Entradas etiquetadas como ‘cultura’

La revolución de la lectura

Por Eloisa Molina

A Beta Dindzio, de 46 años, no le preocupa el entorno que le rodea, ni sentarse en el tronco de un árbol, ni que no haya pupitres, ni paredes… Crecer en Sudán del Sur durante la década de 1970, en plena guerra, significó vivir el horror de un conflicto en primera persona, una infancia rota y que no tuviese muchas oportunidades para ir a la escuela. Lo realmente importante para ella es escuchar y aprender.

Por eso, cuando al comenzar las clases de alfabetización de adultos, aprendió a escribir su nombre por primera vez en un libro de ejercicios, vivió un momento que nunca olvidará. “No pude dormir antes de mi primer día de escuela. Tenía emociones encontradas sobre lo importante que era para mí la educación y el valor que eso suponía. Pero al tiempo, también me asustaba”, sostiene la sudsudanesa.

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#Mujeres: ¿la mitad del cine?

 Por Carlota Álvarez Basso

Si las mujeres somos más que la mitad es lógico y natural que las que así lo quieran puedan expresarse a través del cine como medio artístico, al igual que en la literatura o en las demás artes. Sin trabas ni cortapisas, con la misma visibilidad y opciones que sus colegas masculinos en cuanto a temáticas y estilos. No tienen por qué enclaustrarse en el terreno de lo doméstico y limitarse a tratar las problemáticas de género, ni a sólo poder narrar historias que acontezcan a personajes femeninos.

Mujeres al mando de la cámara. Imagen de Sharegrid.

Más allá del derecho a la expresión individual, ya sabemos que el cine vehícula modelos de comportamiento y en múltiples ocasiones fija poderosamente, actitudes y pautas de conducta que se convierten en arquetipos. La propia historia del cine está plagada de modelos de femme fatal, seductoras viudas negras, perversas manipuladoras, acaso vestales o iconos eróticos cuando no brujas histéricas sino pobres víctimas o amas de casa dedicadas a sus labores con absoluta dedicación y naturalidad, como si ello fuese parte constitutiva de su propia naturaleza.

Es obvio decir, pero hace falta repetirlo, que las mujeres pueden narrar ya sea mediante películas de ficción, experimentales como Maya Deren, Germaine Dulac, o con forma y estructura de documental, no olvidemos que una de las grandes directoras de documentales, además de fotógrafa y actriz fue Leni Riefensthal o la recientemente reconocida con un Oscar, la francesa Agnès Varda, que ha circulado de un formato al otro con absoluta libertad.

Las creadoras tienen derecho a contar la Historia y sus historias, de otra manera. Como mujeres, necesitamos que así lo hagan y para ello que también estén en el mundo del cine. Las que irán al cine como espectadoras, al margen de contemplar denuncias y críticas a situaciones o comportamientos que esperamos queden en el olvido, querrán asimismo ver a sus congéneres disfrutando de su autonomía, ejerciendo todas las profesiones posibles, amando sin un predecible castigo, ganando competiciones, liderando como heroínas sin por ello ser quemadas en la hoguera. No se trata de alterar la historia retroactivamente pero sí de incluir en ella nuevos ángulos y puntos de vista diversos.

En cuanto la industria, como en todas las otras ramas y profesiones, es obvio que las mujeres deben percibir salarios en condiciones de igualdad a los hombres. En el caso particular de la industria cinematográfica, las actrices han sido y son promocionadas (no hablaremos hoy aquí de a qué precio para algunas) pero las directoras han obtenido reconocimiento en mucha menor medida, porque todavía siguen siendo una minoría. Sin embargo, esta ausencia de visibilidad es aún mayor en los casos de otras profesionales tales como productoras, guionistas, directoras de fotografía, operadoras de cámara, compositoras de bandas sonoras, montajistas, y para casi todas las jefaturas de equipo que pueden ser desempeñadas por mujeres (producción, sonido, dirección de arte) además de en los procesos finales (efectos especiales, etalonaje, etcétera.), porque también su acceso a dichos roles es limitado.

Hemos iniciado el Festival Cine Por Mujeres porque queremos mostrar películas hechas por mujeres para todos los públicos, convertirnos en punto de encuentro de las profesionales, reivindicar sus trayectorias y ver lo que nuestras hermanas quieren contarnos.

Carlota Álvarez Basso codirige el Festival Cine Por Mujeres.

