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Mil soles espléndidos: un reto deportivo en solidaridad con las mujeres afganas

Bea PozoPor Beatriz Pozo 

100 km son en apariencia muchos kilómetros, sobre todo si son a pie; y más aun si incluyen subidas y bajadas, caminos irregulares y el sol de Madrid en junio. Pero 100 km pueden ser también muchas cosas más, hasta el punto de que, al final, resulten pocos. Algo así puede pasar este fin de semana, en el que más de 140 equipos disputarán el Oxfam Intermón Trailwalker, una carrera solidaria que recorre esa distancia, en la sierra de Madrid.

Tres mujeres participantes en el Oxfam Intermón Trailwalker de 2013

Tres mujeres participantes en el Oxfam Intermón Trailwalker de 2013 (c) Laura Hurtado/ Oxfam Intermón

En este caso, 100 km son cooperación, son solidaridad, son agua, ya que el dinero recaudado irá destinado a los proyectos de mejora del acceso a este recurso que lleva a cabo Oxfam Intermón. Para el equipo BS Mil Soles Espléndidos también son mujeres. No solo porque ellas sean todas chicas, sino también porque el nombre que han elegido para su equipo va dedicado a las mujeres. A las afganas que protagonizan el libro de Khaled Husseini, Mil soles espléndidos, y que les han inspirado en su preparación de la carrera, al mostrarles ‘cómo aunando esfuerzos se consiguen muchas cosas’; y también a las mujeres que, para ellas, son las que más sufren y las que más necesitan.

Este equipo, formado enteramente por trabajadoras del Banco Sabadell, lleva desde febrero preparándose en Vizcaya para la que será su primera carrera. Son un equipo exclusivamente femenino, y, como ellas, muchas otras también participarán en la carrera. Al igual que el año pasado, este evento no se podría desarrollar sin sus mujeres.  Chicas que certifican la presencia creciente de las mujeres en el mundo del deporte. Da igual que sea profesional; como las selecciones femeninas de futbol y baloncesto, en las noticias estos días;  o amateur, como en este caso; ellas cada vez lo practican más. También forman  parte de la organización del evento, asisten en los equipos de apoyo y  colaboran como voluntarias.

Hace tiempo que pasó la época en la que el deporte era considerado cosa de chicos.  Ahora, en todos sus niveles, ellas tienen un papel preponderante. El Trailwalker y sus 100 km son un ejemplo y una prueba más de ello. Desde la solidaridad de sus participantes y su compromiso con los distintos proyectos de Oxfam que directa o indirectamente ayudan a la mujer, ya que la cercanía de las fuentes de agua reduce el tiempo que invierten en ir a aprovisionarse de ella (que llega hasta a las 5 horas de media al día en África subsahariana) y les permite invertirlo en otras cosas, como conseguir ingresos adicionales o formarse; hasta la participación de cada vez un número mayor de chicas en la carrera.

Así, sin duda alguna 100 Km son y pueden ser muchas cosas. Un compromiso, caminos zigzagueantes, un paisaje, solidaridad, agua, trabajo en equipo, esfuerzo, emoción, autosuperación; y sí, también, mujeres, como bien adivinó el equipo BS Mil Soles Espléndidos.

Beatriz Pozo es estudiante de periodismo y comunicación audiovisual. Colabora con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Alma Obregón: mucho más que magdalenas

Por Beatriz Pozo Bea Pozo

Alma Obregón no deja de repetir que está un poco loca y si te cuenta cómo se fue al Sahara a correr 100 kilómetros, lo normal es que tu también empieces a creerlo. Pero quizás ese punto de locura sea necesario para hacer lo que ha hecho ella. Porque Alma Obregón tiene un blog de cupcakes que acumula ya más de 32 millones de visitas: ‘Objetivo:  Cupcake Perfecto’.

