta vez no podía dejar escapar la oportunidad:   con un empleo en el que el teletrabajo era factible, unos jefes y compañeros comprensivos, flexibles y que me apoyaron en todo momento (no es peloteo: les estaré eternamente agradecida), y mi pareja ya viviendo en los Países Bajos, decidí que era ahora o nunca. Tampoco lo dudé un momento cuando decidimos formar familia a mitad del curso: estás embarazada, no enferma. Tengo la inmensa suerte de que nadie en mi entorno cuestionó mi decisión, pero sé que no siempre es el caso; cuántas veces he escuchado a alguien decir de alguna: “no sé qué se habrá creído, a sus años…”

O, aún peor, una situación bastante más frecuente: mujeres más jóvenes que yo, tal vez con más inseguridades y menos apoyo social, que de repente se encuentran embarazadas y creen (o les hacen creer) que el único camino posible es abandonar definitivamente los estudios para buscar un trabajo que les permita mantener a su bebé. ¿Por qué nadie les dice que hay otras opciones? ¿Que, siempre con esfuerzo, es posible compaginar el trabajo, los libros y el embarazo, incluso la propia maternidad? En esta como en muchas otras cuestiones, la conformidad con lo que se espera de nosotras es nuestro peor enemigo. Hagamos pues nuestras propias reglas; rebelémonos.

 

 Raquel García ha dedicado su carrera profesional a la comunicación política y social  en  organizaciones de España y Estados Unidos. Su última parada es Gorredijk, una pequeña comunidad rural en los Países Bajos, desde donde escribe sobre los retos de la emigración, la maternidad y cómo conciliar las aspiraciones personales y laborales.

Beatriz sólo quiere vivir

Por María del Pozo María del Pozo

¿Quién es Beatriz? Beatriz es una mujer salvadoreña de 22 años, madre de un hijo de un año de edad y que quería ser madre por segunda vez. Está embarazada de 2semanas Lamentablemente, tres pruebas realizadas han confirmado que el feto es anencefálico (le falta gran parte del cerebro y el cráneo). Casi todos los bebés anencefálicos mueren antes del parto, o unas horas o días después de nacer. Así que Beatriz no podrá ser madre de su segundo hijo.

 

Pero el problema es aún mas complejo. A la triste realidad del bebé se suma que, si nadie toma medidas urgentes, Beatriz ni siquiera va a poder seguir siendo madre de su primer hijo y éste quedaría huérfano. Beatriz está sufriendo, Beatriz podría morirBeatriz sufre problemas de salud que ponen su vida en peligro durante su embarazo. Tiene un historial de lupus, enfermedad en la cual el sistema inmunológico ataca los tejidos del propio cuerpo, y una enfermedad renal relacionada con el lupus.

Los médicos dicen que Beatriz podría morir si continúa con su embarazo, pero no la han tratado porque temen ser procesados bajo las estrictas leyes anti-aborto del país. El miércoles 29 de mayo, después de injustificados retrasos ante la urgencia del tema, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de El Salvador se ha pronunciado obligando a las autoridades de salud a garantizar el tratamiento que en cada momento resulte idóneo para su “condición médica”

Ahora ya el Gobierno de El Salvador no tiene excusa, ya no puede retrasarlo más. Debe tomar medidas urgentes. Las autoridades deben, de forma inmediata, proveer a Beatriz del tratamiento médico vital que, hasta ahora, le ha sido negado. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y cuatro expertos de Naciones Unidas han instado al gobierno de El Salvador a proporcionarle a Beatriz el tratamiento médico que necesita, pero el gobierno aún no lo ha hecho.

La comunidad internacional no puede dar la espalda a Beatriz. Es necesario que el Gobierno español y la Unión Europea se movilicen, es necesario salvar la vida de Beatriz.

Sobre la mesa: una gran falta de humanidad, una ruleta rusa. Estamos ante el derecho a la vida de la madre, o el derecho de la muerte de los dos y un nuevo huérfano. ¿Dónde está el bien mayor que proteger? Si las cosas no cambian, yo solo veo un mal mayor.

Si nadie lo remedia Beatriz va a convertirse en un daño colateral de una guerra que nada tiene que ver con ella. Ella está de espectadora, pero ella nos pide ayuda, a todos, a ti también.

El derecho a la vida de Beatriz es sagrado. Ponte en su lugar, tú si fueras ella ¿no querrías también vivir?

Más de 81.000 personas se han sumado a la petición dirigida al Gobierno de El Salvador para garantizar el tratamiento médico adecuado.  Tu firma también es necesaria

 

 

María del Pozo es responsable de relaciones institucionales y política exterior de Amnistía Internacional