Nos dan gato -cultura masculina- por liebre -cultura universal-: es un fraude cultural

Por Barbijaputa

El 8 de marzo de 2017, Oxfam Intermón y 20minutos, en un  concurso con propuestas abiertas, concedieron el Premio Avanzadoras a Ana López Navajas por su trabajo de investigación de la contribución de las mujeres a la ciencia y la cultura. Nuestra colaboradora Barbijaputa conversa con ella sobre esa gran parte del conocimiento que se nos oculta sistemáticamente. 

Ana López Navajas, investigadora de la Universidad de Valencia y ganadora del Premio Avanzadoras 2017. Imagen de Daniel Larena.

Ana, has sido la coordinadora del equipo investigador del proyecto TRACE Las mujeres en los contenidos de la Educación Secundaria Obligatoria. Hace 8 años que estás inmersa en este proyecto, incluyendo a mujeres en una base de datos para los libros de texto de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO)… para decidirte a emprender algo así, ¿imagino que te impulsó la flagrante invisibilización de las mujeres en la educación?

Pues sí. Empecé a darme cuenta, por la literatura, de cuántas obras desconocíamos y eso me fue causando una perplejidad cada vez más grande (¿¡tantas, tan buenas y tan desconocidas!?). Cuando husmeé en las otras materias, en el arte o la ciencia, la música, la historia… y observé que la situación era parecida, que no aparecía ninguna música o artista o científica… vi la magnitud de esa exclusión: todo una rica y antigua tradición cultural de las mujeres ha quedado sistematicamente en la sombra. Me di cuenta de que no teníamos en cuenta para nada, ni en la cultura ni en la memoria colectiva, las aportaciones de las mujeres. Su papel coprotagonista en el desarrollo social y cultural.

Es decir, tenemos “naturalizado” el despropósito de que ellas no han colaborado en nada (el “aparecerían en los libros” y toda una serie de tópicos más, así lo avalan) Esto crea mucha resistencia para entender que la cultura se ha construido con las aportaciones de mujeres y hombres. Pero fijémonos, conocemos los hechos y producciones masculinas, para los chicos hay modelos sociales (gobernante, escritor, artista, explorador, religioso, científico) y en todas las épocas. Pero esa es la cultura de los hombres, parcial, puesto que solo representa a una mitad de la población (en esos hechos y producciones no encontramos nunca mujeres, a pesar de que sabemos que han estado)

Sin embargo, se hace pasar por universal. Nos dan gato -cultura masculina- por liebre -cultura universal-: es un fraude cultural. Y es que nos creemos que es “universal”, a pesar de que sigue excluyendo la significativa producción cultural de las mujeres y quitándoles a todos, mujeres y hombres, un legado cultural que les pertenece. Esa cultura amputada, falseada es la que transmitimos desde el sistema educativo. Corregirlo sería un auténtico logro social. Y se puede hacer.

“Se puede hacer”. Me quedo con eso. ¿Cómo?

Se puede hacer siguiendo varias líneas: una es incorporando material didáctico usando una metodología adecuada. Otra es la de la formación del profesorado, también de la Universidad. Y después, dando impulso desde las administración pública. Lee el resto de la entrada »

La bicicleta verde

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Una niña mira una bicicleta verde en un bazar. La desea, y quiere cumplir con ella el reto de ganar a su amigo en una carrera. Una historia sencilla si ocurriera en cualquier calle de nuestras ciudades. Pero la historia de La bicicleta verde es la historia de Wajda, una niña de diez años que vive en los suburbios de Riad, en Arabia Saudita. Todavía está en algunos cines y merece la pena verla.

Cartel de 'La bicicleta verde (Wajda)'

Cartel de ‘La bicicleta verde (Wajda)’

Es difícil no sentir simpatía por esta niña alegre, dinámica, siempre con alguna idea entre manos, siempre con una sonrisa y capaz de sentirse fuerte por sí misma. Y es difícil no sufrir cuando vemos cómo poco a poco los límites, las barreras, las murallas, van surgiendo a su alrededor.

No me gustaría estropear la historia, pero algunos de los elementos que más preocupan en la película es que hay personas que quieren mucho a Wajda, y que quieren protegerla del sufrimiento evitándole el rechazo de su entorno. Para ello no tienen otro remedio que invitarle a cumplir las normas, sin cuestionarse si son injustas. Son las paradojas de estas sociedades conservadoras, donde los papeles están muy claros y las normas para las mujeres son tremendamente limitantes: quien quiera a una mujer no la invitará a exponerse a un castigo implacable.

