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Economía y felicidad: lecciones desde el slum

Por Ana Claver

 “El comercio justo no te saca de la pobreza. El comercio justo hace que no te falte comida o que tengas un techo bajo el que vivir. Pero lo que te saca de la pobreza es pasar al siguiente nivel económico”

Shakuntala-Sanjay, trabajadora de Creative Handicrafts, Abril 2017

Grupo de costura y confección dirigido por Shakuntala Sanjay, que aparece en el extremo inferior derecho de la imagen. Copyright: Creative Handicrafts.

Esta semana he conocido a Shakuntala. En la misma semana en que se cumplen 4 años del derrumbe del Rana Plaza en Bangladesh, el edificio que albergaba talleres de confección, en condiciones de seguridad y laborales extremas e indignas, y que provocó la muerte de 1.134 personas.

Shakuntala no es de Bangladesh, es de India. Tienen en común que India es otro país clave en la industria mundial del textil y la confección, y que ella también trabaja en el sector. Podía haber sido una de las víctimas de una tragedia como el Rana Plaza. La diferencia es que ella trabaja para el sector textil de comercio justo. Y es una diferencia radical.

Shakuntala-Sanjay tiene 44 años y trabaja en Creative Handicrafts. Creative es una cooperativa de comercio justo, ubicada en Bombay (India), con más de 30 años de existencia y 13 grupos de mujeres que fabrican ropa. Shakuntala entró con 22 años. Empezó haciendo trabajos manuales porque no tenía ningún tipo de formación y ni siquiera sabía coser. Hoy, 22 años después, coordina un grupo de 18 trabajadoras.

Su experiencia de cambio personal y colectivo con el comercio justo es exitosa: desde los tiempos en que vivía con menos de 0,50 euros al día, porque no trabajaba -no existen oportunidades laborales para las mujeres migrantes rurales sin educación ni formación de los slums de Andheri en Bombay-, a su situación actual: independiente económicamente, con una casa segura y saludable, y su hija Shirley trabajando como profesora en uno de los centros de enseñanza más reconocidos de Bombay -Shirley pasará “al siguiente nivel económico”-. Para ella, poder ofrecer una educación a su hija ha sido uno de los cambios más importantes en su vida.

Shakuntala organiza recursos y personas, revisa las calidades de las prendas y gestiona pedidos para cumplir entregas y plazos. Es quien logra que las prendas estén listas en la tienda de comercio justo de mi barrio y que lleguen a tiempo para la colección primavera-verano que trae el mes de abril.

Aunque en España aún estamos lejos de la media europea de consumo de productos de comercio justo -nuestro gasto anual es unas 17 veces inferior-, lo cierto es que el comercio justo crece anualmente en España.  Y como dice Shakuntala, “si el comercio justo sigue adelante, nosotras salimos adelante”. No porque sea una relación de ayuda, sino porque es una relación profesional justa entre quienes producen -ellas- y quienes compran -nosotros-.

El aumento constante de las ventas del comercio justo es el mejor mensaje que la ciudadanía con poder de compra podemos enviar a las grandes marcas de la moda: queremos ropa digna, que no daña vidas. Ropa que respeta los derechos de las personas -de quienes producen y de quienes consumimos-, y del planeta. Ropas que promueven oportunidades de desarrollo vital, profesional y de autonomía personal como las que Creative Handicrafts fabrica y Shakuntala muestra. Oportunidades de pasar al siguiente nivel económico.

Si las grandes cadenas de la moda promueven y vigilan condiciones dignas en sus cadenas de suministro, si promueven la transparencia sobre quiénes son sus proveedores y dónde se ubican, las personas beneficiadas por el comercio justo seremos no solo miles, sino millones.

Y, como Shakuntala afirma, nos sentiremos más responsables, más orgullosas, más felices. Y quizá ella y muchas otras trabajadoras hayan logrado pasar al siguiente nivel económico.

Ana María Claver Muñoz trabaja en investigación social e incidencia política en Oxfam Intermón

Isabel Martín, un motor en la India

Por Paloma Blanco 

Pensar en Isabel Martín siempre emociona. Aunque ya no la pueda ver, anda siempre revoloteando, cerca. Merece la pena. La conocí por casualidad y gracias a personas también extraordinarias, pero Isabel fue distinta. En una escala que hizo en Madrid de vuelta a Bombay, me dedicó un rato. Recuerdo una mujer físicamente no muy grande, vestida a la india, no de monja. Me miraba con ojos medio guiñados, ¿sonrientes?, mientras me oía.  La charla duró poco tiempo pero el suficiente para quedar en que, al mes siguiente, nos esperaba a mi hija y a mí en el aeropuerto de Bombay. Me pidió que le llevara telas, fieltros, hilos y peluches que les sirvieran de modelo a sus mujeres en los talleres de la gran cooperativa Creative Handicrafts, en Achanak Colony, en Andheri East. ‘Ah!’, me dijo, ‘y también te agradecería alguna crema buena para mi cara, me gusta que la gente me vea lo mas guapa posible…’.