Alma Obregón en su taller de cupcakes. Imagen de Ekaitz Cancela / Oxfam Intermón

Alma Obregón en su taller de cupcakes. Imagen de Ekaitz Cancela / Oxfam Intermón

Hace cuatro años, cuando lo creó, Alma era una estudiante de doctorado en Alemania. En un viaje a Inglaterra descubrió los cupcakes, que ella describe como una especie de tartas en forma de magdalena. Le entusiasmaron y probó a hacerlos. De esta forma, el blog nació como una libreta virtual en la que Alma contaba sus intentos de hacer cupcakes. Hoy tiene varios diplomas de las mejores escuelas de repostería en la pared, y ella es la que enseña a cocinarlos a través de sus talleres. Además, tiene un programa de televisión en Canal Cocina, una tienda y un taller especializados en Madrid y varios libros publicados y muy vendidos sobre repostería.

Alma ha conseguido así poder vivir de lo que en un principio no parecía más que una afición, y ser su propia jefa. Ella dice que tuvo suerte, porque comenzó con los cupcakes justo antes de que se pusieran de moda en España, pero lo cierto es que no hay más que ojear un poco su blog para ver que tiene algo especial. Sus recetas no son solo una lista de ingredientes y pasos a seguir, sino que están hechas desde un punto de vista muy personal que te permite empatizar con la propia Alma y con las mil y una cosas de su vida que decide contar, desde su obsesión por la Nutella al cumpleaños de su gato.

Alma tiene también una faceta personal muy marcada por la acción solidaria. En sus dos últimos años de carrera fue voluntaria en Oxfam Intermón y, más adelante, ha aprovechado su éxito para colaborar profesionalmente en diversas actividades. Así, por ejemplo, ha contribuido con sus recetas de cupcakes a popularizar los ingredientes de comercio justo, y  con frecuencia realiza talleres solidarios.

Su otra gran afición es participar en carreras de larga distancia, como la del Sáhara. Dejando de lado el propio mérito que supone correr tantos kilómetros, Alma también usa estas carreras como un modo de ayudar a la gente que más lo necesita. De esta forma, ha participado en un programa en el que por cada kilómetro que corría, se donaba un kilo al Banco de Alimentos. Y el próximo 5 de julio tomará la salida, junto con varios equipos formados por sus amigos bajo el nombre de ‘Cañas y Tapias’, en la carrera solidaria Oxfam Intermón Trailwalker, (100km, una causa) que se celebrará por primera vez en la sierra madrileña.

Alma ha sido capaz de prácticamente inventarse una profesión de aquello que le gustaba, y disfruta enormemente de todo lo que hace. Una chica con una sonrisa permanente en la cara y con muchas ganas de comerse el mundo. Quizás esté un poco loca, pero dado lo bien que le ha ido, creo que a todos nosotros nos convendría estar así de locos.

 

Beatriz Pozo es estudiante de periodismo y comunicación audiovisual. Colabora como voluntaria con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Mujeres deportistas: la otra carrera

Por Yasmina Bona  Ybona

Los veranos en los que se celebran los Juegos Olímpicos para mí siempre son especiales. Me gusta ir siguiendo las diferentes pruebas, ver cómo los y las deportistas se superan a sí mismos ante la mirada estupefacta de millones de personas en todo el mundo. De todos los deportes, tengo una particular predilección por el atletismo en su modalidad femenina.

Cuando veo a las atletas competir, no siento más que admiración. Cuando las veo correr sobre la pista, siguiendo la ruta marcada, con su principio y su final bien definido, pienso en cuál debe haber sido su otro camino, el que han tenido que recorrer previamente para llegar aquí donde están ahora, a lo más alto. Quizás haya sido más tortuoso, o quizás no. Y también pienso en aquellas que se habrán quedado a mitad de camino, que lo habrán dado todo por estar allí y que sin embargo, no aparecen en nuestras pantallas.

Pie de foto: La atleta Lornah Kiplagat en los FBK Games de Holanda en 2007. Imagen de Wikipedia.

Pie de foto: La atleta Lornah Kiplagat en los FBK Games de Holanda en 2007. Imagen de Wikipedia.