En el entorno de Wajda, muchas personas piensan que una bicicleta no es propia de la dignidad de una niña. No es conveniente que aprenda a montar, no es conveniente que se le vea en público con ella. No es correcto que tenga el anhelo de conseguir una bicicleta, ni que haga lo posible por conseguirla. Debe acostumbrarse, no es más que un ejemplo, y cuando sea mayor, tampoco podrá conducir un coche. Si no se resigna, sufrirá. Si se resigna, nunca podrá ser ella misma.

Siempre que se habla de las mujeres árabes en este blog, surgen muchos comentarios sobre la cultura y las costumbres. En muchos de ellos se percibe la superioridad. Pero no hace tantos años, a una mujer que fumaba, que bailaba o que hacía top less en una playa se le suponía una baja calidad moral. No reproduciré aquí los comentarios que todavía se escuchan en cualquier pueblo de la Mancha cuando una chica cambia de pareja con frecuencia. De modo que quizá hay factores culturales que también para nosotros se convierten en barreras.

Haifaa Al Mansour, la primera mujer directora de cine de Arabia Saudí, dice que muchas escenas de la película están basadas en sus propias experiencias. Quizá por eso pone mucho cuidado en que los personajes no se vean como estereotipos, sino como personas con conflictos y emociones en su pequeño entorno. Un entorno que los presiona para que sean y se comporten de determinadas maneras, y si eligen otra vía, serán considerados anormales, despreciables. El temor a quedar marginado, a sufrir el castigo de un sistema brutal e implacable, es para todos.

 

Quizá por eso merece la pena, aún más, ver esta película. Porque si conseguimos burlar el miedo, o reflexionar sobre los estereotipos – los de otros y también los nuestros- llegaremos a cuestionar y demoler las barreras. Entonces, para esta niña árabe, y para nuestras hijas, seguirá habiendo esperanza.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam

 

Larga vida a las superheroínas

Por Lupe Blissettlupeblissett_01

Fuerte, independiente y autosuficiente; pero también de complexión perfecta, vestida con ropa sexy y con cierta fijación por el bondage. Desde mi perspectiva de joven europea nacida en los 80 se me hace difícil ver en Wonder Woman un modelo de feminismo. No tengo que esforzarme mucho para encontrarle algunos peros. Sin embargo, millones de niñas, jóvenes y adultas estadounidenses de los años 40 solo tuvieron acceso a un modelo de feminidad poderosa: la Mujer Maravilla.

 

 

El documental ‘Wonder Women! The Untold Story of American Superheroines’ repasa la evolución de este y otros personajes de ficción desde una perspectiva feminista. Nacida en 1941, la Mujer Maravilla es una mezcla de amazona y diosa que decide abandonar su reino celestial para ayudar a los seres humanos a luchar contra el nazismo. Por desgracia, tras la derrota de Hitler, los editores decidieron que Wonder Woman dejara de luchar contra injusticias para dedicarse a las labores del hogar y a los romances.

Afortunadamente, la Segunda Ola Feminista consiguió en los años 70 que los editores recuperasen los valores originales del cómic. La periodista y activista Gloria Steinmen la hizo portada del primer número de Ms Magazine con un contundente “Wonder Woman For President” y un reportaje en el que instaba a DC Comics a restablecer su espíritu inicial.

 

Portada del primer número de Ms Magazine

Portada del primer número de Ms Magazine

 

En los 80 y 90, época de ‘stallones’ y actrices siliconadas, Wonder Woman cayó en un nuevo declive en el que incluso la despojaron de sus superpoderes. Por suerte, como señala el documental de Kristy Guevara-Flanagan, una nueva generación de heroínas de acción había tomado el relevo: De La Mujer Biónica a Buffy Cazavampiros; pasando por Los Ángeles de Charlie, la teniente Ripley de la saga ‘Alien’, Xena la princesa guerrera o Sarah Connor en ‘Terminator 2’.

Demasiado breve para profundizar, pero afinadísimo en el enfoque, el documental plantea uno de los grandes temas no resueltos de la ficción comercial: ¿Qué papel jugamos las mujeres, somos protagonistas o meras acompañantes, nos enfrentamos a los problemas que nos afectan o delegamos en ellos la capacidad de resolverlos porque nosotras nos somos capaces?

Que la representación de la mujer en los medios refleje de una vez por todas nuestro papel en la sociedad probablemente pasa por superar la barrera de siempre: el número de mujeres en cargos de dirección. Wonder Woman lleva 70 años cumpliendo con su parte, ahora es nuestro turno. Necesitamos más guionistas, directoras de cine, productoras y –sobre todo- propietarias de empresas de comunicación.

 

Lupe Blissett es artista.