Isabel Martín con una compañera del equipo de Creative Handicrafts, en el taller. Imagen de Jesús López.

Isabel Martín con una compañera del equipo de Creative Handicrafts, en el taller. Imagen de Jesús López.

Al mes allí la encontramos, en Bombay, junto a otra mujer sonriente, Carme Tió. Las dos formaban un tandem genial y nos enseñaron a movernos por aquella ciudad, por aquellos barrios y a adaptarnos a la comida de la que decían “no punchy”; pero sobre todo a ver y a mirar más allá de nuestras narices.

Isabel ha sido una persona inteligente, generosa, creativa, con ganas de hacer y de hacer y de no parar, independiente, que descubrió por dónde quería moverse y para ello aprendió de cerca el cómo y el qué, haciendo cursos o lo que fuera necesario. Conoció a gente grande, se empapó de su sabiduría y también les transmitió la suya. ¿Era de empatía de lo que Isabel rebosaba? De ‘las hierbas que otro arrojó‘  hacía el milagro de los panes y los peces y servían para que las distribuyera de la manera más práctica entre aquellas personas, tan variopintas y con tan variopintas necesidades.

Quería a todas “sus” mujeres que trabajaban en los talleres en aquellos suburbios, ideó y probó otras maneras de conseguir trabajos para otras más,  catering, conducción de rickshaws… Pero también quería trabajar con otras personas. De las experiencias con algún indeseable decía: ‘¿has visto la inteligencia que desarrolla el hombre para hacer cosas? ¡Es extraordinario!’ Tenía genio y se enfadaba, sobre todo al enfrentarse con la burocracia tan grandísima e interminable que debía hacer constantemente para conseguir sus metas. Moverse entre aquella gente y con aquel lío constante… ¡tiene narices! Nos regaló su tiempo llevándonos a Chesire Home a conocer a sus hermanas Misioneras de Cristo Jesús que trabajan allí con personas discapacitadas, pero también al centro de la ciudad, y a barrios elegantes para que entendiéramos las diferencias. Con sus novicias vivimos la experiencia de un ashram, en el Tamil Nadú. Nos acercó a muchísimas realidades, nos enseñó mucho sobre los demás y sobre nosotras mismas.

Isabel Martín junto con el equipo de la cooperativa Creative Handicrafts ante el edificio de la organización, en Mumbai (India). Imagen: Nerea Avellaneda.

Isabel Martín junto con el equipo de la cooperativa Creative Handicrafts ante el edificio de la organización, en Mumbai (India). Imagen: Nerea Avellaneda.

Tengo un montón de imágenes de Isabel, bebiendo cerveza del tiempo comprada  con “prudencia” en algún lugar de la India, o en Javier (España), con el pañuelo rojo atado al cuello entusiasmada viendo por la tele uno de los encierros de los Sanfermines. En la India fue genial, pero luego, en cada viaje a España se completó su imagen, cerca de su familia o recibiendo premios aquí, pero siempre pensando en allí. Cuando empezó a tener goteras hablaba de ellas como si estuvieran en otro cuerpo.

Tengo claro que hay gente estupenda y sacrificada por los demás, pero Isabel ha sido distinta.

Paloma Blanco es bióloga, investigadora botánica, deportista, y ha colaborado desde hace más de 20 años con la cooperativa Creative Handicrafts, fundada por Isabel Martín.

Pequeños detalles y grandes oportunidades

judit mascó

Por Judit Mascó 

Cuando empecé en el mundo de la moda, no era muy consciente de que algo que te apasiona puede ser una profesión, e influir de manera determinante en tu vida, y en la de muchas más personas. La ropa, que para algunas personas tiene un aura de ‘frivolidad’ muchas veces inmerecida, y quizá es así para todo el mundo, hasta que un día te paras a reflexionar sobre quién hay detrás de la prenda que has elegido una mañana.

Hace tiempo tuve la oportunidad de viajar a Uganda a visitar una cooperativa de Café de Comercio Justo, y descubrí los  principios básicos de este movimiento. Uno de ellos me tocó  especialmente la fibra porque afecta mucho a las mujeres en el ámbito laboral: “Compromiso con la no discriminación, equidad de género y libertad de asociación“. En países como Uganda, por citar uno que conozco, la mujer no tiene un fácil acceso a la tierra y apoyarlas a ellas en concreto genera beneficios no sólo para ellas, sino para toda la comunidad. Este mismo proceso de la producción de café lo he visto en el ámbito textil.