Hace unos meses, tras un viaje a Etiopía, Elena Rodríguez, responsable de eventos deportivos solidarios en Oxfam Intermón, contaba en este blog la historia de Banchiayhu, atleta etíope que se entrena duro para competir al más alto nivel y llegar algún día a alcanzar el sueño olímpico. De este país salen grandes atletas que compiten por los primeros puestos a nivel mundial, pero no todos tienen las mismas oportunidades. En Etiopía más de un tercio de la población sufre hambre y las mujeres están sometidas a restricciones tanto económicas como culturales, sobre todo en las comunidades rurales, donde las poblaciones están expuestas a una mayor vulnerabilidad. Precisamente en el campo se crío Banchiayhu, quien ahora se siente privilegiada por tener un trabajo y poder entrenar. El éxito cada vez mayor de las mujeres etíopes en el atletismo contribuye a mejorar su reconocimiento entre los hombres y cambiar el panorama social de Etiopía. Banchiayhu sabe que con su esfuerzo y dedicación no solo se superará a sí misma, sino que con su ejemplo puede mejorar la vida de sus compatriotas en su país.

En los países empobrecidos las mujeres se encuentran con muchas barreras que dificultan su participación en el deporte. Según el investigador Jon Mikel Zabala algunas de estas dificultades son ‘la persistencia de roles de género estrictamente forzados, las restricciones legales a la libre movilidad, la falta de apoyo familiar, una cultura tradicional, y la dificultad o imposibilidad de practicar deporte al aire libre por el riesgo que ello puede conllevar para su integridad física’. La atleta keniata Lornah Kiplagat sufrió algunas de estas dificultades cuando empezó a correr en su país. No estaba bien visto que las mujeres se dedicaran al atletismo, pero aún así Lornah ha conseguido cosechar medallas por todo el mundo. Consciente de la desigualdad de género que se vive en su país, Lornah utilizó el dinero conseguido tras ganar la maratón de Los Ángeles en 1997 para construir un centro de entrenamiento para las jóvenes deportistas de Kenya. Ahora, el centro de Lornah es el punto de encuentro de miles de deportistas de todo el mundo que acuden allí para entrenarse junto con la población keniata.

El otro día, una compañera me descubría el caso de Samia Yusuf Omar, atleta que en 2008, con 17 años, representó a Somalia en los 200 metros lisos de los Juegos Olímpicos de Pekín y quedó última. En Somalia, Samia había sufrido amenazas de muerte para que dejara el deporte. Al volver a su país no la dejaron entrenar más y cuatro años más tarde fallecía en una patera camino a Italia tratando de seguir su carrera deportiva y hallar un futuro mejor, lejos de un país marcado por una guerra y sumido en la pobreza.

Samia, Lornah y Banchiayhu son símbolos de superación. Corren en otra carrera paralela: la de la lucha por la igualdad de oportunidades, por cambiar las condiciones de vida de la población de su país. Y aunque en este caso no hay medallas, con su admirable esfuerzo contribuyen a construir una sociedad más justa. Desde aquí, aunque la impotencia a menudo se manifieste cuando oímos hablar de la realidad que se vive en los países en vías de desarrollo, muchas organizaciones también nos sumamos a esta carrera y trabajamos para que historias como las de estas tres mujeres crucen fronteras y contribuyan a generar cambios positivos en la sociedad.

Samia Yusuf, y por los valores de superación y lucha que representa, es quien inspira la participación de uno de los equipos inscritos en la 4ª edición del Oxfam Intermón Trailwalker que se celebra en Girona el próximo 26 y 27 de abril y que también contará con una edición en Madrid el 5 y 6 de julio. En esta marcha solidaria, 356 equipos recorrerán 100km para cambiar la vida de millones de personas que pasan hambre y no viven en condiciones dignas.  

El año pasado asistí a la salida del Oxfam Intermón Trailwalker y pude ver la emoción con la que cerca de 2.000 personas afrontaban el reto de caminar los 100 km. Una emoción que,  mediante los donativos que logran los participantes, se traduce en más recursos para que personas que viven en países empobrecidos puedan seguir adelante con sus vidas.

Esta es también nuestra carrera, la de todas y todos.

Yasmina Bona es periodista y trabaja en Oxfam Intermón.