En la vida muchas pequeñas cosas son inmensamente valiosas. Las pequeñas cooperativas, como Creative Handicrafts producen a pequeña escala moda sostenible, con una calidad muy cuidada y respetando los principios de comercio justo. Con esta cooperativa  y dentro de la colección primavera-verano 2013 Veraluna decidí hacer mi “pequeña” colaboración diseñando mi primer bolso que además se fabricaría bajo estos principios. El resultado no estuvo mal, así que cuando me volvieron a pedir ayuda para un nuevo diseño, no lo dudé.

La nueva creación ha sido un fular que tiene para mí algunas características que lo hacen práctico y atractivo: funcional, ni corto ni largo, suave y en dos versiones de color que permitan combinarlo prácticamente con todo. Éste es el resultado, y se aceptan todas las opiniones, pero sobre todo es una invitación a quienes deseen dar el paso hacia un consumo más responsable. Lo más agradable de llevarlo puesto es saber que su producción se ha hecho por mujeres trabajadoras cuyos derechos se respetan, y que comprarlos beneficia a muchas familias que ahora pueden tener una vida más digna.

El fular  diseñado por Judit Mascó está a la venta durante esta semana en Showroomprive, y los beneficios son íntegramente para la cooperativa Creative Handicrafs en la India.

Judit Mascó. Soy madre de 4 hijas, me entusiasma viajar y descubrir, de profesión modelo y presentadora,  y colaboro en varios medios de comunicación. Estoy comprometida con  diferentes entidades con las que me siento identificada.

Cómo abrir puertas en un slum de Mumbai

Por Simona Basile Simona Basile

Hace 17 años abrí una puerta y entré por primera vez en una tienda de comercio justo. Era ‘il Villaggio dei Popoli’ situada en Florencia cerca del Museo dell’Accademia. Allí, empecé, primero como voluntaria y luego como becaria, mi colaboración y trabajo con diferentes organizaciones que se ocupan de la promoción del comercio justo, primero en Italia y después en España. En todos estos años he explicado muchísimas veces qué es el comercio justo, cómo funciona, sus beneficios y sus desafíos. He intentado trasmitir que significa un salario digno, el precio mínimo, la protección del medio ambiente y de los derechos de los trabajadores. Me considero una activista del comercio justo. Estoy convencida de que, como consumidores, tenemos el poder de generar cambios en la vida de muchas personas.

Anjali Tapkire, la primera trabajadora de la cooperativa Creative Handicrafts de  la India, ante algunos de los modelos que confeccionan ella y sus compañeras. Imagen:

Anjali Tapkire, la primera trabajadora de la cooperativa Creative Handicrafts de la India, ante algunos de los modelos que confeccionan ella y sus compañeras. Imagen: Oxfam Intermón.

Pero cada vez que entro en contacto con las personas que producen comercio justo me maravilla la potencia de este movimiento para cambiar vidas. Hace unas semanas tuve la oportunidad de acompañar a Anjali Tapkire durante su visita a España. Anjali es ahora una de las directivas de Creative Handicrafts, cooperativa de comercio justo de textil y artesanía de Mumbai que vela por los derechos de las mujeres en la India. Pero antes, con 18 años, fue la primera mujer que entró a trabajar en la cooperativa cuando ésta se creó en 1983. Junto a la fundadora, Isabel Martín, Anjali ha ido logrando que un pequeño proyecto para dar trabajo a algunas mujeres en los slums (grandes barrios marginales) de Mumbai se convirtiera en una gran cooperativa que hoy ha cambiado la vida de 700 mujeres.

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Los fulares de Anjali

Por Yasmina BonaYbona

Suelo llevar un fular en mi bolso. Me resulta un complemento bonito y efectivo para proteger mi garganta, especialmente en otoño y primavera, cuando las temperaturas son demasiado altas para llevar bufanda pero no tanto como para dejar el cuello despejado. Cuando elijo un fular en una tienda, me fijo en el color para ver si combinará con mi ropa, pongo atención también en el tipo de tela y, cómo no, en que tenga un precio razonable. Pero no suelo pensar en quién lo habrá cosido.

Reflexioné sobre este tema hace unas semanas, cuando conocí a Anjali Tapkire, una cooperativista de Mumbai que trabaja en la industria textil en la India. Ella ha puesto el hilo a agujas que han zurcido miles de vestidos, camisetas, pijamas y fulares que luego han llegado a tiendas de nuestro país. Me contaba que en su cooperativa, Creative Handicrafts, que presidió durante 17 años, trabajan 700 mujeres que confeccionan todo tipo de ropa, pero lo más importante es que lo hacen bajo los principios del comercio justo.

Anjali Tapkire, de la cooperativa Creative Handicraft, en la tienda de comercio justo de Oxfam Intermón en Barcelona. (c) Ivan M. García / Oxfam

Anjali Tapkire, de la cooperativa Creative Handicrafts, en la tienda de comercio justo de Oxfam Intermón en Barcelona. (c) Ivan M. García / Oxfam

La industria textil es una de las más feminizadas y proclives a infringir los derechos laborales de las mujeres. En Centroamérica, por ejemplo, más de 260.000 mujeres trabajan en maquilas, en su mayoría produciendo ropa en condiciones de gran precariedad laboral: jornadas interminables, salarios de miseria que rara vez llegan a los 300 euros mensuales o enfermedades por cumplir metas de producción inhumanas. Por eso, el modelo de producción y organización del trabajo pueden ser claves a la hora de empeorar o mejorar la situación de discriminación que sufren las mujeres. Este mismo mes, se cumplen dos años del derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh, que acabó con la vida de más de mil trabajadores del sector textil.

Por suerte, en la cooperativa de Anjali, mujeres y también hombres trabajan en condiciones dignas. Con su trabajo, sacan de la miseria a personas que viven en los slums, los barrios más pobres de Mumbai. Anjali dice que poder cambiarles la vida es lo que da sentido a la suya. Ella misma, con la ayuda de los microcréditos que impulsa su cooperativa, pudo comprar una casa más sólida que la estructura de cartón y plástico bajo la que vivía antes. Con el dinero que ganaba, pudo graduarse en psicología y costear los estudios de sus hijos. Cuando las mujeres entran a Creative Handicrafts logran tener independencia económica, pueden decidir cómo gestionan su dinero, aprenden a desarrollar sus capacidades en talleres de formación y ganan confianza y autoestima. Son logros de gran valor si tenemos en cuenta que más del 50% de la población india está desaventajada económicamente, y dentro de este porcentaje las mujeres ocupan un lugar especialmente desfavorecido debido a largos años de sufrir explotación y dependencia social y económica.

Los fulares que han pasado por las manos de Anjali no son solo piezas bonitas y efectivas para proteger gargantas. Son telas que perfilan nuevas personalidades a las mujeres de los barrios más pobres de Mumbai: más independientes, más confiadas, con más autoestima y, en definitiva, más felices. Vale la pena reflexionar sobre todo ello cuando compramos nuestra ropa.

 

Creative Handicraft es uno de los grupos productores de la India que elabora las piezas de comercio justo de la colección de Veraluna de Oxfam Intermón

 

Yasmina Bona es periodista y trabaja en Oxfam Intermón.

El comercio justo y la independencia de las mujeres indias

Por Sandra CavaSandra Cava

La India está considerado el cuarto país más peligroso del mundo para las mujeres (según una encuesta de Thomson Reuters). Las mujeres indias viven una gran discriminación, y cada día nos alcanzan noticias de bodas infantiles, exclusión de las niñas en las escuelas y múltiples violencias.

En este contexto, muchas mujeres dependen completamente de su marido y aquellas que, por una razón u otra, están solas o no tienen el apoyo de sus esposos se encuentran en una situación extremadamente vulnerable. Es el caso de las víudas, de las mujeres que sufren violencia doméstica, de aquellas cuyos maridos están en el paro…

Siendo conscientes de esta situación y de la importancia de su independencia económica, algunas cooperativas, como Creative Handicrafts, ofrecen a las mujeres con escasos recursos que habitan en los slums de Bombay una oportunidad para vivir por sus propios medios. Trabajan con un sueldo y unas condiciones justas confeccionando ropa respetando los valores asociados al comercio justo y creen firmemente que la independencia económica es el primer paso hacia la autosuficiencia y el empoderamiento.

Las mujeres indias que trabajan en la cooperativa Creative Handycrafts tienen un salario digno gracias al comercio justo (c) Johny Joseph

Las mujeres indias que trabajan en la cooperativa Creative Haniycrafts tienen un salario digno gracias al comercio justo (c) Johny Joseph

Para los consumidores, estas prendas de comercio justo suponen un producto de alta calidad realizado con materias primas 100% naturales y confeccionadas a mano en unas condiciones dignas; pero para ellas es una oportunidad de transformar sus vidas y la de sus familias, dándoles la posibilidad de atisbar un futuro mejor.

Además de lograr autonomía económica, de poder decidir ellas mismas qué hacen con el dinero que ganan, a través de las cooperativas pueden acceder a formación profesional y a programas educativos gratuitos para sus hijos e hijas. Para las más necesitadas, incluso se puede acceder a comida.

Creative Handicraft es uno de los grupos productores de la India que elabora las piezas de comercio justo de la colección de Veraluna de Oxfam Intermón.

 

Sandra Cava forma parte del equipo de comunicación de Oxfam Intermón.